LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO

LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO.

 

 

Se dice que la primera impresión es la que vale. Esta aseveración no siempre es cierta y pongo ejemplo: Cuando me encontré por primera vez con Auxi Toro, me pareció tan independiente y tan distante que apenas le concedí el beneficio del saludo. Porque entre la timidez que me atenaza ante personas extrañas, y esa disposición artística tan completa y extensa que posee Auxi, me hacía suponer -esta última circunstancia- que estaba ante una persona, ya te digo, displicente y celosa de su intimidad

El resto de convencimiento que tengo sobre la inaccesibilidad de los artistas, se diluye por completo después de las dos ultimas experiencias personales. La comentada sobre Auxi y lo reservado que yo suponía a, mi ahora buen y admirado amigo, el Poeta Juan Miguel González.

Ambos, con sus actos, me han demostrado su afecto y su cordialidad. Su sencillez. La una con sus mensajes privados (incluso los escritos en latín) y -sobretodo- con ese abrazo impetuoso y efusivo que me dio al salir de su actuación en el Teatro Echegaray después del concierto de su grupo Sólo un Momento. Me eché literalmente en tus brazos (sic). Y el otro, porque es el verdadero auspiciador de este post ilustrado y apologético.

Me llamó Juan Miguel  por teléfono para contarme como Jose Antonio Quesada – repórter y ojo suyo en las ausencias- le había descrito de una manera tan detallada y tan  estimulante el concierto del Echegaray que le gustaría escribir una “Crónica por referencias” de dicho concierto. Haciendo un  especial hincapié en la persona de Auxi Toro, que era a la que mas conocía de todos. Una amistad que dura “casi media eternidad” según sus propias palabras. Y añade también el Poeta:Posee un corazón tierno y vehemente, atemperado por esa dulce melancolía tan propia de los espíritus íntegros”.

A los tres o cuatro días -ya sabéis de mi inveterada e incontenible impaciencia- y con la excusa de tener en mi poder unas  magníficas fotos de Auxi realizadas por Kuky Pereda, aproveché para preguntarle por el cómo iba la tarea que me comentó.

Me dijo que llevaba un resfriado ausente y añorante de humos desde hacía dos semanas; y que, si era capaz, vería de hacer algo que ya tenía paseando por su cabeza. Tuvo el detalle -siempre tan generoso- de esa misma noche, quitarse cinco horas de sueño; para durante ese tiempo elaborar este precioso articulo que ahora viene a continuación, y que como digo, es el verdadero protagonista de  este post. Pagó esa dedicación con ciento veinte nocivas caladas de humo que le agradezco y recrimino.

Pero no se detiene Juan Miguel González ante la persona de Auxi Toro. Su esplendidez y dadivosidad hacen que se detenga en todo el grupo y, especialmente, en la otra clarinetista del grupo: el torbellino y compendium de disciplinas artísticas que es Ami Cumpián. La define Juan Miguel de esta manera: “… con ese laconismo un poco inglés del Grupo Bloomsbury. Esbelta y sensitiva, distante y serena, siempre me ha parecido un trasunto de los artistas prerrafaelistas.”

 Mujeres humanistas y polifacéticas, renacentistas, añado yo.

Ya no digo nada más; porque todo lo que hay que decir viene ahora a continuación; porque, además, esta entrega no me pertenece. Pertenece al hombre que transforma las volutas de humo en sublimidad.

Queda resaltar que  todas las fotos que aparecen – excepto la primera ilustración- han sido realizadas por la fotógrafa Kuky Pereda.

A modo de iniciación, inserto una música que sólo Auxi y yo sabemos el porqué.

LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO

Concierto de “SÓLO UN MOMENTO” en el Teatro Echegaray

 

El hombre al que quebranta una tos muy antigua, lamenta no haber podido asistir al concierto de “SÓLO UN MOMENTO”, en el Teatro Echegaray. Aunque quién sabe si envió su ectoplasma dado  la inusitada ocasión de semejante privilegio estético. Este hombre fue informado al día siguiente de la actuación de dicho grupo, por un sensible y culto espectador, José Antonio Quesada que, con ánimo sereno y penetrante, no escatimó, sorprendido, sinceros elogios a la excelente actuación y puesta en escena de tan singular y ecléctica banda.

Ya era hora de que alguien se levantara contra la larga tiranía de la mediocridad que tanto padecemos.¡Enhorabuena y ánimo!. Frente a la cochambre hegemónica de coleguillas subvencionados, ¡la insurrección de la delicadeza¡; contra la plaga de advenedizos trileros, ¡la noble apuesta por la belleza!; frente a tanta voraz ramplonería monotemática, ¡la rebelión del buen gusto!

Hace casi media eternidad que conozco a Auxi Toro y a Ami Cumpián. Ambas damas postulan no la utópica y sangrienta revolución permanente trotskista, si no la creación amorosa y diaria que aconsejaba Juan Ramón Jiménez. Auxi viene de los goliardos, de Jorge Manrique, de Quevedo, de Goya, de todos los romanticismos, de Valle-Inclán, de Artaud, del surrealismo, de Ionesco, de Gutiérrez Solana, de la copla española, de Gómez de la Serna, del fado lisboeta y de Emilio el moro. Posee un corazón tierno y vehemente, atemperado por esa dulce melancolía tan propia de los espíritus íntegros y delicados que nunca olvidan que “el niño es el padre del hombre”.

Ami, a quien conozco menos, es más evanescente, con ese laconismo un poco inglés del Grupo Bloomsbury. Esbelta y sensitiva, distante y serena, siempre me ha parecido un trasunto de los artistas prerrafaelistas, con algo de la exquisitez decadente de los hermanos Rossetti, Dante Gabriel y Cristina. Para esta distinguida dama, la filosofía del arte por el arte sigue siendo tan necesaria y cotidiana como el canto del petirrojo.

Del resto de los componentes del grupo ya iré avanzando mis daguerrotipos líricos conforme vaya adquiriendo mejor conocimiento de ellos.

El hombre al que la lluvia lo devuelve a la infancia, da gracias a la caudalosa amistad de Álvaro Souvirón, que una vez más ha hecho acopio y labor de la mejor escuela de cronistas. Espléndido su blog; contagiosas sus palabras entusiastas; evocadoras las bellas imágenes de tan inolvidable efemérides.

Gracias a todos por creer en la libertad, la justicia y la belleza, ideal impulsor de toda verdadera aventura del espíritu. Gracias por haber entreabierto la puerta para poder vislumbrar al unicornio, aunque haya sido SÓLO UN MOMENTO.

Juan Miguel González

Madrugada 28 de Octubre de 2011

 

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