ENTRE CABRAS Y FIESTUKIS
Dos son los temas que se mueven, inquietamente, dentro de mi cabeza pidiendo paso preferente en este blog. Tan distintos parece ser que son, que no habría sabido cómo conjugarlos -para así acallarlos- si no hubiese tenido de por medio la ayuda de un amigo, enorme pintor, que lo ha hecho posible. Andrés Mérida.
Empecemos por el más grato.
Tiene el detalle de buen gusto, y la sana costumbre, mi querido sobrino “in law” Juan Rambla, de realizar inigualables fiestas conmemorativas por sus cumpleaños. No pongo cuantos cumple, no por él, claro está -porque no acumula edad suficiente cómo para avergonzarse de las tachaduras de su calendario- sino por mí; porque me hace darme cuenta lo separados que estamos en la línea del tiempo; aunque, si que es verdad, que no en el afecto que nos dispensamos y en la concordancia en lo anecdótico y en el “cachondedo” que diría el rimado y repeinado Sr. Romero Pardiez.
De los Romero Pardiez de toda la vida.
En las fiestas de Juan, esposo legal de mi más querida sobrina Belén -esa que posee, por mor de los genes, la cautivadora mirada de Lauren Bacall- en las fiestas de Juan, decía, todo el mundo salía con una copa de más. Cómo en las del inefable Blas.
Tal y cómo te lo digo.
El Señor Rambla -Juanito para el que suscribe- tuvo a bien -por sugerencia mía, y para el posterior enchufe- el recomendarme al servicio de barra: Herr Tito les dijo que era. A mí, me cabe la duda de que el tratamiento de Herr que me aplica, será por mi ascendencia alemana -pues detento el Müller por parte de abuela paterna- o por un malagueñísmo puro y duro de la parte perchelera que todos detentamos.
Estas veladas, siempre están adornadas por actuaciones musicales en directo; de un catering magnifico y delicioso, y de un bebercio, que alcanza las más altas cotas de grandeza, cuando a escondidas del homenajeado, mi sobrina -en contubernio con hermano y compinche del que escribe- nos lleva a la bodega de Alí Babá -que no es otra cosa que la cámara secreta del pater familias– y allí nos regala el paladar a base de – como así sucedió este sábado pasado- unos impresionantes chupitos de Ron Imperial Premium de 30 años. Chupitos que rompen tanto la pana, como el corazón, de puro deleite y también por qué no decirlo, de un inenarrable morbo producido por el flagrante delito que se está cometiendo.
Subrepticiamente, en el cobijo que te proporciona la cocina, nos libamos los cuartos con la pretensión de que el propietario y financiador del evento no se diese demasiada cuenta del desfalco. Vano, inane e inútil propósito, pues Father Gorgonzola -animado por la deliciosa ingesta del néctar de la República- se dirige siempre al Arramblado amigo para sacarle, otra vez, tributo líquido. Éste siempre -como el Apóstol Pedro- me lo niega tres veces; con rectitud y decisión; con determinativa resolución; pero siempre sucumbe, no sé si agotado ante la insistencia, el vacilón y el dicharacherío empleado. Tal vez compungido por la cara de gatito de Shrek que le pongo. La reiteración, ya se sabe, es la madre de todos los vicios.
Estas fiestas, son la perfecta combinación de la familia más querida y entrañable con la simpatía y la cordialidad dispensadas por los amigos de los propietarios; que a fuerza de frecuentarnos, cada vez se hace más agradable el encuentro y el trato. Nada une, ya se sabe, más en este mundo, que el compartir jolgorio, farra y jarana. En íntima comunión y participación ante un plato bien surtido de “canapeses”.
Hablando de esto, este año, ha tenido la fiesta una circunstancia añadida que me la ha hecho, si cabe, mucho más agradable que nunca. La presencia del pintor antes citado: Mi querido y admirado amigo el artista Andrés Mérida. De modo y manera que, entre el sortilegio de la música y la diversión, tuve la fortuna de que el maestro me impartiera -como hace siempre- clases magistrales de pintura y de vida. Del arte y de la procuración del hedonismo por medio de la vocación. Posee Andrés algo tan infrecuente como es eso del vivir de lo que le gusta.
De esa manera, de soirée, pasamos a vernissage. Es decir de fiestuki a cocktail de exposición; por decirlo de una manera tan afrancesada como amariconá.
Hablamos de todo lo hablable. También de cabras. Mucho de cabras.
Y dirán Uds.…de cabras? Se referirá Father a las guapísimas sobrinas? No! A las inefables Titas? ( LaTita de Atún y LaTita de Anchoa). No! A las cofrades consortes asistentes? (bueno a lo mejor… Pero No! Tampoco!) Será a las preciosas camareras de faldas infinitamente cortas y sonrisas perennes cual gato de Cheshire? No!.
Hablamos de cabras, pero de otra clase, que es a lo que vamos a continuación; hablamos de la Capra aegagrus hircus malacitanum. La cabra de Málaga de toda la vida, y no me gusta señalar! Y así, de esa manera, pasamos al segundo tema que nos ocupa:
OH, MY GOAT!
Este mes de Octubre, el Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, ha tenido el acierto de -para promocionar los productos de la cabra malagueña- reunir a cerca de cuarenta artistas para que, sobre un molde de fibra de vidrio que representa fielmente al artiodáctilo cornúpeta, derramen su arte. Sobre la cabra de Álora, para entendernos.
Permanece estático y anclado el bicho, sobre una peana de trescientos kgs. para evitar paseos a domicilios indeseados; debo de reconocer que yo no podría sustraerme a la sustracción. Valga la “repugnancia”. La cabra…siempre pensativa la cabra; cómo meditando acerca del porqué de esa indeseada fama de adúltera que se le supone, siendo fiel, noble y leal a su cónyuge y que sin embargo le procura,a éste, el apelativo de cabrón.
Cerca de cuarenta artistas, continúo, algunos de los cuales alternan en este blog: Ángel Idígoras, Bola Barrionuevo o el citado Andrés Mérida. Hay otro que -si él me lo permitiera- invitaría a este lugar para que se quedase para siempre: Emmanuel Lafont; un artista cuya obra admiro profundamente.
Estos trabajos, estarán expuestos en la céntrica Calle Larios hasta el día 20 de Octubre, así que animo a todos a que visiten dicha exposición, no sólo para pasear por ese centro precioso de la ciudad donde vivo, sino para admirar el feliz resultado de esta iniciativa que con, repito, la idea de patrocinar los productos de este animal, ha reunido a lo más granado y variopinto de los artistas de la provincia.
Yo, desde luego, moriría por tener un ejemplar de estos, en mi casa. En el recibidor concretamente, para que el que llegase a casa se vaya animando a lo que le espera.
Aquí -y sacada la información del Diario Sur- os pongo la retahíla de artistas participantes; mas adelante un video de mi amigo Mérida trabajando al bicho; después una breve reseña del citado Diario Sur, y, por fin, un enlace a los artistas y a sus dibujos.
Venid, y vamos todos; acudid en tropel a este rebaño de tonalidades que pasta -entre peatones sin morral- por la calle Larios de Málaga. A un rebaño al que solo le falta el acompañamiento musical del sonido de los cencerros y los balidos quejumbrosos para que den leche de colores.
Los artistas:
Pepe Bornoy, Leonardo Fernández, Ángel Idígoras y Pablo Rodríguez, Regina Lucas, Aurelio Robles, Pachi, Fernando Núñez, Rando Soto, Mercedes Lacasa, María José Sánchez Perea, Concepción Quesada, Francisco Jurado, Neno Herrera, José A. Hierrezuelo, Manolo Jurdao, Antonio Casares Palma, Adolfo Soto, Violeta Fortes, Andrés Mérida, José Luis Bola Barrionuevo, Enrique Domenech, Mariano Fernández Cornejo, José Antonio Gómez Valderrama, Antonio Ángel Calderón de la Torre, Sergio Ferrero Valera, Kora Sánchez, Ana Roldán, Lucía López, Francisco Martín Molina, Lope Martínez Alario, Griselda Giachero, Emmanuel Lafont, Salomé Hidalgo, José María Gallardo Gaspar, Francisco Menjivar, Mario Palma.
El video:
La reseña:
Idígoras, como Emmanuel Lafont, se ha decantado por el dibujo mediante rotulador permanente para decorar su obra, mientras que otros creadores han optado por la paleta y el pincel. Así lo ha hecho Francisco Jurado, que ha abierto un paréntesis en su tarea escultórica para pintar la pieza que forma parte de la exposición promovida por SUR. «En los últimos años me he centrado mucho en la escultura y creo que esa labor me ha servido de mucho a la hora de acometer el proyecto y de darle vida», comenta el autor.
Un tono festivo que también ofrece la obra de Andrés Mérida: «En mi pieza he querido incluir motivos muy malagueños, como el vino, los verdiales, la biznaga o el flamenco… hasta he puesto el escudo del Málaga, que es una pasión que compartimos muchos en esta tierra. Todo es alusivo a Málaga y su provincia. Al ser un soporte distinto, he querido presentar un trabajo distinto». Una pieza en la que dominan los azules característicos en la obra de Mérida, que también brinda pinceladas geométricas en las extremidades del animal que ha decorado.
Mérida terminó de pintar su escultura durante la presentación del montaje, algo que, según su experiencia, «siempre resulta atractivo para el público y ayuda a que la gente se acerque a conocer las obras», relata el artista, que ha realizado intervenciones en directo para citas como la Noche en Blanco de la capital o la corrida picassiana en La Malagueta.
El enlace a los artistas y a sus dibujos.:
http://ohmygoat.diariosur.es/oh-my-goat.html
Y el Making Off:
http://www.diariosur.es/videos/actualidad/sociedad/2721865950001-gesto-exposicion-goat-makingof.html
Disfrutadlo todo, y acercaros a calle Larios!!!!
Fuente: Diario Sur de Málaga.
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