EL CUARENTUNO SEGÚN «EL TORO»

TORO

EL CUARENTUNO SEGÚN «EL TORO»

Nadie hay más tedioso, aburrido y cargante que el que está hecho tan sólo de una pasta. Alguien que es integral, completa y exclusivamente «algo».

Yo -como Hernández y Fernández- aún diría más. Diría que la persona para ser eso, completa y perfectamente acabada, debe de tener en su índole los atributos positivos y negativos que, complementándose, configuren y conformen la personalidad y el carácter. Lo homogéneo y plano, cómo que no.

La persona siempre buena (o siempre mala) es un verdadero coñazo y además absolutamente previsible. Hay que ser polivalente, como el polvo de los extintores; Dale un punto de maldad al bondadoso y adquirirá temperamento y gracia. Una pizca de grosería en su momento le quita ñoñería al perennemente amable. Adereza con un pellizco de inflexibilidad al bienqueda y ganará en crédito.

Un poco de nostalgia del pasado enriquece y complementa el presente. La pereza puntual hace resaltar la laboriosidad y el frío te hace apreciar el calor. Un punto de timidez hace irresistible al más apuesto galán. Y la vida, la vida no tendría sentido sin el desaliento de la muerte.

Si la felicidad no estuviese perennemente amenazada por la desdicha, no sería tan deseada. Y si no tuviésemos conciencias del antes, no podríamos comprender -cuando llega- el después. Unas gotas de negro, rompen el blanco y unas gotas de altivez, mejoran la modestia.
Así es que, lo yo que quiero decir, es que la unión de facetas contrarias engrandecen y complementan. Ennoblecen y desarrollan.

Mi queridísimo amigo Luis «Toro» Bravo detenta esta capacidad de lo «Antónimo». De lo opuesto y lo contrario. Pues es capaz de ser tan bruto como el hijo del César y al momento -sin estremecerse lo más mínimo- cantarse una «Sabinada» que rompe más de un corazón y quebranta alguna que otra suspicacia femenina. Lo mismo se pelea ferozmente en un foro con métodos expeditivos ( «manu militari» que diría un madrileño que yo me conozco) que compone una preciosa y conmovedora tanda de catorce versos endecasílabos que es lo que los poetas suelen llamar, con toda la razón del mundo, soneto.

Pues bien, Luis Bravo «El Toro» – y es a lo que voy- sigue y persigue su vocación tunera; Cuarentuno es con todo el orgullo que le cabe en el pecho; y ahora que peina lo que se le  resiste, me remite una composición poética en la que define a ese Tuno tardío que ha vuelto a la calle (estos dicen que nunca se han ido); a ese músico veterano y más que maduro, que haciéndole un corte de manga a las formas y procedimientos que se les supone a los que cargan más que la L en el cristal trasero, va, y repito, le hace un corte de mangas a la discreción y a lo establecido, y se calza un traje negro; y armado de guitarra, requinto o lo que haga falta, sigue dando coba a la noche y buenos días a las mañanas. Saludos a los amigos y requiebros a las damas.

Esto es un Cuarentuno – para el que quiera saberlo y entenderlo- en palabras de mi querido amigo. Disfrutadlo! No tiene desperdicio.

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