CUANDO TE LEVANTABA LAS FALDAS PERFUMADAS

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© de la fotografía y modelo: Marta M.

CUANDO TE LEVANTABA LAS FALDAS PERFUMADAS

(Marta y Juan Ramón)

«…..esa mezcla entre lo sensual y siempre con la casa a cuestas…«.

Marta, me señaló sin proponérselo, el camino sinuoso y torcido que transcurre desde la imposible redondez de su ombligo, hasta la caída –también imposible– de su vientre liso y ardiente. Ese que lleva al éxtasis inimaginable en la mente calenturienta del que escribe.
Marta, sin proponérselo supongo, me regaló lo intangible del tacto de la piel propia y la tierna e inalcanzable caricia que aplaca la carne de gallina incontrolada. Marta, en su más inabarcable crueldad, me puso en el sendero de lo imposible y yo, atribulado, desesperé hasta la muerte. Y por ello, aborrezco de la oportunidad perdida. Aborrezco también, de la enorme prepotencia (la de ella) que le proporciona su entrañable capacidad de atracción y poderío. Esa capacidad insoportable, que me corroe e incapacita. Esa capacidad que va de serie en su cuerpo y que, a mí, en su ausencia, me contempla.

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© de la fotografía y modelo: Marta M.

CUANDO TE LEVANTABA LAS FALDAS PERFUMADAS
Cuando te levantaba las faldas perfumadas
roja, como una rosa, tu cara era una risa;
tus ojos negros eran más negros y más blandos,
todo el aroma de tu cuerpo se encendía.

Y sobre la locura del instante del estío
te cegaba los ojos tu cabellera tibia.
Un mohín de fastidio replegaba tu labio
y mostrabas tus dientes de luminosa china…

Nunca el reproche tuvo tibieza ni amargura,
te dabas toda porque sí, porque querías,
y las rosas quemadas de tu jardín con sol
ornaban con fragancia de oro tu fatiga.

Autor del poema: Juan Ramón Jiménez

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© de la fotografía y modelo: Marta M.

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