DE JUAN MIGUEL GONZÁLEZ Y TABLETOM
Detenta el poeta Juan Miguel González una especial y puntillosa particularidad; una connotación como escritor (y como persona, estoy convencido), que no es otra que la absoluta -y cuando digo absoluta, digo bien- disposición hacia el aplicar -con una enorme disciplina y rigurosidad- las pertinentes reglas ortográficas y sintácticas en sus escritos. Sean poemas o sea prosa.
Y lleva esta rigurosidad hasta el extremo de la anhelada perfección.
Por poner un ejemplo: Lo que el llama “El pajarito ausente” (es decir no poner una tilde en una sílaba) le produce tal estado de desasosiego y remordimiento que, hasta que no ve remediado el lapsus calami cometido por este transcriptor, hasta que yo no desfago el entuerto, el Poeta, no empieza a respirar acompasadamente y a volverle las pulsaciones al ritmo adecuado. Algo así como lo que me pasa a mi cuando veo un cuadro colgado de la pared y este está torcido.
Sea leído esto con el debido tono jocoso que es el tono en que está escrito; pues por lo descrito, ambos compartimos –para según que cosas- una especie de obsesión paranoica que no es del todo cómoda. Por lo menos para mí.
Fueraparte que diría el ínclito Quioritién…
¿Y a que viene esto? Pues viene a que Juan Miguel González – el llamado cuarto miembro de Tabletom- reivindica desde hace mucho -sin el menor atisbo de reproche, por supuesto- el delirio de la inclusión de las letras originales escritas por él en los discos editados por el grupo.
Es decir, él -con esa mente no acostumbrada a los entresijos técnicos- no se explica como no aparecen en las carátulas la versiones académicas y originales suyas y junto a las versiones ajustadas por los músicos.
Yo, siempre le digo que eso –cuando no lo hacen- es porque no es posible. Que los músicos está sometidos a las presiones de las productoras; y que la métrica musical, no se ajusta a la métrica poética. También que, además, -para concordar ambas- los Tabletones deben de hacer inexcusablemente estos cambios, que por otro lado, no son nada fáciles de realizar. Es más, musicar un poema, es terriblemente complicado. Hay que valer muy mucho para ello.
Otra cosa son las licencias que -en base al estilo propio- se toma cada cual. Verbigracia: Cuando el poeta escribe: Los martes trece de nosotros mismos, Tabletom lo transcribe como: La parte chunga de nosotros mismos.
Tanto monta monta tanto. Las dos versiones son absolutamente apropiadas para el elemento en que se desenvuelven. Incluso creo, a mi pobre entender, que se complementan.
Esta anécdota -pues de eso se trata- viene a colación porque a través de una magnifica página Web dedicada a Rockberto: www.rockberto.com y gracias a uno de sus creadores -Paco Roji- han llegado a mis manos las letras de Tabletom. Separadas en dos partes: una las compuesta por los miembros del grupo y la otra por el insigne.
Estas letras son -las que vienen ahora- las incluidas en los discos y creadas por el Poeta. (Nótese que cada vez que escribo Poeta, lo hago con mayúscula. Es aposta)
Tabletom musíca a Juan Miguel González. ¿Se puede pedir más? El genio de la rima, el talento de la métrica, de la palabra escrita, combinado con la música mas inspiradora, elaborada y acertada. Dos magisterios en uno. Un fantástico matrimonio de conveniencia. Tanto monta…monta tanto. Para nuestra suerte.
Insistir en mi agradecimiento a Paco Roji (Y a Mariví Verdú por la fantástica biografía del Maestro)) y volver a recomendar que visitéis su página www.rockberto.com
Disfrutad estas letras; son magníficas, yo he tenido el detalle de maridarlas con ilustraciones de Vladimir Kush.
(Excepto, logicamente, la que viene a continuación que es una licencia que me permito)
ALGO ASÍ COMO UN TANGO
(Escrito en una pensión de Salamanca)
(Dedicada a Don Alfredo Di Stéfano)
Incluído en el libro «El ozono y la ópera»
Estoy en casa solo y sin Machaco,
sentado en el salón,
conjurando a las musas del tabaco,
medio seco un pulmón.
Pues quiero estar solemne y muy cuitado,
me he negado a cenar,
que bardo bien sufrido y mal cenado
gusta a las musas más.
Como llueve en Melilla y hace frío,
amada, y no estás tú,
converso con el lelo pio-pio
del pájaro cucú.
A qué tanto cuidado capilar,
poeta, menos moño,
me dicen rubicundas al rodar
las hojas del otoño.
Por mucho que componga la figura
y agrave el ademán,
no consigo rimar con sepultura
la risa de Don Juan.
¿Do fueron de gardeles los eventos,
perchelero farol?
¿Qué se hicieron de aquellos Paco Gento?
Se interna, centra y gol.
Me voy en acabando este cuarteto,
pues llega la mañana.
Nos vemos – a mi ponme un cateto –
muy pronto en La Campana.
LA PARTE CHUNGA
Este tema se llamó inicialmente ‘COPLA AL MONOTEISTA DON DIOS,
PARA SER CANTADA CON MUCHO VINO TINTO’, posteriormente se
quedó en ‘LOS MARTES TRECE DE NOSOTROS MISMOS’, por último el
grupo la llamó ‘LA PARTE CHUNGA’
Bella contradicción, enigma amado,
la rosa se eterniza en las tabernas.
Lesbiana juventud, muestra las piernas
para que el viejo Dios viva endiablado.
A fuerza de ternura y de botellas
logramos que también Dios tangueara,
era normal de Dios que se endiosara
y llamase Señor de las estrellas.
Pero que emperador fuera del todo
y vitalicia majestad del uno,
que fuera el éter y que habitara el lodo
y la torta ramos de mi desayuno…
Venga, por Dios, un poco de respeto,
y aquel día perdimos la paciencia,
y en lugar de la cruz, el amuleto
al cuello nos colgamos de la ciencia.
Aquel fisgón abstracto y timorato,
aquel glorificado absolutista,
no lo mato el materialismo chato
ni la bomba infantil del anarquista.
Y es que Dios no es la espiga ni el minuto,
ni la azarosa Historia y sus abismos.
Dios es la copa, el chute y el canuto:
Los martes trece de nosotros mismos.
DAMA DE NOCHE, AMARILIS
(La del manojo de cuervos)
Dama de noche, Amarilis,
Salomé de ojos de yeso,
quién escuchara llover
dentro de tu pozo seco,
al pié de tus blancos muros,
detrás de tus durazneros.
Dama de noche, Amarilis,
sor Juana de los ateos.
Espigadora, no mires
la flor azul del enebro.
La cierva blanca bebía
la sangre de los corderos,
el semen de los apóstoles,
el ron de los arquitectos.
Dama de noche, Amarilis,
la del manojo de cuervos.
Anoche vino la brisa
pisando, a lo soldadesco,
con aires de generala
y salvas de regimiento,
y en todo, ramas y brisas,
sonaba el himno de Riego.
Dama de noche, Amarilis,
Robín de los tiroteos.
AVIONES DEL PINTOR RAFAEL ALVARADO
(Orange y Gaseosa)
¿Por qué cielo de tarde sin escuela
derribando tú mágico avión?
¿De qué caña de escoba y que cartón
volar lo hiciste que, aun ardiendo, vuela?
Aeroplano de menta y de limón,
pegasillo de engrudo y regaliz,
¿En qué cine de barrio fue feliz
este corsario de la aviación?
¿En qué vieja pantalla, en que cuaderno
Se estrellará tu párvula avioneta?
¡Orange y gaseosa! Una peseta.
Programa doble. FIN. Cine Moderno.
SIERRA DE RONDA
Por la sierra de Ronda,
la blanca luna,
señora de mis noches,
y de mis dudas.
Bésame y vete
que me vienen buscando
los migueletes.
Por la sierra morena
repite el eco:
los amores soñados
son los más ciertos.
Ay, yo quisiera
que nunca fuera falsa
ni verdadera.
Luna de los pastores,
campos de nieve
por donde la esperanza
se fue y no viene.
Fuente de los suspiros,
Fuente soñada,
dile que no se quede,
ni que se vaya.
VIEJA CANCIÓN
(El reggae del amor)
Que tendrá el televisor
y la sección feminista,
que hasta el pájaro anarquista
canta en el contenedor.
Porque el amor y el dolor
Se juega a la primitiva,
Canto esta vieja canción
Que está más muerta que viva.
GUADALMEDINA
Ay río Guadalmedina
donde jugué de chavea,
eso sí que eran pedreas
y canutos, y almencinas.
Vendía en calle Cotrina
los “Lucky triki” el “Boquera”;
treinta Caunys de pulsera
se sacaba del abrigo.
Infancia de pan de higo
frente al cuartel de Natera.
COMPENDIO FLAMENCO
(No tengo ná)
Mira si soy desgraciao,
que tira, para no verme,
mi sombra por otro lao.
Aquellas palabras
que nunca me oyeras,
en las ramas hablan, en las aguas cantan,
Y en el viento suenan.
Y estos fueron mis pecados:
Vino tino por las noches,
mañanas de vino blanco.
Pediremos vino
y no habrá botellas,
ni calles ni noches ni donde ni nadie,
que sirva la espuela.
Me iré de este mundo,
del otro y del otro.
Manantial del monte,
donde bebe el lobo
¿quién borró el camino
de grama y ortigas
quién secó el arroyo?
Lo grande y lo verdadero
no tiene patria ni dueño.
Yo soy libre cuando sueño
porque desprecio el dinero
y sólo en soñar me empeño.
SIGAMOS EN LAS NUBES
Por nuestra antigua fe en la hipotenusa,
por nuestra condición de perdularios,
por el mal pago que nos da la musa,
seamos libertarios.
Por no querer bajar nunca del guindo,
por nuestro trato con las musarañas,
porque he perdido pero no me rindo,
viva Manuel Azaña.
Porque acerté eligiendo el desatino,
porque algún día la tendremos seca,
porque sobra merced, si falta el vino,
viva el lomo en manteca.
Por seguirle pidiendo olmo a las peras,
porque la estrella del fracaso irradie,
porque aunque tengo arreglo, no hay manera,
felices los Don Nadie.
Contra la chusma de chalé adosado,
contra la turbamulta rociera,
vivamos silenciosos y apartados
de las hormigoneras.
Contra el pequeño y cruel dios estresado
comido de alopecia y dioptrías,
contra el primate cibernetizado,
Machado y los tranvías.
Contra tanta poesía mercenaria,
contra tanta experiencia de tendero,
contra esta ubicua nómina sectaria,
¡ maricón el primero !
Contra las taifas de la diferencia,
no menos embusteras y arribistas,
contra sus resentidas obediencias,
la bohemia anarquista.
Contra los dogmas de la progresía,
reconvertida en cuota y B.M.W.,
contra sus insaciables señorías,
sigamos en las nubes.
BLUES DEL OZONO
Cuando tenga once meses el verano,
y agosto sea, por fin, cada semana,
todo playa será, parrilla humana,
altas palmeras de poliuretano.
Un ángel de dióxido y metano,
anunciará internet cada mañana.
Se cruzará en camello el Bidasoa,
y al fin todos tendremos barbacoa.
Ven de marchito ozono coronada
y empuñando un besugo macrobiótico.
Ven volando con alas de periódico,
nadando ven de la espuma envenenada.
Frente a la mar de Homero alquitranada,
brindaré con plutonio y antibiótico.
Bajo la fértil lluvia radioactiva
¿me oyes cantar con una siempreviva?.
BLUES DE ROCKBERTO
Siempre metío en “Casa el Guardia”
y una orla te mereces en oro y tinta china
Porque nadie en verano vende
polos de pana
Por eso en portugués te silbo,
te silbo maestro este bolero.
Y eres lo que quisistes:
un hombre a palo seco,
mojado asteroide en anís Machaquito
los pájaros buscaban el sur de tu chaleco
y el mar te coronó
con una corona de boquerones fritos.
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Un detallazo lo de «La saeta rubia», y encima anunciando tabaco.
Gracias por este artículo, me ha encantado y además me he enlazado a la web de Rockberto y ahora estoy oyendo «Zero-Zero» ¡Qué recuerdos!
Un abrazo Alvaro.
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Buenas tardes y feliz año.
Soy buen amigo de Juan Miguel González y me he permitido incluir el contenido de esta página en la nueva web de Tabletom que probablemente vea la luz en una semana.
Si hubiese algún inconveniente, por fafor, dígamelo e inmediatamente será retirado.
He pensado que una mención especial al poeta en la web del grupo estaría más que merecida.
Al no localizar su correo electrónico no he tenido más remedio que hacerlo por aquí.
Reciba un fuerte abrazo.
Atentamente. Adolfo López.
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Por supuesto que tienes mi permiso. Para todo lo relacionado con Tabletom y -por supuesto- con mi buen amigo Juan Miguel. Si que te agradeceria indicases la procedencia del articulo; ya sabes, por si a la gente que lo lea le interesan los demas articulos que hay en mi blog relacionados con el poeta y los músicos amigos.
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[…] https://fathergorgonzola.com/2011/11/15/de-juan-miguel-gonzalez-y-tabletom/ […]
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Me gustaría conseguir los acordes para guitarra de la parte chunga,soy principiante.
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