Viaje a las Alpujarras. 2
19 de Agosto del año del Señor 2011.
La noche había sido despiadadamente calurosa, pero algo había tenido de bueno esa circunstancia, que no era sino que esa especie de sauna involuntaria nos había liberado el organismo de restos contaminantes y, masssomenoss, estábamos hechos unos pimpollos. Pimpolla en el caso de Santa-PacaVaca.
Me levanto el primero. Me lavo la cara. Bajo al restaurante del hotel y allí, tengo mi primera experiencia con el pérfido pan del día anterior; tostado este, hasta el martirio, con la intención de revestirlo de una pátina de dignidad y blandura. Ni por esas. A cada bocado, mil millones de durísimas esquirlas de harina petrificada salpicaban el inexistente mantel de la mesa de desayuno. Mesón Poqueira. El Palacio de la Simpatía.
Pido la cuenta: Un mármol de Carrara con aceite y tomate y un café, ha sido, Peco!
Peco (Nombre que dábamos a cualquiera de los hermanos gemelos, Pepe y Paco, pues nunca sabíamos quien era en realidad quien nos atendía) emite su primer (y casi único) sonido gutural del día: Doscincuenta!
Pago y me las najo. Escupo pan rallado por donde quiera que voy.
Subo a la habitación, me lavo los dientes y los libero del serrín. VacaPaca sigue nadando brillante en un espeso y brumoso mar de calor. Salgo a la terraza y me pongo a escribir mi cuaderno de bitácora. Chivato, al fin y al cabo que es, de este relato. Las vistas me reconcilian, de momento, con el lugar de martirio.
Contactamos con el resto de la superpandi una vez abajo -pero fuera- donde están realizando su desayuno. Allí es donde me doy cuenta de que el pan blando lo destinan a los bocadillos. Si lleva Jamón…Pan blando. El de Carrara para el tostado acompañando al aceite y al tomate licuado. Zuputamadre!
Damos un paseíto, compramos algunas cosas en un recóndito Covirán que hay en el pueblo y, por fin, nos decidimos por el rito acostumbrado. A la piscina!!! Toda para nosotros.
Son las 12:00… Chapuzón… Otro Chapuzón. Decidimos realizar nuestra obra de caridad diaria y emprendemos la titánica tarea de enseñar a nadar a Donna. Girilín se erige en entrenador personal. La tarea se torna cara. Donna Cara.
12:25. Ya hemos perdido una toma de cerveza. Así que nos encaminamos Shati y Father hacia el bar del Jardín. Encargamos 8 cervezas y una mariconada en forma de refresco de cola. Nos regalan unos desagradables saladitos como acompañamiento. Todavía no está encendida la barbacoa.
Sigue Girilín con su labor natatorio-pedagógica.
Establece Donna un nuevo estilo de natación que no es sino un compendio de Crolls, Mariposa, Espalda y Perrito. Todo lo cual configura una suerte de estilo TetraplejiCroll. Chapoteo, que -aunque parezca mentira- permite el avance de la bisoña nadadora por todo el ancho de la piscina de agua mineral. Parco, pero avance al fin y al cabo.
Açí se Haçe! Gritaba Merca desde el borde de la piscina emocionada. Eçoé. Eçoé! Açí se haçe!!! Volvía a animar a la atribulada Donna -que luchaba lo indecible por la flotabilidad- en un perfecto Mendoçiano
Tres rondas más de cervezas acompañadas estas de medios bollitos de pan con chorizos y pancetas a la plancha. Patatas fritas y aceitunas.
Henchidos estamos de orgullo, grasas polisaturadas y cervezas. Nos encontramos en los jardines del hotel con la hermana shica del Pozí y le hacemos foto.
Ámonos a comer a una pizzería!! sugiere Oíaporculo (la otrora Incineración). Y así lo hacemos con algún que otro altercado en cuanto a la ubicación en la pizzería. Le callamos la boca a base de Macarrones a la Boloñesa.
Merca devuelve una botella de vino: Está paçao! Argumenta.
Allí, en la pizzería, nos encontramos al Shico Martini y tambien – sin que él lo sepa, le tiramos una foto.
Comemos, descansamos en las habitaciones. Interruptus hace honor a su nombre. Nos vamos a su habitación resignados y degustamos unos chupitos de espirituosos y vuelta a la piscina los diez. Es decir, los nueve y la petaca.
Está el agua deliçioça! Que gustaço! Comenta muy acertadamente Merca. Donna empieza a realizar estiramientos y se coloca la pertinente gorra de Bazooka Joe que -parece ser- aumenta notablemente su índice de flotabilidad, ante la atenta mirada de Girilín, entrenador personal que es; y reanuda sus clases de natación pegándose unos tremendos buches de agua; aunque difiere de lo anteriormente expuesto por Merca. No encuentra el agua tan deliçioça!
Subimos a la habitación (Fresquita como pocas a la sombra de un enorme nogal al que solo le faltaba la pertinente mona) de la intrépida nadadora. Allí contemplamos la corrida de toros desde La Malagueta. Una notable matanza ante un terrible Javier Conde que sale del coso a gorrazos. Literalmente. Su toro lo debe de matar la Guardia Civil a tiros.
Irrumpe Interruptus en la habitación con una botella de Ron Bacardí 8 años hirviendo como solo puede hervir una botella de ron abandonada a su suerte durante 8 horas (tantas como años tiene) al sol dentro de un coche. Desestimamos tomarla, pues el primer sorbo nos cauteriza la garganta. Así que decidimos salir de tapeo por Capileira, y la dejamos enfriando.
Como de costumbre, discutimos hasta el infinito adonde ir, hasta que por fin, nos decidimos por la primera opción. Bar la Tapa de nuestro buen amigo Eduardo. Donde nos tomamos unas cervezas (Father se zampa un plato de morcilla en caldera y dos cocacolas) y por fin – al fresquito- unas copas que nos sirven para decidir el irnos a la piltra. Father se zampa dos chupitos para echar abajo la CocaCola.
Desde la cama –y en ese infierno de habitación- VacaPaca y yo oímos por la radio a Bienadicto desde los XVI impartir la bendición a la muchachada en Madrid.
La puta mosca de todas las noches, empieza su recital porculero. Sólo una, pero hay que ver lo que molesta. Me refiero a la mosca, no al Papa.
Como esta noche sea igual que la anterior, mañana nos vamos pá Málaga, nos decimos. Nos volvemos a cagar en Interruptus e intentamos dormir.
To be continued…
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