TABLETOM. LUNA DE MAYO EN OCTUBRE

TABLETOM. LUNA DE MAYO EN OCTUBRE

Nunca entenderé lo suficiente la falta de éxito comercial a nivel nacional de la banda malaguita Tabletom. Un grupo compuesto por músicos espléndidos y con un repertorio soberbio y actualizado que, al margen de éxitos pasados que están en la memoria de todos sus seguidores, continúan  componiendo magistralmente y renovándose cuando es necesario con los mejores músicos del panorama musical malagueño.

Sus líderes hablan de «ruina y tenacidad» en cuanto a la trayectoria del grupo. No estoy yo de acuerdo con una de esas definiciones: Ruina. Suena mal porque no es el caso. Yo lo llamaría destino. Aunque, eso si que tengo que reconocerlo, si se tratase de vivir de las ganancias como grupo estarían avocados a comer toda su vida «pescaíto frito con pan» (que tampoco estaría mal del todo). Pero también han de reconocer que han comido mucho jamón con lo que lleva eso de serie y ellos, me entienden.

Si que estoy muy de acuerdo con el otro adjetivo aplicable al grupo: Tenacidad. Cierto. Es un acto de fe continuo esa perseverancia diaria en cuanto a la composición y a la creación musical sin darle boleta al desánimo y a la pereza. Ese amor desinteresado hacia el  arte de la música y la composición. Y eso, es una inmensa suerte para sus numerosísimos incondicionales.

Cualquier concierto de Tabletom es una máster class de habilidades musicales únicas. Una declaración de intenciones dándole a entender al público asistente que siguen estando aquí -a pesar de las adversidades- para  demostrar que son uno de los grupos con el sonido mas compacto y sólido que se pueda mostrar en lo alto de un escenario. Nunca defraudan. Nunca decepcionan. Nunca se entrampan con lo comercial ni con lo común y corriente. Con lo fácil. Porque para ellos, viva la quimera! la música es su todo, porque es su modus vivendi aunque, infortunadamente, no pueda ser su modus «comendi».

Las fotos que vienen ahora  a continuación son obra y gracia de mi queridísimo amigo Antonio Ruiz-Molero. Otro artista (esta vez de la fotografía) que siempre me dispensa su generosidad y que, desde aquí, le vuelvo a mostrar mi más sincero agradecimiento por su diligencia y generosidad. Y también, porque cada vez que me lo encuentro con esa sonrisa perenne parece estar celebrando la vida. Y eso (me siento muy feliz), es contagioso.

Estas son las fotos del concierto celebrado este pasado sábado en la Cochera Cabaret, una de mis salas favoritas, que todo hay que decirlo.

Antes de nada, y como muestra del sonido Tabletom, un vídeo de uno de los temas incluidos en su último trabajo «Luna de Mayo». Quedo a la espera del próximo, porque venir, va a venir mucho más pronto que tarde.

Y, ahora, las fotos de Toni…


CARLOS MERINO Y LOS LAZOS INVISIBLES

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CARLOS MERINO Y LOS LAZOS INVISIBLES

Que existen lazos invisibles que unen a determinadas personas, es algo de lo que yo estoy convencido. Esos lazos, que en su forma natural permanecen distendidos y laxos, son susceptibles de activarse cuando los estímulos necesarios se dan y se producen. Personas que –si bien es cierto, tienen una afinidad evidente aunque no tangible– y que nunca se han visto, a la primera circunstancia de cambio ven como se establece una corriente de simpatía, de afinidad y de avenencia. Eso pasa mucho (también al revés, mucho cuidado) en las redes sociales; gente que se caen bien desde el principio, ya sea por sus ideas o por sus convencimientos comunes con los tuyos y que por ende, saben que indefectiblemente, están llamados a llevarse bien.

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Esos lazos distendidos y laxos que estaban pendientes de activarse, lo han hecho ahora con Carlos Merino; amigo virtual malagueño que es, cómo Rockberto (que en paz se relaja) y que vive y trabaja en Minneapólis como nuestro bien amado Prince (que supongo, también se estará relajando junto al barbas coronado de boquerones fritos).

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Carlos Merino Maestre, mantenía conmigo bastantes de esos lazos invisibles aún por activar. Al día de hoy –y tras algunas charlas e intercambios de pareceres– estos por fin, se han puesto en marcha, y ya (mal tendría que ir la cosa) así de sólidos y resistentes habrán de seguir.

Me une a Carlos el que ha sido Sopista cómo yo. Él me entiende y yo lo entiendo. Me une a Carlos que es un exquisito dibujante de cómics y yo eso –como lector y coleccionista– lo admiro desde la atalaya de la más verde envidia (por lo que sabe hacer) y desde el mirador de la más entera fascinación (por cómo lo hace y cómo, con eso, se busca la vida)

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Siguen los lazos ahora tangibles.

Carlos es «Tabletonero» a ultranza como yo. Yo soy fan de Tabletom a tiempo completo y él, no solo es fan irreductible, sino que es primo de los Ramírez Brothers. Y eso, quieras o no, proporciona impronta, marca sello y señal.

Para más INRI –en el Concierto de despedida a Rockberto en la Sala París– alucinaba yo con un chaval que –junto al insigne Idígoras– hacía un retrato del Barbas encima del escenario. Él arriba, sudando y pintando; yo abajo, sudando y bailando. Para más INRI todavía, si se me permite, en las carátulas de dicho concierto, él ilustra y yo escribo los textos.

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Todo ese cúmulo de nexos comunes y de empatía aún por descubrir, me envalentonó para pedirle –sacando esa escasa vergüenza que despliego con mis amigos artistas–  el solicitarle, una representación gráfica de su trabajo para  insertarla aquí en mi blog– con una conversación que transcribo:

– ¡Harte argún dibuíllo pá mi blog, ío! Le dije.

¿De qué lo quieres, de naranja o de limón? Me preguntó.

¡Demente! le contesté. Y ahí quedó la cosa.

Hace unos días –y cuando yo ya tenía olvidada la petición– recibo un mensaje privado en el que Carlos Merino, me remite un dibujo realizado en Minneapolis –ya lo sabéis, en Minnesota– que me ofrece y me regala para incluirlo en este sitio que es de todos. Me pregunta, inocentemente, si me gusta. El muy ladino me pregunta si me gusta esto que ahora vais a ver.

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Una maravilla del movimiento que –si me permite la opinión– me recuerda a esas figuras estilizadas del legendario Coll o de cualquier personaje de «Opium» o «Roco Vargas» de mi también admirado Daniel Torres.

Carlos  llegó a los States con una visa de estudiante a formarse en  ilustración hace ocho años. Luego se arrejuntó con los dibujantes de tebeos locales y después marchó  a un estudio a Minneapolis. Ahora es dibujante de storyboards para una serie de Amazon y da clases de esa disciplina a nivel universitario.

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Aparte de las imágenes que acabáis de ver ilustrando este post, estas que ahora vienen, son algunas que he escogido como muestra del trabajo de Carlos. Para vuestro regocijo, para vuestro goce, y para vuestra satisfacción.

Disfrutadlas!!!

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TABLETOM Y EL PORTAL A UN NUEVO TIEMPO

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(© Pintura Andrés Mérida)

TABLETOM Y EL PORTAL A UN NUEVO TIEMPO

Debo de confesar –aunque no haga ni maldita la falta– mi inquebrantable devoción y estima, mi más absoluta querencia y mi firme fidelidad hacia el más singular grupo musical que ha dado ésta ciudad de Málaga: TABLETOM. Así pues, doy por señalado y advertido, que este comentario que ahora viene, no es para nada ni objetivo ni imparcial; más que nada, porque son muchos los afectos y recuerdos que me acompañan y que me sobornan la imparcialidad. Muchos son también los buenos ratos pasados al cobijo de su música y de su compañía en saraos privados; y ya se sabe eso de que es de bien nacido el ser agradecido; así que no puedo abstraerme a lo que me dicta ése gordo colorao latiente que habita en la mitad de mi pecho y escribir de ellos desde la perspectiva de la amistad y del aprecio. Y lo hago de esa manera, porque cómo uno es dueño y señor de este sitio, hago lo que me apetece sin temor de herir susceptibilidades ni opiniones contrarias. Soesazín!

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(© Fotografía Ros Guitars)

Bastante son los artículos que he escrito -en este blog- acerca de esta jauría de genios que llevan acompañándome, desde aquellos primeros albores en los que empecé a cargar mi impedimenta cultural de buena música. Hablo de conciertos en colegios y en salas al aire libre de finales –quizás mediados–de los años setenta. Mi admiración viene pues de lejos. De los tiempos remotos en que las tonalidades preponderantes eran los grises y marrones tirando a dar.

Han sido estos más de cuarenta años –de actividad discontinua del grupo y de mi consiguiente seguimiento–  tiempos de cambios también en la formación del  susodicho. Mis primeros recuerdos son para los músicos primeros cómo lo fueron de Denis, Nono Higueras y Salvi Zurita; o del gran Lito Fernández; del enorme Jesús Ortiz (los más antiguos) y pasando después por Manuel Arrabal, Ramón Baena, Agustín Carrillo y Carlos Becerra ( los más modernos);  de Tony Moreno –penúltimo frontman– y por supuesto del inimitable e inigualable Rockberto. Que el alma de mi amigo descanse en paz en la muy suya Plaza de la Mierda. Todos ellos –y durante cada una de las épocas del grupo– comandados por los dos líderes indiscutibles de Tabletom que son Pepillo y Perico Ramírez.

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(© Fotografía Ros Guitars)

No obstante, tras esas formaciones y etapas –todas gloriosas y memorables– debo de reconocer que la actual me llega a encantar y a sorprender. Y eso del sorprender, no debiera de darse; porque conociendo la excelsa capacidad musical de los nuevos componentes, y su amplia experiencia cómo músicos, no tendría que extrañarme ese sonido compacto, cerrado y consistente; medido hasta la perfección, que, más que nunca ( y me perdonen los anteriormente aludidos) se adueña del escenario y se transmite de forma inapelable y firme hacia el público asistente fiel y entregado que siempre arropa y sigue al grupo en todos sus conciertos.

La nueva formación: Jorge Blanco (Bajo) Nico Huguenin (batería) Manolo Nocete (teclados) y la percusión de Manolo Toro, junto al nuevo cantante: el polifacético Salva Marina, escoltan en «Luna de Mayo» a los hermanos Ramírez, que musican excelentemente, como siempre, las magistrales letras de Juan Miguel González del Pino. Todos ellos, en una perfecta conjunción y armonía, producen y transmiten un feeling especial y único. Un vínculo de oficio, habilidad y sapiencia que, ya os digo, se nota tanto arriba cómo abajo del escenario y que llena todos los rincones de la sala de turno.

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(© Fotografía Ros Guitars)

Ver de nuevo al grupo cabalgando a lomos de sus nuevos trabajos –sin olvidar sus éxitos míticos– me hace albergar la esperanza de que este nuevo Tabletom, tiene todavía por delante, mucho camino que recorrer; mucha carretera. Aunque ésta última –The Times They Are A–changin‘ que decía mi maestro– ya sea sin manta y sin cacharra.

También –que quieren ustedes que les diga– resulta un verdadero honor (y un orgullo) que mi blog y mi nombre figuren en los créditos del disco con un cariño inmerecido aunque recíproco.

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Luna de Mayo; el último disco de Tabletom –con portada del egregio pintor Andrés Mérida– está llamado a ser el portal a un nuevo tiempo en el universo tabletoniano. Una puerta interestelar entre los viejos y los nuevos tiempos. Y a aquellos nostálgicos de las etapas pasadas, que refunfuñan y protestan por lo irremediable, les recomendaría que no se ciñeran al recuerdo solamente; y que éste, lo compartan generosamente con lo que ahora se nos está ofreciendo. Porque es mucho lo que hay y es muchísimo más lo que viene.

Vale dictum!

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(Father Gorgonzola con el autor de la portada del disco Andrés Mérida y el fotógrafo Jesús Mérida)

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(© Pintura Andrés Mérida)

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UNA HISTORIA MUSICAL MALAGUEÑA

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UNA HISTORIA MUSICAL

MALAGUEÑA.

Ese y no “Una Historia de Blues Malagueña” debiera de haber sido (a mi modo de ver y parecer) el titulo del concierto que dieron anoche en el Teatro Echegaray de esta capital (que es Málaga) Lito Pepillo y Perico. Y cito por riguroso orden alfabético. Lito Pepillo y Perico que son tanto como decir, el alma y la esencia; la misma sustancia, de la música de calidad de los últimos cuarenta años en esta ciudad.

 Los Hermanos Ramírez junto a Lito Fernández, realizaron anoche un precioso y entrañable paseo musical, no por Málaga cómo se mal indica en el título del concierto, sino por la memoria melódica de todos los asistentes. Y aunque Lito es el paradigma del Blues Malagueño, y los Tabletones se marcan algunos digno de admiración, lo de anoche no fue precisamente, un concierto de blues; sino todo lo contrario. No se si me explico.

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Ver encima de un escenario a estos tres mitos durante todo un concierto (hacen muchas colaboraciones, pero no conciertos enteros) es un lujo de ocasión que difícilmente podremos olvidar. Estuvieron magníficamente arropados, cómo siempre, por Jorge Blanco (bajo)  y Nico Huguenin (batería). También por Javito (cantante de la Free Soul Band) Félix Guerrero (un descubrimiento) y Lorena Molina, que se marcaron unas interpretaciones vocales impecables.

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Digo que fue un paseo musical por la memoria de todos los asistentes, porque a través de la narración de dos comentaristas y un clown (Funky Punkie Teatro), se fue desgranado cronológicamente,  el “curriculum  musicae” de estos amigos que contribuyeron a afianzar el recuerdo de los asistentes con unas magnificas versiones de Jethro Tull, (Locomotive Breath) Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Cindy Lauper (Time after Time), Rosendo (Maneras de Vivir), y para culminar la cima de las emociones pretéritas, un afectuoso e íntimo Hey Jude instrumental -a cargo de Perico y Pepillo -aderezado con una fantástica presentación con fotos de Rockberto al que estaba dedicado el tema. Un compuesto -fotos y música- que a todos nos puso el corazón en un puño.

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No todo fueron versiones. No todo. Pedregalejo de Lito, nos volvió a recordar de que este guitarrista malagueño, no anda lejos del mítico Carlos Santana; sino que camina a su lado. Tal y como te lo digo. Los Ramírez –Alma Mater de Tabletom- acompañados de un fenomenal y orondo Félix Guerrero (la panza más ágil que se pueda ver encima de un escenario) dieron el final feliz; el colofón con “Me estoy Quitando! El  himno “Málaga” y para rizar el rizo de lo más rizable, mi favorito entre los favoritos: un talkingheadniano “No tengo ná” que puso a todo el mundo en pie de guerra.

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Quiero hacer una observación: Me toca muchísimo los cojones ese malditismo comercial que -a modo de simbiosis indeseada- acompaña desde siempre a estos músicos. Porque teniendo la excelencia interpretativa y compositora que muestran en cada trabajo discográfico, en cada concierto, tienen el éxito del gran  público cuasi negado. No hablo del público de  Málaga en donde se les adora y se les considera como los mitos vivos que son; pero me pregunto si para que tengan el reconocimiento justo y merecido, no tendrán que cortarse un huevo a la Van Gogh manera (una oreja, tratándose de un músico, sería imperdonable) para que sus trabajos, no ya que se vendan, (hoy no se vende nada) sino para que sean requeridos como se merecen para conciertos multitudinarios y que los quiten (no se si les gustaría, qué creo que no) de impartir clases en los distintos conservatorios donde trabajan, para dedicarse en cuerpo y alma a esto de la música en directo y a la composición.

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En fin, y en resumidas cuentas, que fue una noche de esas para alojar en el recuerdo; una noche llena de encuentros entrañables. De forma casual e inesperada, con mi querido Poeta Juan Miguel Gonzáles y con mi queridísima Lú Guille que ahora es del Baeza. Con Manolo Suárez y Rocío (administradores de la Web de Tabletom). Con Julio “Aguililla” Cortés o con la crema de los Sólo un Momento; con mi querido amigo-hermano el actor Luis Centeno. Con el Fénix de los Ingenios que representa el pérfido Lasa Lasaeta; y con alguna que otra Anaconda que no nombro porque después se me emparanoian y me dispensan el abrazo mortal.  Y por fin  -se me perdone si olvido a alguien,- con mis amados Santa y Cigalowsky, que es tan fervoroso fan del trío cómo lo es su padre que es el que escribe esto.

Al final, y como no podía ser de otra manera, las púas que los dos guitarras usaron en este concierto, ya forman parte de mi colección. Como no podía ser de otra manera, niño, cómo no podia ser de otra manera. Ya te digo!!

ECHEGARAY

Los Tres Ramírez… Y la Madre que los Parió!

LOS TRES RAMÍREZ Y…

LA MADRE QUE LOS PARIÓ.

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Tengo el manifiesto placer de compartir, desde los primeros tiempos,  amistad y momentos cercanos con mis buenos amigos los hermanos Ramírez Maestre: Perico y Pepillo. Dos músicos excelentes. Dos virtuosos cada uno en su disciplina.

Detentan cada uno de ellos, un bagaje erudito y profesional en esto de la música y los escenarios, muy digno de mención. Muy difícil de emular.

Músicos que son con un curriculum académico, impecable y envidiable; plagado de notas sobresalientes, y menciones honoríficas. Premios de Honor en música de cámara y máximas calificaciones en sus respectivas carreras profesionales.

Lo mejor de todo es que pudiendo haberse dedicado en exclusiva -por aptitud y talento- al estirado mundo de lo clásico y lo lírico, siguen deleitándonos desde esa atalaya de humanidad, creatividad y calidad musical que es la banda que ellos mismos crearon: El mítico grupo Tabletom que Jimi Hendrix y Frank Zappa guarden para siempre en la actividad mas fecunda. Y que nosotros los veamos y disfrutemos.

Pero, que quieres que te diga: No acaba ahí la cosa. Pesaítos que son.

No sólo son unos excelsos intérpretes clásicos que les procura eso de ser ambos profesores en  Conservatorios de Música. No sólo son magistrales y avanzados músicos de rock y blues que también les procuran el ser los líderes y compositores de la banda más representativa y más querida de Málaga. No sólo son  – y me pongo muy pesado, ya lo sé- los Alma Mater de los  Ramírez Brothers donde dan rienda suelta a su capacidad compositora y ejecutora de fantásticas piezas jazzísticas. No! No sólo eso.

También dedican parte de su tiempo a la interpretación clásica junto a su hermana Carmen. Carmen Ramírez Maestre: Mezzosoprano que es, e imponente interprete de música lírica y barroca. Trío Ramírez se llaman.

Los tres hermanos, pueden estar contentos; deben sin duda haber heredado de su madre pianista ese oído prodigioso que tienen. Doña Concha; la madre que los parió.

Así que os comunico que tenemos todos una cita en el Teatro Echegaray de Málaga Capital el día 1 de Noviembre que viene. A las 19:00. Para poder asistir a un recital de este Trío Ramírez.

PRECIO: 12 euros. Compra de entradas: En el teatro Echegaray, en el Cervantes y en www.unientradas.es

 

El Trío Ramírez presentará también temas de su repertorio particular, con composiciones como ‘Marina’ y ‘Mi niña vuela’, así como la interpretación original y creativa de los clásicos.

 

Os pongo un video proporcionado por mi querido amigo el ilustrado Carlos López Linares donde interpretan Mi Niña vuela. Con letra de Juan Miguel González y música de Perico y Pepillo Ramírez. Para que os hagáis una idea de los que os espera. Una maravilla.

 

 

 

 

Disfrutadlos. Allí nos vemos!

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