GO HOME MR. AZNAR.

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GO HOME MR. AZNAR.

Las últimas noticias- esas crueles y diarias puntillas de muerte que nos da la actualidad cada día- hablan, ¡Oh destino cruel e ignoto! de la posible vuelta a la política (si es que algún día se marchó) del amigo personal e intransferible de Mr. George Washington Bush. Jorge (dobleuve) Arbusto para los hispanos parlantes.

 Ante ese espanto, muchos nos hemos echado las manos a la cabeza – aunque en realidad nos deberíamos de echar a la calle a protestar por tan terrible amenaza- ante ese espanto, digo, me pongo a pensar en cual sería la alternativa, si se diera el pavoroso caso. Ninguna.

 Esa es la respuesta. Ninguna. Bueno, tampoco exageremos, siempre tendremos a Tony Cantó!

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Triste. Porque si algo le falta a este país -en cuanto a dirigentes que cuenten con la confianza del ciudadano- son alternativas. ¿Y que tenemos? ¿De que disponemos en España?  “Rien de rien “que dicen los franceses. Que también andan apañaos

 José María Aznar “Ánsar” para los amigos y para los aficionados a las anátides, no cuenta con mis simpatías. Nunca las ha tenido. Ni siquiera cuando este país crecía por encima de un añorado tres o cuatro por ciento en aquellos tiempos de Alicia en el País de los Enladrilla. Yo, ante estos rumores, me echo a temblar. Porque  -observo acojonado- cómo este país se está yendo a la gran puñeta. O mejor dicho: A la gran Peineta!

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Mi querido amigo el escritor y  execrable pianista Jotapunto Rebuscá, me ha remitido una nueva entrega de su serie  “Políticamente Incorrecto” que define preclaramente lo que sucede en la caverna de las intenciones del ex presidente de gobierno español

 Aquí lo tenéis. Disfrutadlo!

 

GO HOME MR. AZNAR.

                                                                             J. REBUSCÁ


Un inesperado albur, de confirmarse el rumor, se cierne sobre el desolado panorama celtibérico: vuelve Aznar. Algunos ponen en cuarentena la noticia, más bien un comadreo provocado por una de las típicas bravuconadas del ínclito, y que ha sido glosada como una amenaza, o propiamente escrito, una «aznarada», versión de amenaza farfullada en un engreído tono chulesco y con su inimitable imitación del acento vallisoletano de los rancheros de Texas. (¡Que tontito es!)

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Las opiniones sobre el «agringado» ex-presidente se mueven en extremos opuestos; el de quienes exaltan su figura declarándolo prócer de una virtuosa neocasta de seres superiores, frente a quienes lo demonizan allende lo políticamente correcto. Para los primeros, su retorno aseguraría la salvación de la patria, en tanto que para los segundos representaría un puyazo definitivo. Para unos, el caudillo Aznar asumiría su responsabilidad histórica acudiendo en auxilio de una colectividad que lo necesita; para otros, reaparece para impedir que sigan aflorando testimonios que ponen en tela de juicio la honestidad y la eficiencia de las que hizo repetida gala en los discursos que le subieron al poder.


«Si sigues enredando con Alberto le doy un puntapié a tu mujer en la Alcaldía». Estas palabras, puestas en boca de Mariano Rajoy por el periodista Raúl del Pozo, evidencian que no cabe hablar de vuelta puesto que nunca se marchó; cuando dejó la presidencia de Gobierno se granjeó la presidencia de honor de su partido, el control de FAES, y se garantizó el mantener los contactos de alto nivel sentando a su señora en la Alcaldía de Madrid, en una bochornosa maniobra propia del bananerismo ortodoxo. Este entramado le viene al pelo para ejercer de “lobbysta”, profesión para la que se preparó concienzudamente bajo la tutela de Bush, y que le reporta pingües beneficios -muy por encima de los percibidos al frente del Ejecutivo-  sueldo que se dice mantiene.

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Aunque los ocho años de ZP en la Moncloa le confinaron fuera del ámbito del poder, esta situación ha cambiado tras la victoria de Rajoy, si bien los analistas creen que ya se planteó su reingreso tras el cicatero apoyo, que a su modo de entender, recibió de la cúpula del partido en las reiteradas tentativas por colocar a Florentino Pérez en el puente de mando de Iberdrola (la jocosamente llamada enmienda florentina). Para Aznar ya fue la gota que colmó el vaso, un vaso ya colmado por el caso Endesa, que le supuso una sensible pérdida de prestigio en el remunerado mundo “lobbysta”.

 Este prestigio, además, podría hundirse definitivamente de proseguir el cúmulo de escándalos que a diario salpican a lo que fue su entorno de confianza, en particular al que se generó en la época de las privatizaciones, fecha en la que comenzó a tejer la telaraña que sirve de soporte a su negocio de compraventa de influencias.

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Y para evitar este naufragio prepara una operación de acoso y derribo a su sucesor, aprovechando el descontento que provocan las medidas anticrisis. Así, pasaría del «márchese Sr. González» al «márchese Sr., Rajoy», una maniobra perversa, pero creíble en quien, sin recato alguno, osó casar a su hija en el Panteón de los Reyes de España, una boda financiada con dinero sucio, como tantas cosas en las que aparecen él, si mismo y su impertinente soberbia.

 Comentaba un veterano republicano, que se había convencido de la necesidad de proteger a la Corona ante la eventualidad de que en una república española la presidiera un matrimonio a lo «Aznar-Botella»; sólo pensarlo se ponen los vellos de punta, aunque siendo la esperanza lo último que se pierde, tal vez alguien le haga recapacitar y recule hasta el discreto y silencioso lugar que corresponde a los ex – presidentes. Aunque siga forrándose con cargo a su presidencia. Go home Mr. Aznar.

 (Serie: POLITICAMENTE INCORRECTO j. rebuscá. A.D. MMXIII)

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