LA EPOCA DE LOS FORMATOS.
(Y lo limitado del sitio.)
Un horror!! Vivimos sin duda -afortunadamente, creo- en la época de los formatos.
Vivimos- nada hay más que verlo- una época rica en adelantos y, casi sin darnos cuenta, estamos disfrutando, ya hoy, de un futuro que intuíamos y anhelábamos cuando éramos más jóvenes.
Fácil es comprobarlo.
De jóvenes, nunca hubiésemos imaginado que -como decía mi amigo Juan el Macarra en Holanda- “La leshe te la venden en cahas de sapatoh” es decir en Tetrabrik. O la coca cola te la podías beber directamente en monodosis: en recipientes- que podías abrir con un pellizco- iguales a las latas de Mortadela Mina. O Lunch que eran más elegantes.
Impensable era que fuésemos armados- a todas horas- con un teléfono móvil encima.
Nunca hubiésemos imaginado, digo, poder ver el cine directamente en tu casa a través de DVD y por supuesto tener a tu alcance, para -Oh Dios Todopoderoso!!!- una ingente e inacabable cantidad de palomitas de maíz que te provee un sobre deshidratado de papel metido en un pequeño electrodoméstico. Que decir de todo lo que nos proporciona Internet.
El futuro que soñábamos, ya es nuestro presente.
Pero volvamos a los formatos…al horror de los formatos.
Pongamos por caso al que suscribe y su experiencia con la música. Para hacernos una idea, es el mejor de los ejemplos.
La música, me pilló en una época en que ya se había superado- al contrario que a mis hermanos- el formato “Single” el vinilo pequeñito de 45rpm. El disco chico. Dos o cuatro canciones por unidad como mucho.
A mi me pilló directamente el 33 rpm. El Long Play de vinilo. El LP. Diez o doce canciones por unidad.
Y ahí, con los LP’s, empezó mi afán coleccionista.Y acaparador, debo de reconocerlo. Recuérdese que hablo de música solo.
Empecé a comprar muy jovencito. Apasionadamente. Mi colección de vinilos, con el tiempo, empezó a crecer de una manera incontrolada. Viajaba a Londres…y me traia todo lo que no encontraba en España (Que era un mundo: Van der Graaf Generator…Gong…Gentle Giant…Van Morrisson….Peter Gabriel….Fairport Convention…). Cogía algún dinero extra…Y zas! me iba a comprarme la música que leía (más bien intuía en su Billboard) en una revista inglesa que llegaba, raramente, a determinados kioscos de prensa llamada Melody Maker- Que gran periódico. Porque era más un periódico musical que una revista.
Así que con el tiempo me hice con una mas que destacada colección de LP’s que – como se interrumpió- solo llegó a bastante más de 2000 unidades.
Poco después, me llegó la época del radíocassette en el coche. Oh my God. Mi Pioneer!
Así que me puse a grabar una enorrrme selección de mis discos en vinilos para poder disponer de Pink Floyd o Grand Funk en mi SEAT 600 descapotable. Flipaos nos quedábamos. Literalmente.
Un consejo: Tener un seiscientos descapotable y un Pioneer no es demasiado compatible con los cacos íolagranputas. Después de la primera mangada, nunca volví a poner esa marca en ningún coche. Ni siquiera en mi Renault 4L negro.
Este coche tenía la particularidad de tener pintado un enorme Jing-Jang dorado en el capó y un OM en la puerta trasera. Las contrapuertas forradas de tela de cuadritos Vichy negra y además –para más señas- tenía un cambio de solo tres marchas. Ya hablaré otro días de las aventuras de ese coche –tal y como me sugiere mi amigo Carlos de León y Paz (Que nombre tan bonito).
Sigo que divago. Como el doctor.
Pasa el tiempo y llega el Compact-Disc. Y empieza la fiebre compulsiva de comprar música en este nuevo formato. Empezando por la música que ya tenía en vinilos y – también- en cassette. Sigo amontonando. Se da el, caso de que tengo las mismas grabaciones en vinilo, cassette y CD. Pacagarse.
Así de esa manera, empiezo una época interminable en cuanto a pedir – a un coleccionista fantástico de música en CD’s -Angelin, mi amigo Angelin- una enorrrrme selección para grabarla desde mi reproductor a cintas de cassette. Sobretodo Blues y música Africana. Enorme colección.
Me hago con una colección más que notable de cintas de cassette, todas espectacularmente encaratuladas con una plantilla creada por mí con el Publisher de Microsoft. Preciosa va quedando y mi casa, que siempre tiene el mismo tamaño, va presentando síntomas de asfixia. Y Santa… Santa también.
Llega otro descubrimiento a mi vida. La tostadora: La grabadora de CD’s. OH! Diossss y encima llega Emule y el formato MP3. El puto cielo.
Mierda!!! Tooda mi música – que ya tenía- estaba a mi disposición en el nuevo formato: en MP3. Toooda. Y mucha más. Así pues .tal y como decía antes y por poner un ejemplo- tengo en mi poder el Desire de Bob Dylan en Vinilo, Cassette, Cd y ahora en MP3. Santa está empezando a aborrecerme.
Y empieza- ootra vez- el gusanillo coleccionador y fetichista que desde siempre me había invadido; y empiezo – por eso de la cantidad, calidad y gratuidad- a bajarme todo lo publicado y por publicar en España. Viva la Mula!!!
Y de esta manera, así me encuentro como sin saberlo con mas de 2000 LP’s. La misma cantidad de cassettes; una cantidad muucho mas superior en CD’s…y por fin una inimaginable colección de música en MP3.
Imposible de abarcar.
Llega el DVD!!!! Marditasea!
Con la ayuda de mi suministradora de películas del Videoclub y de la grabadora de DVD’s de mi ordenador y del susodicho editor de carátulas Publisher de Microsoft, me hago una fantástica colección de películas que pasan a conformar mi videoteca particular. Y de conciertos de música.
Santa ya echa espuma por la boca. Amenaza con echarme a la calle con todo el cargamento. Ella desde luego no se va.
Así que no me queda mas remedio que confinar mi magnifica colección de películas y conciertos en las tarteras (de 50) donde se venden los dvd’s, meterlas en cajones y catalogar en carpetas, las carátulas y -como todos los demás formatos- en una base de datos en mi ordenador.
Y a donde me lleva a parar esta indigesta sopa de formatos? A la locura? Casi! A la separación? Casi! Al cambio de domicilio? No! Por supuesto. Que más quisiera! Me lleva a lo más indeseado para un coleccionista de Pro como es el que suscribe: Father Gorgonzola.
Un inciso: Mi gato- Gutiérrez- y su infame costumbre de afilarse las uñas en mi colección de vinilos, me obliga a guardar – casi amontonados- mi querida colección en una vitrina acristalada para dejarla fuera del alcance del maldito felino. Todavía, cree Santa, que el minino Gutiérrez se cayó el solo desde la terraza del 5º piso donde vivimos. Yastá, ya lo he dicho.
Así pues… fuera vinilos de mi vida.
La impresionante y uniformada colección de cassettes con su caratulita numerada y con los datos del disco en cuestión impresa en una preciosa Times New Roman, duerme el sueño de los justos en el trastero.
Así pues… fuera musicassettes de mi vida.
Y los compact Discs? Esos aún los mantengo en casa en una estupendas estanterías defendiéndolos a capa y espada de la pretensión de que acompañen – en su inmensa soledad- a los cassetes en el trastero – Sueño eterno de húmeda oscuridad.
Así pues…Fuera Compact Discs de mi vida.
Pero… Y los aparaticos?
El reproductor – ya lo dije- de cassetes Philips, el plato Lenco, el amplificador Nikko, el sintonizador Sony, el previo Kenwood, las columnas Bose… Pena de galeras. Todo en el trastero. Acompañando a los demás. Toûts ensemble.
Y con que me he quedado? (O me han dejado?) Con un ordenador portátil, un disco duro externo y un sistema 5.1 de sonido. Ah! Y un puto plasma.
Toda una vida de coleccionista para esto? Y ahora el Blue Ray? Que le den mucho por el culo al Blue Ray! En cuanto entre en casa…pabajo las cd’s! Y hasta ahí podríamos llegar.
Y no hablo de mis libros…de mis cómics….de mis National Geographic…. Porque si no….Si no, me echaría a llorar. Ya casi lo estoy haciendo!
Así que un consejo para los solteros que deseen emanciparse para tener en su pisito todos sus tesoros expuestos, ordenados y a la vista. Oh preciosas estanterías de cultura!
En cuanto pase un tiempo y su vida se complemente con hijos, mascotas y demás…O se compran una casa justo a lado o que se olviden – para siempre- de sus maravillosos fetiches.
Yo por mi parte, estoy pensando seriamente en mudarme a vivir al trastero.
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