SOSOS HASTA LO INSUSTANCIAL

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SOSOS HASTA LO INSUSTANCIAL

«Leche, cacao ,avellanas y azúcar: Nocilla!
Estos son los hombres fuertes de Nocilla,
fuertes alegres y deportistas…»

A ver, no se me vayan a creer Uds. que soy un viejo chocho, senil y anticuado que echa de menos todo lo que ya vivió y que su doctrina trascendental se basa en la aseveración esa que dice que «Cualquier tiempo pasado fue mejor» No. No es eso. Aunque en casos como el que ahora viene, no sólo llevo razón sino que reto en duelo a primera sangre –a la amanecida del día, y en la arena de la Playa del Lavachochos– a quien me discuta o rebata este argumento que ahora expongo:

Nos acontecen tiempos de sin-sabores. Sosos hasta lo insustancial; así he titulado el escrito que ahora estáis leyendo. ¿Y porqué, se preguntaran Uds.? Pues porque ya nada, declaro, manifiesto y confirmo, nada digo, sabe (en cuanto a los sabores de los alimentos) igual que antes. Ni someramente parecido a los que ingeríamos en nuestros mejores años que fueron los mozos.

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Venga; voy a dar argumentos no sea que se me acuse de mustio y melancólico.

Ejemplo primero: La Mantequilla Lorenzana.

La Mantequilla Lorenzana actual (que no Lorenzale que si no se me enfada el ínclito Piyayero) ya no sabe igual. La Mantequilla Lorenzana actual, ¡¡Ya no suda!! Ya no corona su superficie con ese un manto de gotitas de agua opacas y blanquecinas. La Mantequilla Lorenzana actual, ¡¡ No está salada!! Por el contrario, resulta insípida, insulsa y «saboría». No nos vaya a subir la tensión arterial con su otrora pizca generosa de sal. La Mantequilla Lorenzana actual, ¡¡No tiene color!! El amarillo fuerte de antaño ahora es de un triste color peomona que tira a un pálido indefinido que deambula desorientado por la gama de los gualdas, los ambarinos y los dorados.

La Margarina Tulipán, con otras peculiaridades inherentes, más de lo mismo. De la Zas, ni hablamos. La Breda, igual; la Arias, ídem de ídem. Un mundo este –el de las nuevas mantequillas– sosaina, apagado y plano.

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Ejemplo segundo: El Cola Cao.

A ver; que esto tiene delito: Cuando yo era niño (y ñoño) un par de cucharaditas de Cola Cao transformaban un vaso de leche en un delicioso y oscuro batido de chocolate. Hoy, en las cafeterías y bares de desayunos, te ponen unos sobres monodosis que, a pesar de la enorme cantidad de polvo anodino que contienen, no logran llevarte al paraíso del grumo y el churrete. Al clímax del lametón último del labio superior. Se me perdone cualquier otro sentido.

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Tercer ejemplo: La Leche.

Ya que estamos. En mis tiempos, cuando se hervía un litro de leche, en cacerola de aluminio y asa de baquelita, había que estar ojo avizor porque si nos pasábamos de tiempo al fuego, la leche «se iba» y rebosaban dos o tres dedos esenciales de nata que dejaban las hornillas de Butano «empercodías» y requemadas.
Hoy en día, a la leche le quitan a nata, la grasa, y el sabor; y además, la venden más cara que la «entera». Porque es más sana. Que tiene cohoness eso de «entera».

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Hay muchos más ejemplos que no cito para, ni cansar, ni descorazonar, pero me pregunto desanimado… ¿Qué va a ser de nuestros paladares y de nuestra memoria gustativa cuando se vaya La Cafetería Samoa? ¿Quien hará esa salsa de tomate tan espesa cómo intensa que, en forma de botones, daba el acabado perfecto a una ensaladilla rusa única e insuperable? Do irán los Andresitos, los cubanitos y las barquitas de atún? La maestría de la sencillez encarnada por los sandwiches de lechuga?

Y otra cosa aún peor: ¿Qué dirá Zoilo de Calle Granada, respecto al fuagrás Bolado, si le han cerrado la fábrica de dicho paté? ¿Donde podríamos conseguir de nuevo la extraordinaria Mortadela Casani desaparecida y derrotada en combate por los abyectos «Chopped Porks» y otros viles sucedáneos de mil hierbas y colores que sólo saben a vinagreta y a cadáver de volátil?

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¿Y aquel chorizo de Pamplona que te dejaba el cielo de la boca áspero tal si fuese el hermano pequeño de la sobrasada recién llegada –como si fuera Pérez– porque estuvo en Mallorca? ¿Y el bacalao de Juan de Dios Barba o de La Mallorquina, que había que cambiarle el agua tres veces por la noche para desalarlo? Eso lo haces ahora, con el mismo producto, y se transforma al primer enjuague en un apagado y malasombra filete de Panga y vámonos… Y suma… y sigue.

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Os acordáis de la cantinela del anuncio de Nocilla? Aquella que cantaban cuatro niños repelentes y zangolotinos citando rítmicamente los ingredientes que contenía aquella pasta pringosísima y dulcérrima que nos proporcionó no pocas merendillas?

Tratad de cantarla ahora, con todo lo que lleva, a ver si sois capaces.

Venga, entonad!

«Leche desnatada, aceite vegetal, Cacao desgrasado, sólidos lácteos, Avellanas, lecitina de soja, aroma E 127 y Azúúúúcar… Nociiiillaaaaaa…. !

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Y es que si, y termino, el vídeo mató a la estrella de la radio, el buen rollismo en la alimentación sana –cuyas teorías cambian de blanco al negro ( y viceversa) constantemente– junto a la transformación de productos en pos de viabilidades económicas y normativas impuestas, han matado a la mayoría de los inolvidables sabores que nos ayudaron a crecer.

Y eso duele.

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EL CLUB DE LOS PURETAS TUERTOS

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EL CLUB DE LOS PROVECTOS TUERTOS

Vengo observando, desde hace ya algún tiempo, que una de las últimas fases por las que pasa el ser humano en eso que es la vida, es el despertar de las glándulas productoras de las hormonas del descaro, de la desfachatez y de la insolencia. Parece ser que el cuerpo, –rememorando las épocas primeras– saca a pasear por última vez la nula reflexión y la impertinencia. La descortesía, la osadía y la desvergüenza. Sin acritud, entiéndaseme. A ver. No se crean que exagero; me explico: Quien no ha sufrido en una cola del Carrefour una rapidísima pasada tipo Márquez-Lorenzo de una vieja que, amparada por la ley de la senectud, te pega codazo, refunfuña, te mira con desprecio, te regala una vaharada de olor inclasificable, y se te pone delante porque ella lo vale? 1202857212_850215_0000000000_sumario_normal Quien no ha sido interrogado hasta el tercer grado por la anciana de turno –mientras esperas en el ambulatorio médico– acerca de tus padecimientos y el consiguiente y eficaz remedio que tan bien le fue a su difunto marido fallecido recientemente por la misma dolencia? Quien no ha sufrido la indiscreción y la desconsideración del comentario grosero e inoportuno de la abuela del amigo que –nada más verte– te espeta lo gordo que estás, o lo calvo que te estás quedando? ¡¡Ay que ver, Manolito, con la mata de pelo que tenías; Ay, qué pena, Manolito; que gordo tás puesto!! y Don Manuel, director de entidad bancaria, se queda disimulando atribulado, contrito y cagándose en todas las muelas de la reputa vieja que Satanás queme en los infiernos por los siglos de los siglos. Amén! images_2042 Pues bien, lo que ahora viene, es real. Me pasó ayer en el Hospital Civil de Málaga; Sección Oftalmología; Primera planta ascensor. Resulta que Santa debía de operarse de cataratas en el ojo derecho, así que llegamos al centro hospitalario el día de la intervención. La presencia de mujeres provectas es alarmantemente profusa. El Father se va oliendo lo que, irremediablemente, tiene que llegar. Cuatro compungidos varones; dos jóvenes y otros dos de la misma quinta que las cotillas conforman el cegato grupo. Y Santa. Mi amada y paciente Santa. Y yo, que soy el narrador y que, nada más llegar, ya estoy deseando largarme de allí. hospital_civil_-_mlaga-640x640x80 El interrogatorio hacia mi mujer y hacia mí mismo es continuado y agotador por parte de dos señoras que, enfundadas –como todos– en camisones y pijamas anti libido, nos hacen un exhaustivo censo de enfermedades y padecimientos digno de la Agencia de Inteligencia Americana. CIA para los amigos. Yo las miro con cara de circunstancia y horror;  y con el innecesario argumento de que soy acompañante, que no paciente, y que por tanto estoy eximido de someterme al Poli Deluxe, trato de escabullirme y escurrir (infructuosamente) el bulto. Llaman a Santa la primera y yo aprovecho para ir a desayunar a la cafetería exterior que está pared con pared con el mortuorio. Una asquerosidad innecesaria a mi escrupulosa manera de ver. Entran los pacientes (los impacientes tambien) en el quirófano en ordenado desfile; y tal cómo entran, van saliendo. Mismo orden de entrada, mismo orden de salida a una sala de descanso (por los cohoness) donde habrán de reposar los pacientes intervenidos (los impacientes tambien) y con un sólo (por los cohoness) acompañante por paciente intervenido. cirugia-corbis456 Los ayes, las quejas y las solicitudes de un auxilio innecesario son continuos y constantes por parte de las viejas. Hablan a gritos a los maridos. Contestan llamadas de móviles de politonos que no les pegan nada. Las llamadas solicitando silencio de las estoicas y resignadas enfermeras igualmente continuas y constantes. Los familiares (de tres en tres) de las dos carcamales dando un porculo, más que notable, sobresaliente cum laude. No sé si gracias al destino o la inconmensurable generosidad y comprensión del equipo médico, somos los primeros en salir del hospital no sin antes haber sido citados para el día siguiente –a las nueve en punto de la mañana– en el servicio de Urgencias del citado centro para la primera revisión tras la intervención. cuidaint2 A la mañana siguiente, Father y Santa, a las nueve menos cuarto, entran en una atestada sala de espera donde se encuentran toooodas las viejas acompañadas por su vociferante y numeroso séquito familiar. Habrán acampado fuera toda la noche? se preguntan los Gorgonzola. El calor exasperante. 1154860 Los comentarios, cómo es habitual, insoportables. Salen los abanicos a relucir. Un sindiós. En esto que entra la enfermera y dice: – A ver! los que estén operados del ojo pueden pasar a la sala del pasillo de enfrente que ahora está vacía y más cerca de la consulta de oftalmología! Piensen en la Banda Sonora Original de Carros de Fuego. Imagínense la escena (para observarla en toda su magnitud, dimensión y trascendencia) a cámara muy lenta y prepárense para lo peor. La horda viejuna, cual si fuera impulsada por un invisible resorte, sacando fuerzas de flaquezas (se trata de una cola) salta de sus asientos, y cómo si les fuese la vida en ello, salen en tropel con los andadores pegándose achuchones y codazos (les suena?) para coger sitio en la sala nueva. Jaleada, cómo es natural, por la caterva familiar de cada uno. P4 Quedan los Gorgonzola absolutamente solos y abandonados en la sala primera. Al momento entra una pareja de ancianos con cara de derrotados en Waterloo al no haber sido capaces de tomar plaza; y al segundo momento una enfermera que pregunta a la casi vacía sala (no sé si gracias al destino o la inconmensurable generosidad y comprensión del equipo médico otra vez): ¿Santa de Gorgonzola? Y allá que vamos atravesando el pasillo –altivos, arrogantes y altaneros– camino de la consulta. Cuando pasamos por la atiborrada sala de espera, un silencio sepulcral se impone; y tal si fuesen, que lo son, El Club de los Puretas Tuertos, nos miran con el ojo sano, con una mezcla de desprecio, envidia y estupor. Mientras nosotros, miramos hacia adelante, orgullosos de nuestra suerte, mandándolas a todas «in mente» a tomar por el mismísimo culo. 10330470263_b8cdceee96_b*** elemento-decorativo-floral_23-2147486718

SÓLO UN MOMENTO. ON STAGE

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SÓLO UN MOMENTO. ON STAGE

Se suelen prodigar poco. Por eso, cuando deciden dar un concierto, este es recibido con albricias, regocijo y satisfacción por parte de sus seguidores que no somos pocos. Cada uno de los diez componentes del grupo «Sólo un Momento», cada uno digo, son artistas multidisciplinares y, además, con profesión propia; de modo y manera que no necesitan sus habilidades estéticas, teatrales y musicales para su «modus comendi». De ahí sus contadas apariciones encima de los escenarios y por ende el interés y la expectación que levantan entre el público aficionado a la música, al teatro, a la danza y a las letras (especialmente escogidas de entre los mejores poeta malagueños de hoy y de siempre) cuando, por fin, se deciden a regalarnos su show en directo.

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El sábado 20 de Junio a las 22:00 en la Sala La Cochera Cabaret -y organizado por la Sociedad del Blues de Málaga- tendremos una oportunidad especial y singular de poder disfrutar de un espectáculo único y diferente de lo que estamos acostumbrados a ver encima de un escenario. On Stage.
El excelso Poeta Juan Miguel González del Pino, escribió en su día, una semblanza del grupo después de su memorable actuación en el Teatro Echegaray de la ciudad de Málaga que ahora podéis leer a continuación. Para poneros en antecedentes de lo que se avecina el próximo sábado.
Totalmente recomendable.

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LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO

El hombre al que quebranta una tos muy antigua, lamenta no haber podido asistir al concierto de “SÓLO UN MOMENTO”, en el Teatro Echegaray. Aunque quién sabe si envió su ectoplasma dado la inusitada ocasión de semejante privilegio estético. Este hombre fue informado al día siguiente de la actuación de dicho grupo, por un sensible y culto espectador, José Antonio Quesada que, con ánimo sereno y penetrante, no escatimó, sorprendido, sinceros elogios a la excelente actuación y puesta en escena de tan singular y ecléctica banda.
Ya era hora de que alguien se levantara contra la larga tiranía de la mediocridad que tanto padecemos. ¡Enhorabuena y ánimo!. Frente a la cochambre hegemónica de coleguillas subvencionados, ¡la insurrección de la delicadeza¡; contra la plaga de advenedizos trileros, ¡la noble apuesta por la belleza!; frente a tanta voraz ramplonería monotemática, ¡la rebelión del buen gusto!

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Hace casi media eternidad que conozco a Auxi Toro y a Ami Cumpián. Ambas damas postulan no la utópica y sangrienta revolución permanente trotskista, si no la creación amorosa y diaria que aconsejaba Juan Ramón Jiménez. Auxi viene de los goliardos, de Jorge Manrique, de Quevedo, de Goya, de todos los romanticismos, de Valle-Inclán, de Artaud, del surrealismo, de Ionesco, de Gutiérrez Solana, de la copla española, de Gómez de la Serna, del fado lisboeta y de Emilio el moro. Posee un corazón tierno y vehemente, atemperado por esa dulce melancolía tan propia de los espíritus íntegros y delicados que nunca olvidan que “el niño es el padre del hombre”.

Ami, a quien conozco menos, es más evanescente, con ese laconismo un poco inglés del Grupo Bloomsbury. Esbelta y sensitiva, distante y serena, siempre me ha parecido un trasunto de los artistas prerrafaelistas, con algo de la exquisitez decadente de los hermanos Rossetti, Dante Gabriel y Cristina. Para esta distinguida dama, la filosofía del arte por el arte sigue siendo tan necesaria y cotidiana como el canto del petirrojo.

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Del resto de los componentes del grupo ya iré avanzando mis daguerrotipos líricos conforme vaya adquiriendo mejor conocimiento de ellos.

El hombre al que la lluvia lo devuelve a la infancia, da gracias a la caudalosa amistad de Álvaro Souvirón, que una vez más ha hecho acopio y labor de la mejor escuela de cronistas. Espléndido su blog; contagiosas sus palabras entusiastas; evocadoras las bellas imágenes de tan inolvidable efemérides.

Gracias a todos por creer en la libertad, la justicia y la belleza, ideal impulsor de toda verdadera aventura del espíritu. Gracias por haber entreabierto la puerta para poder vislumbrar al unicornio, aunque haya sido SÓLO UN MOMENTO.

Juan Miguel González del Pino

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