UNA HISTORIA MUSICAL MALAGUEÑA

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UNA HISTORIA MUSICAL

MALAGUEÑA.

Ese y no “Una Historia de Blues Malagueña” debiera de haber sido (a mi modo de ver y parecer) el titulo del concierto que dieron anoche en el Teatro Echegaray de esta capital (que es Málaga) Lito Pepillo y Perico. Y cito por riguroso orden alfabético. Lito Pepillo y Perico que son tanto como decir, el alma y la esencia; la misma sustancia, de la música de calidad de los últimos cuarenta años en esta ciudad.

 Los Hermanos Ramírez junto a Lito Fernández, realizaron anoche un precioso y entrañable paseo musical, no por Málaga cómo se mal indica en el título del concierto, sino por la memoria melódica de todos los asistentes. Y aunque Lito es el paradigma del Blues Malagueño, y los Tabletones se marcan algunos digno de admiración, lo de anoche no fue precisamente, un concierto de blues; sino todo lo contrario. No se si me explico.

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Ver encima de un escenario a estos tres mitos durante todo un concierto (hacen muchas colaboraciones, pero no conciertos enteros) es un lujo de ocasión que difícilmente podremos olvidar. Estuvieron magníficamente arropados, cómo siempre, por Jorge Blanco (bajo)  y Nico Huguenin (batería). También por Javito (cantante de la Free Soul Band) Félix Guerrero (un descubrimiento) y Lorena Molina, que se marcaron unas interpretaciones vocales impecables.

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Digo que fue un paseo musical por la memoria de todos los asistentes, porque a través de la narración de dos comentaristas y un clown (Funky Punkie Teatro), se fue desgranado cronológicamente,  el “curriculum  musicae” de estos amigos que contribuyeron a afianzar el recuerdo de los asistentes con unas magnificas versiones de Jethro Tull, (Locomotive Breath) Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Cindy Lauper (Time after Time), Rosendo (Maneras de Vivir), y para culminar la cima de las emociones pretéritas, un afectuoso e íntimo Hey Jude instrumental -a cargo de Perico y Pepillo -aderezado con una fantástica presentación con fotos de Rockberto al que estaba dedicado el tema. Un compuesto -fotos y música- que a todos nos puso el corazón en un puño.

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No todo fueron versiones. No todo. Pedregalejo de Lito, nos volvió a recordar de que este guitarrista malagueño, no anda lejos del mítico Carlos Santana; sino que camina a su lado. Tal y como te lo digo. Los Ramírez –Alma Mater de Tabletom- acompañados de un fenomenal y orondo Félix Guerrero (la panza más ágil que se pueda ver encima de un escenario) dieron el final feliz; el colofón con “Me estoy Quitando! El  himno “Málaga” y para rizar el rizo de lo más rizable, mi favorito entre los favoritos: un talkingheadniano “No tengo ná” que puso a todo el mundo en pie de guerra.

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Quiero hacer una observación: Me toca muchísimo los cojones ese malditismo comercial que -a modo de simbiosis indeseada- acompaña desde siempre a estos músicos. Porque teniendo la excelencia interpretativa y compositora que muestran en cada trabajo discográfico, en cada concierto, tienen el éxito del gran  público cuasi negado. No hablo del público de  Málaga en donde se les adora y se les considera como los mitos vivos que son; pero me pregunto si para que tengan el reconocimiento justo y merecido, no tendrán que cortarse un huevo a la Van Gogh manera (una oreja, tratándose de un músico, sería imperdonable) para que sus trabajos, no ya que se vendan, (hoy no se vende nada) sino para que sean requeridos como se merecen para conciertos multitudinarios y que los quiten (no se si les gustaría, qué creo que no) de impartir clases en los distintos conservatorios donde trabajan, para dedicarse en cuerpo y alma a esto de la música en directo y a la composición.

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En fin, y en resumidas cuentas, que fue una noche de esas para alojar en el recuerdo; una noche llena de encuentros entrañables. De forma casual e inesperada, con mi querido Poeta Juan Miguel Gonzáles y con mi queridísima Lú Guille que ahora es del Baeza. Con Manolo Suárez y Rocío (administradores de la Web de Tabletom). Con Julio “Aguililla” Cortés o con la crema de los Sólo un Momento; con mi querido amigo-hermano el actor Luis Centeno. Con el Fénix de los Ingenios que representa el pérfido Lasa Lasaeta; y con alguna que otra Anaconda que no nombro porque después se me emparanoian y me dispensan el abrazo mortal.  Y por fin  -se me perdone si olvido a alguien,- con mis amados Santa y Cigalowsky, que es tan fervoroso fan del trío cómo lo es su padre que es el que escribe esto.

Al final, y como no podía ser de otra manera, las púas que los dos guitarras usaron en este concierto, ya forman parte de mi colección. Como no podía ser de otra manera, niño, cómo no podia ser de otra manera. Ya te digo!!

ECHEGARAY

2 respuestas

  1. Magnífico artículo amigacho… sólo una puntualización me parece correcto el título del espectáculo ya que yo lo entiendo como Una Historia triste de Málaga. Blues es un juego de palabras que lo traduciría como Tristeza.
    Nos vemos en otra aventura!

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