HULA HULA. EL INESPERADO ENCANTO DE LA SENCILLEZ

HULA-HULA

 El  INESPERADO ENCANTO

DE LA SENCILLEZ.

Confiesa Father Gorgonzola en esta atalaya, que entre sus muchos defectos detenta uno del cual se arrepiente muchísimo; que no es otro que un cierto cainismo y aversión hacia los artistas de su misma nacionalidad. Ítem más: de su misma ciudad.

Y eso le pasa una factura porque está perdiéndose artistas de una enorme valía.

Me pasa, y sigo confesando, que conozco -pongo como ejemplos- el Rijksmuseum de Ámsterdam y no conozco el Picasso de Málaga. Conozco la Biblioteca Pública de Nueva York y no he pisado el Archivo Municipal de mi ciudad. He asistido a eventos en el Madison Square Garden de la misma ciudad y no he asistido a ninguno en nuestro Auditorio Municipal.

Pues bien, ese alejamiento, esa frialdad y esa indiferencia, me está pasando unos enormes réditos indeseados a los que  -desde ya hace algún tiempo- estoy tratando de ponerle remedio. Compensándolo a través de este blog.

La pasada noche del Domingo, tuve el inmenso placer de asistir a una demostración artística que entre otras sensaciones me produjo la del asombro y la sorpresa ante tanta calidad y frescura musical. Desconcierto en el concierto.

Hula Hula se llama este trío de artistas que son subsede del magnifico Dry Martina.

Laura Insausti, su hermano Rafa y el contrabajo de Gerard Mases, me propiciaron una fantástica velada junto al mar ( como no podía ser de otra manera) con sus ritmos a base de Calypso, Música de los Fifties, Hawaii en vena y sonidos del Pacífico a la orilla del Mediterráneo. No había tiburones, claro; se los habían comido las medusas.

Harry Belafonte, The Everly Brothers, Johnny Cash… todos versionados e interpretados de una manera turbadoramente fresca; absolutamente sorpresiva al ritmo de una guitarra (y una voz) magistralmente interpretada por Rafa, un contrabajo (precioso) formidablemente interpretado por Gerard y, como no, la soberbia y versátil voz de Laura, que se acompañaba de un apropiado y preciso toque se ukelele.

No tuve más remedio que rendirme ante ellos: por el fantástico e inesperado encanto de la sencillez que desplegaron, y con el que me sorprendieron, en la corta noche fenicia.

Desde ahora -ya me lo advirtió el erudito Carlos L.Linares- estoy atrapado en las redes de este grupo: Hula Hula para los veranitos caribeños de Málaga. Dry Martina para todo el resto del año. Desde ahora, insisto, me declaro entusiasta y fanático admirador y seguidor de esta gente. Un lujo para esta ciudad a la que tan maltratada tengo. A la que, ahora, estoy poniendo remedio.

Este post debiera de ir insertado en el apartado de “La Buena Música de Father Gorgonzola” pero considero que deben de tener lugar propio y reservado en el ágora del “Ateneo’s Alas  con Secuencias” porque yo, así lo quiero.

Aquí tenéis una serie de vídeos de Dry Martina para podáis comprobar lo que he dicho anteriormente.

Disfrutadlos. Son buenísimos.

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2 respuestas

  1. COMPARTO TU OPINION Y TU BUEN GUSTO, SOBRE ESTOS PEDAZOS DE ARTISTAS Y ME ALEGRO QUE TE LO PASARAS EN GRANDE EN TU CORTA NOCHE FENICIA … Bar Bar

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  2. qué bueno..

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