FERNANDO MERLO:LA AGUJA Y EL DAÑO CAUSADO

FERNANDO MERLO:

LA AGUJA Y EL DAÑO CAUSADO

 

“He visto la aguja
y el daño causado
Una pequeña parte de ella en todo el mundo
Sin embargo, cada adicto
como una puesta de sol.”

Neil Young

“The Needle and the Damage Done”

 

“Leonard Cohen es la mejor forma de alargar un polvo.”

Fernando Merlo. Poeta

Fernando Merlo

(De Wikipedia, la enciclopedia libre.)

Poeta español nacido en Málaga en 1952 y fallecido en 1981.

De estética transgresora y políticamente incorrecta, sus poemas aparecen destacados en la obra Escatófago (1968-1972); libro éste reeditado en 1992, con la ilustración de portada de Miquel Barceló, y en 2004. Fue incluido en la antología Degeneración del 70. Poetas heterodoxos andaluces (1978). Poeta cercano a la revista de poesía cordobesa Antorcha de Paja. En sus poemas hay influencias de García Lorca, Blas de Otero o Miguel Hernández. En 1981 Merlo apareció muerto con una jeringuilla en el brazo tras la barra de su propio bar.

Así de escuetamente describe la Wikipedia al poeta Malagueño Fernando Merlo.

Ese año de 1981 fue un año de muertes indeseadas. Muere Bill Haley y muere Bob Marley. Casi perece nuestra democracia a golpe de golpe de estado. Y, fíjate tu que para rematar el nefasto año, aparece muerto a golpe de aguja, el poeta Fernando Merlo tras la barra de su Túnel. Se le desmayó la vida para siempre. Para siempre.

Al fin logró, tras haber realizado equilibrios por el lado salvaje de la vida, lugar privilegiado en el club de los poetas muertos.

1981

Estaba yo el fatídico día andurreando por la Plaza del Obispo. Iba para coger mi coche con la intención de pasarme por casa de mi querido Salvi y echar un rato buceando por los humos de la tarde.

Me encontré a mi amigo Mario que me comentó…

-Te has enterado?

-De que? Le pregunté…

-Han encontrado muerto en El Túnel a Fernando Merlo; detrás de la barra con un pico en el brazo.

Yo le dije que como iba a ser eso. Hacia poco que había estado pegándome unos tequilas en el susodicho. Pero así, desdichadamente, había ocurrido. Inesperadamente.

Aún afligido por la repentina noticia, me fui para casa de Salvi. Irreflexivamente -sin tan siquiera fijarme en los que estaban en el salón- comuniqué la noticia:

–         ¿Sabéis que han encontrado a Fernando Merlo muerto en El Túnel?

Me di cuenta de pronto que su mas querido amigo -escondido entre cojines y flacuras- saltó como un resorte: el Poeta Francisco Cumpián. Yo, me quedé traspuesto. Ignoraba el sobresalto que le iba a producir. La noticia y el daño causado.

Muchas veces le cuento a Paco la escena de ese día, más como disculpa que como motivo de conversación.

La poesía de Fernando Merlo es apesadumbrada y ,en cierto modo, recurrente con la muerte. Esa que no sé si buscaba afanosamente o le pilló sorpresivamente mientras estaba ocupado en sus menesteres. Tentándola de cerca. Jugando con la parca al “quien puede más” Y perdió. Como se preveía perdió, porque siempre, esa batalla está perdida de antemano.

Esta es una selección de sus poemas. Duros, implacables, muchas veces inclementes (con él mismo).

FERNANDO MERLO:

LA AGUJA Y EL DAÑO CAUSADO

#01

 

un cigarro de kifi se te fragua en el dedo
para después despertarse alegre

despertar para ver que la tristeza
poco ha cambiado por el sueño hondo
que disipa el alcohol porque en el fondo
del vaso de tu vaso el vino empieza
fermentando de nuevo    ah la cabeza
herida

despliega las alas convulsas
al ala fría enmudece

habla luego
ala franca para ese amor
ala bella tu cuello
venas procurando venas
avanzando radiante
óyelo

despertar para ver que la tristeza
poco ha cambiado por el sueño hondo
que disipa el alcohol porque en el fondo
del vaso de tu vaso el vino empieza
fermentando de nuevo    ah la cabeza
herida    ah la cabeza herida    ah la cabeza

#02

 

ayer precipitose la cornada
el fuego hacia la ingle atravesando
no sé qué carne mía o de ninguno
el coñac ensartado la vesícula

abierta ¿hay más muerte en una espalda?
mi barco hace agua y la destila
no es el llanto del ojo no es el ojo
el pelo no es el pelo no es el pelo

ni la raíz tampoco no es el pelo
ay el ojo ay el pelo desnúdense
señores ha llegado la hora séptima

desnúdense la piel vagina abajo
ganglio pulmón desnuden las arterias
desnúdense señoras ya hemos muerto

#03

cuda nadalisa
repi nita sava

le quandinaruba
le nuconte taca

adignón sutiva
inantine zala

ibontena oza
legamas legamas

sili sili sili
tama tama tama

#04

 

A mis venas

Estos cauces que ves amoratados

y de amarillo cieno revestidos,

eran la flor azul de los sentidos,

que hoy descubre sus pétalos ajados.

Besos verdes de aguja en todos lados

hieren la trabazón de los tejidos

y denuncian los brazos resentidos,

la enigmática piel de los drogados.

Las que llevaban vida y alimento

son tibias cobras de veneno breve,

blanco caballo con la sien de nieve.

Trotando corazón y sentimiento

que por las aguas de la sangre vierte

con rápido caudal la lenta muerte.

#05

 

Porque yo soy poeta

incluso cagando

quiero dar,

os doy,

una poca de mierda.

La demás para mí.

 #06

 

Párpados los hombros doblan la exquisita osamenta
con harapos celestes de prematuros partos…
en abril o en agosto pero siempre bajo angustia
para encontrarse y perderse por las mismas ciudades
por cadenas túneles cadenas oficinas
cadenas hombres de vientre eslabonado
al correr marchando con los pies muy juntos
con las arterias conexas en la sangre
dentro de un caos convertido en orden
con esperanza de féretro y cemento
los ombligos cuadrados de tanta hormigonera.

  #07

 

Las pupilas de Nafa

(hay en las sábanas

un sudor frío

no es hijo tuyo

es hijo mío)

Quién puede oírte con tanta pesadilla

Quién puede oírte con la muerte hasta los labios

cuajando telarañas en su nombre

Cómo poder acariciar un muslo

llegar lastimando los huesos

las rodillas y cada trozo vivo

con sangre

Solo

entre hombre y azucena lloras

lloras doliendo pensamientos estirando

las raíces duras

para ver tu médula incompleta

sobrevenir y amar sin palpitantes

senos, sin sexos palpitantes;

blancas, después, las pupilas del cansancio.

#08

 

Acostarse es muy fácil, facilísimo
arrojar la esperanza a la basura
cuando, al fin, ni se siente ni se suda
amor, y el hombre se congela vivo.

Pero yo, os lo juro, no estoy muerto;
y no le coloquéis a mis poemas:
(Aquí yace F. Merlo, fue poeta.)
(Poeta, sí, pero poeta con dos cuernos

enormes, como dos armas en vilo
dispuestas a morder, con agravantes
de chulo, de vulgar, y de asesino

de congéneres cursis, de elegantes
poetisos de salón. Ahí queda el tiro,
y a quien le haya jodido que se aguante.

* Dibujos de Fernando Vicente.

5 respuestas

  1. muy bueno Alvaro ,

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  2. Alvaro estoy encantada con este articulo.

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  3. Amigo, has traído a mi mente un personaje que de alguna manera influyó, sino en mi vida si en la forma de verla. Alumno en San Agustín, creo que llegó a odiarme por mi tozudez al exigirle unos comportamientos contrarios a su, digamos especial manera de ser. Cierto día, yo ya no era su profesor, entré en El Tunel a sabiendas de que estaba solo y charlamos. Descubrí quien era de verdad, y creo que él la mía, algo así cual confesión de dos. Días más tarde cumplió su anunciado destino.
    Su poema «A mis venas», se lo envié a Luis del Olmo, conocido de juventud, fue emitido por radio en la campaña antidroga.

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  4. […] Poesías en FatherGorgonzola. […]

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