ELOGIO AL MIEDO
Porque va de serie con eso del tener carnet de socio numerario de esta raza cuasi humana, penamos y padecemos –indeseadamente y a lo largo de nuestra existencia– un enorme e inabarcable repertorio de temores y desasosiegos. Miedos y sobresaltos que nos cohíben y coartan y que nos hacen más débiles y pusilánimes ante las eventualidades que acompañan a eso del respirar medianamente tranquilo que se llama vida.
Y eso, cómo se comprenderá, no está bien; porque a lo largo de esa vida, y en ocasiones puntuales…
Tenemos miedo al desprecio y a la desconsideración; miedo a la apatía, a la displicencia y a la impertinente repulsa de los demás. Tenemos miedo de otras personas que –sin tan siquiera fijarse en nosotros– nos parecen amenazadores y desafiantes; miedo de nosotros mismos que –intransigentemente– nos subestimamos de forma inaceptable.
Miedo a que te descubran las flaquezas y fragilidades. Mucho, mucho, mucho miedo, al inexorable paso de los días. Miedo a una vejez obligadamente inactiva y a la decrepitud que ésta conlleva; miedo al desamor y al desengaño y, muchas veces también, ¡Pásmense Uds.! al amor y la ternura; al cariño y al afecto. Tenemos miedo – en ocasiones– a todo y de todo; siempre miedo. Miedo desaforado a padecer penas y aflicciones.
Sufrimos el miedo a la pobreza, y el miedo a la pérdida irreparable; al extravío y a la desorientación. Miedo a lo nuevo y a lo desconocido. Miedo a la franqueza de la palabra amiga y miedo a la crítica; sea o no sea razonable. Miedo al despiste y a la confusión; al desmayo y al lapsus. A la enfermedad, al dolor y al sufrimiento. Miedo a decepcionar a los que creen en ti; a defraudar a los que te quieren. Miedo al fracaso. Aunque también sufrimos el miedo del éxito, no se vayan Uds. a creer; miren si no los últimos «Pastorasoler» y los «Joaquinsabinas» tan comentados estos días. Enfermamos por tener miedo al descontrol, al desorden y a la desorganización. Miedo a la soledad y a la ausencia; al abandono, al destierro y a la melancolía. A la nostalgia; a la añoranza, a la aflicción y a la amargura.
Miedo a los optimistas ascensores que nos suben a los loores. Miedo a los miserables montacargas que nos bajan a los sótanos del desánimo y de la angustia. Miedo los conductos de ventilación de nuestra frágil memoria. Miedo a la entrega, a la devoción, a la piedad y al sentimiento de lástima. Sufrimos con ello. Miedo nos da el revés y miedo nos da la decepción. Tenemos miedo al sudor frío y al sudor húmedo y caliente. Miedo a padecer hambre; miedo a sufrir sed. Miedo.
Miedo al beso. Miedo al abrazo, miedo a la mirada y miedo al guiño; miedo al tacto. Miedo a la obligación y al compromiso. Miedo…miedo…miedo…Mucho miedo para tan corto plazo.
¿Pero saben Uds. lo que pasa? Que cuando por fin, el miedo se va; nos abandona –que suele ser en la antesala del término de nuestra vida– porque ya nada nos importa lo suficiente, y nos encontramos –sorpresivamente– con el coraje, con el arresto y con la valentía que siempre nos faltó va y pasa que en ese momento, al no notarlo (el miedo) nos sentimos desamparados. Porque no nos sentimos protegidos –en ese último viaje– por el fiel compañero, por el compadre reparador y precavido que al final, resultó ser ese sentimiento de temor; y lo echamos de menos; y lo añoramos cuando nos adentramos en las infinitas y eternas sombras que nos empiezan a rodear.
Y es entonces –cuando no lo encontramos a nuestro lado– el momento en que nos damos cuenta de que el miedo –amigo obligado y forzoso– aunque mortal y perecedero, resultó ser un amigo; aliado incondicional que nos libró de batallas que podríamos haber perdido y que ahora, para siempre, nos ha dejado en la estacada.
* (Las ilustraciones que adornan est entrada son de El Bosco, Giotto y Francken)
***
Filed under: MISCELANEA | Tagged: Alvaro Souviron, Blog de Father Gorgonzola, Blog de Gorgonzola, Bosco, clases de miedos, elogio, Francken, Giotto, Historias de Father Gorgonzola, MIEDO, Miedos, temores |
«El cobarde muere mil veces, el valiente solo una»
Querido Álvaro: Fue estupendo verte y abrazarte!
Me has dado otra alegría con esta reflexión, porque una vez mas pones en tu escrito lo que tantas veces ponemos en nuestra mente los humanos…
Un abrazo mas!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias querido amigo.Eres un dechado de cortesía y educación. Otro abrazo para ti!
Me gustaMe gusta
Benditos miedos adaptadores a la realidad! Buen post. Un saludo
Me gustaMe gusta