JUAN MIGUEL GONZÁLEZ. UNA CARTA Y DOS POSTALES.

Juan Miguel González:

Una carta y dos postales.

Tuve el placer de volver a disfrutar de la compañía y de las enseñanzas del Poeta Juan Miguel González no hace ni dos días. El rato que estuvimos charlando, bastó para que yo sacase provecho de sus enormes conocimientos literarios, (es una incontenible y didáctica máquina de citar) de sus educadas maneras,  y de sus también generosos regalos.

Querido Maestro : ¡¡Me estás muy malacostumbrando!!

Esta vez, sus presentes fueron tres. Una carta y dos postales. De esas postales una es una Décima o Espinela ( me he informado debidamente).

Como quiera que Juan Miguel González (Y es otra enseñanza que me proporciona) me indica que la verdadera técnica poética consiste en aplicarla y, que además, no se note esta, me informo ya te digo, de que: La Espinela:  Genéricamente una décima en poesía es una estrofa constituida por 10  versos octosílabos distribuida en a/b/b/a/a/c/c/d/d/c que significa las estrofas que tienen que rimar. (Fuente: Wikipedia.)

Así que me pongo a contar primero los versos de su primera Postal de Málaga que a continuación viene: Diez! Después las silabas de cada verso: Ocho! Y después la distribución de la rima: Exacta!  Primera con cuarta y quinta. Segunda con tercera. Sexta con séptima y décima. Octava con novena.

Mi más enorme y absoluta admiración, Maestro! Otra clara muestra, la mía, de  categórica incapacidad e ineptitud literaria. Aún no me explico suficientemente, esa enorme deferencia que se me dispensa.

Así pues esta presentación no va a ir mas allá de esta simples palabras que no han tenido otro sentido que el poneros en situación, Porque ahora, todo el espacio de esta entrega lo ocuparán –como tiene que ser- los regalos obtenidos de tan grato y buen amigo.

LA CARTA:

Málaga 26 de Enero de 2012

Querido Álvaro: cada vez que me siento a escribir letras para el nuevo TABLETOM, se impone el recuerdo del hermano Roberto; de tal manera, que siempre acaba hablando el corazón en detrimento del pragmatismo.

De este modo te entrego estos versos nacidos de la emocionada nostalgia. Puede que estas circunstancias me animen a iniciar la creación literaria de una galería de ilustres pirados malagueños, así como una guía sentimental de sus desaparecidos u olvidados lugares. Por lo pronto te adelanto estas dos postales para tu profuso retablo, que con tanto amor y devoción me consta que cuidas.

Gracias querido amigo por la deferencia y la delicadeza con que publicas mis colaboraciones en Internet. Aconsejaba Goethe que había que envejecer con un poco de amor o un poco de gloria.

Tengo por seguro que ese amor lo recibo, en demasía, por tu parte. En cuanto a la gloria, dejé de ambicionarla como pueril y delirante finalidad, exigiéndome a cambio mayor entrega a mis semejantes, desde mi diaria soledad, en silencio, libremente.

Recibe un cariñoso abrazo

de este tu amigo.

Juan Miguel.

LAS POSTALES:

*Para Álvaro Souvirón

POSTAL DE MÁLAGA

Nos quitaron los percheles,

las tabernas, los tranvías,

las comadres barberías,

el Terry de los carteles.

Huérfanos van los pinreles,

de Segarras y Chaparros,

confinados los cigarros,

y sin porrones la sed,

ay, Plaza de la Merced,

y tú sin un motocarro.

 

* A todos los fieles Robertianos

BAÑOS DEL CARMEN

 

Por ver como rompe el mar,

me senté solo conmigo,

y al recordarme al amigo,

fui yo quien rompió a llorar.

 

Por ver echarse el levante,

salí, Roberto a escribir,

y al veros tan semejantes,

fui yo quien se echó a reír.

 

Por no hablar conmigo solo,

me senté a escuchar el viento,

que “Algo así como un tango”

cantaba por los almendros.

MAYTINES DEL NACIMIENTO

MAYTINES DEL NACIMIENTO

Me comunica mi amiga Mariví Verdú que el próximo día 20 de Diciembre en el Centro Cultural «Vicente Aleixandre» de Alhaurín de la Torre, a las 20,30 horas, y el 23 de Diciembre a las 19,30 en el Ateneo de Málaga, se presenta un libro de villancicos titulado «Maytines del Nacimiento» . El libro muestra villancicos escritos por la propia Mariví, Pilar Bugella y Juan Miguel González con ilustraciones de Ayuso, Ángel Idígoras y Pachi.

El Blog de Father Gorgonzola, tiene el enorme privilegio de publicar en este post un adelanto que consiste en el bellísimo prologo de Laure Quesada y el no menos bello epílogo del también amigo Manuel Salinas.

Entre ambos, y como anticipo de lo que ha de llegar, inserto -como primicia- una preciosa canción de Diciembre escrita por mi buen amigo Juan Miguel González.

Disfrutadlo, pues merece la pena. Muy mucho.

PROEMA

Laure Quesada

La pátina, mugre purísima que ensucia y ennoblece los lienzos, se posa, también, en las palabras. No deja de ser una ironía que villano, palabra inmaculada en su origen latino-medieval (de villanus = aldeano), y que más tarde, en el Renacimiento, dará villancico, hubiese ya perdido, aún no bien entrado el Medievo tardío, su prístino candor y pasado, de un golpe, a designar lo abyecto. Que, en cambio, sea hoy sinónimo de ruin y villancico de frescura es uno de esos raros, mágicos milagros que sólo le debemos al lenguaje y su arbitrario aluvión de sentidos.

En ese delta caprichoso (del lenguaje) trabajan, rarísimas hormigas, los poetas. Son ellos, arqueólogos del tiempo, quienes, visionarios, le devuelven su genuina frescura, su atávico, mítico fulgor. Porque lenguaje es mito (reliquia de mito) en tanto último eslabón de esa cadena que nos une a lo que fuimos, allá en la primavera de los tiempos. Son ellos, comadres del olvido, quienes, nostálgicos, velan su integridad revelando, bajo una nueva luz, su cadáver. Y esa luz, redentora, no es otra que la música. La música que danza su vals entre sus versos. La música, sí. ¿Quién no ha subido nunca esa escala de Jacob…? ¿Quién no luchó jamás (qué poeta, qué ser) contra el ángel del ritmo y después, extenuado, durmió en su silencio…?

Este libro, lector, es un canto al silencio. Un canto al silencio escrito por poetas que saben que la música es su llanto vertebral, su risa más pura. ¿Y qué más puro canto, sencillo y popular, que el villancico, reliquia que nos queda del villano cuando éste, todavía, era sólo un campesino…?

 

A mis hijos Daniela y Teseo y
a mi nieto David

 

A CANDELA DEL MONTE…

Juan Miguel González

A candela del monte
huele el ganado;
a leña verde y paja,
Niño, tu establo.

A rebaño mojado,
a encina, a brezo,
a divinos pañales
huele, y a heno.

¿Quiénes bajan cantando?,
¿qué flauta es ésa,
en tan oscura noche,
con lo que hiela?

A huerto soleado
huele el pesebre,
porque ha nacido Mayo,
con tanta nieve.

 

NIEVE QUE LA NOCHE ALUMBRA

Manuel salinas

Cada niño trae un milagro bajo del brazo: la encarnación del verbo, la posibilidad del habla de la tribu en la que haya nacido, el don del lenguaje.

Así cada nacimiento va unido a la alegría, al bullicio, al jaleo, al festejo, al estar despierto.

El villancico es el signo, la manera del que vela, del que para espabilarse en medio de la noche coge el almirez, hace bulla y canta.

Pero la palabra no sólo nombra la realidad o la construye, sino que al mismo tiempo se rebela contra ella y la desmiente; esto es la sueña. Y ese juego de la palabra nos desnuda de lo sabido, del quienes somos, y nos reúne ,y nos da vida, y nos hace –váyase lo ganado por lo perdido-, niños de nuevo, porque todo es infancia.

En efecto, esta música de oro que habla del amor sólo tiene una patria: la infancia, porque no hay más paraísos que los perdidos.

En fin, ése es el misterio. Éste es el milagro que no se razona y se impone como el amor o como el idioma. Éste es el estado de desvelo que encontramos desde mucho más allá del cancionero de Upsala, del siglo XVI, donde se nos recuerda que no debemos dormir la noche santa, hasta estas otras “canciones de vela”, villancicos que han escrito en este hermosísimo libro Pilar Bugella, María Victoria Verdú y Juan Miguel González.

Puñado de notas o de sílabas que se preguntan, por ejemplo, “¿En qué estaba yo,/ bello pastorcillo,/ que ni oí tus pasos/ ni escuché tus silbos?”, o que tararean, “silenciosa, rezando,/ casi sin voz,/ una nana te canta/ mi corazón”.

Villancicos, exactos y medidos, como los pasos de una danza, son este “estar atento”, este “estar despierto”, de esos poemas de la Presencia, poemas de la Llamada, del Nacimiento, que nos traen o nos llevan por dos largos ríos recién brotados de una estrella, una voz que narra el suceso, la gloria que es la encarnación de la palabra que de la Historia escapa.

Desde lo popular a lo culto llegan para cantarnos que la Nochebuena no es noche de dormir, sino de avivar la inocencia, de poner donosura en papel de regalo y palabras a un tiempo todavía no domesticado, a un tiempo que salvaguarda el misterio, nuevo y antiguo, del hacer versos.

El villancico o la “canción de diciembre”, “canción del desvelo” es una maña de la lengua que hace, gozosa y navegable, la luz, el ardor que pone a la par Poesía y Verdad: Canto; del que de amores muere, el dulce canto.

PARA ÁLVARO (De Juan Miguel González)

Mi querido amigo el Poeta Juan Miguel González, tiene la enorme consideración de regalarme una vasija rebosante de aprecio, cariño y ánimo. Una inmerecida demostración de amistad que le agradezco “Ab Imo Pectore”. Desde lo mas hondo de mi corazón. Y tiene, además, la esplendidez de regalarme -para compartirlo con vosotros- la exclusiva de la letra de un villancico perteneciente a un próximo libro que será editado, estas fechas navideñas inminentes, con el nombre de Maytines(sic) del Nacimiento.

Comparte la autoría con Pilar Bugella y también con la amiga Mariví Verdú. Edita “Calle del Agua”

No quiero hablar de este libro- por ahora- pues merecerá una entrega específica prologada con la palabra amiga de Manuel Salinas. Ahora solo os dejo esta epístola amable y afectuosa que me llena el pecho de satisfacción y de honra.

Muchas gracias maestro. Es un ENORME privilegio. Yo también te hago un regalo musical al final de este post… En mi niñez -y cuando la familia Souvirón nos reuníamos por Navidad- mis tías Lourdes y Pilar, cantaban este precioso villancico. Es algo tan personal que, precisamente por eso, quiero compartirlo contigo.

Málaga, madrugada del 26 de Noviembre de 2011 

 

Querido amigo Álvaro: 

Qué joven me siento cada vez que me asomo a ese ancho y claro ventanal con que tu bondad se empeña en hacerme feliz. 

Ganas dan de correr y abrazarte, de llenar de  castañas y  almencinas tus enormes zapatones de tela peatonal, de auparme hasta tu frente y ungirla de sonetos bien mojados en vino de los Montes. 

La deferencia, el jovial y esforzado ejercicio de estética con que ilustras los versos que con tanta calidad musical ha popularizado TABLETOM, revelan un talento fresco y versátil, que en vano intentas disimular bajo la corpulenta apariencia bonachona de tus dos metros de estatura. En esta bastarda cultura del éxito inmediato, en este execrable muladar subvencionado en que han convertido el arte, consuela y reconforta que alguien como tú se prodigue en aquello que sólo se realiza desde la independiente gratuidad, siempre insumisa, generosa y apasionada. ¡Ánimo, amigo! Gracias otra vez y enhorabuena. 

No quiero despedirme, querido Álvaro, sin antes ofreceros esta canción de Diciembre que, aunque de próxima edición en un libro de villancicos, también os dedico a ti y a tu esposa. 

Siempre agradecido, te abraza, tu amigo. 

Juan Miguel González 

 CON CUANTO AMOR NOS LLAMA 

 

¿Cómo abrirán las breñas 

sus matinales salmos 

si están los montes secos 

y sin pastor los prados? 

 

¿Cómo alzarán los valles 

sus matinales brumas  

si a las dormidas fuentes 

no despertó la lluvia? 

 

De ti, niñez, no queda 

más que la pura nieve 

cayendo en las menudas 

canciones de Diciembre. 

 

¿Quién dejará, de frío, 

morir la dulce infancia, 

oyéndola, en el heno, 

con cuánto amor nos llama? 

        Juan Miguel González

A PROPÓSITO DE VISIÓN DE LA PIEDAD

Hoy, 30 de noviembre, publica el periódico EL MUNDO, en PAPELES DEL PARAÍSO, un  artículo escrito por el común amigo Manolo Salinas sobre el nuevo libro de Juan Miguel González “Visión de la Piedad”

Como no podía ser de otra manera, los amigos -y sus textos- tienen siempre cabida en este “Ateneo’s Alas con Secuencias”

Este es:

A propósito del libro “Visión de la Piedad”

de Juan Miguel González.

 MANUEL SALINAS

            Escribe magistralmente el ensayista Ignacio Gómez de Liaño, en el impagable prólogo al libro “Visión de la Piedad” (editorial, “Libros delaire”) de Juan Miguel González, que el fundamento último de esa obra poética es el ímpetu y la trascendencia.

Esto es, el libro de Juan Miguel González participa de ese raro afán de trascendencia, de esa idea radicalmente lírica, frente a la tendencia más realista imperante en estos días en los que se desconfía del canto. Desconfianza moderna que Marcos-Ricardo Barnatán supo definir de esta manera: “los poetas ya no creemos en los dioses y en los héroes. Por eso ya no cantamos”. El poeta ahora es un investigador privado.

En efecto, frente a este luto del canto, frente a esta mirada alicorta y rasante, Juan Miguel González nos habla en su libro de fervor, de entusiasmo, entroncando su poesía con la de uno de los poetas indiscutibles de la poesía española del siglo XX: Claudio Rodríguez, quien cantó la esencia de la poesía y la “ebrietas” de la que ésta dimana. Poesía como don y como ebriedad que es un estado de entusiasmo en el sentido platónico. En resumen, nuestro poeta malagueño nos dice que la vida humana es una especie de “ímpetu entusiasta” y que ese ímpetu, esa “ebrietas” es lo mejor que hay en ella.

Por otro lado, el antídoto, que nos ofrece la poesía de Juan Miguel para estos oscuros días de individualismo y picaresca, en los que los hombres no tienen ningún deseo ni sueño ni idealidad sólo la necesidad de cosas prácticas y de dinero, es una búsqueda de sentido y sosiego a la existencia, una búsqueda de valores éticos y esperanza, una búsqueda de una vida trascendente y espiritual: cosas de toda la vida que el tiempo no desgastó jamás.

Mario Vargas Llosa ha escrito: “Durante mucho tiempo se creyó que con el avance de los conocimientos y de la cultura democrática, la religión, esa forma elevada de superstición, se iría deshaciendo, y que la ciencia y la cultura la sustituirían con creces. Ahora sabemos que ésa era otra superstición que la realidad ha ido haciendo trizas. Y sabemos, también, que aquella función que los librepensadores decimonónicos, con tanta generosidad como ingenuidad, atribuían a la cultura, ésta es incapaz de cumplirla, sobre todo ahora. Porque, en nuestro tiempo, la cultura ha dejado de ser esa respuesta seria y profunda a las grandes preguntas del ser humano sobre la vida, la muerte, el destino, la historia, que intentó ser en el pasado, y se ha trasformado, de un lado, en un divertimento ligero y sin consecuencias ”.

Sin lugar a dudas, y Gómez de Liaño tiene otra vez razón, que Juan Miguel González es un raro poeta que en lugar de promover lo peor -ya sabemos que todo cambia siempre para peor-, busca lo mejor de la tradición para cantarlo, acaso convencido de que el “más allá” no puede estar en esa revolución terrenal que nos prometió cierta idea de progreso. Recordemos, en este sentido, que el prestigio del arte o de la poesía, en nuestra época, le viene de aquella antigua promesa de que nos proporcionaría el soñado Edén. No hay duda, la publicidad ha sido el sustituto moderno del argumento y su función ha consistido en que “lo peor” pasara por “lo mejor”, porque indefectiblemente todo “acá” logrado nos lleva a suspirar por cualquier “allá”. Ya lo sabemos: así es la condición del alma humana que, desde Altamira, siempre se puso de pie para alcanzar a pintar sueños o bisontes.

En fin, Juan Miguel González es un poeta que está lejos del exhibicionismo moderno y dentro de esa otra tradición también moderna (Santayana, Wilde, Eliot, Pound, etcétera.), a la que los ingleses han llamado “medievalizante” o “gótica”, que es la de ésos que no han renunciado a ser constructores del Absoluto para convertirse en publicitarios del Partido. Ahora bien, recordando a estos últimos, escribe Karl Kraus: “Nunca me pareció una blasfemia aquella frase de Peter Altenberg: Oh Dios, eres como un Shakespeare; sin embargo, sí me parece un delito de lesa majestad cuando dijo eso de que en la Abadía de Westminster yacían los restos de Shakespeare y los demás reyes ingleses”.  Porque, cuando en la ciudad sagrada caiga la última muralla frente a los bárbaros, uno siempre esperará que Roma sobreviva, asistido por la convicción de su supremacía moral.

Por eso, Juan Miguel González, como el “neotrovadorismo” de Cunqueiro –sólo es un ejemplo-, cree que la Tradición es salvadora, porque entonces, el arte, la poesía impedían a las personas dar la espalda a esa riquísima realidad de la que dijo Lord Dunsany: “no hablo nunca de las cosas que he visto; sino de las que he soñado”, y porque esa mirada al pasado consiste en una educación para ver más claro y más hondo en la naturaleza humana y encontrar en ella un principio de perspectiva, de prudencia, de amor.

Si el arte y la poesía nacen del dolor y se alimentan de él, ciertamente que será por medio de éste por donde se llegue a la profunda alegría y al verdadero entusiasmo, convencidos que de la razón moral será su aliada.

Y que, no hay duda, también se puede “avanzar hacia atrás”, como se dice en los autobuses.

DE JUAN MIGUEL GONZÁLEZ Y TABLETOM

DE JUAN MIGUEL GONZÁLEZ Y TABLETOM

Detenta el poeta Juan Miguel González una especial y puntillosa particularidad; una connotación como escritor (y como persona, estoy convencido),  que no es otra que la absoluta -y cuando digo absoluta, digo bien- disposición hacia el aplicar -con una enorme disciplina y rigurosidad- las pertinentes reglas ortográficas y sintácticas en sus escritos. Sean poemas o sea prosa.

Y lleva esta rigurosidad hasta el extremo de la anhelada perfección.

Por poner un ejemplo: Lo que el llama “El pajarito ausente” (es decir no poner una tilde en una sílaba) le produce tal estado de desasosiego y remordimiento que, hasta que no ve remediado el lapsus calami cometido por este transcriptor, hasta que yo no desfago el entuerto, el Poeta, no empieza a respirar acompasadamente y a volverle las pulsaciones al ritmo adecuado. Algo así como lo que me pasa a mi cuando veo un cuadro colgado de la pared  y este está torcido.

Sea leído esto con el debido tono jocoso que es el tono en que está escrito; pues por lo descrito, ambos compartimos –para según que cosas-  una especie de obsesión paranoica que no es del todo cómoda. Por lo menos para mí.

Fueraparte que diría el ínclito Quioritién…

¿Y a que viene esto? Pues viene a que  Juan Miguel González – el llamado cuarto miembro de Tabletom- reivindica desde hace mucho -sin el menor atisbo de reproche, por supuesto- el delirio de la inclusión de las letras originales escritas por él en los discos editados por el grupo.

Es decir, él -con esa mente no acostumbrada a los entresijos técnicos- no se explica como no aparecen en las carátulas la versiones académicas y originales suyas y junto a las  versiones ajustadas por los músicos.

Yo, siempre le digo que eso –cuando no lo hacen- es porque no es posible. Que los músicos está sometidos a las presiones de las productoras; y que la métrica musical, no se ajusta a la métrica poética. También que, además, -para concordar ambas- los Tabletones deben de hacer inexcusablemente estos cambios, que por otro lado, no son nada fáciles de realizar. Es más, musicar un poema, es terriblemente complicado. Hay que valer muy mucho para ello.

Otra cosa son las licencias que -en base al estilo propio- se toma  cada cual. Verbigracia: Cuando el poeta escribe: Los martes trece de nosotros mismos, Tabletom lo transcribe como: La parte chunga de nosotros mismos.

Tanto monta monta tanto. Las dos versiones son absolutamente apropiadas para el elemento en que se desenvuelven. Incluso creo, a mi pobre entender, que se complementan.

Esta anécdota -pues de eso se trata- viene a colación porque a través de una magnifica página Web dedicada a Rockberto: www.rockberto.com  y gracias a uno de sus creadores -Paco Roji- han llegado a mis manos las letras de Tabletom. Separadas en dos partes: una las compuesta por los miembros del grupo y la otra por el insigne.

Estas letras son -las que vienen ahora- las incluidas en los discos y creadas por el Poeta. (Nótese que cada vez que escribo Poeta, lo hago con mayúscula. Es aposta)

Tabletom musíca a Juan Miguel González. ¿Se puede pedir más?  El genio de la rima, el talento de la métrica, de la palabra escrita, combinado con la música mas inspiradora, elaborada y acertada. Dos magisterios en uno. Un fantástico matrimonio de conveniencia. Tanto monta…monta tanto. Para nuestra suerte.

Insistir en mi agradecimiento a Paco Roji (Y a Mariví Verdú por la fantástica biografía del Maestro)) y volver a recomendar que visitéis su página www.rockberto.com

Disfrutad estas letras; son magníficas, yo he tenido el detalle de maridarlas con ilustraciones de Vladimir Kush.

(Excepto, logicamente, la que viene a continuación que es una licencia que me permito)

ALGO ASÍ COMO UN TANGO

(Escrito en una pensión de Salamanca)

 

(Dedicada a Don Alfredo Di Stéfano)

Incluído en el libro «El ozono y la ópera»


Estoy en casa solo y sin Machaco,

sentado en el salón,

conjurando a las musas del tabaco,

medio seco un pulmón.

Pues quiero estar solemne y muy cuitado,

me he negado a cenar,

que bardo bien sufrido y mal cenado

gusta a las musas más.

Como llueve en Melilla y hace frío,

amada, y no estás tú,

converso con el lelo pio-pio

del pájaro cucú.

A qué tanto cuidado capilar,

poeta, menos moño,

me dicen rubicundas al rodar

las hojas del otoño.

Por mucho que componga la figura

y agrave el ademán,

no consigo rimar con sepultura

la risa de Don Juan.

¿Do fueron de gardeles los eventos,

perchelero farol?

¿Qué se hicieron de aquellos Paco Gento?

Se interna, centra y gol.

Me voy en acabando este cuarteto,

pues llega la mañana.

Nos vemos – a mi ponme un cateto –

muy pronto en La Campana.

LA PARTE CHUNGA

Este tema se llamó inicialmente ‘COPLA AL MONOTEISTA DON DIOS,

PARA SER CANTADA CON MUCHO VINO TINTO’, posteriormente se

quedó en ‘LOS MARTES TRECE DE NOSOTROS MISMOS’, por último el

grupo la llamó ‘LA PARTE CHUNGA’

Bella contradicción, enigma amado,

la rosa se eterniza en las tabernas.

Lesbiana juventud, muestra las piernas

para que el viejo Dios viva endiablado.

A fuerza de ternura y de botellas

logramos que también Dios tangueara,

era normal de Dios que se endiosara

y llamase Señor de las estrellas.

Pero que emperador fuera del todo

y vitalicia majestad del uno,

que fuera el éter y que habitara el lodo

y la torta ramos de mi desayuno…

Venga, por Dios, un poco de respeto,

y aquel día perdimos la paciencia,

y en lugar de la cruz, el amuleto

al cuello nos colgamos de la ciencia.

Aquel fisgón abstracto y timorato,

aquel glorificado absolutista,

no lo mato el materialismo chato

ni la bomba infantil del anarquista.

Y es que Dios no es la espiga ni el minuto,

ni la azarosa Historia y sus abismos.

Dios es la copa, el chute y el canuto:

Los martes trece de nosotros mismos.

DAMA DE NOCHE, AMARILIS

(La del manojo de cuervos)

Dama de noche, Amarilis,

Salomé de ojos de yeso,

quién escuchara llover

dentro de tu pozo seco,

al pié de tus blancos muros,

detrás de tus durazneros.

Dama de noche, Amarilis,

sor Juana de los ateos.

Espigadora, no mires

la flor azul del enebro.

La cierva blanca bebía

la sangre de los corderos,

el semen de los apóstoles,

el ron de los arquitectos.

Dama de noche, Amarilis,

la del manojo de cuervos.

Anoche vino la brisa

pisando, a lo soldadesco,

con aires de generala

y salvas de regimiento,

y en todo, ramas y brisas,

sonaba el himno de Riego.

Dama de noche, Amarilis,

Robín de los tiroteos.

AVIONES DEL PINTOR RAFAEL ALVARADO

(Orange y Gaseosa)

¿Por qué cielo de tarde sin escuela

derribando tú mágico avión?

¿De qué caña de escoba y que cartón

volar lo hiciste que, aun ardiendo, vuela?

Aeroplano de menta y de limón,

pegasillo de engrudo y regaliz,

¿En qué cine de barrio fue feliz

este corsario de la aviación?

¿En qué vieja pantalla, en que cuaderno

Se estrellará tu párvula avioneta?

¡Orange y gaseosa! Una peseta.

Programa doble. FIN. Cine Moderno.

SIERRA DE RONDA

Por la sierra de Ronda,

la blanca luna,

señora de mis noches,

y de mis dudas.

Bésame y vete

que me vienen buscando

los migueletes.

Por la sierra morena

repite el eco:

los amores soñados

son los más ciertos.

Ay, yo quisiera

que nunca fuera falsa

ni verdadera.

Luna de los pastores,

campos de nieve

por donde la esperanza

se fue y no viene.

Fuente de  los suspiros,

Fuente soñada,

dile que no se quede,

ni que se vaya.

VIEJA CANCIÓN

(El reggae del amor)

Que tendrá el televisor

y la sección feminista,

que hasta el pájaro anarquista

canta en el contenedor.

Porque el amor y el dolor

Se juega a la primitiva,

Canto esta vieja canción

Que está más muerta que viva.

GUADALMEDINA

Ay río Guadalmedina

donde jugué de chavea,

eso sí que eran pedreas

y canutos, y almencinas.

Vendía en calle Cotrina

los “Lucky triki” el “Boquera”;

treinta Caunys de pulsera

se sacaba del abrigo.

Infancia de pan de higo

frente al cuartel de Natera.

COMPENDIO FLAMENCO

(No tengo ná)

Mira si soy desgraciao,

que tira, para no verme,

mi sombra por otro lao.

Aquellas palabras

que nunca me oyeras,

en las ramas hablan, en las aguas cantan,

Y en el viento suenan.

Y estos fueron mis pecados:

Vino tino por las noches,

mañanas de vino blanco.

Pediremos vino

y no habrá botellas,

ni calles ni noches ni donde ni nadie,

que sirva la espuela.

Me iré de este mundo,

del otro y del otro.

Manantial del monte,

donde bebe el lobo

¿quién borró el camino

de grama y ortigas

quién secó el arroyo?

Lo grande y lo verdadero

no tiene patria ni dueño.

Yo soy libre cuando sueño

porque desprecio el dinero

y sólo en soñar me empeño.

SIGAMOS EN LAS NUBES

Por nuestra antigua fe en la hipotenusa,

por nuestra condición de perdularios,

por el mal pago que nos da la musa,

seamos libertarios.

Por no querer bajar nunca del guindo,

por nuestro trato con las musarañas,

porque he perdido pero no me rindo,

viva Manuel Azaña.

Porque acerté eligiendo el desatino,

porque algún día la tendremos seca,

porque sobra merced, si falta el vino,

viva el lomo en manteca.

Por seguirle pidiendo olmo a las peras,

porque la estrella del fracaso irradie,

porque aunque tengo arreglo, no hay manera,

felices los Don Nadie.

Contra la chusma de chalé adosado,

contra la turbamulta rociera,

vivamos silenciosos y apartados

de las hormigoneras.

Contra el pequeño y cruel dios estresado

comido de alopecia y dioptrías,

contra el primate cibernetizado,

Machado y los tranvías.

Contra tanta poesía mercenaria,

contra tanta experiencia de tendero,

contra esta ubicua nómina sectaria,

¡ maricón el primero !

Contra las taifas de la diferencia,

no menos embusteras y arribistas,

contra sus resentidas obediencias,

la bohemia anarquista.

Contra los dogmas de la progresía,

reconvertida en cuota y B.M.W.,

contra sus insaciables señorías,

sigamos en las nubes.

BLUES DEL OZONO

Cuando tenga once meses el verano,

y agosto sea, por fin, cada semana,

todo playa será, parrilla humana,

altas palmeras de poliuretano.

Un ángel de dióxido y metano,

anunciará internet cada mañana.

Se cruzará en camello el Bidasoa,

y al fin todos tendremos barbacoa.

Ven de marchito ozono coronada

y empuñando un besugo macrobiótico.

Ven volando con alas de periódico,

nadando ven de la espuma envenenada.

Frente a la mar de Homero alquitranada,

brindaré con plutonio y antibiótico.

Bajo la fértil lluvia radioactiva

¿me oyes cantar con una siempreviva?.

BLUES DE ROCKBERTO

Siempre metío en “Casa el Guardia”

y una orla te mereces en oro y tinta china

Porque nadie en verano vende

polos de pana

Por eso en portugués te silbo,

te silbo maestro este bolero.

Y eres lo que quisistes:

un hombre a palo seco,

mojado asteroide en anís Machaquito

los pájaros buscaban el sur de tu chaleco

y el mar te coronó

con una corona de boquerones fritos.

LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO

LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO.

 

 

Se dice que la primera impresión es la que vale. Esta aseveración no siempre es cierta y pongo ejemplo: Cuando me encontré por primera vez con Auxi Toro, me pareció tan independiente y tan distante que apenas le concedí el beneficio del saludo. Porque entre la timidez que me atenaza ante personas extrañas, y esa disposición artística tan completa y extensa que posee Auxi, me hacía suponer -esta última circunstancia- que estaba ante una persona, ya te digo, displicente y celosa de su intimidad

El resto de convencimiento que tengo sobre la inaccesibilidad de los artistas, se diluye por completo después de las dos ultimas experiencias personales. La comentada sobre Auxi y lo reservado que yo suponía a, mi ahora buen y admirado amigo, el Poeta Juan Miguel González.

Ambos, con sus actos, me han demostrado su afecto y su cordialidad. Su sencillez. La una con sus mensajes privados (incluso los escritos en latín) y -sobretodo- con ese abrazo impetuoso y efusivo que me dio al salir de su actuación en el Teatro Echegaray después del concierto de su grupo Sólo un Momento. Me eché literalmente en tus brazos (sic). Y el otro, porque es el verdadero auspiciador de este post ilustrado y apologético.

Me llamó Juan Miguel  por teléfono para contarme como Jose Antonio Quesada – repórter y ojo suyo en las ausencias- le había descrito de una manera tan detallada y tan  estimulante el concierto del Echegaray que le gustaría escribir una “Crónica por referencias” de dicho concierto. Haciendo un  especial hincapié en la persona de Auxi Toro, que era a la que mas conocía de todos. Una amistad que dura “casi media eternidad” según sus propias palabras. Y añade también el Poeta:Posee un corazón tierno y vehemente, atemperado por esa dulce melancolía tan propia de los espíritus íntegros”.

A los tres o cuatro días -ya sabéis de mi inveterada e incontenible impaciencia- y con la excusa de tener en mi poder unas  magníficas fotos de Auxi realizadas por Kuky Pereda, aproveché para preguntarle por el cómo iba la tarea que me comentó.

Me dijo que llevaba un resfriado ausente y añorante de humos desde hacía dos semanas; y que, si era capaz, vería de hacer algo que ya tenía paseando por su cabeza. Tuvo el detalle -siempre tan generoso- de esa misma noche, quitarse cinco horas de sueño; para durante ese tiempo elaborar este precioso articulo que ahora viene a continuación, y que como digo, es el verdadero protagonista de  este post. Pagó esa dedicación con ciento veinte nocivas caladas de humo que le agradezco y recrimino.

Pero no se detiene Juan Miguel González ante la persona de Auxi Toro. Su esplendidez y dadivosidad hacen que se detenga en todo el grupo y, especialmente, en la otra clarinetista del grupo: el torbellino y compendium de disciplinas artísticas que es Ami Cumpián. La define Juan Miguel de esta manera: “… con ese laconismo un poco inglés del Grupo Bloomsbury. Esbelta y sensitiva, distante y serena, siempre me ha parecido un trasunto de los artistas prerrafaelistas.”

 Mujeres humanistas y polifacéticas, renacentistas, añado yo.

Ya no digo nada más; porque todo lo que hay que decir viene ahora a continuación; porque, además, esta entrega no me pertenece. Pertenece al hombre que transforma las volutas de humo en sublimidad.

Queda resaltar que  todas las fotos que aparecen – excepto la primera ilustración- han sido realizadas por la fotógrafa Kuky Pereda.

A modo de iniciación, inserto una música que sólo Auxi y yo sabemos el porqué.

LA REBELIÓN DEL BUEN GUSTO

Concierto de “SÓLO UN MOMENTO” en el Teatro Echegaray

 

El hombre al que quebranta una tos muy antigua, lamenta no haber podido asistir al concierto de “SÓLO UN MOMENTO”, en el Teatro Echegaray. Aunque quién sabe si envió su ectoplasma dado  la inusitada ocasión de semejante privilegio estético. Este hombre fue informado al día siguiente de la actuación de dicho grupo, por un sensible y culto espectador, José Antonio Quesada que, con ánimo sereno y penetrante, no escatimó, sorprendido, sinceros elogios a la excelente actuación y puesta en escena de tan singular y ecléctica banda.

Ya era hora de que alguien se levantara contra la larga tiranía de la mediocridad que tanto padecemos.¡Enhorabuena y ánimo!. Frente a la cochambre hegemónica de coleguillas subvencionados, ¡la insurrección de la delicadeza¡; contra la plaga de advenedizos trileros, ¡la noble apuesta por la belleza!; frente a tanta voraz ramplonería monotemática, ¡la rebelión del buen gusto!

Hace casi media eternidad que conozco a Auxi Toro y a Ami Cumpián. Ambas damas postulan no la utópica y sangrienta revolución permanente trotskista, si no la creación amorosa y diaria que aconsejaba Juan Ramón Jiménez. Auxi viene de los goliardos, de Jorge Manrique, de Quevedo, de Goya, de todos los romanticismos, de Valle-Inclán, de Artaud, del surrealismo, de Ionesco, de Gutiérrez Solana, de la copla española, de Gómez de la Serna, del fado lisboeta y de Emilio el moro. Posee un corazón tierno y vehemente, atemperado por esa dulce melancolía tan propia de los espíritus íntegros y delicados que nunca olvidan que “el niño es el padre del hombre”.

Ami, a quien conozco menos, es más evanescente, con ese laconismo un poco inglés del Grupo Bloomsbury. Esbelta y sensitiva, distante y serena, siempre me ha parecido un trasunto de los artistas prerrafaelistas, con algo de la exquisitez decadente de los hermanos Rossetti, Dante Gabriel y Cristina. Para esta distinguida dama, la filosofía del arte por el arte sigue siendo tan necesaria y cotidiana como el canto del petirrojo.

Del resto de los componentes del grupo ya iré avanzando mis daguerrotipos líricos conforme vaya adquiriendo mejor conocimiento de ellos.

El hombre al que la lluvia lo devuelve a la infancia, da gracias a la caudalosa amistad de Álvaro Souvirón, que una vez más ha hecho acopio y labor de la mejor escuela de cronistas. Espléndido su blog; contagiosas sus palabras entusiastas; evocadoras las bellas imágenes de tan inolvidable efemérides.

Gracias a todos por creer en la libertad, la justicia y la belleza, ideal impulsor de toda verdadera aventura del espíritu. Gracias por haber entreabierto la puerta para poder vislumbrar al unicornio, aunque haya sido SÓLO UN MOMENTO.

Juan Miguel González

Madrugada 28 de Octubre de 2011

 

CONCIERTO HOMENAJE A ROCKBERTO. DESPEDIDA DE TABLETOM

CONCIERTO HOMENAJE A

ROCKBERTO.

DESPEDIDA DE TABLETOM.

 

 

Escribir hoy acerca de Rockberto González -y por ende- de Tabletom, no es nada fácil. Porque ya está casi todo escrito y, además, está -casi todo- referenciado en fotos.

El primer sábado de este Octubre, tuvo lugar el tan esperado concierto homenaje a Rockberto y la anunciada despedida de Tabletom.

Ni el insoportable calor que hacía dentro del recinto, ni el caótico servicio de bar, mermó en absoluto no solo la innegable y mítica calidad del grupo malagueño, sino tampoco esa atmosfera de colegueo, empatía y cariño que destilaba cada poro de la piel, de cada uno de los presentes, acompañando a la gota de sudor inclemente.

Mi querido amigo el Poeta y letrista de Tabletom Juan Miguel González -el cuarto miembro del grupo- tuvo la delicadeza de invitarme a pasar (con pulserita amarilla reglamentaria incluida) a la zona de camerinos donde pude saludar a Perico, a Pepillo y al resto del grupo; a Javier Ojeda… Y a mi ídolo Kiko Veneno. Tambien vi a Lamari, pero no me atreví a asaltarla y decirle lo que me gusta su música y lo que me acompaña cuando se transforma en banda sonora de mi estancia en las playas de Bolonia.

También -para rizar el rizo- pude estrechar entre mis brazos y besar castamente a Esperanza y a Mariví Verdú. Dos encantos de personas, como no podía ser de otra manera, habida cuenta de con quien se juegan los cuartos.

Tuve la precaución (y la poca verguenza) de pedirle dos cosas a Perico en los camerinos para mi Muro de los Afectos. Uno: la púa del Concierto. Dos: una partitura, escrita por él, de cualquiera de sus temas  y firmada debidamente. A las dos cosas me dijo que sí. Así que  cada vez que lo vea se lo recordaré. Y que tenga cuidado y no me dé gato por liebre; pués el mismo me enseñó la púa (blanca, nacarada y bastante gastada) y no se le vaya a pasar por la cabeza endiñarme una Gibson negra incólume y sin Curriculum Conciertae. Menos mal que las Artison ya no existen.

Tan tremendo era el calor que estuve muchas veces tentado de abandonar a Santa a su suerte y volver a entrar en camerinos (gracias a mi pulserita amarilla) para situarme detrás del escenario con la compañía del letrista, su Santa y la poetisa Verdú.

Pero ni podía dejar abandonada a mi costilla, ni tampoco yo era merecedor de tal privilegio por mucha pulserita que vistiera.

Una especie de síncope clautrofóbico, calorífero y sudoríparo (¡Que viejo está ya uno!) me obligó a trasladarme a la parte trasera de la Sala Paris 15 -Que Alá confunda- a fuerza de traspasar trabajosa y afanosamente la “Parrilla Humana” para  poder después seguir el concierto desde atrás e intentar, infructuosamente, acceder a una copa en esa mezcla de tortura y sufrimiento que llamaban bar.

Pero, al margen de esas circunstancias, hay algunas reflexiones que quiero decir, porque eso fue lo que me llevé:

No se puede permitir que Tabletom abandone los escenarios. ¡No lo podemos permitir! Porque esa decisión tan drástica, debieran, al menos, consultarla con sus seguidores; que somos legión.

Aunque, creo, que no lo van a hacer; el ¡Hasta otro día! de Pepillo en la despedida asi lo indica.

Si! Ya se que vienen de reemplazo (como grupo) los Ramirez Brothers y que ellos son – sin ninguna duda- la esencia de Tabletom. Pero resignémosnos ante la injusta realidad aunque sea una putada: Rockberto ya está en las nubes. Sigue en las nubes. El Rey (NO) ha muerto! ¡Viva el Rey!

No podemos dejar que este concierto sea una despedida real; porque la marca Tabletom está grabada a fuego en la memoria y el corazón de todos los malagueños. Es un orgullo para Málaga. Será una honra tener una calle con su nombre para pasear por ella. Será un placer tomarse un cateto a la buena sombra de la estatua de Rockberto. Que menos que un busto.

Para mí, es una enorme satisfacción compartir veladas con los Ramirez ; ser su amigo. Y, además, es un verdadero placer disfrutar su música. En directo o en Petit Comité.

Tambien me emociono, cuando veo el video -que ahora al final pongo- y observo la inmensa humildad del Poeta  letrista, que materialmente obligado (y empujado) sale a saludar con un improvisado ademán caballeresco al público que lo vitorea. Gracias, Mariví, por darle ese empujón. Gracias Maestro por tanto venidero.

Es impresionante ver como Perico -cada vez mejor- toca la guitarra. Es absolutamente brillante además de enormemente técnico. Inigualable Pepillo! Todos!!! Todos!! Son fantásticos músicos.

Viene a continuacion un Power Point donde figuran muchas fotos del concierto que me han sido proporcionadas amablemente por Gonzalo Martínez Lozano y Eduardo G. Magaña. No puedo sino agradecer la generosidad de estos dos magníficos fotógrafos que me han brindado altruistamente su trabajo. Gonzalo: en Blanco y Negro. Eduardo en Color. Ya saben que tienen un sitio reservado por aquí. Para ellos.

Tambien decir que algunas de las fotos que ilustran este texto, casi todas, son de Frank Ramos. De otros tambien; Juan Carlos Lastre y Mariví.

Ha sido un placer realizar este trabajo. Y como colofón a estas letras, recomendaros una direccion a una página que me envía Paco Roji dedicada al Maestro Ausente. Una verdadera Gozada. Pasaos por ella, la disfrutaréis como yo lo he hecho. Hasta la emoción.

Esta es la página:

http://www.rockberto.com/

Ay río Guadalmedina

donde jugué de chavea,

eso sí que eran pedreas

y canutos, y almencinas.

Vendía en calle Cotrina

los “Lucky triki” el “Boquera”;

treinta Caunys de pulsera

se sacaba del abrigo.

Infancia de pan de higo

frente al cuartel de Natera.

 

Una nota de última hora:

Me acaba de llamar Perico para decirme que me estuvo buscando al final del concierto para darme la púa yla partitura firmada; que me las tiene guardadas.

 

Pues bien: Noticia que doy, pero como si no la diera: Perico y Pepillo – como no podía ser de otra manera- dejan la puerta abierta.  Me ha dicho esto: Dí que… “Tabletom, se está quitando.. que solo se van a meter de vez en cuando”

 

Yo le he dicho que ellos son Tabletom pero que nosotros –toda Málaga- Tambien!!!

 

Dos sílabas: Empieza por Gi y termina por RA. No me permiten decir nada más. El que quiera entenderlo, que lo entienda.

 

Y desde este enlace, podéis descargaros este  Power Point:

 https://skydrive.live.com/?cid=9b5ad4b7dbd9e872#cid=9B5AD4B7DBD9E872&id=9B5AD4B7DBD9E872%212377

Disfrutadlos! Son una leyenda viva de Málaga! Los cuatro.

 

 Mientras se baja, distraeros con el final del concierto:

DE MAJARONES ILUSTRES Y ENTERAOS

DE MAJARONES ILUSTRES Y

ENTERAOS.


Uno, nunca ha de fiarse de la primera de las primeras impresiones. Porque es impresión  a medias que puede llevarte, si no al error, sí a la confusión.

Yemispliqueisí! que diría el sublime Quioritién

La primera Reunión en las Nubes -que mantuve en la Plaza del Obispo con el Poeta Juan Miguel González y con su émulo el de Ferisment- fue, tal y como ya dije, una velada absolutamente cautivadora, no solo por la compañía, sino también por lo mágico que aparejaba el primer encuentro con el Maestro y la magnifica oportunidad que tuve de disfrutarlo recitando solo para mi.

Pero a lo que íbamos:

Pude comprobar esa primera vez, que Juan Miguel González no era solo un erudito en Filosofía, en Literatura y sobre todo en Poesía. Era, además, ameno y didáctico; y pasar el tiempo con el hablando, le confería a su interlocutor la sensación de que este -el tiempo- no pasa con la velocidad exacta que se le atribuye. Que se ralentiza



Me dí cuenta también que Juan Miguel era serio. A lo mejor no estrictamente serio, en absoluto circunspecto; pero tampoco me llevé a mi casa -junto con sus libros y regalos autografiados- la sensación de que fuese una persona realmente dada a la broma y al positivismo. Sí amable, generosa, cariñosa y tremendamente educada. Pero me dio la  sensación de que algo le atenazaba el ánimo.

Aunque –ye te digo- nunca hay que fiarse de la primera impresión.

Porque endíñele Ud. al Poeta una tertulia relajada entre amigos. Sitúelo en un lugar agradable al abrigo de tumultos, ruidos y corrientes de aire. Proporciónele un infumable botellín de agua que sustituye el vino que no bebe, y prepárese a disfrutar -entre risas- de un Juan Miguel González que te llevará a un revelador paseo por una Málaga majarona -y cuasi desaparecida- con una indudable gracia y desparpajo. De paso, te mostrará un elenco de personajes que deambulaban por la ciudad y que le dieron a esta ese carácter de malagueña salerosa que tiene.

Málaga siempre ha sido pródiga en  Majarones ilustres. En Pellas y Enteraos. Aventaos, Jabaos y Esnortaos. Notas y Baldartosopas (Baldados hartos de sopa). Una jungla propia de esta Ciudad del Paraíso que, poco a poco, va desapareciendo. Desgraciadamente.

Porque con ellos también se va un lenguaje y un modo de vida.

Hay Majarones ilustres. Algunos entre ellos, ilustrados. Muchos, habitantes que fueron de la Sala 21 del Hospital Civil ( el  Psiquiátrico).

Mariquilla la Loca, (decía el poeta Jose María Alonso que era “andadora de ternuras”). El Matías con sus larguísimos discursos  y sermones que empezaban con un zapatazo. El Lengua.  El Palmitas, Pepeleshe o la sufragista que vendía tabaco frente a la Cafetería Gambrinus. Esa misma de la bandera tricolor, mas ida que venida, que te vilipendiaba sin pudor alguno -cuando le salía del mismísimo ChuHimno del Riego- delante de toda la gente que pasaba por allí. Ya sabéis; eso la “ResPúbica”.

Un amigo este, Juan Miguel -que entre comentarios muy acertados-  imita el deje, el habla y las maneras del malacitano “especial” de mediados del siglo pasado. Y de camino, como para distraerte, te va dando una lección magistral de historia malagueña.

Y es, un experto en enteraos. Conoce mil personajes que -imitando su lenguaje y describiendo su vestimenta- hace suyos y nos los regala.

La historia de aquel que, habiendo viajado a Francia obligado por su padre, (15 días en tren ida y vuelta) volvía a esta su Málaga – habiendo pisado apenas Paris- con el acento y un incontestable aspecto gabacho; enfundado en una camiseta que ponía “Marsella” y una boina  a lo “Gauche Divine” que le confería una extraña apariencia existencialista  mezcla de pintor impresionista y el Puto Pedro.


Preguntaba este, nada más llegar a su barrio de siempre, a sus amigos que lo miraban atónitos: ¿Carranque? Asentían sus colegas con la cabeza, no dando crédito a lo que veían y oían.. Para –inmediatamente- en un arranque insospechado en la lengua de Moliere, y llevándose la mano a la muñeca les preguntaba la hora: ¿Quioritién? Así, tal y como se escribe. ¡Magnífico!

Un buen rato estuvo Juan Miguel dándonos detalles de conocidos (amigos o no) de su juventud e infancia:  Repasó al  Cincouñas, y al Tirili,  al Poca Ropa y al Culo Goma; nos citó al Hahaha, al primo Manolo, al Cagapatrás, al mencionado Quioritién. Siguió con El Tevanterá, el Miguelito el Picote, el Ínclito y por fin… el Poropo

Una anécdota real del Poropo:

Aconteció en aquellos tiempos que del Circo Price -por aquellos días en Málaga-  se había escapado una jirafa. No se sabe como, el Poropo se hizo con la cuellilarga y sin saber nadie tampoco de que modo y de que manera, se las arregló para llevársela a su casa que era una casamata en la Barriada de Carranque. Metió en el patio al pobrecito animal cuyo cuello y cabeza sobresalían por encima de la tapia del citado patio al menos  dos metros. Y cobraba un duro a la chiquillería para que –una vez dentro del domicilio- contemplasen al artiodáctilo en toda su magnitud. Es decir: tórax y  patas incluidas.

De inmediato, se presentó en la casamata la Policía Armada, y se llevaron al animal y al inefable Poropo que juraba –poniendo a Dios por  testigo- que ignoraba como podía haberse colado el animal en su patio sin él haberse dado cuenta. ¡¡Que disgusto!!

En fin…una tarde llena de anécdotas y de guiños malagueños que ahora- sin su permiso- desgrano en este post.

Ante mi pregunta de porque no escribía sobre todo eso, me contesto que no era transmisible -la gracia- sino de forma oral y gestual. Y tengo que darle toda la razón.

Un rato agradabilísimo en compañía de Manolo Salinas, de Pablo Bautista, del Rapsoda de Ferisment Jose Antonio Quesada y del propio poeta Juan Miguel González.




Quedamos en volver a vernos después del concierto Homenaje a Roberto – y despedida de Tabletom -en casa de un común amigo- para descorchar, ellos, alguna innoble botella de Solán de Cabras. Y yo, por seguir siendo fiel al Ron Añejo, una de Barceló  que tantas penas, últimamente, me quita.

Os dejo, como siempre, un par de  poemas de Juan Miguel. Y para distraeros -al final- una canción-

# 01 EL VAMPIRO DE PUERTA OSCURA

¿Iba tras la perdiz? ¿Majaba Esparto?

¿Era de natural concomitante?

¿Fue devoto otrosí del litro y cuarto

y a la sazón de rótulas donante?

Comprobad si dio pábulo en el templo

y si se distinguió con la garlopa.

¿El mismo? ¡Huída! Cambio. Es “Polla Ejemplo”,

más conocido por el  “Poca Ropa”


# 02  REQUIEM POR UN VAGABUNDO

Al único absoluto pie del cojo,

desagraviado por don litro y medio,

seguían las desgracias sin remedio

la gota fría y el pedrisco rojo.

 

Lloraba gratis por un solo ojo

el año todo, el otro daba al tedio

y a musarañas, cuando no al asedio

de bravas mozas, o de algún piojo.

 

Acogido al desprecio ciudadano

y a telenoveladas caridades,

montó en la calle su cancillería.

 

Se echó a morir un jueves muy temprano,

a muñón suelto, sin más amistades

que el polvo y la calina de aquel día.

JUAN MIGUEL GONZÁLEZ. EL OZONO Y LA ÓPERA

JUAN MIGUEL GONZÁLEZ.

EL OZONO Y LA ÓPERA

Debemos de pertenecer, el Poeta Juan Miguel González y yo, a la misma quinta o, al menos, a sus aledaños. Porque cuando lo leo, invariablemente, acuden a mi mente -en forma de recuerdos escondidos- cosas que ya, hacía mucho, habitaban en el retiro de mi desmemoria.

Yo, que soy de esa quinta de la rima premiada y soez -el cincuenta y cinco- recibo esos detalles con la melancolía y el cariño de asumir que aquellos momentos ya no me pertenecen. Porque se van diluyendo en mi recuerdo. Perdidos en el tiempo como lágrimas en la lluvia, que decía el replicante Batty.

 

Pero Juan Miguel, tiene el detalle de destaparlos gloriosamente. De volver a sacarlos a la luz con un lenguaje tremendamente poético. Un viaje a un pasado evocador.

Las agüilis y las alúas son unos ejemplos magníficos para mí; porque son referencias de una niñez vivida a los pies del Monte de Gibralfaro, donde me crié. Tiempos de esa Maruzzella que tanto le gusta al poeta y que yo oía, cuando volvía a casa -después de coger las hormigas voladoras y meterlas en un tarro de cristal-  y oía la canción, en el pikú del Reader’s Digest de mi Tío Ignacio. Renato Carosone, Gianni Morandi o  Nicola di Bari. No olvidemos a Celentano. Cuarenta y cinco revoluciones cada minuto de música italiana que mis padres tarareaban porque les encantaba.

En la poesía de mi amigo, a las agüilis y a las alúas le siguen -ahora en la memoria gustativa- el sabor del Orange Crush y Gaseosas (reestrenos en el Capitol). El de las Tortas Ramos de los desayunos de aquellos días de amasquillos.

-Dice mi amigo Cristóbal Marmolejo, que cuando un malagueño escribe, siempre, en algún momento, rememora los bares de su vida. Cosa que es, me dice, costumbre muy arraigada en los de esta tierra-

También vuelvo a saborear, acompañado del poeta, un guarrito en la Buena Sombra del Pirri o un blanco en el Anchoita. Y, para entronizar esta nómina de establecimientos, que mejor que una corona de boquerones fritos en Quitapenas, unas conchas finas en Casa el Guardia o un cateto en la Campana.

Visitamos juntos, pero no revueltos, el Túnel del Merlo. El Armenia pasado antes por el Carapapa. El CTB o la Axarquía: aquella de Cumpianes y Villalba.

Leer, y realizar, una selección de poemas de Juan Miguel González -para instalarlos cómodamente en su rincón en propiedad de este blog- resulta agotador y apasionante. Agotador, porque es muy difícil elegir entre tanto bueno; apasionante, porque cada vez que lees descubres algo nuevo. Bueno y Nuevo.

También, es un ejercicio de emoción y de enternecimiento difícil de soportar con la dignidad que se le supone, a uno de cincuenta y seis; que es lo se que maneja.

Esta entrega consta de tres dedicatorias a otros tantos amigos y un turbador poema que a pesar de haberlo leído mil veces -y oído a través de los comunes Tabletom como “La Parte Chunga”- me produce una especie de congoja, un ramalazo del síndrome de Stendhal, que hace que me conmueva de puro deleite. De emoción, ya te digo.

Tener -como es, mi afortunado e inmerecido, caso- unas letras dedicadas por Juan Miguel González es, cuando menos: Un Honor. Quise compensar, muy parcamente, ese detalle, dedicándole a él y a su querido amigo, el Rapsoda de Ferisment, un trabajo que realicé en Power Point sobre ilustraciones del artista Warwick Goble. Ahora, otra vez, ilustro esta nueva entrega del poeta con dibujos de ese mismo autor, pero he tenido la precaución de quitarles el color. Para que armonice con el oscuro de la letra impresa. Con el gris de los tiempos de la agüilis y de las alúas. Con el blanco y negro de la películas de los cines de reestreno.

“Los martes trece de nosotros mismos”, es sin duda, uno de los poemas más hermosos que yo nunca haya leído.

Leedlo. Oídlo. Si no os estremecéis, es que no estáis vivos.

Disfrutad esta nueva entrega de poemas. Están incluidos en su obra ”El ozono y la ópera” Son una delicia. Una verdadera delicia.

 
TRES DEDICATORIAS. Y UN POEMA

 

 

 

# 01

 

PICASSO

 

Picasso tiene el falo de Amianto

y un gran braguero que heredó de Goya.

Hervía capiteles con acanto

y a Venus ofrendó una chirimoya.

 

Un gallardete de papel cebolla,

su vellocino negro y amaranto.

Picasso se dormía con el canto

del oleaje de la mar de Troya.

 

Pedía pan al sol de los botijos,

y justicia a la vid, y alas al hierro.

Rezaba al chivo de los acertijos.

 

Un ángel fue con corazón de perro.

Le fue a por vino al general Torrijos,

Y brindó al minotauro su destierro.

 

 

# 02

 

                                              A Jesús Aguado

 

LA COPA DE CHINCHÓN

 

La copa de Chichón puso a Camila

tres grandes tetas de talabartero,

y una desconfiada e intranquila

salamanquesa negra en el liguero.

 

Brillaba entre los dientes del barquero

la margarita de la camomila,

Y una gota de sangre verde y lila

en la sien del vencido caballero.

 

Sobre la marcha misma, alevemente,

sacramentada en su total volumen,

desnuda ya por fin y al aire el ente.

 

Y sin embargo, caprichosamente,

esta es la eternidad, este el resumen,

esta es Ofelia ahogada en aguardiente.

 

 

 

# 03

 

                                      A Jose Antonio Quesada

 

 

RAPSODA DE FERISMENT

 

Bienvenida la vejez

re reverdor gongorino,

si nos recita un sobrino

Agüilis de la niñez.

 

¿Quién declama por la rúas,

a voces de madrugada?

Es Jose Antonio Quesada

que estará cogiendo alúas.

 

Gracias lector avezado,

memorioso hombre de bien,

a fe que serás nombrado

rapsoda de Ferisment.

 

 

# o4

 

LOS MARTES TRECE DE NOSOTROS MISMOS

 

Bella contradicción, enigma amado

la rosa se eterniza en las tabernas.

Lesbiana juventud, muestra las piernas

para que el viejo Dios viva endiablado.

 

A fuerza de ternura y de botellas

logramos que Dios también tangueara

era normal de Dios que se endiosara

y llamase Señor de las estrellas.

 

Pero que emperador fuera del Todo

y vitalicia majestad del Uno,

que fuera el éter y habitara el lodo

y la torta Ramos de mi desayuno…

 

¡Venga, por Dios, un poco de respeto!

Y aquel día perdimos la paciencia,

y en lugar de la Cruz, el amuleto

al cuello nos colgamos de la ciencia.

 

A aquel fisgón abstracto y timorato,

a aquel glorificado absolutista,

no lo mató el materialismo chato

ni la bomba infantil del anarquista.

 

Y es que Dios no es la espiga ni el minuto,

ni la azarosa Historia y sus abismos.

Dios es la copa, el chute y el canuto:

Los martes trece de nosotros mismos.

 

 

 

ALMUECÍN DE LAS NUBES

ALMUECÍN DE LAS NUBES

Unas fechas explicativas:

Rockberto González se fue para siempre un Domingo de Junio doce. Nos enteramos allí donde los vientos vuelan despiadados:  En el sur del sur; mientras rehacíamos el equipaje huyendo de esos levantes inhóspitos y desapacibles que nos anticipaban la vuelta.

Aunque eso, que es otro contar, sucedió ya a 7.000 kilos de distancia.

Otro Domingo… Esta vez de Julio; veinticuatro. Una llamada del Poeta Juan Miguel González propicia el arranque de una amistad en una primera reunión en la Plaza del Obispo. La entrega, firmada y dedicada a este que suscribe, del documento que ahora viene, no es otra cosa que el leitmotiv de este escrito: Un poema, un precioso poema, que Juan Miguel -entre otras muchas cosas, Letrista de Tabletom- le escribe y dedica, poco después de su muerte, al carismático amigo y cantante de este grupo: Rockberto: El compadre de los gatos, el consuegro de los grillos.

Almuecín de la nubes, se llama.

No sé –aunque yo lo intuyo- la recurrencia que tiene el poeta con las nubes. Cosa que por otro lado a mi me encanta; porque no hay mejor sitio donde estar, según están las cosas en este Mundo de Iniquidad como bien dice el otro Poeta Paco Cumpián. En la Nubes. Mejor estar en las nubes.

Y ahora la historia:

Juan Miguel González me entregó este “Poema a la memoria de Rockberto González. Cantante de Tabletom” (sic) en aquella reunión en la Plaza del Obispo. Con el comentario añadido de que Perico “Tabletom” Ramírez ya lo tenía en su poder y le estaba componiendo la música que se merecía.

¿Quien mejor que él? Nos dijimos.

Otra Fecha; que no es otra que la del Miércoles siete del mes de Septiembre.

Recibo una llamada de Juan Miguel para -amablemente- invitarme a otra reunión, acompañados esta vez, de sus secuaces literarios. Acepté encantado y a la espera me hallo de concretar el día.

También me comentó el que Perico tenía ya compuesta la música del poema y que debían de verse para ajustar texto y melodía. Así que -como tiene que ser- decidí que era ya el momento adecuado para obtener la anuencia del músico –pues ya tenía la del letrista-  e insertar este bellísimo poema en este Ateneo’s Alas con Secuencias.

Así se lo dije al poeta. Y así lo hice…Llamé al músico.

Perico, siempre tan cariñoso, amable y generoso conmigo, estuvo encantado con la idea que yo tenía en mente. Con la propuesta. Este tema -que formará parte del nuevo trabajo discográfico de los Ramírez Brothers- tendría su presentación en este blog. No puedo estar más contento. No puedo, estar más orgulloso.

Sopesé la idea de escanear el texto para que, así, figurase la firma del poeta . Pero la impaciencia- esa enemiga invencible que siempre me acompaña- no me lo permitió.

Y también, porque ese texto firmado, destaca ya enmarcado y orgullosamente situado en mi “Muro de los Afectos” y me dice, cada vez que lo veo y releo, todo lo que me tiene que decir.

Disfrutad -a la espera de la música- de la letra del Poeta Juan Miguel González. Alguien que ya –por derecho adquirido- conforma una parte muy importante, como inquilino perpetuo, de este trozo de ciberespacio.

A la memoria de Roberto González

Cantante de TABLETOM

ALMUECÍN DE LAS NUBES

Tu machaco decente y tu sombra harapienta

tu voz estrangulada, que ladraba y mordía,

soledad que a la sola libertad daba cuenta,

cigarra de la noche, que calcinaba el día.

Compadre de los gatos, pariente de las cabras,

libertador del blues a lo Pepe Marchena,

si al mundo te cerraste, tu leyenda no abras

a quienes no entendieron tu impaciencia y tu pena.

Pocos saben por qué en tus manos ardía

la bala de Van Gogh y el pájaro de absenta.

Sentado en el abismo llorabas tu alegría,

almuecín de las nubes que amenazan tormenta.

Muerto estás. Distraído. Libre ya del verano,

de los cumplidos lutos y las tediosas loas.

Apenas te traté, pero te quise, hermano,

consuegro de los grillos y el blanco con anchoas.

Juan Miguel González.

Málaga, Julio de 2011

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