MÉRIDA DIGITAL
Suelo tener -no siempre, aclaro- una cierta reticencia, un mucho de recelo, a cambiar algo (por otra cosa nueva) si ese algo funciona bien. No obstante, reconozco, que es una manera anticuada y obsoleta de pensar. Contra la razonable pretensión de la mejora, del perfeccionamiento, y por simplificar, del cambio de aires.
También, vuelvo a reconocerlo, es en cierta medida una postura acomodaticia y si se me apura y se me permite, un poco cobarde y un mucho pusilánime.
Vayamos al grano; y el grano en cuestión, es mi admirado y querido amigo el pintor Andrés Mérida. Sabrá perdonarme lo de grano. Tómeselo como meollo o núcleo.
Soy un impenitente seguidor de la obra del Almirante Mérida; un absoluto admirador e incondicional desde los primeros tiempos en que cayeron –por los alrededores de mis retinas- las obras de este pintor. En aquellos tiempos, ocupaban en gran parte su producción pictórica el mundo de la tauromaquia y del flamenco; la insania de los lunáticos. Las monteras contenedoras de cuadros. Ya se sabe » Paintings whitin a paintings». Málaga y Nueva York. Playas y abrazos. Y besos. Y vino. Todo ello, pensado, pasado y realizado por esa impronta especial y cautivadora que es el inconfundible estilo “Mérida”
Pero Andrés, fíjense Uds., no se aviene a conformarse; ni se acomoda ni se resigna. Ni falta que le hace.
No se consiente en la complacencia de un estilo asentado y reconocido. Los tiempos, corren que es una barbaridad. Y yo -desde mi ignorancia y mi torpeza- observo un poco asustado, cómo cambia Andrés de esquema estilístico sin tener en cuenta (y hablo de mí) aquello de lo de evolución, transformación y progreso. Porque él se decanta por un ir hacia adelante con un desarrollo estético propio y el consiguiente crecimiento artístico y personal. Un desarrollo estético, que le lleva, porque así son las cosas, a investigar y a estudiar nuevas técnicas y registros.
Nuevos conocimiento y habilidades que le impelen a experimentar otros soportes; otros materiales, con herramientas más actuales y sofisticadas. Todo ello tamizado y acompañado por su personal e imperecedera capacidad y pericia artística y –cómo es natural- manteniendo ese su sello tan particular y reconocible. Ya te digo.
Ahora, lleva el maestro un tiempo experimentando con lo digital; pero se sigue paseando a lomos de píxeles por los cosos taurinos abriendo capotes; sigue arrancando quejíos del alma a sus flamencos. Desencaja rostros e incita a la reflexión con esa pintura –cuando él así lo quiere- tan atroz, tan apenada, real y profunda.
Mérida sigue poniéndose, de una forma insolentemente respetuosa, frente a frente a sus Cristos; y sigue –menos mal, es su impronta- alargando las figuras que crea. Sigue regalándonos lluvias de luces; locas del Tinte descaradas. Garabatos que cobran vida con un último trazo. Con un último paso de baile.
Algún día os hablaré de ese admirable trazo definitivo; ese que da la vida pretendida (en un instante) a sus obras; yo queridos míos lo he presenciado in situ. Y es absolutamente alucinante.
Andrés Mérida imprescindible. Intratablemente bueno. Y además,… Mi amigo.
Aquí están: Vedlas, admiradlas; despacio.
Disfrutadlas!!!!
Filed under: MISCELANEA | Tagged: Almirante Mérida, Alvaro Souviron, Andrés Mérida dibujos., Andrés Mérida Pintor, Andres Merida, Andres Merida paintings, andres merida pinturas, Blog de Father, Blog de Father Gorgonzola, Blog de Gorgonzola, Father Gorgonzola Armonica, Pintura Andrés Mérida, Souviron, toreros |
Muchas gracias coronel!! Muy bonito texto y preciosa presentación…me la guardo!! Un abrazo!!
Me gustaMe gusta
Un honor inmerecido que me otorgas Almirante! Un absoluto honor y un privilegio.
Recibe un enorme abrazo, con la distancia y el respeto que aconseja y obliga la diferencias de cargos. Mi Almirante!!!
Me gustaMe gusta