Me había quedado sin deseos a realizar en los finales de cada año. Me propuse estudiar inglés y así lo hice. Seis años nada menos hasta conseguir el título. Me propuse aprender algo de informática y este blog es la prueba de que lo hice.
Me quité de fumar y de vicios innecesarios; y entonces hubo una época plana -imagino que mas que plana, plena- que no necesitaba pedir nada al año venidero, porque -razonablemente- todo lo tenía.
Sin embargo, el color rosa de los últimos años- por circunstancias adversas e indeseadas- se ha ido empañando; tornando hacia tonalidades grises. Cada vez más grises. Y todo por eventualidades que me han venido gratuitamente. Por la cara.
Así que este año, me he propuesto un reto para el que viene. Ya sé que no es demasiado original. No inglés…No Informática…No dejar vicios…
Este año me he propuesto ser, otra vez, razonablemente feliz. Porque no debe de ser demasiado difícil si tienes a tu familia cerca de ti. Contigo. Esa familia que forma el núcleo central de tu existencia. No la otra.
Y me he propuesto ser razonablemente feliz, porque tengo un numeroso grupo de amigos, que sé, que me doy cuenta, que cuando llego a ellos, se alegran verdaderamente de tenerme cerca. Y eso es mucho. Sin esperar otra recompensa que la verdadera amistad. Y eso es mucho, no me cansaré de repetirlo. Mucho muchísimo.
También pasa, para ser razonablemente feliz, por dejar atrás cizaña –por cierto cortada- que solo ha emponzoñado mi vida última y que estoy decidido firmemente a olvidar. Enterrada para siempre.
Pero para llegar a buen termino, no solo necesito buenos deseos. También necesito del propósito de enmienda; es decir: el firme propósito de no caer en las mismas trampas de antaño. De hacer lo que decía el poeta: Que cada perro se lama su cipote.
No queda fino, pero si meridianamente claro. Concreto, específico, definido.
Así que voy a robarle a una gran amiga una cosa. Ella me lo perdonará estoy seguro. Porque los amigos son generosos y ella además sabe, como nadie, leer entre líneas.
Porque ella está, siempre, tomando café con la vida.
Y voy a robarle un magnifico consejo, que desde ahora mismo pienso seguir:
“No importa como te haya ido durante el día…
Vuelve siempre a casa con la cabeza bien erguida”
Desplumado, aporreado, maltratado,…pero derechito! !!! Esa es la Actitud !!!
El mejor consejo que me han dado en mucho tiempo. Gracias May.
Últimamente, las circunstancias como que me pueden. Y me estoy, quizás, volviendo más nostálgico de lo que ya era. Que era mucho.
Será por que la familia está disgregada como nunca. Será eso.
Así que como consecuencia de la búsqueda y compra de dos tinteros de loza que he adquirido por Internet y he colocado en mi escritorio en el cual escribo estas crónicas – tinteros que por supuesto tienen su plumín y plumilla correspondientes como debe de ser y que son regalos de mis primos Alfonso y Silvia- me encontré con una página -que grande es la Red- donde había insertada en imágenes unas fantástica colección de papeles secantes de los que, antiguamente, se usaban para secar los documentos escritos con pluma estilográfica. O Plumilla.
Y ahí viene lo de mi cariz nostálgico que antes refería. Recuerdo -muy vagamente, eso si, que no soy tan viejo- unas hojas de secantes editados por la casa Pelikán que además de servir para lo que estaban destinadas, tenían unas preciosas ilustraciones. Con una especial profusión de paisajes de cuentos y de enanitos del bosque. Como los de antes.
Y así nos encontramos en este trabajo, escenas del Gato con botas, de Blancanieves, de Caperucita y la Princesa y el guisante; Hansel y Gretel o Pulgarcito. El Flautista de Hamelin. Eso en la primera parte.
Y en la segunda parte, una impagable colección de, repito, escenas de enanitos en el bosque; siempre con la perenne compañía de los productos Pelikán. Tinta estilográfica..Goma arábiga….gomas de borrar…
A mi, me han encantado. Será porque lo de la familia, inaceptablemente, separada -y me temo que ya para siempre- me retrotrae a una época en que estábamos todos y juntos.
No sería justo si no hiciese referencia a la página desde donde me he bajado estos trozos de recuerdos. En ella podéis observar todos, esta colección mucho más ampliada no solo de Pelikán, sino de otros fabricantes distintos:
Tener a Roy Batty como informador directo en la isla de Manhattan es una circunstancia impagable. Un lujo. Un privilegio.
Este trabajo está elaborado con fotos efectuadas por el amigo durante la gran nevada que ha colapsado Nueva York este Diciembre de 2010.
Tiene dos partes bien diferenciadas: La primera son instantáneas tomadas desde la ventana de su domicilio en la City. Podemos observar que cada vez que se asome a ella, verá el Empire State frente a el y a su derecha el Edificio Chrysler. Contó un día que prefirieron, el y su chica…y su perra -que también tiene opinión- contó, digo, que prefirieron pagar mas de alquiler por el privilegio- repito palabra- de vivir y respirar Manhattan. A pulmón libre.
Sigo con las fotos.
La primera parte son desde su casa y se puede observar el ciclo de la nieve. De menos a más. Y la segunda parte, se echa a la calle, a pesar del frío, y sigue disparando hasta llegar a Central Park y conseguir unas maravillosas imágenes del parque.
Unos De los sitios que vas a visitar indudablemente en tu viaje a Nueva York, sin duda alguna es:
BATTERY PARK
Acudirás sin falta a esta zona; ya sea para coger el Ferry a Staten Island, como para visitar- por barco- la Estatua de la Libertad y Ellis Island.
Hay además en esta zona haya sitios que son inevitables…Castle Clinton…The Sphere…el American Merchant Mariner’s Memorial….el War World Memorial…y muchos mas lugares que sería una ardua tarea el mencionar.
Pero hay un punto que, cuando menos, es peculiar: Un pequeña casita y una iglesia rodeadas de rascacielos de cristal que la hacen diminuta. La casa y la iglesia se llaman
JAMES WATSON HOUSE & ST. ELISABETH SETON SHRINE
Y Luis, un amigo de Zaragoza, nickeado como Maño, ha colgado esta información estupenda que ahora, con su beneplácito- como es norma- pongo a vuestra disposición.
Esta es:
JAMES WATSON HOUSE
Situada en la zona Sur de Manhattan, al borde de Battery Park y en el 7 de State Street se encuentra la antigua casa del Senador por el Estado de Nueva York y comerciante James B. Watson. Es la única casa que sobrevive de las elegantes casas Federales situadas en primera línea del muelle. Como otros comerciantes del siglo XVIII y principios del XIX en la ciudad de Nueva York, Watson prefirió vivir cerca del río de forma que no tuviera ninguna obstrucción visual sobre los muelles del puerto de cara a sus intereses mercantes.
La parte oriental (1793) de la casa y en línea recta a la calle fue construida por un arquitecto desconocido, mientras que la parte occidental en forma de curva (1806) se ha atribuido a John McComb Jr.el primer arquitecto nacido americano que también participo en la construcción de Castle Clinton, y construyó el que es hoy en día el Ayuntamiento de la ciudad de NY (City Hall).
Shrine of St. Elizabeth Ann Seton
Tras la guerra civil americana la casa sirvió de hotel hasta 1786. Posteriormente fue comprada por la inmigrante irlandesa Charlotte Grace O´Brian,para servir como refugio a las mujeres inmigrantes irlandesas sin casa ni hogar. Recibió el nombre de Misión de Nuestra Señora del Rosario.
En esta casa vivió de 1801 a 1803 Elizabeth Ann Seton ((1774-1821) nacida en State Island. La madre Seton fundó las Hermanas Americanas de la Caridad, la primera orden de monjas en EE.UU. En 1975 se convirtió en la primera americana de nacimiento en ser canonizados por la iglesia católica por el Papa Pablo VI.
La Iglesia se construyó junto a la casa en el año 1883 como si fuera una dependencia mas añadida a esta. En 1964 según los planes del Shanley & Sturges se construye el sepulcro donde se conservan los restos de la santa
En 1965 se hicieron reformas y se quitaron las buhardillas colocando una baranda de piedra en el tejado. Durante el 2010 ha sufrido una importante restauración.
Sanseacabó. Ahora si. Ya de verdad. Y como dije en la penúltima, esta -ahora si- última entrega, voy a dedicarla a los agradecimientos. A los que queriendo -o sin querer hacerlo- me han ayudado a elaborar este registro íntimo y subjetivo tanto de la obra de Jose María Alonso como de su universo personal.
Universo personal narrado en base a las anécdotas que el que suscribe tuvo el honor, el privilegio, de vivir junto al músico. Junto al poeta. Junto al amigo.
Tenía pensado establecer dos listas diferenciadas: una, donde figuraran los nombres de los que se han implicado en esta empresa y la otra con los nombres de los que -desde el recuerdo- me han ayudado a revivir experiencias en mi cabeza. En mi corazón.
Pero si me ponía a diferenciar personas, la primera lista debiera de ser muy corta. Escueta. Minima. Solo tres. Quino, Diego y Nini, mi mujer, conformarían esta lista de “coautores”
Por eso, los voy a separar y después, voy a hacer un lista única. Porque sería injusto poner a todos en el mismo saco.
Diego…Porque, aparte de ser intimo de Jose María, tuvo la habilidad de acercarme a la persona que más sabe de el. Su mejor amigo- el de Chico- Quino. Joaquín Hidalgo Ballestero; pongamos su nombre entero. Además Diego fue el organizador de las dos reuniones anteriores a esta saga donde vislumbré -ciertamente- por donde irían los tiros de estas secuencias de emociones. Cuantas cosas recordámos!!!
Quino, con su aportación documental, también me ahorró el trago terriblemente amargo que hubiese supuesto compartir horas de emoción –contenida o no- con Maruja Aragón, madre de Chico -y de todos en según que épocas- para recabar una información que hubiera sido imprescindible para la elaboración de este humilde trabajo.
Y mi mujer, Nini, por esa paciencia ilimitada al verme -y permitirme- tarde tras tarde sentado en el ordenador, pasando el texto de Chico, buscando la música idónea, elaborando los Power Point con su discografía, buscando las imágenes apropiadas para las seis? -ya he perdido la cuenta- entregas Alonsianas. Ardua pero voluntaria tarea.
Los otros. Los otros no saben de ninguna manera que han intervenido en la elaboración de esta evocación poética en torno a Jose María Alonso. Solo cuando algunos de ellos hayan leído algún capitulo de los que componen la colección, lo sabrán.
Pero estos son sin orden ni concierto. Y a ellos les doy también las gracias. Aunque no sepan porqué.
A Maruja Aragón y Don José María Alonso. Polo Glez. Antonio Meliveo. Luis Centeno. Roberto Aguera. Juan, su hermano. Otros dos Centenos: Marisa (muy principal) y Jose María. Silvia la Rubia y Carlos León de Paz (que nombre tan bonito). Alberto Von Thode. Y Leli Campos. Y su hermana Maritere, aunque ahora todos la llamen María Teresa. A las Playa del Rincón de la Victoria Y al grupo Manantial con Blanquita, Toño, Pepe e Ignacio y algunos mas. Adolfo Ramos y Juan Antonio Muriel, por poner solo dos poetas. A la Sala Max. A Paco Jesús Lomeña. A Antonio Abril. Al Vespino que no resistía el peso de mi novia y el mío. A Patricia y a los chiquillos, al rapero ese que tanto se le parece. Y a José Umbral. Angelín Céspedes. A los churros de Casa Baro. A Radio Juventud y a Radio Popular. Y a la Peña Malaguista. Y a Luis el Toro. Y a Perico Vez y a todo el Teatro Acuario. A las tardes de ensayos. A la Ginebra Larios. Antonio Rodríguez y su Mundo. A La noches sin fin. A las madrugadas agotadoras. Al Bar Rey Pelé.Y a Didi y al Carapapa, y Pinto y Haroldo- que se ha ido hace ná- y a las calles División Azul y San Luis y González Anaya. ChoperaOcho.Y al Bomba y a Rockberto. Y a Lito. Y al Torcal y al Molino. Y a la risa incontenida.Y a los té con chinita. Y a las chinitas sin té. Y a Antoñito el guitarra Y a la Buena Sombra. ManoloMires y Carlos Barrancos. A Salvi y a Fatema. Al juego de voces Shure. A Juan Andrés su mas querido primo. Al Smoking y al Fortuna. A los coros espontáeos. A los que no nombro porque se me olvidan. A los marineros de Arosa; a la Poesía; a la Prosa. A los micropuntos y a los secantes. A su guitarra Morales (Granada, 1973) que desde hace mucho ya, llora en mis manos. A él mismo, que siempre fue mi hermano.
A todos los que -de alguna manera- lo trataron y a los que -involuntariamente- omito y tuvieron la enorme suerte de habituarlo. De quererlo.
Porque con este cabrón solo podían pasar dos cosas: Quererlo o Quererlo. Y quedarte en medio, pasaba también por Quererlo. Y como la vida es muy injusta –todos lo sabemos- diremos eso tan manío de que la muerte se lleva a los mejores. Aunque esta vez sea de verdad.
Pero sabéis lo que os digo y que se me perdone el improperio? …Que le pueden dar muy mucho por el mismísimo culo a la muerte. Chico vive aún en el corazón de un buen puñado de personas. Entre ellos, los que mas arriba he nombrado y -sobretodo- vive, en el corazón de alguien a quien no he nombrado en ninguna de las dos listas. En el de este que suscribe. Este que ahora, con un sentimiento anticipado de nostalgia, ya echa de menos el cartapacio vacío de letras y emociones. Porque se ha quedado sin labor. Sin componente rememorador.
En fin…
El amigo, ya no tiene quien le escriba, que diría Don Gabriel.
Ahora yo le hablo al viento.
Pero mis palabras se las lleva.
Le hablo al viento.
Pero el viento no oye
(I Talk to the Wind. King Krimson)
CUATRO POEMAS
# 01
Y el beso del viento en la cara
Me recuerda los vacíos
De mil luces apagadas
Y el sonido de las hojas
Que mueren bajo las ruedas
Me suenan a palabras huecas
Y sueño que estás conmigo
-Siento en mi hombro tu cabeza-
Y que el tiempo se ha dormido
Y que a pesar de tu ser
Sabes tan solo a mujer
Y sueño con mil caminos
Que no conocen la huella
Y que vamos muy deprisa
– Aunque nadie nos espera-
Después todo queda en esto
Solo un puñado de letras
Un volver a la razón
Un beso es una mueca.
# 02
Podría llegar a lo más alto
Sé que podría
Si me valiera luchar contra el mundo
Vencería…Sé que vencería.
Pero lo único que quiero
Es tenerte, hacerte mía
Y para eso –aunque fuese posible-
Ni derecho ni valor tendría.
# 03
¿Sabes lo que es tener un amor sin calles
Y que te robe el silencio lo que quisieras gritar?
Hace Algunos años, de forma casual, cayeron en mis manos unas imágenes de un pintor californiano llamado Thomas Kinkade. Me quedé un buen rato mirándolas porque no entendía porque me daban tan buenas vibraciones esas pinturas; objetivamente, me parecían un poco estridentes y bastante kitsch.
Pero poco a poco, me fue embargando otra sensación. Una sensación de nostalgia hacia los Christmas Cards navideños antiguos que se recibían por esa época en casa de mis padres y que enviaba mi Tía Pilar desde Estados Unidos.
Así que busque en Internet a este autor, dí con una colección de sus pinturas y me las bajé. Las guardé en una carpeta y ahí se quedaron. Eso fue en el año 2002. Long Time ago.
Hace unos días, una buena amiga, me envió una felicitación con una pintura que si no era de Kinkade, si que se le parecía muchísimo. Así que busqué en mi disco duro la carpeta olvidada y comencé a verla de nuevo. Una y otra vez.
Y si bien, conservaba su estética kitsch -eso no hay quien se lo quite- también descubrí que tenían ciertas semejanzas: Los Cottages (casitas de campos) tenían reminiscencias de los hogares de Hobbits en La Comarca. Los Faros, parecían estar esperando sempiternamente el regreso de Capitán Ahab. Las praderas con las montañas de fondo todavía conservaban los rostros de David Crockett o de Jim Bowie. Los jardines tenían el sentido y la sensibilidad de Jane Austen y, por fin, las escenas vintage de pueblos americanos, tenían una indudable connotación – aunque muchísimo mas alegres- de ilustraciones de novelas de Dickens.
Ya sé. Ya sé que es dejar volar demasiado la imaginación. Que mucha gente se quedará en el primer vistazo cursi y demasiado colorista; kitsch al fin y al cabo, ya te digo.
Pero también hay que poner notas de color en tu vida. No en forma de tapiz encima del sofá desde luego. No en forma de tapiz.
He compuesto esta presentación Power Point con una selección de obras de Kinkade con una especial predilección hacia los Cottages. Espero que os guste.
Se cree, el que ha visto solo la parte final de la película, que es el único capaz con poder de opinar de ella. Y yerra. Malamente yerra.
Y yerra, porque, entiéndalo el, solo ha visto eso, el final. Y cree que puede imaginarse el argumento.
Sin saber que, para opinar, hay que haber visto entera la película. Aunque sea triste y dura. Muy dura. E inacabable. A veces inabarcable.
Y además no sabe que hay, para el guión de esta película, finales distintos previstos por el autor. Alternativos. Para elegir según le convenga. A la directora. O al director. Que tanto monta.
Es fácil, habiendo visualizado solo el final, dar opinión .O parecer ser, casi erigirse, en ser el juez-critico con el don de la verdad.
No. No es así. No está bien. Para nada.
Hay que, no solo pagar la entrada, comprarse las palomitas y la coca cola y verlas venir; sino estar sentado en la butaca desde el principio. Desde siempre. Y aguantar el tocho. Para así, poder juzgar. Y el tocho, a veces es muy, muy duro de llevar. Y larguísimo. Toda una vida.
Es fácil poder desprenderse de la culpa por la no visualización y entrega durante todos los fotogramas que dura el guión: treinta ratos o más. Poniendo la excusa de los dos últimos. Es fácil. Y al final opinar, dando por bueno, el desenlace… El final esperado.
Pero no! Saca la entrada desde el principio. Asiste al espectáculo completo, y cuando hayas leído, y asumido y visto, todo el argumento, entonces opina. O dictamina y corrige.
Pero no juzgues al que, al final – inopinadamente- se perdió el desenlace. Porque no es justo. Y no le cupo la opción del elegir. Porque no se la dieron injustamente.
Porque el, sabe el guión al completo. Y calla, porque no le merece la pena decir -al fin y al cabo- quien es el malo de la historia. O quienes, porque puede haber varios. Que lo sabe y lo calla.
Queselevasé.
A veces uno, no tiene más que cruzarse de brazos y verlas venir. Y cuando se encienden las luces de la sala, decir… Ya me esperaba este mal final. Y después, poco a poco, salir a la calle. A la luz del día. Poco a poco.
Aunque nunca, verdaderamente nunca, se lo hubiese esperado realmente.
Cosas de cine. De películas malas. De películas baratas.
Penúltima entrega de la obra literaria de Jose María Alonso. Penúltima entrega también de los prólogos; de los preámbulos que no han sido- y son- sino exposiciones, testimonios de una etapa de mi vida sazonada con la amistad y camaradería de Chico.
Este trabajo, que ahora podéis leer, se incluía en el cuaderno perdido y nunca hallado llamado “El Diccionario de la cosas” Aquel diccionario cuyo nombre –por culpa de Arundhati Roy- cambié por “El Diccionario de las pequeñas cosas». Ahora enmiendo el error y lo llamo por el nombre que en su día, le puso el autor.
En el año 78 iba yo a efectuar un viaje (era el mes de Octubre) a Méjico DF y a Acapulco. Sabiendo que, tanto Jose María Alonso, como José Umbral y Juan Antonio Muriel estaban en Madrid promocionando sus respectivas carreras musicales, adelanté el viaje para poder pasar tres o cuatro días con los artistas en la capital. Después retomaría el vuelo a Méjico desde Barajas. Matar dos pájaros de un tiro que se llama.
Así lo hice. Cogí la guitarra y el equipaje y me fui a la capital. Volando.
Jose María vino a recogerme al Aeropuerto y se dedicó en cuerpo y alma a este que relata.
Paseamos por el Madrid de los Austrias; el, una chica guapísima que estaba con Chico en esa época y yo. El Umbral estaba dedicado a sus menesteres eróticos y el Muriel estaba fuera de Madrid.
Fueron unos días de millones de risas. De enseñarle al cateto de Málaga el Madrid mas chic y el mas cutre. Fantástico, sobretodo, el mas cutre. Vivíamos -creo recordar- por el Barrio de Berlín.
Recuerdo un Blandi-Blup que me compré y con el que paseé por el Arco de Cuchilleros y que acabo lleno de mierda hasta la saturación. Recuerdo el VIPS, se escribe así? Con Jesús Hermida en la mesa de al lado. Que meneo de cabeza! Cervezas y comida con el compositor Juan Carlos Calderón… Noches de guitarras, whisky y algunas cosas que creo no recordar… También nos tumbamos en el césped del Retiro y fuimos multados por el guarda. Guarda al que yo le supliqué que pusiese la multa a mi nombre pero si podía ser- por favor- con un cargo mas grave….robo…asalto…pero este, con los ojos como brótolas, se negaba aduciendo muy amablemente, que no era posible. Todo eso poniéndole el Blandi-Blup estirado y absolutamente enmierdado delante de sus ojos.
Años ausentes, para mí, de obligaciones adquiridas. Ratos que, después de tanto tiempo, aun guardo en el recuerdo con enorme cariño.
Penúltima entrega literaria de Jose María. La última será – como debe de ser- una nómina de agradecimientos. A todos los que compusieron un fantástico y enriquecedor mundo de amigos. Una irrepetible experiencia vital…pero eso será al final.
Vamos llegando al término. Poco a poco, inexorablemente, esto se acaba….
JOSE MARÍA ALONSO. DICCIONARIO DE LAS COSAS # 2
# 01
SUEÑO
Sueño
Hoy no tengo…hoy si tengo…
El sueño no se tiene
El es solo…único…suyo
Cuando el sueño quiere y viene
A ocupar mis sienes
Nunca lo agradezco
Ni tan siquiera lo recuerdo
O tal vez si.
Sueño… Hablo de dormir…no de soñar;
Eres alguien de fuera ¿cómo?
Como el tiempo, el futuro y el pasado…
Disfrazado de pastillas, de cansancio
O de prisa
No quiero pensar en ti
Sueño cuando no me ves dormir
Que sientas pena
Ni te tiente la risa
# 02
FUGA
(Huida apresurada… Condición que se observa en el histerismo y en alteraciones orgánicas, mentales, en que se desarrolla el estado hipnótico y en el que el individuo rehúye de la realidad sin darse cuenta de sus acciones y comportamientos. Contrapunto y Fuga. BACH)
FUGA
Ni el Maestro J.S. Bach ni Papillón
Enseñaron la fuga
Ambos y muchos más contaron la salida
Solo el herido o el tiempo se fugan
En la música… ella misma se persigue
En la histeria es como una medicina
Que a veces, nunca termina de curar
Y en el tiempo, la fuga es implacable
Insensible, incontestable…es solo fuga.
Fuga no es sinónimo de escapada ni de huida
Si acaso, se asemejaría a la vida
Pero la fuga que más escucho
Es la del maestro
Esa…ocurre cada instante.
# 03
LIBRE
(Exento de responsabilidad. Solo y sin vínculos sentimentales)
LIBRE
Parece el ave cuando alza el vuelo
Subir hasta las nubes desde el suelo
Parece libre
Pero si se omite el viento
O el batir de sus alas
De aquella libertad
No queda nada
Libre
Parece que uno es libre cuando en sueños
Visita los recónditos parajes
A los que no volvió desde pequeño
Y libre
No es el pájaro, no es la roca
Ni el árbol ni la mente
Aunque se torne loca.
# 04
BESO
(Acción de besar, el que se da en muestra de amistad)
BESO
Por un beso de tu boca, daría media vida
Pero no de la pasada, sino de la futura
Porque al rozarnos los labios
– Los tuyos con los míos-
Robaría yo un instante para siempre
Y en mi pecho
Lo mucho o poco por vivir
Sería eterno
# 05
FE
Fe
Es lo que precisan los cobardes
Para así, seguir viviendo entre la gente
Sabiendo que el pecado es ser valiente
Fe
Es confiarse a la verdad y a la mentira
Fe.
El miedo que me das, por necesaria
Se torna en la más tímida osadía
Cuando pienso en ti
# 06
BANCO
BANCO
Un banco es descanso del anciano
Un banco es testigo de caricias
Y a la vez
Y a la vez
El arca de Noé de la avaricia
El arca de Noé de la avaricia
# 07
PRISA
PRISA
El no parar eterno del reloj
Tirano, tirano
Que al cabo solo es un instrumento de medida
Me engaña paso a paso y…
Sin darme cuenta, me roba la vida
Y pasa un día, y pasan dos, y pasan tres,
Ya le queda poco a la semana
Pensando en el ayer, pensando en el ayer
Llega ya mañana
No tengas prisa para planchar
Para hacer los deberes y el amor
No tengas prisa…No tengas prisa
Apresúrate tan solo en el olvido
Y verás que pronto y sin dolor
Se pasa el tiempo enemigo
# 08
OJOS
(Órgano de la visión)
OJOS
Cortinas que entreabren mi conciencia
Me dejan ver la luz de mi existencia
O me ciegan la vida en un instante
Me engañan sin querer, o me iluminan
Ojos.
Se encienden como potros desbocados
Cuando quieren descubrirte
Y…
Aun siendo así, lo mejor que vi
Fue con los ojos cerrados.
(A J.J. Torres)
Si queréis oir al poeta, podeis hacerlo desde aquí:
Luis C. se disponía obligado – por fuerza mayor- a cumplir con los deberes patrios. Es decir, lo obligaban a irse a la puta Mili.
Tenía que irse- irremediablemente- un sábado por la mañana, así que los amigos, que para eso estamos, decidimos agasajarlo con una inolvidable despedida que fuese recordada por el homenajeado durante toda su vida. Como así sucedió.
Acabamos – esa noche, no sabemos como- de día; un par de horas antes de la partida, tirados todos bocaarriba muertos de risa en una pista de hielo llamada Bobby Logan y con un colocón de campeonato… De esa guisa, acompañamos a Luis C. a recoger el petate- terrible palabra como se comprobará mas adelante- a su casa; y de allí al Paseo de la Farola 11. Comandancia de la Marina de Málaga.
Justo cuando iba a subir en el autobús que lo llevaría al campamento de reclutas – estando todavía en un mar de irrealidad producido por la despedida- se dio cuenta de que se había olvidado las gafas de sol. Horroeur !!!! Así que no tuve más opción que regalarle mis Ray-Ban para que saliera del paso y ademàs, no le vieran los ojos.
Se las puso y allá se fue. Y pasaron los meses, ya destinado en Málaga en la antedicha Comandancia de Marina, uno tras otro. Lentamente.
Luis C. se había acostumbrado, que remedio, a la escasa-nula disciplina de la comandancia. Allí, el ambiente multidisciplinar, nada tenía que ver con el implementado en otros centros militares. Los horarios eran como más flexibles y las guardias se reducían- si las había- a permanecer en la Comandancia ahogando las horas con partidas de cartas, catas de diversos brebajes e interminables periodos de siestas.
Además se había hecho intimo del médico: Paco M. el cual no solo lo acompañaba en melopeas y vacilones, sino que además le prescribía las pertinentes bajas cuando le eran solicitadas por el patriota Luis C.
Siempre al servicio de la nación. Valientes por Tierra y por Mar, según rezaba el lema de este honorable Arma. Infantería de Marina.
La ausencia- que no falta- de disciplina, tenía su culmen en el tratamiento a los Jefes, Oficiales y Suboficiales que estaban en la citada comandancia. Dado que… cuando en, pongamos por caso, Infantería, era Su Excelencia a Generales; Usía de Coroneles pabajo, y de ahí…Mi Comandante…Mi Capitán…Mi Teniente… Mi Alférez…y siga usted asi hasta el final del escalafón. Menos al cabo, que era y es lo que se dice una mierda a la izquierda…
Pues … En la Comandancia de Marina de Málaga, como que no!
Allí imperaba el Usted y el Don. De modo y manera que el mismo tratamiento se llevaba el Capitán de Fragata, el Teniente de Corbeta, el Sargento Primero e incluso el Cabo Mayor: Mirusté!
Eso si, como deferencia especial se le anteponía el Don al nombre propio. De modo y manera que cuando se dirigía a un, pongamos por caso, Capitán de Corbeta, se hacía de esta manera…. A sus ordenes! Don Marcelino: Mirusté.
Y sabéis una cosa? A nadie le importaba. Ni a los mandos, ni a las clases, ni tan siquiera al Estado Mayor. Con tal de que no se resquebrajara la tranquilidad que reinaba en dicho acuartelamiento. Un remanso de paz en un mundo de guerra.
Y así pasaban los meses, ya te digo, en la Comandancia de Marina de Málaga. La única ocasión en la que se rompía esta monotonía, era cuando, contadas veces, los marineros debían de acudir al puerto a amarrar a los buques de la Armada que atracaban en dicho puerto. Justo enfrente, todo hay que decirlo, del mar de la tranquilidad que era la citada Comandancia de Marina. Paseo de la Farola ,11.
Llega la Semana Santa. Semana Grande en la ciudad de Málaga. Y el día mas grande de la Semana Grande -era y es- El Jueves Santo, no solo por tener lugar ese día los mas importantes desfiles procesionales, sino porque ese día desfilan los Caballeros Legionarios en la Cofradía de Mena. Acompañando al Cristo de la Buena Muerte.
Así que ese día por la mañana, o el anterior -Miércoles Santo- se congregaba una ingente multitud para observar en directo el desembarco de las tropas desde el barco de guerra al son del Himno de la Legión. Incluida la cabra tocada con el sempiterno Chapiri y su borlita pendulona. Ah! Y un antiguo mando con luenga barba blanca que siempre me recordaba a un amigo de la juventud: Juanito El Largo.
Luis C. estaba ese día en la Comandancia observando como en Puerto de Málaga se atestaba de público esperando el ansiado desembarco. Cuando de pronto se le iluminó la mente con la genial idea!!! Y se dijo…
– Amoavé…Si yo tengo la oportunidad única de contemplar el desembarco de los Lejías y en primera fila sin aguantar aglomeración ni bullas ni ná!!!
Así que se presentó voluntario –la única vez que en su vida se ha presentado voluntario a algo- para amarrar el buque que transportaba a los Novios de la Muerte, junto con tres compinches que estaban encantados de ser incluidos en la sagaz estrategia del amigo Luis C. Soldado de Infantería de Marina que era. Que eran.
Y allá se fueron los cuatro. Entraron en el Puerto de Málaga y allí que se apostaron a la espera que llegase el barco transporte de tropas. Mientras, el público se apretujaba en una inmensa explanada donde apenas cabía un alfiler. Que agobio, joer.
En esto que llega el barco….atraca y echa amarras. Displicentes como nadie, Luis C. y el trío de incautos, se aprestan a amaromar el barco a los norayes del muelle;. Lo hacen, se separan y se retiran unos metros a fumarse tranquilitos unos cigarritos a la espera del espectáculo que empieza. Vaya si empieza!
Baja corriendo al paso legionario la banda de música al son del Himno del Cuerpo. Se sitúan bajo el navío y empieza el despliegue de la soldadesca. Cabra con Chapiri incluida. Y borlita.
(Obsérvese con que disimulo el Capitán General que pasa revista a las tropas, pide – con su mano derecha, le pasen el porro de grifa )
Empiezan a bajar y a formar. Decenas de ellos. Cientos de ellos. No desfallecen. El público grita y aplaude enfervorecidamente. Cada Compañía mandada por su Capitán. Cada Sección por su Sargento. Cada Pelotón por su cabo. Y Luis C. y compaña seguían disfrutando del espectáculo lúdico- militar. Que bonito, ío! Dame fuego, pishita!
De pronto, inesperadamente un sargento bajo y rechoncho como una tachuela se dirige a ellos y les conmina:
– Fííínmesss!!! Fínmes ya!!!! Zocabrones!!! Que me voy a cagá en tó vuestra puta madre!! Zocabrones!!!
Luis C. y el trío Calavera lo miran asombrados -con el cigarrito en las manos- y miran hacia atrás buscando a los desdichados receptores de la sarta de improperios procedentes de la boca del achaparrado sargento. Caballero Legionario Cristino Teigueiro.
– Qués a vozotros copón benditoo!!! Fíinmmes ya, conniooo!!! Zocabroness!!!
Los aterrorizados infantes de Marina, intentan acordarse de cómo era la posición de firmes que le enseñaron, infructuosamente, parecía ser, en el centro de reclutamiento; y tirando los cigarrillos, pegan las manos al cuerpo, tratando de desperezarlo lo mejor que podían.
– Kienstár mando!!! Einn?? Kiénstár mando!!!
Automáticamente los dedos de tres traidores señalaron a Luis C. Padre intelectual de la fantástica idea de acudir a ver a los Lejías al Puerto.
– Venacapacá! Le dijo el terrible Y atachuelado Sargento Cristino.
– Mira! Tu veh eso doh camioneh ????
– Póo yas táis bajando tó lo de dentro eshando leshe !!! Amoss!
Cuando soltó la frase, todos miraron en dirección al índice –alzado metro y medio sobre el suelo del íolagranputa subjefe legionario Cristino.
Allí se encontraban –aparcados- dos gigantescos camiones de Intendencia del Ejercito, cargados hasta arriba -no cabía uno solo mas- con los petates de los Lejías; con sus pertenencias y su tradicional alijo de Grifa. Pal trapisheo.
Se miraron consternados los infantes mientras los Caballeros Legionarios desfilaban a paso ligero entonando el Novio de la Muerte y la Cabra miraba bizqueando -a causa de la borlita- a Luis C. Como conmiserándose de él ante el mundo de trabajo que le quedaba por delante.
Mucho más después, el público feliz por el espectáculo ofrecido por la soldadesca, abandonaba la explanada que a cada momento se tornaba más calurosa, solitaria e inhóspita. A las siete de la tarde – agotados- Luis C. y su triunvirato de Infantes de Marina, seguían, mareados ya, descargando la inacabable montaña de bultos. No se sabe si por el esfuerzo o por el tufo a hierba que expelían los putos petates.
Una vez acabado el ímprobo trabajo, se acercó Luis C. al ínclito Sargento Cristino y le comunicó:
– Suordeness Mi Saennto! Ya hemos tenminado. Manda Ud. alguna otra cosa?
El Rompetechos vestido de verde, sopló- desenfadadamente- la borlilla del Chapiri, y le dijo..
– Namás!! Se podéi sir.
Antes de retirarse, Luis C. le preguntó al Sargento …. Mi Saennto! Me permite dirigirme a Ud?
– Ea! Respondió el bolindre
– Que verausté, mi Saennto! Questaba yo planteándome irme de voluntario a la Legión…Pero va a ser que no!
El Patatero lo miró de arriba abajo y le dijo…
– Maricooooónnnnnn…Vete yaa… Maricoooónnnn …Jantes de que te folle. Zocabrónnn!!
– Suordeness Mi Saennto!
Y se fueron.
Y ahí acabo el único día en que Luis C. Sirvió en el 4º Tercio de la Legión “Alejandro Farnesio”.
Arriba España!!
Viva La Legión!! (Y la cabra)
Nota Bene:
Cuando Luis C. lee su historia, aquí referida, tiene a bien hacerme algunas salvedades que contribuyen a complementar dicha historia. Es por lo que incluyo estos comentarios; para salvaguarda de la verdad.
No obstante en mi descargo, debo de decir, que esta anécdota me fue contada en unas condiciones no demasiadas ortodoxas y que ante todo, debo de acogerme a las licencias literarias.
Estos son los comentarios…
Básicamente, la historia es así, aunque tengo que hacer algunas aclaraciones. A saber: No fuí Infante de Marina, no, la Infantería era mucho mas disciplinada. Serví en la Gloriosa Armada Espàñóla, pero en la Marinería, cuya disciplina era mucho mas laxa y en concreto, en el nº 11 del Paseo de la Farola, inexistente. Es cierto, que a Capitanes, Tenientes, Sargentos… los llamábamos D,. Manuel, D. Pedro, D. Juan…, pero jamás recuerdo haber dicho (ni yo ni nadie) «a sus órdenes» D. Pedro. Por ejemplo, si un compañero me decía que me llamaba D. Pedro, tal compañero no decía «a sus órdenes, D. Pedro», simplemente decía: «D. Pedro, que dice Luis que ahora viene, que está terminando de tomarse un café». Era, digamos, como mas familiar.
Otrosí: (Esta aclaración es de vital importancia sobre lo acaecido en el Muelle de Málaga). No es cierto que hubieran dos camiones cargados de petates, sino mas bien, dos camiones vacíos para cargarlos de petates, que nos tiraban desde el buque por la amura de babor, lo cual era mas gravoso, pues si bien por sí mismos, los petates tenían un peso mas que suficiente para hacer penosa nuestra labor, este peso se incrementaba gracias a la altura, mas que considerable, de donde eran arrojados para nuestra recepción. Así, una vez recepcionados, lo íbamos traslandado con suma delicadeza a los camiones, para que a las siete de la tarde, ahora si, estuvieran ambos camiones llenos y los cuatro de la tropa conmigo al mando, volviéramos al Paseo de la Farola nº 11, con la satisfacción del deber cumplido hacia la Patria.
Lo que todavía, a día de hoy ignoro, es porqué los tres marineros que estaban a mi mando, me retiraron el saludo. Algo debieron hablar entre ellos, intuyo.
Pero sí. Puedo decir orgulloso que serví un día en la Legión Española en el tercer tercio, cuarta bandera…. o algo así. VIVAEEEESPÁÑA.
La anterior vez que Miguel Ángel Cumpian me hizo entrega del ultimo pliego de poemas, este venía agrupado de una forma peculiar: Cogidos con diminutas pincitas de la ropa; de ahí el nombre de aquella Crónica Cumpiana: Tribulaciones Imperdibles.
Y cuando hablábamos –pocos días después- del original empaquetado, me dijo: La próxima vez, te la haré llegar hilvanada.
Días después, Pepa- mi hermana shica- cumplió años. Y lo celebró. Y de que forma!! Miguel Ángel, me hizo entrega del hilvanado cartapacio y, a pesar de la enorme fiesta en la que se transformó la celebracion, no lo perdí. No se cómo, pero no lo perdí.
En este figuraba la siguiente leyenda:
Hilvanado por Estellere (una gran amiga común, guitarrista de blues consorte que es) Camarera principal del Reino – seguía el texto- y amiga especial en su propia desesperación y en la misma nuestra, que es la de todos.
En el citado cartapacio figuraban algunas letras del poeta así como dos entregas y un requerimiento. Los dos textos –invitados- correspondían a un cuento sufí de Goytisolo uno y el otro era un precioso poema del argentino Daniel Adrián Madeiro.
El Requerimiento era una condición sine qua non : debería de leerse el poema de Madeiro acompañado de música de Händel. Y además no podía ser otra composición que su Sarabande.
Uno que es escriba autónomo, pero que no puede controvertir las órdenes del autor, así lo hace.
Y siguiendo sus instrucciones y poniendo, como notas de color, unas imágenes de obras de Leonid Afremov ofrece lo que a continuación podéis ver. Y oír.
MIGUEL ÁNGEL CUMPIAN
-POESIA HILVANADA-
(Con Música e invitados)
SOLO
(Absolutamente imprescindible de leer con la Sarabande de Haendel)
Solo, muy solo
Así me siento desterrado de tus manos
Vacío de la esperanza por la cual soñaba
Triste hasta lo más profundo
Privado de una luz que me ayude a sentir
Que la vida vale la pena.
Solo, muy solo
Así me encuentro en esta hora de ausencia
Preso de la lejanía de los buenos tiempos
Desdeñado de tu amor
Ajeno a la alegría de tus labios
Moribundo como las ultimas ascuas de la tarde.
D. Adrián Madeiro.
Para que nadie olvide que lo que ahora escribo – sea bueno o malo- alguien nos lo enseñó alguien antes. Casi siempre bueno. Y ya que se atreve, practique la humildad para la osadía del próximo.
LA MEMORIA
A sabiendas de los difícil que el camino podía ser, que ya desde lejos se venia venir, me amarré los cordones de los zapatos, cogí la mochila y eché a andar. Total…Que otra cosa podía hacer?
La nada era nada, y esto por lo menos era un camino. Al rato de entrar en el, vi que el sol se estaba ocultando; yo no sabía que era el sol.
Pero en mi interior, algo me dijo que era hora de dormir; yo no sabía que era dormir, pero sin pensar nada más, me dormí.
Mientras dormía, aparecieron los sueños; yo no sabía lo que era un sueño, pero soñé que de la nada apareció un camino que fácil no era. Pero… ¿Qué otra cosa podía hacer? Y entré. Y eso es de lo único que me acuerdo. La Memoria.
Yo no sabía lo que era la memoria. Pero ahora que me acuerdo, creo que la perdí. Yo, aún no sabía lo que era perder algo; pero el camino parecía muy interesante. Total… ¿Qué otra cosa podía hacer?
CUENTO SUFÍ
Un día, un pobre llamó a la puerta de un rico para pedir limosna. La empujó y la abrió; Pero nadie respondía. De pronto muchos perros se lanzaron hacia el. Intentó coger una piedra, pero la piedra estaba muy sujeta al suelo.
Y pensó…
Extraños tiempos estos que suelta a los perros y sujeta a las piedras.
-Alquibla-
Goytisolo
MUERDE EL LAPIZ
Un lápiz mordido, tiene muchos significados. Y para alguien que intenta escribir, da mucho de si.
Por ejemplo:
¿Quién mordió este lápiz?
¿Por qué mordió este lápiz?
¿Era guapo quien mordió este lápiz?
¿Lo mordió por un triunfo?
¿O por una desilusión?
Un lápiz se muerde por algo. Porque un lápiz por si mismo, no se puede morder. Y si alguien ve a un lápiz de morderse a el mismo, lo único que puede decir es: Muerde el lápiz!!!