UNA ESCAPADA BOLOÑESA ( I)
PROEMIO PRIMERO
Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas.
Elbert Hubbard, 1856-1915.
Mi querido amigo, el escritor Jotapunto Rebuscá, me dio a conocer esta frase para que me “ayudara” a sobrellevar ese despiadado e inhumano síndrome post vacacional, que tanto amarga el seso y achica el sexo, durante las dos primeras semanas después de la vuelta del merecido descanso veraniego. Putas y obligadas vacaciones en Agosto!
Cierto es, que ese regreso a la impiedad, a ese estado tan lamentablemente triste y pesaroso que es el que representa el retorno a la rutina -y hablo de mi caso en particular- estaba acrecentado por un sentimiento irrenunciable e indisimulado de envidia producido por la circunstancia que mis mejores compinches y secuaces -mientras yo permanecía en la oprobiosa galera laboral- se jartaban de comer choco en salsa, ortigas fritas, tortillitas de camarones o -ya en el culmen de la crueldad y el sadismo hacia nuestras personas- se tomaban interminables copas en La Cabaña viendo como se acuesta sol, ya cansado de su vuelta diaria y del día de playa, tras la duna de Bolonia.
Así que les aconsejo, que si su caudillo y sátrapa laboral y la cada vez más parca economía lo permiten, después de las vacaciones y, con la intención de realzar el animo y el aliento, les aconsejo digo, se tomen unos días de asueto después de haber disfrutado el mes preceptivo; para que sirvan de oasis anímico para la mente. De descansillo y rellano para lo que queda de inclemente escalera para el año laboral que empieza y no se sabe si acabará..
A MODO DE ENTRADA Y DESEMBROLLO ARGUMENTAL:
El viernes día 7 de Septiembre de 2013 -caída ya la tarde- se había torcido debido al ánimo decadente y a la enorme tristeza que afligían al Pater Familias y a la Mater Augusta de los Gorgonzola. El precioso recuerdo de tiempos anteriores pasados en la playa de Bolonia y sus alrededores, y en sabiendo que tal y como he dicho, la manada andaba de crapuleo y andanzas por allí, ya te digo, mermaba cosa mala nuestro ánimo y la predisposición al optimismo.
Nos preguntábamos en íntimo y profundo silencio… A quien estaría berrinchando la ínclita Oíaporculo? Bueno, eso sí podíamos adivinarlo. Y Labios, tendría puesto el traje gris azafata que acostumbra por aquellos lares? Seguiría Shati perfeccionando su paso magistral en la dificultosa ejecución del “Baile del Cangrejo” mientras trata de ahogar desalmadamente a la gusana coreana y/o americana? Mejoraría su dicción checa? Y Girilín, vestiría sus clásicos escarpines color “fursia putón” que tan erótico aspecto le confiere y tantos éxitos sexuales le proporcionan?
Seguiría Maximediano explorando dunas, pozas y manantiales; buscando pesqueras y nuevas rutas? Elaborando magníficas barbacoas? Y Pepiss…continuaría realizando su particular cruzada de aniquilamiento de las grandes especies del Estrecho en su variedad a la espalda o a la plancha con patatas fritas y chimichurri?
Todas esas dudas e incertidumbres, estaban a punto de ser despejadas por los impacientes y excitados Santa y Father Gorgonzola, que cantando tralaríles, sonsonetes y cortadillos; fanfarrias, estribillos y cantinelas tribales del alto Ampurdán a modo de orquestina, se acercaban felices, subrepticia y secretamente hacia la pedanía de Tarifa. Temblad, malditos! Temblad!!! Llegan Gorgón Dj y la prima segunda de Gemma Mengual!
DIA DEL SEÑOR DE SIETE DE SEPTIEMBRE DE 2013. SÁBADO.
Siete horas antes.
Nos levantamos Santa y yo con el ánimo un pelin muy bastante decrépito; casi al borde del lloro y del lamento. Tan solo los entrenamientos de Monza, nos animaban (y una mierda) a seguir vivos aunque muy someramente. Cómo para respirar y pare Ud. de contar. Tras dos cervezas -ya pasadas las dos de la tarde- y mientras yo, cariacontecido y atribulado, miraba fotos en Internet de la duna de Bolonia, de La Cabaña, de la carretera del Estrecho…de Barbate… (Lo sé es masoquismo puro y duro) a Santa -y sigo- se le calienta el piquito y me insinuó…
-Oh Chato!!! ¿Y si nos presentamos allí, con la olla de Potaje de habichuelas que estoy haciendo…? Seguro que flipan cuando nos vean aparecer!!! Andaquenó!!
Yo… ni caso!
Obligado por mi Santa, y más que nada para callarla, empecé a rebuscar en sitios de Internet para ver si -yo sabía que esta todo al completo, pues lo había buscado la noche anterior- así se callaba de una vez y me dejaba tranquilo con mis tristezas y mis pesares. Con mi aflicción y amargura. Ainss por Diossss…
Hostal Ríos; Los Jerezanos; Casa Isabel, La Posada de Lola, La Hormiga Voladora… Apartamentos Miramar… Nada! No había plazas disponibles!!! Zuputamadre.
Santa, incansable ante el desanimo, me instó a que le buscase los teléfonos de cada establecimiento; y ella, personalmente, se encargó de llamar, solicitar habitación y pedir precios. Uno tras otro.
Por fin, inesperadamente, O dioses de destino, halló uno libre que se ajustaba a nuestras pretensiones económicas (50 levros por noche) y a la situación estratégica deseada respecto al campamento pandillero. En El Lentiscal de la pedanía tarifeña.
Me miró, la miré; (Momento exhalación. Suspiros de España.) En apenas media hora estábamos saliendo de nuestra casa cargados con la guitarra, el maletín de las armónicas, dos maletas apresuradas y faltas de lo más indispensable; una bolsa de aseo incompleta. Se complementaba la impedimenta con… Un ollón de habichuelas blancas con costillas, morcilla y chorizo; bocadillo de jamón, doce cervezas y una botella de Ron añejo Barceló. Unos perfectos gitanos parecíamos; Váámunú…que nus váámúú! (en calé en el original) todo ello con destino a Bolonia. Provincia de Cádiz. Junto a las Ruinas de Baelo Claudia; ya sabéis, pisha!.
Dos horas de viaje ameno e ilusionante, Santa se carga otras dos cervezas y el bocata de jamón. Me dispensa a mi -tal si fuese palomo torcaz- pellizcos de bocata y tragos de agua. Se toma dos chupitos para refrigerarse el gaznate. Yo, mientras, conduzco para no aburrirme.
Seguimos viajando por una de las carreteras por las que más me gusta conducir. La zona de los Túneles de Corominas y Casares; pasada por San Roque y Algeciras (la parte más fea) que da paso a las preciosa zona del alto del Bujeo y el Cuartón llenos de molinos de viento hasta que una vez arriba, en el Parque del Estrecho, nos pegamos cuatro peos para la Reina Madre… “Híbrartá ehpañó!! Hasta que por fin, se divisa Tarifa y la duna de Valdevaqueros. Oh Diosss….
Valdevaqueros…Punta Paloma…y por fin, tras una preciosa subida…Bolonia. Debo de reconocer que cada vez que veo, siempre, por primera vez la duna de Bolonia, me interviene una sensación que no está alejada del Síndrome de Stendhal. Me tomo dos chupitos ahora yo. Kunonosdepiedra (en vasco en el original)
Llegamos pues al Hostal Bellavista. Dirección: Hostal Bellavista, El Lentiscal 21, 11391 Telf.: 956 688 553 · Tarifa (Cádiz) Una habitaciones tan sencillas como tranquilas; con televisor y -en el caso de la nuestra- con aire acondicionado. Nada superfluo. Pero nos limpiaban las habitaciones diariamente y nos ponían toallas limpias también. Por ese precio y dada la temporada, razonablemente bien. Muy bien. Aconsejable.
Dejamos maletas y, rápida y apresuradamente, decidimos irnos hacia la playa para darles la sorpresa a nuestros amigos que todavía ignoraban que los Gorgonzola estaban en sus dominios. Cargamos con las toallas, los bañadores, el ollón de las habichuelas, las cervezas y el ron. Guitarra y armónicas. Lo más preciso y necesario, ya lo sé!
Después de ciertas vicisitudes, logramos dar con las pavas que estaban panza arriba e indolentes en la playa la mar de alteradas. La anhelada sensación de volver a hollar la arena límpida y fresca de Bolonia; la inmediata ocasión que se nos iba a presentar de drinking a relaxing copazo de ron in La Cabaña while the Sun is ocultándose behind la duna es bastante unbelievable y tela de amazing. Tras eso, nos dirigimos a la madriguera para sorprender al resto del grupo que habían salido -los pobreticos míos- de compras al Mercadona de Tarifa mandados por las inefables jefas de la manada.
Decidimos, una vez todos juntos y después de haber celebrado la reunión con varios y muy muchos demasiados brindises y también tapear en la casa, irnos a La Cabaña para decirle adiós al sol y quedar con él de nuevo a la mañana siguiente; que los Gorgonzola habían tomado de nuevo la playa!. Que no todo estaba perdido!
Última copa en el antiguo Dogville que ahora se llama La Marisma (que nombre tan feo) y desde allí nos vamos dando un agradabilísimo paseíto hacia el hostal que mañana será otro día y habrá reencuentro con la caterva cumpiana que, farragosamente y en tropel, ocupaban otra casa de la vecindad. Pero eso…
To be continuará tusmorros…
…///…
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Qué es eso de un verano sin que aparecieras por Bolonia?? Me alegro que os decidiérais y olla en ristre tirárais pa Tarifa. Por cierto, esas habichuelas tienen pinta de estar güenísimas de la muerte, a ver si invitas!
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