ALFREDO RODRÍGUEZ.
UNA DE INDIOS Y DE COWBOYS
Tengo que reconocerme una debilidad adquirida -no se me ajusticie antes de mis explicaciones y razonamientos, plisss- con las States; con los EEUU; con los Estados Unidos de Norteamérica; con Gringolandia…en fin llámeseles como se quiera.
Y tengo esa especial debilidad -que incluye una connotación de admiración muy notable- porque desde pequeñito adoro y admiro esa tierra.
Al margen por supuesto -y esto me exculpa- de su terrible y entrometida política exterior; aparte también, de su conservadurismo atroz e intransigente; aparte y sigo, de su manía de meterse en la cama de todo el Mundo sin que, la mayoría de las veces, los inviten. Y aparte, por último, de su mezcla de insolencia, arrogancia y soberbia que les hace creerse que son los amos del cotarro.
Mi admiración y cariño hacia ese país, viene dado por ciertos condicionantes y circunstancias -de ahí lo de adquirida- que desde niño me rodean y que voy ahora a citar: Por mi Tía Pilar. Por la Música, y por el Cine. Generalizo, claro.
Por mi Tía Pilar.
Mi tía Pilar Souvirón Huelin, se casó con el médico norteamericano John A. Pringle: Tío John.
Desde muy jovencito, cuando acudíamos a casa de Tía Pilar y Tío John, oíamos música (en el picú) genuinamente americana que ambos -y todos- adorábamos absolutamente: Bobby Darin, Frank Sinatra, Bing Crosby y Dean Martin. Connie Francis, Paul Anka… y todo tipo de álbumes que iban desde el country mas autentico del cantante y actor Burl Ives, al Calypso de Harry Belafonte… Peter, Paul & Mary, Bob Dylan y Joan Báez nunca faltaron. Así como una inapreciable colección de Christmas Carols que todos cantábamos por esas fechas navideñas. Que tiempos!!!
De Estados Unidos llegaban a casa de mis tíos, unas fantásticas y gigantes latas de Fritos y adláteres Snacks que suponían para este zangolotino infante lo más cercano a rozar el cielo de la boca y a su primo el paladar. Pepsico &Co. recuerdo todavía la marca. También, muchos ejemplares del National Geographic caían en nuestras manos que de vez en cuando insertaba alguna que otra teta furtiva de nativas de la Polinesia que hacían que los ojos se nos salieran de las órbitas a los probos, púberes y atribulados sobrinillos en edad mas que mala.
Por la Música.
Un muy poco más tarde. La música, seguía siendo un motivo de amor a los States: Bob Dylan y Tom Waits. Lou Reed, Bruce Springsteen, Boston, Kansas, Chicago, Carole King y James Taylor, Billy Joel, Nina Simone, ZZ Top, Robert Johnson Simon y su amigo el de los rizos. Leonard Cohen (ya sé que es canadiense)… Me callo porque me estoy metiendo en un berenjenal del que -por mor de las ausencias- no voy a saber salir. Y sólo hablo de mi juventud!
En los 70`s formé un grupo de música americana con mi querido amigo Eduardo Guille; Half Dollar era su nombre, y estábamos llamados a ser los Maimón y Telefunken de Málaga en injusta competencia con los de New Jersey… Pero la cosa no salio bien por culpa del Underground de Warhol y Cia y a la psicodelia posterior en la que sucumbimos poco después.
Por el Cine.
Después el cine! El cine ya me hizo volcarme del todo con los States: Las grandes superproducciones de la Paramount, de la Metro o de Columbia Pictures. Seven Artists.
Era solo ver las presentaciones de estas productoras, y ya se me abrían las carnes. Me gustaba todo del cine americano. El cine negro, el western, el cine musical, la incipiente ciencia ficción, el cine bélico, el de aventuras, incluso las películas románticas. Me encantaban (al margen de las procedencias) Humphrey Bogart y Rock Hudson. Charles Laughton y Robert Mitchum. Spencer Tracy y Edward G. Robinson. Gregory Peck y Kirk Douglas, Buster Keaton y Harold Lloyd… Rita Hayworth y Kim Novak. Ava Gardner y Elizabeth Taylor. Marilyn Monroe y la Bacall…Katharine Hepburn y Debbie Reynolds, Bárbara Stanwyck y Susan Hayward. Grace Kelly… y cientos mas. Cientos más.
El cine americano conformó no pocas noche de consumo voraz de pipas de girasol, en las terrazas de los cines de verano que hicieron felicísima mi niñez.
Y de regalo, siempre adoré Nueva York. Y lo sigo adorando hasta la médula. Por eso, al margen de connotaciones políticas y sociales y demás incongruencias de este pueblo, me siento profundamente atraído por la cultura norteamericana. Que se le va a hacer!
Así que, para confirmar esa atracción, voy a incluir en este trabajo.- que es realmente a lo que íbamos- las pinturas de un artista mejicano (fitetú) llamado Alfredo Rodríguez, Alguien a quien, como a mí, le atraen mucho los personajes del Western americano en sus dos principales vertientes los Indios y los Cowboys. Tambien tramperos y buscadores de oro. Como en las películas de John Houston y Sam Peckimpack; con su John Wayne y su James Stewart. Con su Rita Moreno y su Gary Cooper, que siempre estaba el pobre más sólo que la una ante el peligro. OK Corral.
Vayamos al Leit Motiv de esta entrada pues: El genial pintor mejicano Alfredo Rodríguez (otra aportación Alonsiana) especializado en “Indios y Cowboys”. Esto es lo que se dice de el:
Alfredo Rodríguez pintor nacido en Tepic, Méjico. En 1954, cuando contaba seis años, su madre le regaló un juego de acuarelas, ese regalo marcaría su vida de tal manera
que hoy en día, Alfredo Rodríguez es considerado uno de los artistas pintores más completos. Cuando ves su obra piensas que no se puede hacer mejor, pero Alfredo Rodríguez es un artista en constante evolución, y cada nuevo cuadro suyo supera al anterior y nos asombra aún más si cabe.
Actualmente reside en Corona (California) donde se trasladó a vivir en 1979. Y es miembro de la prestigiosa asociación americana “Indians and Cowboy Artists”
Dice Alfredo:
{La pintura ha sido siempre mí vida, todo lo que veo, lo veo desde el punto de vista artístico… cada árbol, cada roca, todo lo que existe bajo el sol, incluso los alimentos que como, lo analizo para combinar los colores que necesitaría para pintarlos.
Alfredo Rodríguez.}
La obra de Alfredo está impregnada de un cromatismo realmente asombroso y su dibujo es de una perfección fuera de serie, su dominio de la técnica es portentoso, Alfredo sabe pintar los detalles que le interesan con asombroso realismo, pero además sabe cuando ha de dejar una parte del cuadro más suelta, consiguiendo que la mirada del que observa sus pinturas corra por donde él se ha propuesto, gracias también al gran dominio de la composición que nuestro artista posee. Pero Alfredo no es un artista más, pues es un pintor que sabe interpretar los sentimientos humanos como pocos han sabido hacer, pues para pintar como lo hace Alfredo, es necesario ser un gran virtuoso, pero sobre todo es necesario ser una gran persona, un gran ser humano.
Su obra está presente en importantes museos y colecciones, y se ha hecho referencia a ella en muchos libros y publicaciones.
(Fuente: Kraustex.)
Si queréis observar detenidamente su obra, he elaborado un Power Point y podéis hacerlo desde aquí:
https://skydrive.live.com/redir?resid=9B5AD4B7DBD9E872!2433
Disfrutadla, yo no me canso de verla y sacarle nuevos matices.
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