RAFAEL GONZÁLEZ ALVARADO. TALLER DE LOS RETRATOS

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RAFAEL GONZÁLEZ ALVARADO

Taller de los Retratos

      Ese avión extraviado en la bruma azulada

                          “PAPELES PARA TODOS”

 “Me gusta este avión de cola hermosa, puesto ahí, donde no tiene que estar, en el asfalto ingenuo de la impertinencia. ¿Y qué otra cosa es esta aeronave sino una libélula desovando, tranquila, o envejeciendo en paz? ¿Y esa tenia humana buscando el vientre de la ballena? ¿Y esa hilera de sombras menesterosas que abandonaron, desesperadas, su casa circular?

 A nadie trae ni a nadie llevará este largo verano con cola de avión, este arcángel sentado, con alas de aluminio, esta iglesia de trigo derramado en la pista.

 Me gusta el templo de este avión extraviado en la bruma azulada. Puede que sea la buhardilla que sueña el pintor para sí, el túmulo amarillo contra el cielo romántico, su dolor despidiendo a las nubes viajeras.”

                                                                              Juan Miguel González del Pino

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 De manera muy obsequiosa, mis queridos amigos los ingeniosos y magistrales literatos Juan Miguel González del Pino y Paco Navidad, me refieren frecuentemente en nuestras reuniones en las nubes, a su amigo compartido el pintor Rafael González Alvarado. Y, a veces, gratamente, me proponen el realizar una visita al estudio de éste. Yo, que siempre declino la invitación, debo de considerar seriamente el aceptarla, para -haciendo caso omiso a la vergüenza que me ocupa, pues no conozco personalmente al pintor- realizar gira contemplativa y explicativa por el propio artista a dicho estudio.

 Dos son también los amigos artistas plásticos que poseen trabajos de Alvarado colgados en las paredes de su casa, y que siempre -cuando los visito- contemplo; por eso, siempre estuve tentado de invitarlo a merendar un día a la mesa de camilla de este blog, en el cuarto de estar de esta, que a partir de ahora es su casa; y eso hago.

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Ahora Rafael González Alvarado, expone en Málaga. A lo grande; en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga (Salas de La Coracha) hasta el 29 de Diciembre.

 Bien, empecemos por el principio. Escribí por este medio a Rafael -dándome someramente a conocer- comunicándole mi deseo de realizar entrada en éste con una selección de su trabajo. Me contestó afirmativamente y me permitió escarbar, solapada y sigilosamente, en su faltriquera para robarle las pinturas que ahora vais a contemplar.

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Pero había un enorme problema…

Uno -que es aprendiz de todo pero, Oh, desdicha! maestro de nada- contemplaba como insalvable la dificultad de escribir a modo de presentación -sensata y solventemente- (esto que estáis leyendo es solo un humilde y modesto prolegómeno) sobre el trabajo y sobre la persona de Rafael González Alvarado, pues ya he dicho, que no tengo el gusto de conocerlo personalmente.

 Aunque, para ser justos, éste que os escribe que es, repito, aprendiz de todo pero, Oh, desdicha! maestro de nada, sí tiene que reconocerse el mérito  y la desfachatez de ser un buen procurador de recursos. Uno, que es este que os escribe, ya sabéis, para que negarlo, si que tiene una cierta capacidad y habilidad para el subterfugio y la solución adecuada y pertinente. Y ahora, -como muchas y gloriosas veces- este recurso no es otro que mi querido amigo Juan Miguel González del Pino; el mayúsculo Poeta. Mi amigo Juanmi; que no sólo me aporta una preciosa entradilla para el principio de este escrito, sino que también- en el súmmum de la generosidad- me proporciona estas extraordinarias letras que ahora vienen y que sirven de introito a la presentación del Power Point que he realizado con los trabajos del Maestro Pintor.

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Disfrutadlo; excepto el mío, esta es una reunión cordial de talentos. De enormes talentos. Ambos dos González son; uno del Pino y el otro Alvarado.

LA CASA DEL ABUELO RAFAEL

TALLER DE LOS RETRATOS

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Subíamos, por la tarde, a ver a Rafael Alvarado, a su estudio,  en la segunda planta de aquel angosto y destartalado edificio de la judería de calle Granada, donde los sorprendidos viandantes se preguntarían, viendo los cristales  de su único ventanal pintado de palomas y ramas verdes, qué clase de aventado podía ser su morador.

 -¡Rafaeel!-, lo llamábamos, a voces, desde la acera.

 -¡Rafalitoo!-; y al momento se asomaba nuestro querido pintor al balconcillo a darnos la bienvenida, con el aire desconcertado de quien ha sido despertado bruscamente de su atareada ensoñación, todavía traspuesto del ensimismamiento creativo. Bajaba y nos abría el viejo portalón con gran contento infantil y el ánimo dispuesto para la plática interminable, y el abrazo indefenso, y la voz conmovida.

 Había barrido el taller ese día, apilado contra la pared decenas de telas recientes, ordenado montañas de carpetas y dibujos, y colocados aquí y allí y sobre la mesa de formica donde dibujaba, unos botes de cristal con margaritas y malvas florecidas, que infundían a aquel espacio un silencio ermitaño de profundo y sentido sincretismo.

Rafael, pintaba ligeras hornacinas en las paredes, con silvestres motivos evangélicos, y no se libraron las dos puertas de las alacenas de sus arrebatados amarillos y morados, en clara ofrenda al vagabundo holandés que se echó a dormir entre los maizales con el revólver de absenta disparado en el pecho.

 Pasada la medianoche, abrazábamos al abuelo en su pijama de franela ferroviaria, y salíamos del estudio de este hombre bueno como aquellos niños perdidos del poema de William Blake, hiriéndonos, ya en la calle, con la piedra de la madrugada, ardida toda de luceros violentos (*).

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 Rafael Alvarado es uno de los artistas más íntegros y honestos que me ha sido dado a conocer en el transcurso de mi ya larga vida, y aún siendo así lo sobrepasa su ejemplar humildad, su ternura viril, su desmesurada orfandad… Más de cuarenta años lleva este hombre entregado como pocos a su generosa vocación, y en todo este tiempo de indesmayable libertad y probidad creadoras, no ha logrado obtener el indispensable desahogo económico, con el que disfrutar de un estudio propio donde poder dedicarse por completo a su obra. ¿Por qué tan ruinmente se le niega a este pintor el reconocimiento y el apoyo que su poderosa y excelente obra merece?

 Todos estos retratos  están transidos de una dolorosa compasión, de una maestría escandalosamente sincera. De haberlo querido habría retratado al mismo Belcebú con sus togas y banderas ideológicas, pero no ha sido así, prefiriendo antes para esta galería, a las modestas personas que familiar y fraternalmente tanto quiso y quiere.

 Rafael Alvarado, tentado a veces por la idolatría de lo nuevo, no ignora, al igual que Leopardi, que la moda es la madre de la muerte. Desde su ilustre pobreza cervantina, felizmente, a sus 56 años de edad, ha alcanzado el estatus de artista independiente, desde el que puede repetir con George Steiner: ”El fracaso de nuestra cultura es el miedo al silencio”.

 Málaga, marzo 2013

Juan Miguel González

 (*) Juan Miguel González, Diario “El Mundo” Edición de Málaga” , 12 de abril de 2006.

 

Si queréis podéis descargaros o ver la presentación desde aquí:

RAFAEL GONZÁLEZ ALVARADO

Disfrutadla!

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Una respuesta

  1. Es una exposición impresionante. Cuando la ves ya no la puedes olvidar. Espero que Málaga se sienta orgullosa por tener un artista tan grande como Rafael Alvarado. Pero lo más hermoso que tiene su persona es ser tan humano y el alto concepto que tiene de la amistad y de la fidelidad… es una suerte conocerlo y disfrutar de su compañía.
    Besos, Álvaro. Y gracias por tus palabras de aliento en facebook. Es verdad que se queda una a gusto cuando se quita los «caillos»
    *Te pasaré alguna foto del viejo estudio de Rafalito, el de Calle Granada. Y del otro, el de la Plaza de San Francisco. Voy a buscarlas.

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