TIEMPOS DE DESCONSUELO
( Y Surrealismo)
MICHAEL CHEVAL.
PINTURAS
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En estos tiempos surrealistas donde la realidad se confunde con la mala ficción -fíjate que grandísima putada- y el futuro se adivina de un color negro azabache, uno se refugia como puede, en el recoveco afectuoso que proporciona el arte. En ese oasis que te procura la contemplación de obras de -en este caso- maestros desconocidos y que son, ya te digo, refugio y consuelo para esta desazón que día a día nos interviene. Para paliar -si fuese posible- el sentimiento adverso que te produce, el sinfín de atropellos, abusos y contrasentidos que podemos observar atónitos en este país desmantelado, deshecho y con pocos visos de arreglo.
Surrealistas son estos tiempos también de injusta locura social; así como impensables las coyunturas no buscadas que nos rodean y que -ni en la peores pesadillas- hubiéramos pensado que acompañaran nuestra vida.
Por eso me gusta tanto el surrealismo. Porque ya que vivimos estas circunstancias, por lo menos que me pillen preparado para poder malentender esto que se nos ha venido encima.
Tengo una especial predilección por los Jokers, por los arlequines, por lo bufones, los monos; como se llamen. Habría que hacerse mirar esa particularidad, lo sé; pero, he de reconocerlo, me encantan. No los tristes y amenazadores. No esos de risa cruel y llenos de maldad que producen desasosiego. Me gustan los alegres y coloridos. Aquellos que, bailando con una pierna alzada a la Ian Anderson manera, te dispensan una melodía y una risa al son de sus cascabeles. Con la venia de su Rey que casi todo le permite. Casi todo, tampoco se pasen.
También me gustan del surrealismo, esos paisajes oníricos de perspectivas y proporciones imposibles. Me gusta esa irrealidad que escapa del concepto establecido de lo verdadero y lo existente. La maestría en la ejecución del trabajo y la representación de la fantasía del artista en el lienzo. La ilusoria y quimérica percepción de un mundo descabellado y disparatado. Un mundo, que se nos escapa. Que desafortunadamente no existe.
Esto de las redes sociales, ayudan mucho a descubrir talentos que de otra manera, nunca yo hubiese sabido de su existencia, Por eso me he sentido tan dichoso por descubrir a este artista ruso del que ahora -si queréis- vais a poder contemplar una muestra de su fantástico y ensoñador trabajo. Michael Cheval
Antes poneros en situación:
Michael Cheval
Michael Cheval nació en 1966 en Kotelnikovo, un pequeño pueblo en el sur de Rusia. Creció entre pinturas y pinceles, lienzos y caballetes. Su abuelo, un artista profesional y escultor, fue quizás quien trasmitió a Michael el amor por el dibujo, de tal forma que a la edad de tres años Cheval ya podía dibujar complejas composiciones mostrando sus fantasías e impresiones. En 1980, Michael y su familia se trasladaron a Alemania. Su nuevo hogar causó una gran impresión en el joven artista. Museos y castillos, antiguas calles y paisajes del sur de Alemania definen de forma permanente los gustos y predilecciones de Michael. Siempre interesado en la historia y la literatura, Michael se dedicó durante un tiempo a la música. Organizó una banda y se dedicó varios años al rock ‘n’ roll. Componía canciones y escribía poesía.
Después de graduarse de la escuela y servir en un ejército soviético, Michael se mudó a Nebit-Dag, una ciudad de Turkmenistán en el medio de Kara-Kum, cerca de la frontera con Irán. Absorbió la filosofía oriental y comenzó a trabajar como artista profesional independiente, dando forma a su estilo surrealista.
Con su decisión de emigrar en 1997 a EE.UU. comenzó una nueva época para el artista. Regresó a la cultura occidental que en gran medida lo inspiró en su juventud, pero ahora se trajo a su propia experiencia, su filosofía y visión. En 1998, se convirtió en miembro del prestigioso Club de Nueva York Nacional de las Artes, donde en 2000 fue distinguido con el Premio del Comité de Exposiciones en la exposición anual del club. Cheval expone con regularidad en varias galerías de Nueva York y Europa y es miembro destacado de la Society for Art of Imagination (Londres, UK)
Michael Cheval también ha publicado dos libros. El primero, de 96 páginas a color y llamado “Lullabies”, fue publicado en colaboración con la galería Interart en el 2003, y el segundo, “Nature of Absurdity”, libro de 128 páginas a color, en el 2007. Será este segundo álbum el que defina su visión y estilo único. El absurdo es el punto de partida de sus creaciones. El arte de Cheval a menudo se identifica con el teatro del absurdo de Beckett y Ionesco, y las películas de Greenaway y Buñuel.
(Fuente : http://www.enkil.org/2012/01/03/michael-cheval-el-arte-del-absurdo/)
Si queréis ver una muestra de su trabajo musicada con Pink Floyd, podéis descargaros esta presentación en Power Point que he realizado.
https://skydrive.live.com/redir?resid=9B5AD4B7DBD9E872!2466
Pichad en Acciones de Carpeta > Descarga de Carpeta. Que la disfrutéis.
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