LOS CAFÉS DE IDÍGORAS.
Ya se sabe que eso del caminar asiduamente – al menos 30 minutos diarios– aporta muchos beneficios a nuestro cuerpo serrano. Dicen que se fortalece el corazón y que se reduce el riego de ciertas enfermedades; que se mantiene el peso corporal– más o menos bajo control– si tenemos bastante persistencia y buenas dosis de tenacidad. Dicen también que ayuda a prevenir la demencia, que ayuda a prevenir la osteoporosis y que tonifica las piernas y los glúteos. Pero sobretodo, y muy importante, está comprobado que aumenta los niveles de energía y de bienestar.
La capacidad del ejercicio para mejorar el estado de ánimo es indiscutible. Los estudios han demostrado que el ejercicio regular, de intensidad moderada (como caminar a paso ligero) es tan eficaz como los antidepresivos en los casos de depresión leve a moderada, lo que reduce el estrés y la ansiedad.
Bien, todo esto que acabáis de leer, lo he leído yo antes en Internet. Y lo he transcrito más o menos, seguro como estoy, de la verdad de esas aseveraciones. Porque yo, que estoy andando diariamente, no sólo estoy comprobando estos benéficos efectos, sino qué además lo estoy notando, literalmente, en mis propias «cannes».
Pero, yo lo sé, hay otro beneficio que no se incluye en esta nómina, y que no es otro, que la del incremento de la creatividad y de la inventiva. Andar a paso ligero, y debido al torrente de endorfinas que proporciona el ejercicio, estoy convencido, incrementa el ingenio y la chispa. La imaginación se vuelve más ágil. La perspicacia y la agudeza se afilan. Se afinan. Y uno –y me pongo como ejemplo– cuando el caudal de esas endorfinas es el adecuado, no pocas veces va riéndose descojonado por la calle, pasando ampliamente de lo que pensarán los viandantes desconocidos con los que me cruzo, sorprendidos y extrañados, al ver a un tío enorme tronchándose y/o hablando sólo.
Por esa circunstancia, no son pocas las entradas en este blog que han sido pergeñadas durante esos gratificantes y amenos paseos.
Pues bien, tengo un buen amigo –Ángel Idígoras– que, aunque él está sobradamente dotado de esos neurotransmisores opioides que son las citadas endorfinas, me cuenta, que también se ha enganchado a esta práctica de las largas caminatas; aunque de estas, no sólo se beneficia él, sino también nosotros, que somos, los que conformamos su legión de admiradores. Porque Ángel –generosamente y como es habitual en él– nos regala la resultante de sus pausas en el paseo; mientras descansando, se toma un café doble, o un zumo, y dibuja.
Y dibuja, tiene esa preciosa costumbre. Dibuja lo que le alcanza la vista en los Cafés de desayunos que la ciudad y el trayecto le ofrecen.
Porque cada mañana, armado de papel y de un bolígrafo Bic (que no poca veces se le agota) sale –desde donde el marengo gigante tira del copo– y se va a andar. Y llega el Camino de la Térmica, hace un receso en El Tostón, y dibuja. Se va a la Avenida del Pintor Sorolla (ese día está más resuelto que otros) y dibuja. Se va al centro de la ciudad y dibuja. Dibuja en cualquiera de los Cafés que tienen la suerte de ser elegidos e inmortalizados por el dibujante amigo.
La técnica de los Urban Sketchers –la culpa la tiene mi otro querido amigo Luis Ruiz Padrón– me fascina absolutamente. Y esa, es la técnica empleada por Ángel Idígoras en este caso. Porque yo –que estoy convencido de que los artistas poseen una mirada distinta a la del resto de los mortales– una mirada, en cada caso, singular y única, admiro sobremanera la especial disposición y facilidad que tienen estos en representar las perspectivas, los planos y las vistas que le proporcionan sus ojos para trasladarlos, tales cuales son, a una hoja de papel.
Pero sigue andando Ángel…
Y se va al Barrio de Carranque donde las calles tienen nombres de Vírgenes Gloriosas y dibuja. Y se va a Calle Padilla; y a la inigualable de San Agustín. A la Plaza de Mozart y a calle Betsaida que tira para Los Tilos y dibuja… Y dibuja… Dibuja en todos lados y de eso, yo le he dicho antes, nosotros nos beneficiamos. Así que por eso, debemos felicitarnos. Así que por eso, vamos y se lo agradecemos encarecidamente.
Esta entrada ha sido, con el beneplácito del autor, ilustrada con los dibujos que antes he mencionado.
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Maravillosos dibujos. Al margen dale la idea de que dibuje las líneas de las calzadas de la zona del metro…lo digo por si le da por el abstracto. Un abrazo
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Si tambien intento andar como es aconsejado, al perro le hace muy feliz, con tus dibujos andaria aun mas !
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