CÚBREME, AMOR, EL CIELO DE LA BOCA…

 

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© Fotografía Celia Mondéjar. Modelo: Elena De Cara; actriz.

«Si la pasión, si la locura, no pasaran alguna vez por las almas…
¿Qué valdría la vida?»
Jacinto Benavente

CÚBREME, AMOR, EL CIELO DE LA BOCA…

Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.

Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.

¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,

para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!

Autor del poema: Rafael Alberti

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© Fotografía Mygue Tomé. Modelo: Elena De Cara; actriz.

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Y DICE JUAN GELMAN…

12170244_10205331974955862_1697399719_n© Fotografía y posado: María Celeste Barba

“Oración”

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar…
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

 Juan Gelman (Buenos Aires,  1930 – 2014)

***

12092698_10207491936355092_349359334_n © Fotografía y posado: María Celeste Barba

***

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Y DICE VALLEJO…

Celeste 2© Fotografía y posado: María Celeste Barba

Y DICE VALLEJO…

Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el íjar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.

Oh, Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh, estruendo mudo.

¡Odumodneurtse!

CÉSAR VALLEJO / De Trilce.

12092654_10207491938115136_90758084_n© Fotografía y posado: María Celeste Barba

Y DICE CORTÁZAR…

celeste© Fotografía y posado: María Celeste Barba

Y DICE CORTÁZAR…

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
***
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar.

1385878_10202039059556580_1112945143_n© Fotografía y posado: María Celeste Barba

***

***

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CUERPO A LA VISTA

IF         © Fotografía y posado: Isabel Fillola

CUERPO A LA VISTA

***
«Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano».

Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
plata sin fin de tu costado.

***
Tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

***
Siempre hay abejas en tu pelo.

***
Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

***
Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises

***
la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del páramo.

***
Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.

***
Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección
y el día de la vida perdurable)

***
Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.

***
Octavio Paz (1914-1998)

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«POEMA 12»

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(Auguste Rodin – The Moaning Winds. N.d.)

***

«Con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza.»
Henri Beyle (Stendhal)

“Poema 12″

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

Oliverio Girondo
Buenos Aires (1891-1967)

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***

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AGUA SEXUAL

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AGUA SEXUAL

Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.

Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.

Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.

Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.

y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.

(Pablo Neruda)

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EL RINCON DE LA LUJURIA: ESPUMA SALADA

El Rincón de la Lujuria:

Espuma salada

…///…

 

Debo de estar muy agradecido a los usuarios de este blog por la aceptación en general que le dispensan a todos sus contenidos. Si es verdad, que hay algunos que son más aceptados que otros. Mas populares. Que levantan pasiones y eso.

Unos de los que más lecturas suele tener -y no solo los primeros días de su publicación- son los relatos que van incluidos en la subpágina del Ateneo’s Alas con Secuencias de un sitio de esta bitácora llamado “El Rincón de la Lujuria” por causas obvias y que no creo sea preciso explicar. Es el erotismo un asunto que interesa a todo el mundo. Para que engañarnos.

Además, ese sentimiento, el erotismo digo – el efecto que produce la excitación sexual, el ansia de amor físico- se desboca incontrolablemente en la época veraniega. Debe de ser (es) por la exposición en las arenas de las carnes tostadas al sol, y por consiguiente, a la ración doble de endorfinas liberadas  que conlleva el tueste. Ese que domeña y somete la mente y provoca el deseo. Tambien, para que engañarnos otra vez, influye notablemente la precariedad en las vestimentas que alegran las pajarillas.

Para los que -por mor de la inevitable edad- vamos siendo invisibles para el sexo opuesto, y sufrimos el calvario de la desatención, vemos  con alivio, que quedan dos semanas escasas para que la estación del año llamada verano… ¡¡Se vaya ya por donde ha venido !! Y que entre ya por fin el moderado otoño y se condenen los pantaloncitos cortos, escotes y minifaldas a penas no inferiores a seis meses y un día de reclusión en el armario ropero.

Aunque se va el nombre, no las temperaturas.

Este post que ahora estáis leyendo, se va a realizar, porque un amigo me ha provisto  de unos bellísimos poemas eróticos (no son suyos) con la intención de que confeccione una entrada a modo de despedida estival. Diciéndole con ellos adiós al Sol en la duna de Bolonia, a la piscina de agua mineral helada a los pies de Sierra Nevada en Monachil. A las playas de Cajíz. A la luna Azul de Valleniza. A las moragas en Pedregalejo. A las columnas decadentes del Balneario del Carmen, a la interminable retahíla de fiestas y de celebraciones. Adiós verano… Adiós!

Sigo…

No me importa el envío del amigo, claro que no! Me encanta que mis amigos –que, por otra parte, disponen de licencia cedida por este humilde administrador- me envíen sus sugerencias; aunque yo -como es natural- hago de mi capa un sayo y publico lo que realmente me viene en gana. Pero eso ya lo saben ellos y me lo permiten. Saben por donde soplan los aires.

 

Estos poemas eróticos, detentan, ante todo un respeto absoluto.  Es por eso, que  incluyo estos que son de una belleza erótica sin parangón. Voluptuosos y con la ración de lascivia justa para que compongan un todo donde se complementen la sensualidad y la carnalidad. El deseo íntimo y la caricia. La añoranza por la ausencia del ser anhelado.

Espero que os gusten. Que los disfrutéis!!

Estos son:

 

 #01

Hoy anhelo desmigar mi cuerpo,
tenderme lujuriosa en tus muslos
para amarte suave, lenta,
profunda y brutalmente.

Querido,
desde el mes pasado hasta hoy,
tan sólo ha sido abrirme de piernas,
fingir para hacerte feliz
para que pronto me bajes
de la cruz objeto de tu instinto,
para que pronto llegues al orgasmo
y me dejes dormir.

Pero esta noche no habrá tregua,
lavaré mi ansiedad
en el pulso de tu carne,
te lloveré por cada poro
hasta que aprendas de memoria
como amando se tiene sexo.

Querido,
esta noche tengo ganas
y te haré el amor
hasta complacerme.

(©Silvia Rodríguez Bravo)

#2

 

A orillas de tu piel, como un abismo,
el vértigo me acucia de alfileres.
Ya resbalo en la dorada lujuria
de tu pecho, en el beso

minucioso y ebrio de tu cintura,
navego en tus cabellos;
en la aurora violeta, reiterada
de tus hombros, me abraso de fulgores;

mis manos, hilvanadas en un duelo,
perdidas en tu espalda, se enajenan,
te habitan al calor de tu costado.

Y caigo en la sonrisa de tu vientre,
mecido en la alegría de tu
abrazo,profundamente lento.

(© Manuel Camarero)

 

BAÑADA EN TUS MIELES. POEMA SENSUAL.

 (en tres partes)

 

# 03 /1

 

Permíteme amor
cerrar las puertas
con cerraduras de oro
Sellarlas todas
y encender las lámparas
Quede esta noche
la casa iluminada
mientras me despojo
de todas las ropas

Observa en mí, vida mía
las cinco señales
El rostro enrojecido,
las orejas calientes,
la nariz sudorosa,
los pezones erguidos,
la voz dulce,
lujuriosa e intensa,
las cuevas rojas
manantiales ardientes
y los pies del loto
levantados hacia los cielos

# 03/2

 

 Ven aquí amor gentil,
iniciaremos la cópula festiva
Enciende con la punta de tu jade
toda la lujuria de la piel
a propósito
en la profundidad de los valles
penetra hasta lo más profundo
desborda los canales

Cerraré los ojos
y asomará la lengua inquieta
para que mientras me mires
avances y retrocedas
Elévame amor al éxtasis
insaciable de esta agonía
en donde el tiempo
nunca venza
el esplendoroso sable.

 

 # 03/3

 

La bola roja late
bañada en mieles
y el gran colmillo mojado
de aceite de castaños.
De derecha a izquierda
despacio, de prisa,
en libre danza del sexo
y de placer inmenso.

Que el tiempo longevo
no desgaste
al enorme árbol,
ni erosione las bases
erguidas del templo
Ven amor,
comienza de nuevo
marca el paso
que los hierros
nunca se quiebren en el acto.

 (© Jem Wong)

 

…///…

EL BAILE MAS ANTIGUO DEL MUNDO

Hoy es uno de los días mas tórridos del año. Tórridos, en su dos facetas más comunes : La climatológica, que es esa que nos atrapa irremisiblemente en la desidia y en la lasitud; esa que nos condena al arresto domiciliario al amparo de la frescura ficticia, pero necesaria, que nos proporciona la máquina. Y la otra: La de la carne, esa que no se desaloja si no es combatida a duelos de espaldas sudorosas, de  miradas complices  y de músculos cansados. De abrazos consentidos y risas compartidas.  Que no se quita, de ninguna de las maneras, si no es bailando el baile mas antiguo del mundo.

La biodanza, como dice la musa.

Aprovechando las temperaturas horripilantes, y que, además, caen en mi poder unas letras  ciertamente sensuales -otras ya estaban en la faltriquera- aprovecho, digo, para retomar y reavivar un poco el “Rincón de la Lujuria” de este blog. Un rincón que dormía el sueño de los justos. También el del olvido. Del abandono.

Pero retomo este espacio de una forma muy especial. Porque como estas letras –a excepción de  la primera de esta serie de tres que viene ahora, y que ignoro su procedencia- están debidamente elaboradas y autorizadas por sus creadores (íntimos que son), se me ocurrió que también las imágenes, deberían de ser reales y pertenecer a otra íntima que por supuesto, elabora, protagoniza y  me envía. Ella, su legítima y enigmática propietaria.

Guardo en todos los casos, el debido anonimato, pues así lo considero pertinente y oportuno. Sólo hago pública la identidad de un autor que en su día, me concedió “La Potestad del Escriba”.

Tardes de días tórridos que dice el poeta Cumpián. Insufribles tardes de días tórridos.

Días Tórridos de Julio. También implacables. Días tórridos que mueren esperando que el execrable Agosto llegue, también con fecha de caducidad, pero con las mismas pretensiones térmicas. Eso ya, lo digo yo.

EL BAILE MÁS ANTIGUO

DEL MUNDO

# 01

 

El beso, el abrazo, la caricia, el tacto de una lengua húmeda y dulce, la mirada, las manos que no saben dónde posarse, los susurros, la miel y el agua, la boca que apresa otra boca, los mapas, las yemas de los dedos, el mordisco, el ardor, la calma, los vaivenes, las palabras, la bañera y el colchón, las risas, el ruido, un gemido imperceptible, el estallido de los músculos, el reconocimiento, el cansancio, la entrega.

Me lo dijeron una vez.

Es el baile más antiguo del mundo.

 

(Anónimo. O eso, al menos, creo yo)

 

 

 

# 02

 

Ahora mi amor

Que estoy desnudo

Porque no tengo

Ni tus hermosos muslos

Ni tu boca

Ni puedo acariciar tu pelo

Ni me coges de la mano

Y me la pones en tu pecho

Ni me miras ni gimes

¿Sabes lo que voy a hacer?

Dejar un sitio en mi cama

Para dormir contigo

No se que mas puedo hacer

Mi amor

Ahora que estoy desnudo

Que no puedo abrazarte,

Que el sitio que te dejé en la cama

Está vacío y no puedo cogerte,

Te me escapas de entre medio de los dedos

Tu hermosura es inmensa

Siempre la has tenido

No dejes que se vaya

Te estoy mirando.

De Miguel Ángel Cumpián

( El cajón de las bragas. 2ª parte)

 

 

#03

 

Poco me excita más que las palabras. Quizá los gemidos, quedos. O esa manera imperceptible, acariciadora, que tienes de hormiguear por mis muslos, casi sin tocarme. Pero, cuando me susurras al oído, cuando me escribes y me describes lo que querrías hacerme, sin que yo participara -este tiempo es para ti: no te muevas-, cuando me preguntas si me gusta -claro que me gusta-, cuando me cuentas que estaré bocabajo y me recorrerás el cuerpo y todos los surcos con la lengua y que entrarás en mí y me abrirás las nalgas y querrás olerme…

Cuando me mandas esos correos y me dices que me piensas y te masturbas, yo te correspondo. Y no puedo parar de tocarme. Durante horas.

 (De Sarmale. Anónimo porque ella quiere)

 Nota Bene: Me comunica mi querida Sarmale, que también es ella la autora del primer texto, asi que queda aclarada dicha autoría.

UN SONETO LUJURIOSO

Un soneto lujurioso.

 

Jamás hubiese pensado que el autor de este precioso y sugerente soneto -que al final de esta entrada transcribo- pudiese ser mi amigo el ungulado. Mi buen y concupiscente amigo El Toro.

Y no será porque yo dude de su experiencia como sonetista. Ni como lujurioso, por supuesto.

Sabía yo que este experto pilonero, maestro en deslizarse hacia abajo por un cuerpo obsceno de seis cuerdas, era capaz de hilvanar  palabras y acompañarlas de una música adecuada.

Sabía yo también, pues lo conozco el tiempo suficiente  como para vivir las experiencias de dos vidas, que podía cantar -templado y afinado hasta desgañitarse-  todo el repertorio Sabiniano. Sin pasarse una palabra. Sin saltarse un solo acorde.

Y sabía yo también, que con una guitarra en la mano, pone ojos de cordero, y mata reticencias de las damas.

Sabía yo también, porque lo sé, que me he sentido capaz – y afortunado- de atravesar territorios con el; esos territorios que a veces tienen fronteras y también esos que nunca  las necesitan.

Sabía yo también – cosa que agradezco- que dispongo de su cariño y de su amistad. El de la mía.

Sabía yo también, y no sé si me repito, que en situación comprometida, El Toro, sería  perfecta compañía. Porque con el he compartido capítulos de mi vida. De nuestra vida. Y me ha enseñado mucho más de lo que el cree. Porque es un lujo tenerlo como amigo. Como preceptor.

El Toro embiste –como es reglamentario- la vida de frente y eso, a veces, lo hace vulnerable. Porque eso hoy, embestir de frente, ya no se lleva. Y así nos va.

Siempre, siempre -cuando nos encontramos- nos alegramos francamente. Porque siempre, siempre,  hemos coincidido -aún en la ausencia- cinco trastes más arriba, cinco trastes más abajo. Depende de si lo ves desde el punto de vista del tono o desde el punto de vista del mástil.

Y ahora, El Toro, me revela -y eso yo no lo sabía- un soneto lujurioso.

Un soneto mojado; empapado de pasión, y -como no-  para mayores de dieciocho años.

Y me ha encantado. Me ha gustado tanto tanto, que no me he podido resistir a hacerle un sitio en este rincón. Y por eso lo pongo. Como casi siempre, sin permiso…Y porque, como casi siempre,  me apetece hacerlo. Toro Luis. Toro Bravo.

La humedad de tu cueva, es la resaca

donde fluye y refluye mi saliva

a impulsos de la lengua, en maniaca

persecución de flujos. La abrasiva

calidez genital de tus sudores

contextura el buceo al que me incitas.

Los efluvios de olas y pudores

se unen al festín al que me invitas.

 

Mas la explosión de luz, bajará al centro

del placer contrayente del espasmo

en retorno perenne. El reencuentro

de libido perdida y entusiasmo

remite la pasión al baricentro

del lujurioso goce de tu orgasmo.

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