HOTELES EN LA MEMORIA. THE SAVOY-LONDRES.

HOTELES EN LA MEMORIA

The Savoy. Londres.

Cuando el pasado 18 de Mayo, estábamos un nutrido grupo de amigos -compungidos y apenados- celebrando el paso por la vida de nuestro querido común Carlos Gil, tuvimos la oportunidad de oír a varios compañeros -que representaban a cada uno de los grupos que configuraban el entorno habitual de este gran compañero desaparecido- una sencilla y emocionada glosa de su vida.

Desaparecido estaba Carlos de la presencia física, que no del recuerdo. Carlos María Gil Passolas.

El golfista Miguel Ángel Jiménez; el ex director de la Oficina de España en Nueva York Ignacio Vasallo; el ex ministro Julián García Vargas; o mis íntimos Pedro Rojano y Paco Aguilar entre otros, se dirigieron a nosotros.

Sus sentidas palabras  -que no penosos y atribulados discursos- me produjeron un doble dolor. El dolor de la obligada resignación a la ausencia irreparable del amigo y el dolor de la impotencia producida por la pérdida de una Costa del Sol con “Charme” y distinción, que el contribuyó -enorme y eficazmente- a crear.

Recordar los tiempos pasados de la Costa Marbellí, a través de la ausencia de Carlos, me llevó también a pensar en el retiro de la primera línea de fuego -por eso de la condición de lo emérito- de gente tan valiosa como fue y lo sigue siendo, gracias a sus impagables crónicas, Rafael de la Fuente.

Cuando Rafael de la Fuente -y a este amigo vamos ahora a referirnos- se deje vencer por la indolencia (Dios no lo quiera) y nos deje sin sus artículos magistrales y pedagógicos a merced de esta panda de especuladores y merdellones de cordones de oros y comisiones impuestas, no se adonde vamos a ir a parar. O lo que es peor, sí que me huelo (y mal) adonde vamos a ir a parar.

( Un inciso: Hablando de cordones de oros al cuello… Nadie lo llevaba con tanta soltura como D. Jaime de Mora y Aragón -al que tuve el honor de tratar varias veces- showman y animador que fue de la Jet Set de Marbella)

Si Carlos Gil trajo al americano, si Hohenlohe a la realeza de medio mundo, si Don Jaime, los atrapó con su encanto y su piano, Rafael de la Fuente con su liderazgo y buen hacer al frente del Hotel Don Carlos y del Hotel Los Monteros, les dio abrigo y cobijo en portales de cinco estrellas superior. Se aficionó tanto a las estrellas Rafael, que también –al frente de la Cónsula- las puso al servicio de los paladares.

No se si os habéis dado cuenta de la cantidad de prohombres del turismo y de la promoción que he citado en estas cortas líneas. Muchos. Muchos y muy válidos.

Hoy por hoy, si se me pusiera un cuchillo en el cuello y se me obligara a decir -para evitar el tajo- algún nombre que pasee con elegancia y eficacia el nombre de la Costa del Sol por el mundo, pediría –sin dudarlo- el cuchillo para hacerlo yo mismo. Antes el Harakiri que morir a manos de un aprovechado, un político o un merdellón. Que al fin y al cabo, en algunos casos, viene a ser lo mismo. No en todos, no en todos. Gracias al Supremo Touroperador.

Rafael de la Fuente, tuvo -fíjense que categoría-  el detalle de cederle una mesa en Nueva York a la Viuda de John Fitzgerald Kennedy y de Aristóteles Onassis; una mesa en La Côte Basque frente a lo que en unos años sería su Jacqueline Kennedy Onassis Reservoir en Central Park. No sé yo quien hoy, del mundo de la alta jerarquía turística, sería capaz o podría tener al alcance, un detalle como ese de oportuna e inestimable elegancia. No lo sé, por más que lo pienso, no lo sé. Más que nada, porque la elegancia es una cualidad que escasea, infaustamente, hoy día.

Una nueva entrega de Hoteles en la Memoria de mi admirado amigo y Maestro Rafael de la Fuente: The Savoy. Londres.

Notad la distinción y el estilo… El Charme que decía antes; podéis olerlo?

Si queréis leerlo, podéis hacerlo aquí:

The Savoy. Londres

Disfrutadlo! Historia es al fin y al cabo.

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