CRÓNICAS DE CAPILEIRA, 2013
Tercera de las Partes con Alitas de Pollo.
Diecisiete del mes de Agosto del Año del Señor de 2013
«El pueblo parecía
un grito de luciérnagas. La brisa
acariciaba, hería.
¡Cuánta emoción! ¡Enhiesta la sonrisa!
Y fueron generosas
las celindas, las dalias y las rosas.»
Romancero Alpujarreño
Nos desperezamos en La Neverita cuando el sol llevaba puesto en su sitio natural al menos un par de horas. Father y Santa, decidieron salir de su fresquito cubículo para echar algo sólido al coleto que permitiera digerir, a este Santo Varón, el benefactor e imprescindible Omeprazol combinado con cierta dosis de Ibuprofeno reparador, tonificador y vivificante que se acababa de tomar como preventivo.
Al salir, observamos la guarida de Girilín que permanecía abandonada y vacía. Yerma de habitante. Nos encaminamos pues hacia la Casa Cuartel -con la vana esperanza de encontrar vestigios de vida humana y/o inteligente- donde reposaban los restos de la noche anterior: Luról- Li, Diegóptero, Oía y Labios. Desmayados, desfallecidos y faltos del aliento vital mínimo exigible para considerarse personas. Salimos pues a la calle buscando un refectorio matinal tonificante; lo que por aquí se llama: Una cafetería.
Llamamos a Girilín para ver donde se encontraba la única persona que nos inspiraba cierta confianza a esas horas de la mañana. Bueno…Y a todas. Se encontraba en el Restaurante Ruta de la Nieves: Dirección: Carretera de la Sierra, 18413 Capileira, Granada.Teléfono:958 76 31 06 donde nos zampamos unas reparadoras y gigantescas tostadas con aceite y tomate y unos cafés dobles absolutamente deliciosos. Tres vasos de agua helados cayeron. Girilín, generosamente me había prometido comprarle a mis hijos unas Máquinas de Tormentas Aborigen y me propuso ir a comprarlas después a la tienda de Al Khaler. Ya os contaré más tarde que es eso de la Máquina de Tormentas.
Sigo con el desayuno… Nos invitó Girilín a Santa y a mí. Llegaron Luról-Li y Cangrejo. Más tarde Labios, y así, de esa manera, ya estábamos casi todos al completo. Faltaba Berrinche que roncaba en Fa # Mayor.
Durante ese momento del desayuno, alguien del grupo , ya lo dije anteriormente, tuvo una perentoria y extrema necesidad intestinal. «Eske yo ssoy común reló!!» y se pegó tal evacuada, que desde aquel momento, la propiedad del establecimiento, cambió el nombre del local por «La Cagarruta de las Nieves: Majada del Mulhacén»
Nos fuimos en un mar de risas hacia la casa para las abluciones mañaneras, descanso necesario y «tiraera». Primera fase de lectura del día. A eso de las 13:00 horas, se decidió acudir a local adecuado para la primera toma de aperitivo (Father y Girilín Coca Cola y agua) y nos encaminamos hacia el Restaurante Botanic en la Calle de Barranco de Poqueria, Capileira. Teléfono 689587756. donde nos pegamos un par de refrigerios acompañados por regalos gastronómicos consistentes en un delicioso salmorejo y una fantástica tosta de calabacines confitados. Riquísimos. Absolutamente recomendable. La camarera, amabilísima aunque un poco reiterativa y concienzuda en la descripción de los platos, nos atendió de una manera tan impecable como informativa.

Pedimos -a la espera de las susodichas- una imprevista e inmoderada montaña de comida: tres consomés, un gazpacho andaluz, una ensalada gigantesca coronada con melón y jamón. Diversos solomillos de ternera, chuletas y solomillo de cerdo con enormes guarniciones de huevos fritos, patatas a lo pobre y pisto. Platos de comida que nada deberían de envidiar -en cuanto a tamaño y cantidad- al Applebees o al Dallas BBQ de Nueva York. Nos quedamos un poco acojonados por lo que estaba poniendo delante de nuestras mismas narices. Pedimos también, que se me ha olvidado, una ración de morcilla de cebolla para probarla y nos trajeron una enorme bandeja de piedra ardiente con una morcilla entera y más patatas a lo pobre. Una deliciosa y prohibitiva barbaridad. Nos encomendamos al Dios Gula, y rezamos.
Mientras tanto, Santa rajaba inmisericordemente porque imaginaba que las alitas iban a ser servidas en salsa cuando ellas las quería asadas.
Y llegaron. Vaya si llegaron! Dos enormes fuentes con incontables alitas; unas empanadas y fritas y otras preparadas en el horno de piedra del Asador. Salimos del restaurante como bolos. Inflamados apóstoles de obesidad. Por daros un solo dato: mi solomillo de cerdo, era el mismo reflejo del Árbol del Ahorcado. Lo que yo te diga!!! El Árbol del Ahorcado.
Después del chupito de cortesía, Girilín me llevó a comprar para mis hijos las Máquinas de Tormentas, y de allí, fuimos para la casa a pasar la tarde entre chascarrillos y digestiones pesadas .
«La Máquina de Tormentas es un curiosísimo artilugio de origen Aborigen que consta de un tubo hueco, cerrado en uno de sus extremos por un parche plástico con un muelle colgando de su punto central. Al moverlo -primero suavemente- hace un ruido semejante a una tormenta lejana. Después de un par de veces, haces un movimiento más brusco con la mano, y se produce un chasquido semejante a un trueno. Verdaderamente real.»
En fin, ya está bien por hoy; he creído mejor dejar la parte final del viaje para la siguiente y última entrega. Pues habrá que dedicarle el tiempo y literatura suficiente a la llegada de «El Fiera « y al «Baile de Virkiki» y podría – y no lo quiero así- alargarse este post demasiado.
Así que aquí se termina la tercera y penúltima entrega…
To be continued!
…///…
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