UNA NOCHE DE PORNO EN BERLIN

 UNA NOCHE DE PORNO EN BERLIN

 

Corrían los principios del año 1979.

 Por aquel entonces, aún pertenecía el futuro Father Gorgonzola a la Distinguida Tuna de la Facultad de Económicas de Málaga. Aunque  estuviese matriculado en la Escuela de Empresariales junto a mi amigo y compañero de viaje, el actor Luis Centeno y su hermana Mammota.

Surgió por  aquellos días un viaje a la ciudad de Berlín. Y como inveterados viajeros que éramos, nos apuntamos en tropel para dejar muy alto el pabellón de España en la hoy capital de Alemania (En aquellos tiempos era Bonn) como así fue. Massomenoss.

  Massomenoss lo de dejar el pabellón alto, digo.

 Eran tiempos en los que aún le quedaban al Muro cainita diez años de existencia. Así que tengo el dudoso honor de haber atravesado el Muro de Berlín.

 Tengo muchos, muchísimos recuerdos grabados de forma indeleble en mi memoria.   Muchos recuerdos y una pérdida: Por días no pude asistir, con todo el dolor de mi corazón, a un concierto de Lou Reed. Lou Reed en Berlín…se puede pedir más? Malajuerte!

Recuerdo perfectamente el dolor de muelas, por ejemplo, que padeció el mencionado Luis y como tuvimos que llevarlo a un hospital para que lo medicaran, pues tenía tó la cara del Netol.

 

Recuerdo a un Pepote blasfemando en un perfecto alemán de Torremolinos cuando, por un inevitable resbalón en el suelo helado, cayó encima de su acordeón emitiendo este – el acordeón- un musical y sordo quejido debido a lo que le había caído encima. Pepote, casi se rompe un  brazo debido al enorme saleazo. Y él,  la cara a nosotros debido a las impagables carcajadas.

 Recuerdo la locura que resultaba el pedir comida en los restaurantes o en un simple puesto de Hot Dogs. Por ejemplo…llegabas al puestecito salchichero de marras y señalabas el letrero de las salchichas. La oronda germana te preguntaba: Bratwurst?  Brühwurst?  Weisswurst?, Pimmelwurst,? Franfurt? Pinkerwust? Mein Herrrr???

 

Jarrenperbarben und Embutedungem (En alemán en el original), decíamos nosotros Y le volvíamos a señalar una salchicha y una cerveza en el cartel. Una jarra pa cáuno (Jarrenperbarben) reiterábamos.

O si te ibas a un restaurante y te atrevías a pedir algo desconocido: Leverkazeconcronfleisss… decías con un magnifico acento alemán;  y te encontrabas con esto: Leberkäse, Kronfleisch (pleura o diafragma de la ternera) que se sirve con pasta de rábanos y pan negro. (Wiki)

Una delicia repugnante.

Recuerdo, con especial cariño, a mi buen amigo Jesús El Rojo; este cumplía años y le dije…Rojo! Te voy a regalar el colocón más grande de tu vida! Y cumplí mi palabra. Vaya que si la cumplí; solo se acuerda de medio viaje.

Todavía me lo refiere -hoy día- con un cierto deje de nostalgia y cariño. Para que tú veas!

Recuerdo la nieve ya negra por los humos de los coches amontonada por toda la ciudad. O a la modelo de promociones realmente fisna y divina de la muerte -de Madrís- que alababa vehemente el Shampán Guachandó.

Yo solo bebo Shampán Guanchandó! Decía por Moêt & Chandon, la pija de Vallecas.

Recuerdo, entre otras cosas, nuestra visita a Berlín Oriental pasando el Muro a través de una frontera sacada de una película de Welles. Obedecimos las órdenes de la Embajada de no pasar ni prensa, ni revistas eróticas, ni drogas ni alcohol. La verdad… No sé que cara nos verían. A lo mejor solo se fijaban en Jesús.

Así que dejamos todo el alijo en el hotel y allá nos fuimos. Cuando la sargenta rusa, en la frontera, nos miró por encima de su poblado bigote, nos alegramos de haber sido obedientes. Peaso malabestia la íalagranputa.

Me acuerdo también de una amiga que nos echamos allí, anarquista lesbiana, que nos enseñó-amabilísimamente- la ciudad. Nunca se aprendió mi nombre y estaba convencida de que yo me llamaba Albatros.

Por acordarme, todavía me acuerdo, de que estamos fichados por la policía berlinesa por un disparecer con un nazi propietario del hostal donde nos alojábamos. Por algo así como un sofá roto (ya lo estaba) en el transcurso de una de nuestras reuniones culturales.

Pero de lo que más me acuerdo, era que en aquellos tiempos  y me imagino que ahora, Berlín era una de las capitales culturales de Europa y una noche nos fuimos todos en animosa compañía para ver un espectáculo porno en vivo en un local, entre cutre y casposo, de los muchos que pululaban por la ciudad. El sueño de Torrente.

También era la capital europea del porno Berlín. Todo hay que decirlo.

Y esto es lo que sucedió una nefanda noche. Cuando pasamos:

UNA NOCHE DE PORNO EN BERLIN

 

Habíamos terminado nuestro trabajo de animación en el Stand de España en el Palacio de Congresos donde se desarrollaba la Feria Internacional de Turismos de Berlín (ITB)  una de las más importantes del mundo. Estábamos ya descansando en el Hostal bajo la atenta mirada del cancerbero nazi, sin saber que hacer.

Este, el cancerbero, desde el episodio del sofá- con intervención de la embajada incluida- no nos quitaba el ojo de encima. El muy mamón. Así que ante la imposibilidad de liar otra reunión cultural en el hotel, pensábamos en donde podíamos ir a distraernos antes de acostarnos.

Pero que se puede hacer en una  ciudad frigidísima y cubierta de nieve? Tempänen inch dier Güeben. Con un frío de cohonees (Nota del Traductor)

–         Porque no vamos a ver un show ponno? Dijo Jesús balbuceando a causa del colocón.

Así que sopesando la posibilidad y que en teniendo en cuenta que nosotros siempre fuimos partidarios de asimilar la cultura de allá donde fuésemos y -por ende, insisto- Berlín era la capital del porno mundial, nos dijimos…Vale! Todo sea  por el enriquecimiento personal.

Y pallá que nos fuimos para la zona de Schöneberg, barrio con una enorme proliferación de locales dedicados a los shows pornográficos en vivo. Un enorme puterío allá donde miraras.

Entramos en uno que nos pareció sugerente;

y…como explicaría yo como era el local por dentro?…

A ver:

Imaginaros como veinte cabinas unipersonales puestas en círculo. Dentro de cada cabina había una especie de mostradorcito con un rollo enorme de papel higiénico -me imagino que para tomar notas- y una ventanita rectangular de cómo unos 30 x 20 cms. Con una ranura al lado.

Y en el centro del círculo formado por las cabinas, un recinto donde había una especie de mesa acolchada donde una pareja hacían toda clase de guarreridas  sexuales. El, con una enorme gallinácea (un pollón) y ella con una maestria inigualable en el arte de domeñar a la susodicha gallinácea.

Se trataba pues de comprar fichas, meterse en la cabina, meter una ficha en la ranura y entonces, se levantaba una tapa que cubría el ventanuco y, a través de un cristal,  se veía a una pareja haciendo acrobacias sexuales. Nada que ver con un karaoke. Aunque habia veces que lo parecía. Pero no voy a decir cuando.

Era todo un espectáculo mirar por todo el perímetro interno del circulo y verlo llenos de ventanitas con dos ojos ávidos detrás de cada una de ella. Un poco esperpéntico, todo hay que decirlo. Parecía un cine en 3D todo el mundo con sus gafitas.

Sigo…

A los cinco minutos…Chank!! Se cerraba la tapa y si querías otra ración (perdóneseme el símil gastronómico, pero es que había que ver lo que se comía aquella señorita.) se volvía a echar de nuevo otra fichita, Y así hasta que te jartabas.

Muy edificante. Tengo que reconocerlo.

Después de un par de fichas cada uno, y de advertir -no solo que se nos iba una pasta, sino que además los cinco minutos pasaban rapidísimamente- una mente preclara (me imagino que Jesús) dedujo- que para eso era un economista en ciernes… «Compramos dos fichas cada uno y nos metemos todos en dos cabinas y eso que nos ahorramos»

Dicho y hecho. Que mente mas privilegiada la de los españoles!!! Y que tontos los alemanes que no habían pensado en esa posibilidad. Es que parecen tontos de honraos que son, los maharetass!!! Dijimos.

Nos metimos como pudimos en dos cabinas. Tres españoles en cada una. E iniciamos la tramposa estrategia.

Estábamos enlatados; apretujadísimos. No podíamos ni respirar! Y el poder turnarse para trincar la ventanita de marras era un suplicio de mil pares de cohoness.

El aire se hacía irrespirable, el cristal estaba ahumado por el vaho de nuestros alientos… así que nos dijimos….Vámonos pa fuera! Que esto no hay quien lo aguante. Quemasfixio!!

Nos dimos los tres la vuelta al unísono-porque no había espacio suficiente para hacerlo de otra manera, y nos enfrentamos a la puerta de salida. Sacamos una mano –el que pudo- para tratar de abrirla cuando de pronto –horrorizados!!!- nos damos cuenta de que la puerta no solo era abatible, sino que además abría para adentro.

Glub! Dice uno. Glubglub, dice el otro…Tres glubs más gimió el tercero. Una suerte de gluglubeos angustiosos. Empezamos a sudar, hacinados como estábamos, en una estrecha cámara de tortura.

La sola idea de morir asfixiados no era tan terrible como la mortificación que suponía el que nos encontraran amorcillados- pues estábamos embutidos practicamente dentro de la maldita cabina- en un Porno Live Show de Berlín.

Una vergüenza absoluta para las respectivas familias.

Así que decidimos usar la cabeza. Uno se subió como pudo escalando sobre los otros dos para encaramarse encima del mostrador donde estaba antes el rollo de papel higiénico.

Father -por su corpulencia- fue designado Base de Operaciones. Es decir me agacharía para que el que quedaba, se sentase en mis hombros. Y como pudimos, formamos una sola figura para hacer hueco a la maldita puerta abatible que Alá confunda.

Así lo hicimos. Y, con un titánico esfuerzo y un agobio del copón, logramos abrir la puerta de lo que -al fin y al cabo- era lo más parecido a una cámara de gas. Made in Germany, por mas señas.

Abrimos la puerta, ya te digo, y nada mas abrirla- justo delante- estaban esperando el encargado de la tienda- con un enorme turco detrás- que miraban asombrados la escena:

Uno encima del mostrador. Otro agachado y absolutamente sofocado por el esfuerzo  y, por fin, el tercero, encima del grande haciendo equilibrios y con los huevos pegados al cogote del Father.

Empezó a bramar en alemán y el turco amenazaba con blandir una cachiporra y a amenazarnos en que idioma  sabe Dios. Y nos fuimos todos de allí echando leches.

Father jadeando, decía aún ahogado por el esfuerzo….Yo follo dos vueltas mas y me voy para la casa. Me cagontólas putas de Berlín!!!!

Como decía Goethe:

Dieses Baums Blatt, der von Osten
Meinem Garten anvertraut,
Gibt geheimen Sinn zu kosten,
Wie’s den Wissenden erbaut.

Ist es ein lebendig Wesen,
Das sich in sich selbst getrennt?
Sind es zwei, die sich erlesen,
Dasz man sie als Eines kennt?

Solche Frage zu erwidern,
Fand ich wohl den rechten Sinn:
Fühlst du nicht an meinen Liedern,
Dasz ich Eins und doppelt bin?

 

Y que queréis que yo os diga…No puedo estar más de acuerdo con el.

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