MANHATTAN, LA HISTORIA SECRETA DE NUEVA YORK

 

Con Nueva York, Rutherfurd escribe la crónica histórico-literaria de una ciudad, a lo largo de casi cuatro siglos. La acción comienza en 1664, cuando la ciudad era Nueva Ámsterdam y estaba controlada por los holandeses.

En  Manhattan, la historia secreta de Nueva York (Duomo), del historiador Russell Shorto, el relato de la formación de la ciudad de Nueva York empieza en 1625 y llega hasta el mismo año (1664) en que empieza el trabajo de Rutherfurd.

 Aquí podéis ver mi crítica sobre  el  New York de Edward Rutherfurd:

https://fathergorgonzola.com/2011/03/24/nueva-york-de-edward-rutherfurd/

Esta es una crónica de Abel Grau donde indica de que va esta historia. Muy interesante pinta, pués es una precuela de la novela de E.R. que a mí tanto me gustó.

Aquí teneis la crónica de Abel Grau adornado con unas pinturas de L.F. Tantillo

El origen secreto de Nueva York

ABEL GRAU 30/04/2011

En los libros de historia de Nueva York existe un vacío. Son los primeros cuarenta años de la ciudad. Los que van del asentamiento holandés original, en 1625, a la conquista por los ingleses, en 1664. Entonces se llamaba Nueva Ámsterdam y ocupaba la punta sur de Manhattan, donde se alzan hoy los rascacielos de Wall Street. Su recuerdo no suele ocupar más que un par de líneas en los manuales, aunque aquella comunidad forjó el carácter de la ciudad. Compuesta por «empresarios, exploradores, piratas, prostitutas y pícaros» de toda Europa, fundó la esencia comercial y multiétnica de la urbe. Toda una anomalía en el origen de Estados Unidos, tal y como resurge en el ensayo Manhattan, la historia secreta de Nueva York (Duomo), del historiador Russell Shorto, que rescata un pasado casi ignorado durante tres siglos. Es la crónica de la épica fundación de Nueva York.

Del tiempo anterior a la dominación inglesa se desconocía hasta ahora casi todo. Hace una década, Shorto (Pensilvania, 1959) se puso a seguir la pista. «En el East Village, ante la tumba de Peter Stuyvesant, me di cuenta de que no sabía casi nada de aquel pasado», recuerda Shorto, por teléfono, desde Ámsterdam, donde dirige el Instituto John Adams, que difunde la cultura de EE UU en los Países Bajos. Ni lo sabía él ni los historiadores con los que consultó. Quedaban algunos topónimos (Brooklyn, Harlem, Yonkers, Staten…) y la novela Historia de Nueva York (1809), de Washington Irving, que satirizaba aquel pasado. Pero poco más había. «No se debe a ningún silenciamiento. La historia la escriben los vencedores, y los ingleses solo se fijaron en la suya». Así, la colonia seguía siendo una incógnita.

Hasta que dio con el erudito Charles Gehring, de la Biblioteca del Estado de Nueva York. Él le descubrió un tesoro de archivos inéditos de la colonia: unas 12.000 páginas de cartas, sentencias, escrituras, diarios… Como director del New Netherland Project, Gehring lleva 30 años traduciéndolos. Con esa materia prima, Shorto da cuerpo narrativo a la epopeya del nacimiento de Nueva York, en una ambiciosa crónica fiel a los hechos y escrita con el nervio y el ingenio de un guionista de la HBO. Atenta tanto a los grandes movimientos históricos y culturales como a las hazañas individuales de los primeros manhatanitas. Publicada en 2004, llega ahora a España.

La colonia de Nuevos Países Bajos, capital Nueva Ámsterdam, vivió medio siglo escaso, pero muy convulso. Asentada en el confín del mundo como avanzada comercial de la poderosa Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, sus colonos se rebelaron contra el tiránico gobierno de la empresa, señala Shorto. Fue la batalla judicial de un puñado de empleados por convertirse en ciudadanos de pleno derecho. De entre los archivos, Shorto rescata la inédita historia de su líder, Adriaen van der Donck, un joven abogado que quería un gobierno representativo para la colonia. Estaba convencido de que un día aquel enclave superaría a la metrópoli, Holanda, la potencia mercantil mundial.

Así que cruzó el Atlántico y presentó la demanda ante el Gobierno holandés. Llegó a tocar su sueño americano, pero el estallido de la guerra anglo-holandesa (1652) lo truncó. La estratégica colonia, que a través del río Hudson daba entrada al continente, se convirtió en la presa de dos imperios mundiales.

Shorto da voz al descontento de los colonos ante la draconiana compañía, que los implicó en una desastrosa guerra contra los indígenas. En 1647, la empresa impuso un director general más firme: el adusto militar Peter Stuyvesant. Ante él se alzó Van der Donck, que administraba el latifundio de un comerciante, y se convirtió en su némesis. De película. «Sí», admite Shorto, «de hecho, una productora de cine se ha interesado por el libro». ¿Preferencias? «Russell Crowe sería un buen Stuyvesant, y mi sobrina dice que para Van der Donck ve a Ryan Gosling». Aquel letrado encabezó un consejo local y recopiló las quejas de los colonos. Con ellas «construyó el que acaso es el documento más famoso de la colonia, la Reconvención de los Nuevos Países Bajos, una queja formal de 83 páginas» que presentó ante el Gobierno de La Haya en 1650 y que, «con el tiempo, consolidaría la estructura de la colonia de Manhattan en el derecho holandés y conferiría a la ciudad de Nueva York una forma y un carácter únicos».

La singularidad de Nuevos Países Bajos procedía de la metrópoli. «La colonia era una sociedad multiétnica y comercial porque la República Holandesa lo era y lo incentivaba». Era un Estado de burgueses comerciantes recién liberado del yugo del imperio español, que resplandecía con su Siglo de Oro: potencia hegemónica del comercio mundial y excepción liberal en una Europa de monarquías y fundamentalismos.

Allí bullían las revolucionarias ideas de Descartes, Spinoza y Grocio, padre del derecho internacional. Atrajo a inmigrantes de todo el continente. «Era el crisol de culturas de Europa».

Ese espíritu fluyó a Nuevos Países Bajos y de allí hacia el futuro Estados Unidos. «Es lo que hace a Nueva York tan diferente del resto de colonias inglesas, cuya historia es una sola y se remonta al mito de los peregrinos puritanos, con su religión única. La de Nueva York es más compleja; reúne muchas historias de varias procedencias». El descubrimiento de los archivos de la colonia supone un cambio en la forma de enseñar la historia de Estados Unidos, subraya Shorto. «Cuesta renovar algo que está tan arraigado, pero se va modificando poco a poco». Un cambio que, junto a la herencia inglesa, añade la holandesa y revela así la heterogeneidad original del país.

Los registros, además, recuperan muchas pequeñas historias. Como la de Harmen van de Bogaert, cirujano homosexual y pionero explorador del territorio de los mohawk de Albany. Acusado de sodomía, huyó junto a su compañero esclavo y falleció ahogado mientras intentaba cruzar un río helado. Son relatos rescatados del olvido con los que Shorto muestra que Nueva Ámsterdam era una ciudad que oscilaba entre la tiranía y la anarquía. Permitía, por ejemplo, que algunos esclavos negros se establecieran por libre como herreros, granjeros o barberos. «Las colonias inglesas y holandesas representaban los extremos conservadores y liberales del XVII». A ellas -añade- se remontan las dos Américas de hoy, la urbana y la rural, la republicana, unitaria, y la demócrata, formada por muchos grupos. «Es una generalización útil para entender el país».

La batalla de Van der Donck por conseguir un autogobierno era un trabajo hercúleo porque desafiaba a la Compañía, un organismo imbricado en la República. Shorto contextualiza magistralmente aquel momento clave. En una Europa estable tras la paz de Westfalia, La Haya aprobó el proyecto. Convertiría la colonia en ciudad, como centro de un gran territorio de ultramar. Pero justo en 1652, Inglaterra lanzó una guerra comercial contra Holanda. La Haya rechazó probaturas y revocó el plan. Derrotado, el letrado regresó a América y, al parecer, murió en 1655, durante un ataque indio. «Pero, en un giro irónico, serían los ingleses quienes llevarían a cabo su sueño», añade.

Aquel obstinado picapleitos lo había logrado. En 1653, Nueva Ámsterdam consiguió el estatuto de ciudad. Luego los pragmáticos ingleses respetaron cierto autogobierno, el comercio libre y la libertad de culto. «Unos privilegios sin precedentes». Funcionaba, ¿por qué cambiarlo? Y la ciudad despegó. «Estos cimientos sobre los que se construyó Nueva York», concluye Shorto, «teñirían y modelarían el continente y el carácter estadounidenses». Algo de ello vislumbró el propio Van der Donck. En su apasionante y exitosa Descripción de la colonia, escrita para atraer inmigrantes, interpelaba al lector: «Un territorio como Nuevos Países Bajos, ¿no debería, con las iniciativas y la dirección apropiadas, acabar prosperando? Juzgue usted mismo». –

CRONICAS CUMPIANAS. THROUGH THE LOOKING-GLASS

N o reivindico que el trabajo de escriba sea siempre agradable en cuanto a lo que lee, traduce, corrige, y finalmente transcribe. De todo tiene que haber en la viña del Señor.

Pero a este escriba, se le oscurece el ánimo cuando ve al amigo compungido y sobrepasado por las circunstancias adversas y por los fantasmas que el mismo se crea y se cree.

Y esos fantasmas  -en su afán por perdurar y eternizarse, y que además salen de él mismo-  no son buenos. Ni convenientes. Porque al reflejarse en el espejo, le vuelven  irremediablemente; cada vez que se mira. Fantasmas que no son -en muchos casos- sino  figuraciones propias producidas por una mente calenturienta e inmisericorde que imagina cosas que distan  mucho -la mayoría de las veces- de ser realidad.

Es roñoso el amigo poeta, debiera de ser más generoso consigo mismo. Y este escrito que ahora viene, creo, es una catarsis que el mismo se aplica para desterrar los malos rollos. Debiera de ponerla en práctica. Fijaros que, al final, acaba riéndose a carcajadas. ¿De el mismo?

No te acuestes a las ocho de la tarde, amigo. Es demasiado pronto, tómate una taza más de café.

Through the Looking-Glass. (And What Miguel Found There)

A través del espejo. (Y lo que Miguel encontró allí)

Cuando le pregunté  a ella si iba a ir, me dijo que si. Que yo  podía ir con  gente que ni tan siquiera se iba a quedar allí.

No me debes nada, soy yo el que te debo a ti estos últimos años; nadie debe nada a nadie. Incluso me sentí abandonado y engañado, sabiendo lo que sabía desde el principio.

Llevaba varios días acostándome a las ocho porque no quería pensar lo que pensaba. Desde el principio intenté llorar por mi desgracia. No sabía que hacer conmigo mismo.

 Ya en el coche grité: Mírate! El mes que viene cumplirás 57 años, estás enfermo, eres un borracho, y ya nadie te aguanta, ni siquiera tú a ti mismo. ¿Y te quejas?  ¿Y encima quieres llorar por lo desgraciado que eres?  ¿No es ya hora de afrontar la realidad?

Aún estás vivo, no trabajas y cobras dinero por no hacer nada,  y encima te crees como si tuvieras derecho a todo, como si los demás te debieran algo, pero lo único que tienes es cobardía.

Esa cobardía -la de los demás- de la que tantas veces has rajado. Tanto decir que los tontos también lloran, y ahora el miedo, te da miedo. Y ahora, es la sonrisa lo que no sale de tu boca. De tanto reírte de los tontos, ahora el tonto eres tú y no eres capaz de mirarte al espejo, porque si te miras, te verás, y, ¿sabes? no te gusta verte. Porque ya no tienes gracia.

Con lo gracioso que eras… y ya nadie quiere estar contigo. Porque ya no tienes gracia.

Te acuestas a las ocho para no estar aquí, pero estás y no quieres cumplir la penitencia.

Sigues escribiendo – como pidiendo perdón delante de la horca- porque piensas que no has hecho nada y no tienes cojones ni tan siquiera de escupir a tu propia cara delante del espejo, porque tienes miedo de escupirte a ti mismo y piensas que la culpa es del que ves reflejado en el espejo y no tuya.

Que todo te lo mereces, y que si lo haces, aún eres capaz de sentirte ofendido porque es el espejo el que te escupe. Y tú eres inocente. Llevas un muñeco en la espalda que dice que eres inocente.

Y yo te miro y me río a carcajadas.

GUIA DE VINOS

Una de las cosas que mas echo de menos, sin ninguna duda, es la de ser un buen degustador de vinos. No ya un enólogo experto de esos que distinguen los aromas y sabores de cada caldo, sino un degustador medianamente conocedor de lo que -en ocasiones- bebe.

Pero si  que me da una cierta envidia – y mucha- cuando veo que una buena comida está acompañada de un buen vino, el maridaje que se llama,  y yo bebo -por cortesía- intuyendo lo que me estoy perdiendo.

También sé que hay mucho mamarracho que a base de pegar sorbitos, menear el vino en la lengua, observar el vino al trasluz….y toda una serie de rituales, emiten su diagnostico sin tener ni la mas remota idea de lo que está diciendo.

Una pena, no poder rebatirlos o estar de acuerdo con ellos, porque mi paladar- a fuerza de no usarlo para estos menesteres, no está preparado para que me indique la calidad del vino que estoy probando. Lástima fuese.

Una verdadera pena, ya te digo.

Pero si que soy capaz  -y mucho- de poder apreciar un trabajo bien hecho  como este realizado por la enóloga Almudena Pérez Salas. Una magnífica INTRODUCCION A LA CATA DE VINOS, se llama y que no es sino  una recopilación de apuntes que  utiliza en los cursos de cata  que imparte a sus alumnos.

Si esto es  «solo»  una recopilación, no quiero pensar como será el trabajo completo.

Un magnifico trabajo, este que inserto, donde el aficionado podrá tener una impagable información referente a la historia del vino, a los principales métodos de elaboración, sobre el cultivo, los tipos de uva, el maridaje perfecto, y…muchísimo mas

Hasta un completísimo informe de todas las Denominaciones de Origen de España que harán- estoy seguro- las delicias de todos los aficionados. Completísimo trabajo, insisto.

Sabrás de su mano, que bodega deberás de tener en casa, todo sobre las copas, las etiquetas…un mundo -para mi- inabarcable, pero que reconozco cautivador.

A mi, ya te digo, me da mucha envidia no saber de vinos; del mundo del vino. Ni tan siquiera como degustador medianamente entendido.

Mi amigo MAF, ha tenido la gentileza de enviarme esta –repito- magnifica guía. De este Manual de Vinos.

Gracias a el también.

Si queréis bajárosla, podéis hacerlo desde aquí:

http://cid-9b5ad4b7dbd9e872.office.live.com/self.aspx/GUIA%20DE%20VINOS/MANUAL%20DE%20VINOS.pdf

Estoy seguro de que os encantará.

GUIA GASTRONOMICA DE CADIZ

GUIA GASTRONÓMICA DE CADIZ

Ayer estuve en una fantástica fiesta en la playa. En un chiringuito reservado para la celebración de un cumpleaños, que os podéis hacer una idea de cómo acabó de bien.

En un momento dado, a la caída de la tarde, Diego “Shati” Cumpian y el que suscribe, se acercaron a la orilla y viendo el sol caer tras la  Sierra de Mijas, le comenté que siempre- siempre- siempre que veo ponerse el sol, nunca lo veo en el lugar donde sucede; siempre lo veo ponerse tras la duna de Bolonia. Desde La Cabaña a ritmo de reggae o desde la misma playa a ritmo de Chiva’s  y de Barceló.

Ese sol que vuelve oro -durante tres minutos- el agua del mar y la arena de la playa más aún si cabe. Shati Fishing, te acuerdas Diego?

Cái, Cái, Cái…

Me encanta Cádiz y los gaditanos. Ya he dicho repetidas veces que me parecen las personas más amigables y acogedoras de España. Del mundo. Todavía no he encontrado ningún malapipa por aquellas tierras. Bueno si, una que tenía un restaurante junto a Baelo Claudia.

Viene esto, porque mi querido amigo Antoñete, tiene la amabilidad de enviarme una guía gastronómica de la provincia de Cádiz. De modo y manera que cuando vuelva por aquellas tierras me llevaré esta guía para tener la certeza de donde y que comer en cualquier pueblo adonde me conduzca el destino o la previsión.

Un documento de los que a mi me gustan. Enormemente informativo. De esos que guardaré como oro en paño en mi tablet el día que me lo compre cuando sea el momento propicio. Todavía no, aunque me corroe la impaciencia por adquirir uno.

Podéis descargaros esta guía (Y un mapa de Cádiz, en un archivo adjunto) desde aquí:

Guía Gastronómica de Cádiz

Seguro que os encantará. Que lo disfrutéis.

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