ELEMENTUS

 ELEMENTUS.

 LLENA TU CABEZA DE LO QUE SEA.

 Uno, había perdido la afición y la buena costumbre de salir de noche por los locales de moda de esta ciudad. Porque uno, había dejado de salir por culpa, entre otras circunstancias, de la música altísima y atronadora y por los gritos de los asistentes;  por culpa de las apreturas;  de los calores asfixiantes y las atmósferas irrespirables por la  humanidad condensada en muy pocos metros cuadrados de sala de tortura. Y, sobretodo, por la  absoluta imposibilidad de entablar una conversación medianamente inteligible y sosegada. Tampoco necesariamente coherente, ya se sabe.

 Así que, resignado quedé, a las reuniones en domicilios particulares y salidas esporádicas -que no es poco, aclarémoslo-  y tenía asumido, chispa más o menos, que eso de salir de copas para oír a un buen grupo de música tocando lo que a mi me gusta, se había acabado para siempre. Porque no entraba en mis planes lo que hoy por hoy tenía a mi alcance, que era todo el horror que acabo de describir más arriba.

 No encontraba sitios de mi gusto que fuesen  recoletos y tranquilitos, mayfrén, que ya peinamos canas y nos sentimos en determinados lugares un poco fuera de lugar entre tanto tiñalpa chillón, chundachunda y refresquero.

 Pero, gracias a Mr. Natural, todo vuelve en esta vida.

 Y ahora, mira tu por donde y cuando llega el fin de semana, espero con ilusión que me lleguen los mensajes -vía Caralibro- con la programación mensual (o semanal) dela Sala Elementus para bichear qué  amigos (o no) tendrán el detalle de volver a llenar mi cabeza de rock, o de blues, o de flamenquito, o de pop. O de rhythm’ blues…o de teatro y de poesía; que pa tós hay.

 

Fíjate si hay pa tós, que si quieres rizar el rizo, puedes llenarte la cabeza  de sonidos secos a golpe de goles contundentes en el  futbolín de la casa;  de lo que sea. Llena tu cabeza de lo que sea.

Así que estoy feliz con haberme encontrado en este recodo de la vida con la Sala Elementus.

 Porque Elementus se ha transformado en una opción más que excelente para hacer eso que yo hacía antes – y que dejé de hacer, porque ya no lo aguantaba- , que no es otra cosa que salir a tomar unas copas con esos amigos directos y encontrarme, otra vez, con los inhabituales que siempre pululan por allí- y casi siempre-  para oír buenísima música en directo tocada por ellos mismos.

 Parque Jurásico que dice mi colega el cateto.

 Volver a oír a los músicosaurios de Málaga que yo creía estaban durmiendo en el Rincón de la  (v) Historia, o  hacerlo con los mitos aún en activo, eso es, cuando menos… es cuando menos un placer. Y una suerte.

 

Y eso es lo que me pasa ahora todas las semanas en Elementus – en la Avenida Juan Sebastian Elcano (frente al Opencor del Balneario del Carmen) está, para quien no lo sepa- que puedes cenar y tomar copas mientras te reencuentras con los viejos amigos. O haces nuevos.

 Porque hay noches que entre el humo de fuera y la música de dentro, se puede percibir -si tienes suerte y sabes mirar- deambular a Fali Villalba recién llegado de La Axarquía, o a Javier Espinosa con su violín y su cara triste y resignada.  A veces tienes que esperar a que el Pingüi se baje de la mesa -como hacía en la Buena Sombra, después de haber lanzado su discurso- para sentarte tú al lado.

 Porque hay noches que entre el humo de fuera y la música de dentro, te llegan sabores como aquellos tés con absenta de la tetería de Pepito el Anarca o los olores a cerveza derramada el la barra de madera del a Valdepeñense. O las birras con espuma de mar de la Paca del Vietnam…tantos recuerdos…tantas vivencias… Que ahora, y gracias al poder de convocatoria de mi querido Salvi, mi querido cateto, se recuperan desde el pleistoceno de nuestra vida en este local.

 Que es mucho más que un restaurante, que es mucho más que un local de copas;  que es  mucho más que una sala de conciertos.

 Elementus es el empujón definitivo hacia el rememorar –no he dicho nostalgia todavía- de tiempos vividos que fueron y que se hacen actuales  a base de anécdotas. Y que te encanta poder volver a vivirlas. Aquellos tiempos, si no mejores, si que fueron muy importantes. Pasaros por allí, está frente a los Baños del Carmen. No tiene pérdida, ¿Verdad? No tiene pérdida.