LEONARD COHEN EN MADRID. LA CRÓNICA DEL CONCIERTO.

LEONARD COHEN

EN CONCIERTO

 

***

Si alguien me hiciese esa pregunta estúpida de…¿ Que disco te llevarías una isla desierta? Me pondría en un enorme y casi irresoluble conflicto conmigo mismo.

Que dirían mis adorados Paul Simon o el mismísimo Bob Dylan? Y los blueseros? De traidor, supongo, no me bajarían. Porque después de sopesarlo muy mucho, sin duda, me llevaría el Live in London de Leonard Cohen. Nada tiene que ver la historia esa de la mamada que le hizo Janis Joplin en el Hotel Chelsea de Nueva York:

“Te recuerdo claramente en el Chelsea Hotel,

hablabas tan segura y tan dulcemente,

mamándomela sobre una cama deshecha

mientras en la calle te esperaba la limusina”

(Chelsea Hotel)

 

No puedo decir  que fuera muy elegante contarlo -y cantarlo- por parte de Cohen, pero de lo que si estoy seguro es que a la Joplin, le importó bastante menos de tres cominos. Casi ninguno, diría yo.

Al margen de la anécdota estrafalaria, Leonard Cohen me ha perseguido, sin él saberlo, durante toda mi vida. Decía el fallecido poeta Fernando Merlo que “La mejor forma de alargar un polvo es Leonard Cohen” .

Tener toda su discografía es un lujo que me permito disfrutar cada vez que me da la gana. Y me da la gana, casi siempre, las tarde esas neblinosas, como es hoy – ahora estoy oyendo su último trabajo, Old Ideas, que es tan bueno como todos los anteriores- y disfruto del sosiego obligado que te proporcionan y obligan los excesos de los sábados de fiesta enorme y gratificante.

Siempre me arrepentiré de no haber ido al concierto que dio en Granada no hace mucho. En Atarfe concretamente. Pero los precios desorbitados de las entradas (más desplazamientos, más comidas, más alojamiento) me desanimaron desafortunadamente.

Cuando me entero de que hace un par de días actuaba en Madrid, y sabiendo que un muy querido amigo, iba a asistir a dicho concierto, le pedí -con ese deje de desinterés interesado que se aplica a los deseos – que me remitiese una crónica de dicho concierto.

Fernando Damas que así se llama mi, repito, muy querido amigo, con la caballerosidad que se le supone a un campeón internacional de esgrima, me ha complacido. Me ha complacido y me remite unas fotos imposibles (sólo aprovecho la primera que encabeza este texto de presentación) algunos videos y por supuesto la crónica de tan fantástico concierto.

No toco una coma; bueno, si que he puesto una en un sitio huérfano de ella, pero tal y como le dije, era por el morbo de corregir al corrector de mis Relatos de Humor, que tanto tiempo y entrega les dedicó.

Esta es la Crónica de Fernando Damas. Esta es.

Nota Bene: las fotos que inserto corresponden, como es natural, a dicho concierto, pero realizadas por fotógrafos con cámaras profesionales y no por usuarios de smartphones. A excepción de la primera. Me perdone la licencia el querido amigo.

Father Gorgonzola.

Disfrutadla!!!

LEONARD COHEN EN CONCIERTO

MADRID, OCTUBRE 2012

La Crónica

(Por Fernando Damas, 07.10.2012)

***

Asistí al concierto con la pequeña incertidumbre de qué me iba a encontrar, qué iba a dar de sí un artista de la talla de Leonard Cohen en una ciudad como Madrid y en un recinto como el Palacio de Deportes.

La entrada a las localidades se hacía tranquila y mansamente. Al estar todo el mundo sentado con su asiento numerado no daba lugar a colas ni empujones aunque parecía imposible que se fuese a llenar el recinto a pesar de estar vendido todo el aforo.

El escenario era amplio, frente a la Zona VIP y el Patio de Butacas repleto de unos asientos cómodos y espaciosos dispuestos para los múltiples eventos de este tipo que tienen lugar en este recinto perfectamente preparado y con un sonido y audición espectacular. A los laterales, las gradas propias del Palacio de Deportes abarrotadas de gente de todos los pelajes y edades.

Estaba programado a las nueve y a esa hora anunciaron que en 15 minutos comenzaría el concierto.

A las nueve y cuarto salían los músicos y el coro. Seis maestros, todos de cuerda a excepción de la percusión, que se multiplicaron toda la noche cambiando continuamente de instrumentos. Uno a la batería y percusión, otro al órgano y piano, un bajista con bajo electrónico y contrabajo, un violin, uno a la guitarra eléctrica en todas sus variedades y un último con las púas, bandurria, laud, mandolina y todo tipo de instrumento de doble cuerda.

El coro lo constituyen dos jóvenes blancas, las Web Sisters, guapas, rubias con cara angelical y unas voces con unos registros excepcionales y la ya conocida, por ser asidua acompañante del artista, la cantante negra de mediana edad Sharon Robinson con su voz fuerte de soul dirigiendo al trío.

Empezó con un pequeño saludo agradeciendo nuestra presencia y ofreciendo su entrega y esfuerzo comenzó sin más el espectáculo con la conocida “Dance me to the end of love”  y “The Future” para dedicarse despues a su último trabajo “Old Ideas” con alguna intrusión de alguna clásica. Así durante una hora y media consiguiendo ovaciones en medio y al final de cada canción y tras cada solo de sus excepcionales músicos.

Tras veinte minutos de descanso vuelta al escenario con todo su repertorio habitual comenzando con su “Tower of song”, y  repasando lo mejor de su repertorio, con unos solos y acompañamientos de violín, excelentes, o bandurria, laud, mandolina, guitarra y órgano que levantaban pasiones y aplausos.

En esta otra hora y media de deambular por melodías conocidas y realizadas magistralmente por todo el equipo, tuvo tiempo de que sus “chicas” nos regalasen un dúo de las hermanas Webb , una balada tipo celta, y una bella canción con Sharon Robinson, entre sus “Suzanne”, “The Partisan”, “I’m your man”, y una espectcular ¡¡Hallelujah!”” seguida de “Take this waltz” que fueron coreados por el público en los estribillos, etc., etc., presentando por segunda vez a todos sus colaboradores.

Se despidió y se fue dando saltitos y haciendo la ola como en la primera parte pero el público se mantuvo en pie aplaudiendo  diez o doce minutos hasta que apareció otra vez y arremetió con fuerza con “So long Marianne” y “First We take Manhattan” tras la que volvió a desaparecer con sus saltitos característicos y saludar de nuevo.

El público permaneció de pie impertérrito aplaudiendo y al cabo de los minutos volvieron a salir todos y nos dedicó otro par de mixes “Famous blue raincoat” y “Closing Time” y “I Tried to live You” y “Save the last dance for me” con los que nos recordó que era “Closing Time” y que debíamos irnos, que tuviésemos cuidado al conducir, con la bebida y los resfriados y que fuésemos felices con nuestra familia y amigos.

Se fue como vino diciendo que no sabía si nos volveríamos a ver, tiene 78 años, y que había tratado de darnos lo mejor y conseguir nuestra sonrisa.

Lo consiguió plenamente porque todo el mundo salió satisfecho y en mi caso me hizo sentir momentos de emoción recordando a mis amigos músicos y pensando como sentirían si estuviesen allí o rememorando pasajes de mi vida que sin duda han coincidido con alguna de sus canciones que me han acompañado desde que compré el long play de vinilo con pasta de color sepia en el que interpretaba “Suzanne” a principios de los 70.

Dibujo de mi amigo Ángel Idígoras

La pena, y lo que no podía suponer, es que se podía hacer fotos, grabar, etc., porque de haberlo sabido me habría llevado la cámara de video para grabarlo en su totalidad. Sólo llevé una cámara de fotos pequeñita con poco zoom y el teléfono que, al venir de viaje, estaba a media carga y terminó de descargarse en el concierto.

Un toque de personalidad, humanidad y humildad que me llegó hondo es el detalle de no abandonar nunca el escenario y permanecer de pie mientras cantaban sus coristas, con el sombrero en la mano y mirando a las cantantes o al músico que hacía un solo, terminando con una genuflexión al intérprete que ya quisieran para sí chinos o japoneses.

En definitiva, una jornada de 4 horas que se pasaron rápidas, con vivencias y emociones muy positivas y unas sensaciones extraordinarias transmitidas por este mito de 78 años que no debería cumplir más y permanecer siempre así como el pedazo artista y señor que es.

Pasada la una de la madrugada salíamos del Palacio de Deportes con un sensación de tranquilidad de espíritu y satisfacción aunque no pudiésemos ya tomarnos ni una mala cerveza y tener que dirigirnos directamente a casa.

Fernado Damas para http://fathergorgonzola.com

Nota Bene 2  Para los curiosos e incondicionales, aquí tenéis el repertorio de dicho concierto:

Primera parte

Dance Me to the End of Love
The Future
Bird on the Wire
Everybody Knows
Who by Fire
Darkness
Sisters of Mercy
Hey, That’s No Way to Say Goodbye
Amen
Come Healing
In My Secret Life
Going Home
Waiting for the Miracle
Anthem

Segunda parte

Tower of Song
Suzanne
Night Comes On
The Guests (Tour debut)
Heart with No Companion
The Gypsy’s Wife (performed by Sharon Robinson … more)
The Partisan
Democracy
Coming Back to You (performed by the Webb Sisters)
Alexandra Leaving (performed by Sharon Robinson)
I’m Your Man
Hallelujah
Take This Waltz

Bis 1

So Long, Marianne
First We Take Manhattan

Bis 2

Famous Blue Raincoat
Closing Time

Bis 3

I Tried to Leave You
Save the Last Dance for Me (The Drifters cover)

6 respuestas

  1. Muy bueno. Realmente fue un magnífico concierto con una entrega total de un artista y profesional de muy alto nivel.

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  2. Fantástica crónica, que me hace preguntarme de nuevo por qué narices no fui al concierto. Ví a Leonard Cohen en Madrid a finales de los 80 y guardo un gratísimo recuerdo de ese concierto. De éste me enteré tarde y mal. Lástima-

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  3. Me muero de envidia y de satisfacción. Nunca le oí en directo pero fue el fondo musical de mis años ibicencos. El era como el mar y yo una isla envuelta siempre en el eco profundo de su voz. A veces le tenía tan cerca que puede decirse que le conozco en persona…Besos y gracias por la crónica.

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  4. Nosotros también estuvimos ahí, en Madrid, en el concierto en directo en el palacio de deportes. Fue maravilloso. Una experiencia única, un recuerdo emotivo de esas noches cuando mi esposa y yo, en los años setenta, éramos más jóvenes y nos queríamos en un coche «2 caballos», al final del paseo marítimo o en la playa, en las noches de verano e invierno, cuando su voz lo inundaba todo, como la obscuridad, como el mar, como la tristeza, como la felicidad, como el amor.
    El concierto fue algo único, mágico y me alegro de haber estado ahí, y porque mis hijos también pudieron vivirlo y emocionarse a su manera. Y es que el arte conmueve, no tiene edad ni fronteras. Gracias y un saludo desde Menorca.

    Nilapins

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