NO SOPORTO…

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NO SOPORTO…

 

 
No soporto a los que te miran, desde el pedestal de su propia insolencia; desde la atalaya inestable, que se mueve, alrededor de su insufrible intransigencia. No soporto, al que guarda el dinero escondido en los mil recovecos de su cartera.  Esa que nunca sale a pasear, y que nunca se encuentra  -perdida como está- en el laberinto del ademán de su añeja faltriquera. No soporto al chiquilicuatre envanecido, ni tampoco al que se siente (sin motivo aparente) humillado permanente, y por siempre ofendido. No soporto a los cofrades sibilinos que se golpean el pecho, suplicando al que llevan, la disculpa y el cohecho, del perdón divino. No soporto a los defensores a ultranza, ni a los abogados del diablo de medio pelo. Ni tampoco a los Sancho Panzas ni a las que van a la misa con el velo. No soporto a los que van disfrazados por la vida, de poeta o de espantajo. Ni a tristes ni a mohínos; cabizmundos y meditabajos. No soporto al que habla afectado, cursi y ñoño, y que le sienta la cátedra hasta al mismísimo moño.
No soporto a las sumisas ni tampoco a monosabios, ni tampoco a aquellas que son remisas a ser besadas -es la moda- en los labios.
No soporto al imbécil refanfinfla ni al majara impenitente.
No soporto al palurdo complaciente, ni al que bebe vino, huele el tapón y asiente. No soporto a los pedantes ni a los falsos ilustrados de la Wiki. No soporto a rollistas melindrosos ni a gatitos edulcorados. No soporto a piojos resucitados ni a listillos ignorantes. No soporto al iletrado que se adorna de laureles inmerecidos. No soporto el olor a pies sudados ni las uñas enlutadas sin motivo. No soporto al taciturno compungido, ni al lloroso atribulado. No soporto las voces engoladas ni las eses arrastradas. No soporto a la gente fina, mala espina y con mala leche implementada. No soporto al ingenuo que siempre esconde la cabeza. No soporto al idiota  inoportuno ni al que se queja  ya de vicio. No soporto al que te ve de lejos -y saludas- y se hace el sorprendido. No soporto al idiota que no conserva sus amigos.
 
Por no soportar, hoy, de tanto NO soportar, ni yo mismo te soporto, Alvarito.
 
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