EL INSOMNIO DE UNA NOCHE DE VERANO
«Con todo esto y a decir verdad, en nuestros días, calor y descanso no hacen buenas migas» (Variación conveniente sobre El Sueño de una noche de verano.
(William Shakespeare)
«Y Vulcano, Hefestos, Huehuetéotl y Agni –dioses de la caló– unieron sus fuerzas y desterraron a Kelvinator y a Toshiba a los ígneos mares de lava del Tártaro.» (Anónimo)
Todo empieza con un «clic»; así, de esa manera tan fácil cómo espeluznante. De forma inesperada. Un «clic» que provoca que tu ojo derecho se abra irremisible e incontrolablemente de par en par. Tu mente se va despertando poco a poco y tú ruegas al dios Morfeo que no te deje abandonado en los brazos de Vulcano. Pero el dios del sueño – que por cierto es Morfeo que Picio– no solo no te hace caso sino que, amparándose en que es él el que quiere descansar, te regala un segundo «clic» antes de irse; así pues, el segundo ojo –el izquierdo– se abre también irremisible e incontroladamente para – acompañando al primero– dejarte con una cara de perfecto gilipollas durante al menos cuatro espantosas e inacabables horas.
En Hefestos, (que dirían los clásicos) acabas de entrar en ese indeseado estado insomne –insoportable, insufrible e irritante– que te regala la alta temperatura. Así que, ante la imposibilidad de conciliar el sueño, empieza uno (para recuperarlo) a aplicar ciertas estrategias de contraataque…
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La primera fase: La lectura; desde la hora prima (que casualmente también es la primera del día) hasta las dos de la madrugada (que es la segunda) uno termina con el premio Goncourt de la mano de Lamaitre y da buena cuenta de la Barcelona gótica del valenciano Llobregat; su testimonio sobre Vesalio y unas cuantas muertes hartamente truculentas. Pero leer –a la mala sombra de los 42 grados– es tremendamente cansado y fatigoso. Y entonces, ya un pelín desesperado, abandono la lectura y entro en…
La segunda fase: El Facebook; se trata esta fase del leer los múltiples mensajes acumulados desde tu última visita; y eso, te lleva como otra hora. Ya nos hemos puesto al día y en las tres de la madrugada. Y en saliendo de la segunda, y cómo es preceptivo, reglamentario y regulado, viene…
La tercera fase: el Facebook; ¡Alto ahí! dirán Uds… Que esa es la segunda, Segismunda! Y sí. Y no. Porque la tercera es una prosecución de la segunda cómo también es preceptivo, reglamentario y regulado. No sé si me estoy liando. A ver, me explico: Cuando ya he terminado de leer todos los mensajes acumulados que he indicado antes, de mientras –que diría el gitano Antón– me han estado saliendo avisos de «nuevos mensajes» en la susodicha página. Y me doy cuenta –y eso me reconforta– que hay una fauna noctámbula y noctívaga que tiene el mismo problema que yo y que trata de alejar la vigilia obligada distrayendo la mente y alejándola de la pesadilla despierta del desespero.
Y me sorprendo al comprobar que mi querida MCT tiene unos pies pequeñitos y bellísimos (ella lo sabe) y –que los alza para apoyarlos, buscando el fresco, en la pared– los retrata y los cuelga en la red para sufrimiento de unos; para deleite de otros. Ella se distrae. Nosotros también y nos alegra la mirada. Veo también que un desconocido (de este no pongo iniciales siquiera) se lamenta de la mala suerte al fallarle su intento de suicido. Tal y cómo te lo digo, Rodrigo. CAS aconseja al fallido suicida que no desespere y que confíe en Dios. Ese mismo Dios, que de manera poco generosa, le ha regalado las cuitas que le han llevado al intento. Mi amada CSP –ya pasadas las cuatro de la madrugada– cambia la foto de su perfil, y aunando tímidas desnudeces y frescura playera, te recuerda lo infeliz que puedes ser con su ausencia y que para nada, con esa pose natural y espontánea, alivia tu asfixiante calor.
Taz Looney (de este si pongo su nombre, sin acritud) me sugiere me meta por salva sea la parte un cargamento de abanicos japoneses para refrescarme, y de camino, desearme un feliz ano nuevo. Además, un hijo de puta se carga a un león en Zimbabue y El Protegido de Pablo Aranda no para de visitar países. Y mientras tanto, algunos más, ya bastantes, –la nómina de insomnes crece imparablemente– dan al botón de «Me gusta» a mensajes antiguos míos. Más «Me gusta» a fotos, también antiguas, y eso me honra, porque denota que mi muro es navegable y apetecible para algunos y además, les refresca el momento del ardor guerrero.
Fauna infelizmente descansada; incapaz de conciliar el sueño. Sometida al calvario indeseado del bochorno y de la calorina. Adoradores obligados de la calidez y la calina. Desesperados habitantes del desconsuelo, de la angustia y de la impaciencia. Resignados y temerosos por la próxima noche canicular que se les avecina.
- Todas las imágenes que ilustran esta entrada, son obra de Mihai Christe.
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Ola father prefioro insomnias que no pesadillas con esos ojos !
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Uff., los expertos recomiendan no acercarse a nada que huela a ordenata una hora antes de acostarse.
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