LUIS CENTENO. POEMARIO III
Siempre envidié someramente a la Familia Centeno. Siempre.
Por la unión, por la interrelación de todos sus componente. Piña familiar que se dice.
Quizás de ahí, el empeño por formar parte de ella. Como si fuese, una especie de subfamilia que te aporta afectos complementarios a los reportados por la tuya propia.
No fue difícil integrarme en ella. Para sentirme uno de ellos era preciso no solo la condición de habituabilidad. No! No bastaba. Había que hacerse notar drásticamente y para llegar a esa circunstancia hube de – por ejemplo- quemarles el dormitorio de los barones de la casa.
Observará, horrorizado el lector, el empleo adrede de la letra B en vez de la V en la definición de los Señoritos- Barones de la casa. Insisto es empleo adrede. Y lo de señoritos, también. Que le pregunten a Nutria.
Sigo que me pierdo.
Tuve que, decía , no solo quemar parte del dormitorio del poeta y de sus hermanos, (no hubiese bastado) sino que además tuve que -en un perfecto y estudiado “ Crack”- quebrarles en dos, justo por la mitad, un sofá recién adquirido por cuya felonía me auto impuse un castigo consistente en bajar la basura (tres pisos a pie) durante un año. Que al final, por haberme encariñado con el cargo, alargué “motu proprio” durante algunos meses. A todo se acostumbra uno, oyes.
Me tomé tan en serio esta penitencia , que si algún día -raro el día que no estaba en la Casa Centeno como uno más-, tenia algún otro compromiso, una vez acabado este y fuese la hora que fuese, iba a la Plaza del Obispo, subía los tres pisos, entraba en la casa, daba las buenas noches, y sin entrar en el salón ni mediar palabra, entraba en la cocina y cogía la bolsa de basura para- una vez haber dicho otro lacónico buenas noches ni entrar en el salón- bajar los desperdicios por la escalera para depositarlos en el contenedor más próximo.
Mientras bajaba, oía las carcajadas de la familia cereal después de haber contemplado la surrealista escena. Pero yo seguía bajando las escaleras ufano y orgulloso. Con la satisfacción del trabajo bien hecho. Del deber cumplido. Mamarrashoss!
Ganarme el cariño de toda la familia Centeno, no fue difícil, tenia a mi lado a mi mas fiel y abnegada defensora. Alguien a quien sigo queriendo – y mucho- a pesar de la lejanía física y de que ya, no me invita a comer faves ofegades.
– MAMÁ LUISA-
Pregúntale a madre
Si está llorando
Porque ha perdido
Noches de sueños de amor
Y está callando.
Pregúntale a madre
Si es que ha perdido su voz
Y está llorando.
# 01
Como me duele el cuerpo de tus heridas
Como me duelen mis manos vacías de ti
Como me duele mi soledad
¿Es que has olvidado ya mi boca?
¿Es que has olvidado que hemos estado juntos?
¿Es que no quieres probar el vino de mis ojos?
Aún tengo en mi cuarto la luna llena
Y tengo ese poema escrito en las paredes
Y una flores guardadas para ti
Tengo tanta soledad
Tanta alegría fingida
¡Como me duele, amor, no estar contigo!
# 02
Compañero, ¿Te acuerdas?
Aun tengo el sabor del vino en mis labios
Y aún, cerrando los ojos,
Puedo casi alcanzar la copa que dejamos viva
Temblando ya en la boca embriagada
Compañero, ¿Te acuerdas?
Era tanta arena, tanta playa
Era tanta mar en mis manos
Era tanto y tanto perdí
Era tanta soledad
Y tanta compañía me diste
Compañero, ¿Te acuerdas?
#03
Hace tanto tiempo ya
Que no escucho tu nombre entre mis labios
Hace tanto tiempo ya
Que tu voz no suena en mi habitación
Hace tanto tiempo ya
Que no estás conmigo, amor
Hace tanto tiempo ya
Que nos despedimos de la arena
Hace tanto tiempo ya
Que en la misma tarde no vemos el mar
Ni la misma ola moja nuestras manos
Hace tanto tiempo ya
Hace tanto tiempo ya
Que no conozco tu casa
Ni apenas se tu nombre si estoy solo
Hace tanto tiempo ya
Que no se ven nuestros labios
Ni sabe dormir tu cuerpo entre mis brazos.
Hace tanto tiempo ya
Que el sol no quema mis pupilas
Hace tanto tiempo ya
Que la lluvia no moja mi ventana
Ni al llegar la mañana
Me viene a despertar
Hace tanto tiempo ya
Que vi. por otro camino tu figura
Hace tanto tiempo ya
Que no veo tus ojos, ni sé su color
Hace tanto tiempo ya…
Que te fuiste amor.
#4
Abriendo Junio sus puertas
Abría un cajón de mi alcoba
Y guardaba tres jazmines
Diciendo estos pensamientos:
“Por si el aire me los roba”
Leían mis sueños de hombre
De los que ya hacia alarde
Y leían mis poemas
Y les contaba mis penas
Cuando caía la tarde
Ay, me veo otra vez en la tapia
Dejando lejos Enero
Robando trozos de mi árbol
Y comiéndonos la fruta
De aquel melocotonero
Ay, me veo otra vez en los brazos
Mirando lejos el suelo
De la mujer que llenaba
De cuentos que me contaba
Desde la tierra hasta el cielo
Y es que mi casa, mi casa
Era una casa de flores
De jazmines y de rosas
Y de tantas, tantas cosas
Que la llenaban de olores
Y es que mi casa, mi casa
Era un libro de poesías
Era el libro de mi infancia
Era mi fe, mi esperanza
Era mi noche y mi día
Ay…
# 05
Y te vi. la cara triste
De la ausencia del amor y del deseo
Y la mirada cómplice
De la que busca sexo en otros hombres
Me has mirado
Y me espolea los sentidos adúlteros
He visto tu sonrisa amarga y complacida
De quien tiene enfrente a su hijo irresponsable
He visto la mirada sometida
Al yugo de tu esposo, sosegado
Inerte a tus preguntas silenciosas
Como si no existieras
Como si el latido eterno de tus ojos
No le preguntaran nada que ya sabe
He visto tus piernas,
Y tu cara,
Y tu cuerpo,
Y he visto tu mirada…
…Clavada en mí
Como si fuera posible
Que rompieras tus cadenas
Alguien, que en solo un instante
Atrapaste con el hilo invisible
De tus pupilas.
Y sigues ahí
Atenta a lo que ya no quieres
Te vas…
Sin concederme el placer lascivo
De contarte que te he escrito este poema
# 06
Dulcemente
Escuché tu nombre
En la soledad de la noche.
Y sabré pensar en ti.
Entonces, mujer
Podrás decir
Que hay alguien que te añora en sus sueños
Que hay alguien que te escribe en su almohada
Que te dibuja en lo que ve, por verte
Que hay alguien, en fin, que te siente.
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