Sobre Apollonia Saintclair
y Luis Centeno.
El sexo en mi trabajo tiende a atraer a los admiradores
que a menudo me confunden con mis diseños”.
(Apollonia Saintclair)
Fue una muy querida amiga –la marida Anita Iglesias Cumpián– la que me puso sobre la pista de Apollonia Saintclair. Este chica –a Anita me refiero– tiene el don de la ocasión y de la oportunidad para hacerme descubrir a impagables ilustradoras que dominan no solo el dibujo en sí mismo, sino que también poseen la habilidad del trasmitir sensaciones al publico que contempla sus obras. Otra magnifica artista de la ilustración que me subyugó en su día –gracias a su oportuno chivateo– fue Sara Herranz. Otra maga de la perfecta línea dibujada y de la aparente simplicidad en el trazo. Vayamos a Apollonia.
Apollonia Saintclair va –en cuanto a eso del erotismo y la sensualidad dibujada– algunos pasos por delante de Sara Herranz. Muy por delante; pues sus trabajos –casi en su totalidad dedicados a la figura femenina, aunque salpicada (no es aposta esta palabra) muy de vez en cuando con alguna presencia masculina– rozan lo obsceno y lo sicalíptico. La carnalidad más palpable y evidente. El porno, dicho mal y pronto para entendernos. Apollonia es mucho más directa, evidente y manifiesta. Insolente y procaz. Y eso, me encanta.
Apollonia Saintclair posee un halo de misterio en cuanto a su persona; pues nadie, conoce su verdadera identidad. Nadie. Y al estilo del popular grafitero Bansky, ese halo de misterio, esa fijación por la privacidad, provoca una enorme curiosidad en su público. Esta expectativa, se acrecienta cada vez que publica un dibujo y que ella tiene a bien el colgar en las redes sociales. Trae loco a los censuradores de Facebook con sus trabajos, pues ya os digo, tienen tan alto contenido erótico y tales dosis de lascivia, que violan casi todas esas reglas pacatas, pusilánimes y timoratas que imperan en dicha red social. No sé, la verdad, cuando van a espabilar.
“Ink is my Blood” La Tinta es mi Sangre, ese es su lema. Dibuja Apollonia con sangre negra. Adora el trazo simple y sencillo. Aunque con esa sencillez, transmite un enorme caudal de efectos y de afectos: Pasión…Lujuria…Deseo…Auto placer y –para quien así lo quiera entender– pecado, prohibición, transgresión y algunas dosis de perversidad.
Empecé a ver los dibujos de esta chica y –como es habitual en mí– las fui descargando en mi disco duro en una carpeta con su nombre para guardarla con mis otras cientos de carpetas de distintos artistas de la pintura. Pero lo que yo esperaba –unas docenas de dibujos– se transformaron en un par de cientos; y eso, porque paré de bajarme más, pues con lo que ya me había descargado, ya tenía muy mucho bastante para realizar la selección que ahora vais a ver en este artículo.
El estilo de Apollonia Saintclair, está muy influenciado por el cómic. En los trabajos de Moebius, de Guido Crepax o de Liberatore. Pero sobre todo, sobretodo en Milo Manara; uno de mis ídolos del cómic de cuyo trabajo (bueno, de Moebius también) doy buena fe en este blog.
Pero, como uno no para de darle vueltas al magín, se me ocurrió el porqué no acompañarlo con un poema. Un poema que –como podéis apreciar– iría (y va) insertado entre estas palabras de entrada a este artículo y la selección que he realizado con la obra de Apollonia. Pero claro, teniendo en cuenta la temática de la obra de la artista, no podría ser un poema cualquiera. Debería de ser un poema inédito.
Debería de ser un poema con una carga erótica muy importante. Debería estar escrito –yo, desde el primer momento, sabía quién era la persona idónea– por alguien con la capacidad creativa pertinente. Una persona capaz de hacer textos hermosísimos de amor y de deseo, pero también con la suficiente idoneidad y talento cómo para adecuarse a los requerimientos de mi encargo, aunque ahora, no le corren buenos tiempos de tranquilidad y sosiego.
Y llamé a mi hermano Luis Centeno. Y le propuse mi plan. Le propuse, y exigí –como sólo los amigos tienen permitido hacerlo– que debería de ser un texto original y nuevo; y tan erótico, que rayase lo pornográfico. Así. Tal cual. Luis, tardó lo que tarda una mirada en decir «!Ponme otra caña!». Y aceptó el reto. Así que en ese mismo momento –eran pasadas las diez de la noche– se dirigió a ese bar literario “de las putas, aluminios y silencios” que tanto le inspira, para escribir mi encargo no sin antes hacerme una aclaración; “Compadre, aclara que es un encargo especifico y dirigido por ti; no se vaya a pensar la gente que soy un salido, un obsceno reprimido y un pajillero”
Yo todavía no entiendo demasiado bien la diferencia entre un salido y un poeta. Éste último, el poeta, con un marcado estilo voluptuoso y sensual; también obsceno y lujurioso a veces; a pesar de su enorme carga de carnalidad y concupiscencia, si él lo quiere así, a pesar de todo ese arsenal verbal que el poeta despliega, el desenlace –sólo separado por la belleza de las palabras– es el mismo: El gozo, la complacencia y el deleite. En definitiva: El catre y el baile más antiguo del mundo que diría mi amiga la Ayuso Sarmale. Pero yo, cómo soy un señor que se viste por los pies y un caballero de los de antes, lo aclaro y aclarado queda. Luis Centeno, no es «un salido, ni un obsceno reprimido, ni, por supuesto, ningún pajillero” (en el sentido estricto de la palabra, claro está). No nos confundamos.
Este es el poema que le he obligado a crear a mi amigo; no se que dirán Uds. pero a mi me parece el aperitivo perfecto para retahíla que al final de estas letras viene.
***
Y DE ESO ME LAMENTO.
Cada segundo que me pasa por encima, amor, se me hace interminable.
Tan interminable, que ese segundo se me torna en minuto.
Un minuto que hace, mi amor, que no lleno mi boca de tus besos derramados.
Y de eso me lamento.
Cada minuto que me pasa por encima, amor, se me hace interminable.
Tan interminable, que ese minuto se me torna en hora.
Una hora que hace, mi amor, que no lleno mis manos con tus pechos arrebolados.
Y de eso me lamento.
Cada hora que me pasa por encima, amor, se me hace interminable.
Tan interminable, que esa hora se me torna en día.
Un día que hace, mi amor, que no lleno tu sexo con mi miembro entusiasmado.
Y de eso me lamento.
Cada día que me pasa por encima, amor, se me hace interminable.
Tan interminable, que ese día se me torna en año.
Un año que hace, mi amor, que no lleno mi vida de tu aliento.
Y de eso me lamento.
Hace tanto, tanto tiempo amor, tanto tiempo amor… Que no lleno mi boca de tus besos, ni mis manos de tus pechos, ni tu sexo con mi miembro, ni mi vida con tu aliento… ¿Que sabes qué, mi amor? Que de eso me lamento.
(Y me siento absolutamente desolado.)
(Luis Centeno)
***
Disfrútenlo todo. De arriba abajo y de abajo arriba; por todos lados y rincones; sudando, sobando y ensalivados convenientemente. Que es como tiene que ser, naturalmente.
Que es como tiene que ser.
Apollonia Saintclair:
“La Tinta es mi Sangre”
Filed under: MISCELANEA | Tagged: Alvaro, Alvaro Souviron, Anita Iglesias Cumpian, Apollonia, Apollonia Saintclair, Blog de Father, Blog de Father Gorgonzola, Blog de Gorgonzola, carnalidad, concupiscencia, dibujos, Guido Crepax, Liberatore, Luis Centeno, Luis Centeno ( Actor y Poeta), Lujuria, Milo Manara, moebius, obsceno, Poemas Luis Centeno, Porno, Saintclair, Sara Herranz, sensual, sex, sex paintings, sexo, Sexo y erotismo, tinta, voluptuosidad, voluptuoso | 1 Comment »