LA LITO EN LA PARÍS

LALITO EN LA PARÍS

El pasado sábado tuve el privilegio de asistir, en la Sala París 15, a una nueva actuación del mejor grupo de blues del panorama nacional: The Lito Blues Band. Lalito para los amigos e incondicionales.

Iban abriendo boca al grupo valenciano «The Woodstock Experience» que presentaban un concierto homenaje al concierto que se celebró hace ya cincuenta años en el Sullivan County del estado de Nueva York.

Esa noche, Lalito estrenaba bajista. El magnífico Jorge Blanco fue sustituido por el también magnífico Jesús Ramos y puedo asegurar, que la intervención de este, de Jesús, (pasa a ser fijo en Lalito) fue formidable.

Salió Lalito. Y el Señor Fernández (Don JoséLito) comunicó al respetable que aunque ellos no iban a interpretar temas del mítico concierto, sí que tenían que reconocer que la música que ellos hacen en la actualidad viene alimentada por los estilos musicales -por los grupos e interpretes- que actuaron aquellos días del mes de agosto de 1969.

Fue un poco pérfido el líder del grupo anunciando el primer tema que iban a interpretar: «Crosstown Traffic» de Jimmi Hendrix. Y fue un poco pérfido -matizo- porque el guitarreo que se pegó el querido amigo fue tan tremendo, que el siguiente guitarrista (que a la postre interpretó también algún tema del Hendrix) debería de estar pensativo y preocupado por superar ese torrente musical que salió de las mismas entrañas de la «Enrique  García» celeste del músico malagueño.

Son incontables las veces que he visto en acción a Lalito. Muchas. Muchísimas. Y puedo asegurarles que esa  noche, la explosión sónica fue de órdago. Sorpresiva y  portentosa. La nueva formación es perfecta (como lo era antes, mucho cuidado) y las actuaciones de cada uno de los músicos fueron impecables. Una actuación que sólo podría ser superada con la intervención de una Suzette Moncrief , siempre brillante, que hace que cada actuación roce lo sobresaliente y lo mágico.

Manuel Moles, Nico Huguenin, Gus Herrera, Jesús Ramos y Lito Fernandez (todos ellos amigos míos) me procuraron un concierto cuya principal particularidad fue la excelencia, la veteranía y la destreza. Un concierto que me regaló, esa noche, un tsunami de blues magistralmente  interpretados. Para repetir una y mil veces.

Pinchad en la imagen de aquí abajo y podréis oír la versión de Lalito del tema  I Don´t Need no Doctor del recordado Ray Charles (1966). Aquí el maestro, se arma con una Gibson Custom 330 y la lía.

Disfrutadlo!

LA MONCRIEF

(© de la fotografía Charlie Marciano)

Sube la Moncrief al escenario y las tablas, sin esperarselo, se iluminan bastante más de lo habitual. Felices y contentas se ponen por esta inusual y luminosa circunstancia. No se vayan a creer ustedes que esta súbita claridad es debida al reflejo de las lentejuelas que cubren su esplendida figura. Tampoco al brillo rutilante y resplandeciente de su piel que le procuran esos focos que la buscan, ávidos, para acariciar su cuerpo vigoroso con tremendos cañonazos de luz.

Esta, la luz –que es frívola y veleidosa– tiene predisposición  y preferencia hacia la belleza, y trata mejor a unas personas que a otras. Dotándolas, cómo las estrellas de arriba, de fulgor propio. Por eso, despliega y aplica todas sus cualidades lumínicas con Suzette Moncrief. Porque ella, siempre agradecida, la corresponde y la recompensa.

¿Fotogenia o singularidad divina? Ya os digo, cosas de las estrellas!

La Moncrief cantante es adorada por su público. Yo anoche lo comprobé incontestablemente. Durante el largo tiempo que ella generosamente me regaló, no paré de hacerle fotos con una legión de seguidores que querían tener su ración efímera de vanidad (y la prueba gráfica) del tener la oportunidad de posar junto a ella.

En un momento de tranquilidad, le dije a Suzette que tenía nombre de Crêpe. Y no me apeo de esa consideración. La Moncrief (me imagino) debe de tener el sabor levemente salado en su cuerpo hermoso y deseable, mezclado con la dulzura de su trato cercano, amable y cariñoso. Ya sabéis: la tortita de maíz y su relleno de mermelada de frambuesas, de Grand Marnier o de Licor de Curaçao. Beurre Suzette

Anoche, en la Sierra de Mijas, la Moncrief,  después de imponer la paz desde lo alto del escenario junto al Maestro Lito y su Blues Band, me rozó con la suavidad eterna de sus labios algodonosos y yo, ilusamente, soñé en ese momento, que era la reencarnación de Etta James la que me estaba besando y que me estaba dejando ese indeleble sabor a Jazz, Soul y a Rhythm & Blues en los míos.

(© de la fotografía Ángel Céspedes)


EL TRIBUTO

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© del dibujo: Ángel Idígoras

EL TRIBUTO

Me llamó –hace ya unas cuantas semanas–  la rubia azabache Suzette Moncrief para comunicarme la intención de organizarle un Tributo–Homenaje al bueno de Lito Fernández este próximo sábado día 27 de Agosto coincidiendo con su cumpleaños.Pasado mañana.

Me dijo que guardase el debido silencio sobre este proyecto hasta que no estuviese más o menos enjaretado;  no saben ustedes, el trabajito que me ha costado el cumplir mi palabra.

Lito Fernández; amigo ante todo –y colega desde que uniformábamos por la Madre Patria en verde caqui– es también –no digo nada nuevo– uno de los mejores músicos de blues de este país y una de las mejores personas que conozco.

No es nada fácil que casen bien el genio, el talento, la excelencia en la ejecución y el dominio absoluto sobre un instrumento –en este caso, la guitarra– con la modestia, la llaneza y la humildad que siempre he disfrutado y compartido con nuestro querido amigo el músico. Lo digo, sépanlo ustedes, con conocimiento de causa. Lo digo, otra vez, desde esa atalaya de certeza y convencimiento que me permite la amistad que comparto con el maestro desde hace ya más de ocho lustros que es lo que vienen a ser unos cuarenta y dos años con sus picos más o menos.

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Puedo asegurarles que nunca, jamás de los jamases, en este largo espacio de tiempo, he visto a Lito regañar, reprender o enfadarse con alguien, si no fuera o fuese, por algún motivo grave o por imponderables de la profesión. Nunca ha sido destemplado o desacorde (esa palabra no entra en su vocabulario) gratuita o vanamente. Yo, sin ir más lejos, le he brindado alguna que otra ocasión para el oportuno tirón de orejas; y esa pesada culpa, la asumo con más dolor por mi parte que reconvención por la suya. Los grandes, ya te digo, Rodrigo, son así de generosos y misericordiosos.

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© del dibujo: Antonio Abril

El Viernes 27, Lito cumple años (63) y sus amigos nos vamos a reunir en aquelarre musical para –con la participación de esa banda de fieles golfos apandadores que son los componentes de la Sociedad del Blues de Málaga (comandados por Javier Martín Aguilar), la impresionante e inimitable Free Soul Band y –como no podía ser de otra manera– su excepcional Blues Band, rendirle un merecido homenaje al Maestro.

Allí estaremos una inconmensurable legión de colegas; de amigos y admiradores; de artistas renombrados en todas las disciplinas. Gente del buen malvivir codo con codo con escritores, con poetas y con cantantes ilustres. E ilustrados. Músicos por doquier. Compañeros de viaje del homenajeado. Tipos y tipas (seamos paritarios) que habiendo tenido la fortuna de haber compartido parte de su existencia con el Genio, no querremos perdernos la oportunidad única de demostrarle al amigo, nuestro más sincero afecto y nuestra más inquebrantable amistad en este acto tan especial. Manifestándole, otra vez con nuestra presencia, que seguimos queriéndolo como siempre. Más que nunca. Más que nunca desde el tiempo infame (ya pretérito afortunadamente) de la pérfida mala salud. Y sí! Lo siento mucho. Que se joda el Litón!!! Porque allí estaremos todos muy a su pesar; agobiándolo con el beso y con los abrazos; con esas palabras de devoción que tanto le abruman y apabullan; admirándolo como siempre lo hemos admirado. Ahora, con más razón que nunca, porque entre todos – nosotros con el ánimo y él con su entereza– le hemos cortado las orejas para siempre al reputo lobo y le hemos propinado dos buenas patadas en el culo mandándolo a tomar el viento fresco para que le vayan dando muy mucho por el mismísimo espinazo al agorero animal.

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© del dibujo: Carlos Harranz

 Ahora mucho más que nunca, ya os digo, y hasta el final de los tiempos de cada uno de nosotros, estaremos con él. Y este sábado –en la Plaza de La Nogalera de Torremolinos, a partir de la 21:00– nos reuniremos para decirle, otra vez, que no le vamos a permitir, para nada, que nos vuelva a intimidar con la velada amenaza del silencio. Te aseguramos, querido amigo, que no te lo vamos a permitir.

Lito. Por muchos años más!!! Por muchos años más!!!

(P.D. Guárdame la púa del Tributo, colegón!!!)

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© del dibujo: Antonio Abril.

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UNA JAM SESSION (PARA MÍ) IRREPETIBLE.

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UNA JAM SESSION (PARA MÍ) IRREPETIBLE.

El pasado fin de semana, tuve, como todos los años, el placer de asistir a la esperada Fiesta Veraniega que celebran mi querido amigo Fernando Cumpián y su mujer la deliciosa Eli Luque. Decir que estas fiestas, son  –cada una de ellas– la perfecta combinación de diversión, jarana y manifestación artística, sería quedarme muy corto. Artistas de diversas disciplinas, se reúnen en torno a una piscina junto a la cual, se instala un escenario vegetal y en éste se ubican toda clase de instrumentos musicales que se ponen a disposición de los asistentes para realizar diversas actuaciones y sus posteriores jam sessions para deleite de los que nos atrevemos a subirnos y, sobretodo, a compartirlo con reconocidísimos miembros de la escena musical de Málaga.

No pocas copas hay que tomarse para atreverse a compartir tablas con guitarras míticas como son Lito Fernández y Perico Ramírez. Tocar con Ramón Baena, Ángel Céspedes o Jesús Ramos. Con todos los demás componentes del grupo «Sólo un Momento» y que pertenecen a ese clan ilustrado, culto y erudito que es la familia Cumpián a la que tan unido me siento.

De esa noche, me han remitido unos cuantos archivos sonoros correspondientes a una improvisación que realizamos cuando ya los vapores invadían (y empañaban) mi sentido del ridículo. No hubiese colgado este, de no ser porque que el ego me nubla la vista y la razón, porque tocar con los referidos no sólo es un honor y un placer, sino que representa para mí, un regocijo y una satisfacción extraordinaria. Algo que sólo se da pocas veces en la vida. Una vez al año en esta época estival, en la que los «divinos» dejan que se acerquen a ellos el resto de los mortales para beber el Néctar y que cumplan sus empeños más deseados .

La banda en esta improvisación está compuesta por:

Guitarras: Lito Fernández y Perico Ramírez. Bajo: Jesús Ramos. Batería: Ramón Baena. Teclados: Ángel Céspedes. Voz primera parte: Ami Cumpián. Voz segunda parte y Armónica: Father Gorgonzola.

Espero que os guste!

Pulsad aquí!!

 


LICA VINTAGE. EL SONIDO

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LICA VINTAGE. EL SONIDO

Mezclen Uds. en un vaso enorme unas generosas partes de creatividad, inventiva e imaginación. Añádanle bastante de inspiración y de talento. Súmenle muchísimas horas de experiencia, maestría y destreza; y obtendrán, como feliz resultado, un producto que sin ser nuevo es innovador. Algo que sin dejar de ser eficiente se fortalece con lo enérgico, con lo perdurable y con lo vigoroso. Algo aislado de lo comercial y de lo habitual. Estoy hablando de los amplificadores de válvula y productos que fabrica mi amigo Juan Antonio López, propietario y máximo artífice de Lica Vintage.

Juan Antonio fabrica en su estudio–taller de Algarrobo Costa en Málaga unos aparatos únicos y especiales que son el complemento perfecto para el guitarrista de blues. Para el aficionado a la música en general. 10723072_10152506597582648_775375797_n No es, miren Uds. el recurrente “renovarse o morir” no es eso. Es darle la vuelta a algo ya inventado para engrandecerlo; para embellecerlo hasta transformarlo en una posesión enormemente apreciada. Algo que quedará sin duda, como un clásico renovado y mejorado (envidiados los afortunados poseedores) por mor de la técnica de este afanoso artista. Mi amigo Juan Antonio López es una especie de luthier dedicado a la fabricación de unos inimitables y fantásticos amplificadores a válvulas que conjugan no sólo el sonido típico de las pasadas décadas sino que los dota de una estética moderna, rejuvenecida y fresca que los hace inconfundibles al dejar las tripas al “aire” mediante su caja transparente de metacrilato. Además, si así se quiere, los personaliza debidamente; yo he podido ver el del maestro Raimundo Amador y el del más que maestro Lito Fernández; y puedo asegurarles que no dejan indiferente; ni en cuanto a aspecto; ni en cuanto a sonido. Algo singular, exclusivo e inimitable.

10994333_10206615554653970_5475939188692070236_n(Lito Fernández usando el amplificador)

Juan Antonio empezó en los años setenta, con las válvulas; siguió en los ochenta con la electrónica de consumo, y desde entonces hasta ahora, sin parar, con las válvulas. Tiene diseñado siete modelos de High End y cuatro para instrumentos. Y lo que sabemos que tiene que venir. Son amplificadores de Boutique, hechos a mano punto a punto, técnica de montaje de los años cincuenta y sesenta. Unas maravillas que son –y ahora me repito– únicas e irrepetibles. 11082621_848276035209600_4288334153444362674_n Sonido crudo, así lo definen todos los que lo han probado. Es decir, ese tono que buscan la gran mayoría de los músicos. Pero no se crean Uds. que es cosa baladí el trabajarlos, me cuenta; porque el bicho chivatea todo fallo que se comete. Aún así los que los han probado, los prefieren a otros amplificadores fabricados en serie. Le prometí a Juan Antonio hacer una referencia a sus artículos. En este blog –que huye de la publicidad y no permito referencia alguna a productos que se puedan comercializar– hago una excepción y muestro sus creaciones. Porque así se lo prometí –ya te digo– y porque así yo lo quiero. 10646692_10203952926486919_3204979986127172031_n(Raimundo Amador con su amplificador personalizado)

Lica Vintage Diseño y fabricación de Tube Amplifiers http://www.Lica.es / licavintage@gmail.com

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Raimundo Amador y Richard Ray Farrell)

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LITO vs PERICO

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LITO vs PERICO

Uno que lo es, ha tenido la fortuna y el placer de asistir a – no demasiados, es verdad– conciertos, donde al alimón, han coincidido encima del escenario José Fernández y Pedro Ramírez; o lo que es lo mismo: Lito y Perico.

Podría hablar del uno y del otro, pues los dos son grandes y antiguos amigos. Podría loar a cada uno de ellos por sus capacidades como músicos; cómo compañeros vitales. Podría hablar también de sus características técnicas en cuanto a su magistral forma de tocar la guitarra, pero no lo voy a hacer; porque la intuición innata de uno, el talento compositor del otro, la enorme destreza en cuanto a la ejecución del uno y del otro son sobradamente conocidas por todos los me leen; pues ambos, han salido repetidamente referenciados en este blog con sus bandas: The Lito Blues Band y Tabletom.

Complementos directos son. A veces, también, circunstanciales.

Ahora –y para despedir el robado mes de Abril– mis amigos se suben juntos en un escenario para, recreando a los clásicos, enfrentarse en un duelo de guitarras que nos llevará, a sus admiradores que somos todos, a ese deseado cruce de caminos de las autopistas 49 y 61 en Clarksdale con Robert Johnson o a la California de las Madres del Invento de Frank Zappa entre otros lugares.

El día 30 de Abril, en la Cochera Cabaret, podremos disfrutar de tan alto evento; acompañado –cómo no podría ser de otra manera– por una selección de la élite de músicos que conforman las bandas de las que ambos son núcleo y germen principal.

Allí nos veremos los de siempre; la crema y la nata de los oidores de buena música de esta ciudad que, desde hace tantos que no me atrevo a señalarlos, venimos siguiendo a estos dos excelsos músicos. Juntos o por separado. Dos de los mejores guitarristas de la escena española. Y me quedo corto acotando tanto el territorio.

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UNA HISTORIA MUSICAL MALAGUEÑA

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UNA HISTORIA MUSICAL

MALAGUEÑA.

Ese y no “Una Historia de Blues Malagueña” debiera de haber sido (a mi modo de ver y parecer) el titulo del concierto que dieron anoche en el Teatro Echegaray de esta capital (que es Málaga) Lito Pepillo y Perico. Y cito por riguroso orden alfabético. Lito Pepillo y Perico que son tanto como decir, el alma y la esencia; la misma sustancia, de la música de calidad de los últimos cuarenta años en esta ciudad.

 Los Hermanos Ramírez junto a Lito Fernández, realizaron anoche un precioso y entrañable paseo musical, no por Málaga cómo se mal indica en el título del concierto, sino por la memoria melódica de todos los asistentes. Y aunque Lito es el paradigma del Blues Malagueño, y los Tabletones se marcan algunos digno de admiración, lo de anoche no fue precisamente, un concierto de blues; sino todo lo contrario. No se si me explico.

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Ver encima de un escenario a estos tres mitos durante todo un concierto (hacen muchas colaboraciones, pero no conciertos enteros) es un lujo de ocasión que difícilmente podremos olvidar. Estuvieron magníficamente arropados, cómo siempre, por Jorge Blanco (bajo)  y Nico Huguenin (batería). También por Javito (cantante de la Free Soul Band) Félix Guerrero (un descubrimiento) y Lorena Molina, que se marcaron unas interpretaciones vocales impecables.

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Digo que fue un paseo musical por la memoria de todos los asistentes, porque a través de la narración de dos comentaristas y un clown (Funky Punkie Teatro), se fue desgranado cronológicamente,  el “curriculum  musicae” de estos amigos que contribuyeron a afianzar el recuerdo de los asistentes con unas magnificas versiones de Jethro Tull, (Locomotive Breath) Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Cindy Lauper (Time after Time), Rosendo (Maneras de Vivir), y para culminar la cima de las emociones pretéritas, un afectuoso e íntimo Hey Jude instrumental -a cargo de Perico y Pepillo -aderezado con una fantástica presentación con fotos de Rockberto al que estaba dedicado el tema. Un compuesto -fotos y música- que a todos nos puso el corazón en un puño.

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No todo fueron versiones. No todo. Pedregalejo de Lito, nos volvió a recordar de que este guitarrista malagueño, no anda lejos del mítico Carlos Santana; sino que camina a su lado. Tal y como te lo digo. Los Ramírez –Alma Mater de Tabletom- acompañados de un fenomenal y orondo Félix Guerrero (la panza más ágil que se pueda ver encima de un escenario) dieron el final feliz; el colofón con “Me estoy Quitando! El  himno “Málaga” y para rizar el rizo de lo más rizable, mi favorito entre los favoritos: un talkingheadniano “No tengo ná” que puso a todo el mundo en pie de guerra.

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Quiero hacer una observación: Me toca muchísimo los cojones ese malditismo comercial que -a modo de simbiosis indeseada- acompaña desde siempre a estos músicos. Porque teniendo la excelencia interpretativa y compositora que muestran en cada trabajo discográfico, en cada concierto, tienen el éxito del gran  público cuasi negado. No hablo del público de  Málaga en donde se les adora y se les considera como los mitos vivos que son; pero me pregunto si para que tengan el reconocimiento justo y merecido, no tendrán que cortarse un huevo a la Van Gogh manera (una oreja, tratándose de un músico, sería imperdonable) para que sus trabajos, no ya que se vendan, (hoy no se vende nada) sino para que sean requeridos como se merecen para conciertos multitudinarios y que los quiten (no se si les gustaría, qué creo que no) de impartir clases en los distintos conservatorios donde trabajan, para dedicarse en cuerpo y alma a esto de la música en directo y a la composición.

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En fin, y en resumidas cuentas, que fue una noche de esas para alojar en el recuerdo; una noche llena de encuentros entrañables. De forma casual e inesperada, con mi querido Poeta Juan Miguel Gonzáles y con mi queridísima Lú Guille que ahora es del Baeza. Con Manolo Suárez y Rocío (administradores de la Web de Tabletom). Con Julio “Aguililla” Cortés o con la crema de los Sólo un Momento; con mi querido amigo-hermano el actor Luis Centeno. Con el Fénix de los Ingenios que representa el pérfido Lasa Lasaeta; y con alguna que otra Anaconda que no nombro porque después se me emparanoian y me dispensan el abrazo mortal.  Y por fin  -se me perdone si olvido a alguien,- con mis amados Santa y Cigalowsky, que es tan fervoroso fan del trío cómo lo es su padre que es el que escribe esto.

Al final, y como no podía ser de otra manera, las púas que los dos guitarras usaron en este concierto, ya forman parte de mi colección. Como no podía ser de otra manera, niño, cómo no podia ser de otra manera. Ya te digo!!

ECHEGARAY

EN EL CUARTO DE ESTAR DEL ECHEGARAY

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EN EL CUARTO DE ESTAR

DEL  ECHEGARAY

 

Hay diferentes formas de ponerse encima de un escenario. Yo las resumiría -generalizando mucho- en dos: el que se sube, y muy correcta y magistralmente hace su trabajo; y el que se sube, hace  muy correcta y magistralmente su trabajo y, además, se mete al público en el bolsillo. Sin conmiseración ni indulgencia alguna para éste; del tirón.

Dylan y Springsteen son dos buenos ejemplos que yo he visto en directo y que representan fielmente lo que digo.

Alex Meléndez «El Zurdo» tira más hacia lo Springsteen; se sube al escenario, señoras y señores, lo llena de música, para inmediatamente -con una dialéctica diabólicamente bella y campechana- meterse, ya te digo, al publico en su bolsillo. En el izquierdo, como es natural; y lo traslada, sin éste apenas darse cuenta, a la intimidad de su cuarto de estar. Mesa de camilla y brasero con alhucema incluido.

Conozco al Zurdo, desde que me quedé encantado con su actuación e interpretación en la obra de teatro de Anita Iglesias Cumpián «El Resto de la Memoria» en cuyo texto colaboré tan somera como orgullosamente. Aunque debo de reconocer que no me gustó nada -lo sé, es ataque de celos- que abrazase en la obra a mi amiga con tal intensidad y ternura, sin tan siquiera pedirnos la venia a su legión de enamorados.

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Después elaboré una entrada en este blog con las letras del mismo. Tengo que declararme fan absoluto y entregado de este poeta urbano  llamado Alex Meléndez; barman de las palabras y de las consonancias, combina de manera magistral los versos y te embauca, hábil y finamente, con su verbo fluido, rápido y acertado. Como así hizo en el concierto del pasado jueves en el Teatro Echegaray. Un verdadero Maestro de Ceremonias. Bienvenidos al concierto, hijos del Rock n’ Roll

Tenía yo sacada mis entradas con un par de meses de antelación pues temía, como así sucedió, el afortunado y siempre deseado llenazo hasta la bandera.  Así que acompañado de mi Santa y del pertinente y adecuado botellín de Solán de Cabras (ese que disimula el elixir con su azul en determinados salones) me dirigí al teatro esperándome, estaba convencido, lo mejor. Y no defraudó el Zurdo; no defraudó.

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El público, amable y entregado. Mi compañero de fila -el padre del teclista, tan encantado como ablandado por la actuación del hijo- resultó ser grata compañía. Aunque La Faraona -madre del zocato- tuvo la imprevisión (no todo puede salir bien en un concierto) de no proveer al estimado de tapergüare  con sus afamadas croquetas caseras. Malajuerte!

La salida del grupo muy efectiva con un tema absolutamente rocanrolero -no podía ser de otra forma- sonando mientras se va abriendo el telón. Sale el Zurdo y empieza el espectáculo.

Muy Orquesta Mondragón, me comenta Santa. Y si, es verdad. Esa guitarra sonaba a la primera de Jaime Stinus. No fue sólo esa referencia musical. Algún toque Steve Ray Vaughan, alguna dentellada Hendrix y también a un Stephen Stills de la mano de Adolfo Caimán.

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La palabra zurda es de un ingenio insuperable; cuando le pedí desde el publico la púa  (es costumbre inveterada de este coleccionista de afectos) me contestó con una rapidez inimaginable  que la estaba vendiendo por fascículos, el muy cab… Ingenio al poder!

En el momento en que la mesa de camilla se atiborra de invitados eminentes – Pepe Navas, Adolfo Caimán, Los Fabrizzios, o mi querido amigo Lito- el cuarto de estar del teatro se llena de un confortable y cálido ambiente familiar. Los músicos todos excelentes. Hago especial hincapié en mi cada vez más cercano Jorge Blanco con el bajo y a un teclista tan entregado como amable Manolo Moles. Sin dejar de mencionar a Pepe Blanca a la guitarra compinche  y al preciso baterista Víctor Alcalá.

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Después del concierto, ya en el Toulouse, y tras la entrega de la púa por parte del amigo, brindé con él por la perdurabilidad de una bonita amistad. Una amistad que se adivina larga y fructífera. Let’s play Zurdo! Let’s play, cohoness!

 

No puedo evitar sustraerme a la tentación de insertar las preciosas palabras que dedicó el frontman a sus músicos e invitados como presentación. ¿He dicho que me cae muy bien este tipo? Muy requetebién!

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JORGE

Del chupa y tira señores

Curtido en tres mil batallas

Nunca tiro la toalla

Por culpa de los mediocres

 

Con cuatro o cinco cuerdas

Es la excepción en el chiste 

De los mayores y menores

El te mete la novena

Cuando toca Miraflores

 

Es la denominación de origen

El toque de la excelencia

La gracia y la prudencia

Ganó el pulso al desencanto

Mi papi chulo querido

A los bajos  Jorge Blanco

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PEPE BLANCA 

Utrera lo vio nacer

En Córdoba se curtió

Madrid me lo malcrió

Y Huelin tuve que ser

Quien la puntilla le dio.

 

Chato de mi corazón

Que diría su mujer

Sabes que es un gran placer

Tenerte a mi siniestra

El fichaje del verano

Tu si queres Cristian Bale

 

Trabajador y artesano

 las penas son menos penas

Vive para disfrutar

Con la guitarra en sus manos

Que buenos solos arranca

Quien bien te quiere te dice

Bienvenido Pepe Blanca

 

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VÍCTOR 

Desde Antequera la llana

Nos viene nuestro torero

Que nunca piso el albero

Y no por falta de ganas

Pura sangre puro nervio

Desde la cuna enseñado

A golpear los pellejos

 

Hoy cumple cincuenta tacos

Es nuestro Benjamín Button

Del rock and roll malagueño

 

Casi un padre o un hermano

Pilar de esta gran locura

Que es tocar en Vicios Caros

 

Maldita sean las crisis

Los trabajos que te estresan

Los problemas que se anidan

Como buitre en la cabeza

 

Hoy nos reímos del mundo

Hoy nos toca ser los reyes

Y tú con cincuenta tacos

Yo con treinta qué más da

Si el tiempo pasa volando

Cuando miro a mis espaldas

Y esta Víctor Alcalá

 

 

PEPE SALAS

 

Ay! Manitú, manitú,

Maravilla de mujer

Es un padrino del blues

Mis versos y mis acordes

Con su voz pinta de azul

 

Un J.J. Cale del terreno

Su falsete es un veneno

Un ángel sin sus dos alas

Bendito  hermano sureño

Hoy baja de los altares

El ínclito Pepe Salas

 

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LITO:

 

Tiene esta tierra un blusero

Más grande es que no lo hay

Más negro y más malagueño

Desde Huelin al rebalaje

Hay que quitarse el sombrero

Cuando se cuelga su strato

Y las seis cuerdas te enredan

En su blusero alegato

 

Malagueño y exquisito

Hoy tenemos la presencia

De José Fernández «Lito»

 

 

ADOLFO

 

El sabe que es un placer

Que siempre tenga un cuartito

Con minibar y puritos

En su querido motel

 

Cuantas cosas que nos pasan

Cuantas vivencias vividas

Nos sobran versos y rimas

Cuando se es gente fetén

 

Vecindonas con batín

Malas lenguas viperinas

Qué envidia da la amistad

Cuando se es de verdad

Esa, nadie la arruina

Querido Adolfo Caimán

Vuelta a casa.

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…///…

EL BLUES SE MIDE EN LITOS

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(Dibujo de Antonio Abril.)

EL BLUES SE MIDE EN LITOS.

 La longitud se mide en Metros. La masa en Kilogramos y el tiempo en Segundos. El trabajo en Julios (aunque, desdichadamente, en este país, ya no hay escalas en las que aplicar dicha medida). La Intensidad Luminosa -como bien sabe mi querido amigo Tony Cumpián- se mide en Candelas. Pero y el Blues? Y más concretamente…Y el Blues en Málaga?…Cómo se mide el Blues en Málaga?. El Blues en Málaga se mide en Litos.

 Y hoy, al día de la fecha de 24 de Mayo de 2013,  Málaga carga, graciable y orgullosamente, 60 Litos sobre sus espaldas.

 Teniendo en cuenta la ley física que dice que El Lito, (Lt) es la intensidad de una corriente constante que manteniéndose y basado en la utilización de notas musicales  y de un patrón repetitivo que suele seguir una estructura de doce compases, dos escalas musicales pentatónicas paralelas, rectilíneas, de longitud infinita con sección circular  no despreciable y situados a una distancia equidistante de entre doce trastes de primera constitución Milasí, produciría una fuerza igual a 2·10-7 newton por metro cúbico de sonido placentero.

 O lo que es lo mismo: El Placer absoluto de poder oír, por siempre jamás,  a mi amigo José “Lito” Fernández en directo. Que hoy, y no le ha resultado tarea fácil, cumple Sesenta Años. Que no son pocos, pero tampoco muchos.

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(Dibujo de Antonio Abril.)

 Así que desde este rincón de la Red, y para que así conste, yo, particular, y muy interesadamente,  en el primer minuto del día de su cumpleaños, quiero felicitar a mi querido amigo. Deseando que cumpla muchos Litos más -tantos como pueda- y que si él, así lo hace y así se esfuerza, juro por mi honor, que no volveré a robarle la cerveza en el escenario -cuando tocando- no pueda el pobre defenderse de la afrenta e ignominia a la que lo someto con ese acto.

 De esta manera, querido amigo. Date por felicitado y abrazado. Y sigue ahí arriba, a mil escalas por encima de los mortales. Haciéndonos las noches más cálidas y acogedoras con tazas de blues caliente y guarnición de apasionados Crêpes Suzette.

 Arriba, a mil vatios de potencia y felicidad. A mil escalas,  ya lo sabes, por encima de los mortales que somos el resto.

 Felicidades amigo y maestro!!! Sé feliz.

…///…

PÁ TERMINAR DE ARREGLARLO. HISTORIAS DE LA PUTA MILI 2

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 “PÁ TERMINAR DE ARREGLARLO”.

HISTORIAS DE LA PUTA MILI 2.

«Dedicado a mi querido amigo

Jerónimo Mota.»

No puedo evitar caer en la tentación de contar algo que ayer, se me quedó en el tintero cuando narré una anécdota que me aconteció cuando yo cumplía el Servicio Militar en las dependencias del Cuartel de Intendencia de Segalerva en la ciudad de Málaga.

 Juro por mis muelas  -pues no quiero ponerme pesado-  que no pensaba escribir más sobre ese periodo castrense que ocupó mi vida; pero… es que está tan íntimamente ligado lo que ahora viene, con lo de ayer… pues comparte época, personajes y escenario, y sería una lástima el desperdiciar la oportunidad de guardar en esta memoria virtual -que al fin y al cabo es lo que es este blog- una situación que, gracias a la rememoración cercana, recuerdo hoy con absoluta nitidez.

 MILI

Allá vamos:

 Continuaba la rutina en los pabellones de Intendencia de Calle Peinado. El Cabo Primero Rafa -que ya me permitía el tuteo después del tormento bodeguero- seguía vomitando negro por las mañanas a consecuencia de sus impenitentes cogorzas nocturnas.

 Había cuatro equipos distintos en dicho cuartel. De abajo a arriba en el escalafón militar: un grupo de civiles que solo iban, o por la noche a la panadería para elaborar los chuscos (los panecillos para el ignorante que no haya realizado el Servicio Militar) para la tropa, o por el día, para manipular los enormes fardos de uniformes usados que entraban en aquellas naves procedentes de los soldados licenciados. Otro grupo lo constituíamos los soldados residentes en Málaga; otro, los de fuera de la provincia y destinados aquí;  y por fin, los Oficiales y Jefes que vivían en pabellones privados dentro del cuartel.

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El más famoso de entre los soldados era uno llamado Olmos que dispensaba y disfrutaba de un enorme e inconmensurable cipote; su miembro viril, era la atracción matutina de todos los habitantes del cuartel. Personal civil y pases pernoctas incluidos. El Cabo Primero Rafa, nos llamaba a todos en cuanto sonaba diana, y ordenaba -tal y como te lo digo- al tal Olmos aún en la cama, a que se mimase cariñosamente el artilugio para enderezarlo hasta lo imposible y más allá para que todos -entre risas- nos quedásemos con la boca cerrada (porsi) de admiración ante tal engendro de la naturaleza. Obviamente, los oficiales y jefes, estaban dispensados de dicha demostración de carnaza erecta. El Prolongo le llamábamos al Olmos. Cómo el afamado Salchichón de Málaga.

 SALCHICHON-CASERO

El Comandante Don Felipe Rafael de Robles Echecopar y Pineda Consiglieri –como es natural- seguía al mando de tan gallarda y refinada guarnición. Auxiliado en el cargo por un Capitán llamado Cañas que era bastante altanero y antipático. Bastante antipático. Muy bastante antipático. Muy mucho. Más seco que su puta madre.

 Vivía el Capitán con su dulce esposa en el recinto; y alguna que otra vez, ésta, su esposa, nos distinguía a los soldados y cabos con arriesgadas y peligrosas misiones como la de comprar en el colmado de al lado del cuartel cuarto y mitad de garbanzos remojados y un trozo de hueso blanco y añejo para el puchero. ¡Y que te los den bien despachaos! Nos aconsejaba, por nuestra propia seguridad, tiernamente.

 ultramarinos

La vida transcurría plácidamente en el cuartel teniendo en cuenta las circunstancias políticas del país. Recuérdese: Cebollazo y record en salto de altura por Carrero Blanco; Marcha Verde hacia Ceuta y Melilla por parte de la infame Morubia; y Franco, más mortadela que otra cosa. Así que, como se podía, al terminar los servicios, los destinados de otras provincias organizaban su vida en el cuartel; y fuera de éste, los que disponíamos de pase pernocta hacíamos la nuestra. Dicha rutina, sólo se alteraba para todos, cuando algún tren llegaba al puerto de la ciudad cargado de sacos de trigo, que nosotros debíamos de descargar y guardar en nuestro cuartel para la fabricación chusquera diaria y su posterior traslado en el camión que disponíamos y que conducía el soldado raso jienense Almirón.

 (Circulaba un chiste en el cuartel que decía: ¿A quien le gusta más mirarle la polla al Olmooss? Al mirón!!! Repetíamos todos con contundencia para enojo y encoñe del inefable conductor.)

 camion

Llegó la Semana Santa.

 La Semana Grande en la que la ciudad se llena de miles de visitantes y autoridades, tanto civiles como militares. Nada atraía más al público que el poder ver desfilar a los ejércitos españoles bajo la cúpula vegetal que proporciona la Alameda Principal. Y atravesándola: La Legión (carnero uniformado incluido), La Infantería de Marina, La Guardia Civil de gala. Los Paracaidistas pegando cabriolas con los fusiles CETME  y una compañía al completo de Regulares con sus capas blancas y tocados con el clásico Fez. Para que nada faltase, el Real Cuerpo de Bomberos con el director  Paco Frutos -y su sempiterna nariz abultada, venosa y roja-  al frente y, terminando, la Banda de la Cruz Roja, con el ínclito Sargento Villegas tocando con maestría el Tambor cuando se lo permitían los Catetos en La Campana.

 30.Cabo Tambor. Manuel Perez 1982.1 copia

Como es preceptivo, al frente de cada uno de estos destacamentos, los Generales, Jefes y Oficiales en formación de presidencia disponiendo y mostrando orgullosamente toda clase de condecoraciones en sus pechos y portando bastón de metal plateado con la insignia del cuerpo al que representaban.

 El inciso acostumbrado # 1

 Por aquella época, disfrutaba yo de un enorme amistad con un reconocido fotógrafo llamado Jerónimo Mota. Una delicia su mujer Laura!!

 Jerónimo y yo éramos inseparables y menudas correrías nos pegábamos. Disponía éste de un magnifico equipo fotográfico absolutamente inusual para aquella época de Kodak Instámatics y máquinas chunguis por el estilo. Teníamos por costumbre -éramos golfos apandadores consumados, ya te digo- el colarnos en los eventos con sus cámaras colgadas al cuello; él cargado de carretes hasta lo imposible, y yo, con la cámara vacía de dicho adminículo que me impedía, consecuentemente, hacer fotos. Pero nada he dicho del flash. Porque contra toda lógica, disponía el que suscribe de un pedazo de flash eterno e incansable. Y no veas tú la consideración y el respeto que me proporcionaba entre el pueblo llano; ignorante éste de lo que me traía entre manos.

 camaras

Información de interés: “El Cuerpo de Intendencia del Ejército es Hermano Mayor Honorario de la Pontificia y Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza desde el 21 de julio de 1943.”

Jueves Santo. Día mayor de la Semana Santa en la ciudad. Hoy acaban de salir los legionarios en la Cofradía de Mena. Nuestra plana mayor el Capitán Cañas y, sobretodo, nuestro comandante Don Felipe Rafael de Robles Echecopar y Pineda Consiglieri  marchan en marcial séquito cómo Presidencia delante del Trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso. Trono consorte que era del de María Santísima de la Esperanza. Iban ellos muy ufanos -mi Capitán y mi Comandante- junto a los Generales de dicho cuerpo; todos elegantísimos, luciendo uniforme, multitud de medallas y fajines de Generalato. Portaban  bastones plateados con emblema superior del Arma dorado en oro alemán de quilatada indeterminada.

 presidencia

Mientras tanto, ignorante de esa situación, Jerónimo y yo campábamos a nuestro aire entre los desfiles procesionales sin ninguna cortapisa por las autoridades policiales ni cofrades; que ya se sabe lo que impone una cámara con un objetivo tan grande que casi podría emular al otro aparato del citado soldado Olmos. El bien llamado Prolongo.

 Yo, con esa ingenuidad y candor que ya comenté en la anterior entrega, iba disparando a troche y moche interminables ráfagas de disparos de flash (pero SIN película dentro de la cámara, recuérdese). A todo lo que se ponía a tiro. A diestro y siniestro. Si era soldado, más marcial se me  ponía el muchacho; si era militar de grado, más miraba al frente como si divisase un Destino en lo Universal allá en lontananza. Si era portador de trono, mas esforzado aparentaba, y si era nazareno, miraba fijamente a la cámara como intentando creerse que iba a ser reconocible,  tras la túnica y el capirote, por aquella mirada aguda mezcla de orgullo y devoción. El muy maharón.

 fotografiando

Flash! Flash! Flash! Flash!…. iba yo como loco. Flash! Flash! Flash! Flash!…. Flash! Flash! Flash! Flash!…. Continuaba incansable. Flash! Flash! Flash! Flash!…. seguía yo disparando a todo Dios (nunca mejor dicho en lo referente a los titulares de los tronos) con la inexplicable petulancia y arrogancia del que se sabe estar realizando una tarea que -indudablemente- pasaría la posteridad de los reportajes gráficos. (Recuéérdeseee…si llevara carrete fotográfico).

En esto, repentinamente, me encuentro frente a mí, a toda la comitiva que representaba la Presidencia del Arma de Intendencia con sus Generales al frente y entre ellos a mis bienamados Capitán Cañas  y mi Comandante… bueno, ya sabéis el nombre; muy ufanos ellos de, no solo estar en aquel grupo de mandos privilegiados, sino de además, tener al puto Shuuuviirrrón… plasmando el irrepetible momento hasta más allá de la epilepsia.

 regulares

A todo esto, yo en la inopia, sin tener en cuenta las consecuencias de mis actos y lo que se me avecinaba.

Tres días más tarde. (Three days later)

Estaba yo, deambulando inocentemente por el cuartel de calle Peinado dedicado a las labores propias de la soldadesca que eran casi ninguna. De pronto  -y ante mi más absoluta extrañeza- pasa junto a mi el Capitán Cañas, que tras saludarlo -y él corresponderme- se dirige a mi, y con un amago de sonrisa (es que no le salían al pobre) me comenta con caída de ojos: Buenosss díasss cabo… Que tal andamosss…?

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Yo flipo. En colores. Pero en colores!. Algo se masca aquí y yo nomenteráo!

Poco después mi Cabo Primero Rafa, se dirige a mí y me suelta:

         Shavá! Qua disal Comandanta que te pasa por su daspacha. (Recuérdese que era de la Córdoba profunda)

Yo empiezo a temblar. Cágome. Si el Jefe de una guarnición te llama a su despacho, pueden pasar dos cosas: o que sea para algo malo, o que sea para algo peor. Ocurrió esto último.

El inciso acostumbrado # 2

Debo de aclarar, para la puesta en situación, que el Comandante poseí una forma  inusual y muy particular de hablar. A ver como lo explico. Una suerte de voz y tembliqueo en ella, tal cual tenía un famoso locutor y presentador de programas cinematográficos -de por allá el pleistoceno de la Televisión Española- llamado Alfonso Sánchez. Para quien no lo conozca o recuerde, indicaré que éste hablaba tal si fuese un pavo. Y que era adorado por los imitadores de la época.

 alfonso sánchez

Pues sí. Así hablaba el Excelentísimo Sr. Don Felipe Rafael de Robles Echecopar y Pineda Consiglieri: Cómo un pavo. Un puto pavo; lo que yo te diga.

Nuestro comandante Don Felipe Rafael de Robles Echecopar y Pineda Consiglieri, no sé si lo he dicho, se encontraba sentado detrás de su escritorio  bajo un enorme cuadro de Franco enmarcado en un grueso marco dorado absolutamente “Recocó”. Y un cuasi gigantesco crucifijo sobre la mesa.

Entre contrito y acojonado, pegué taconazo y saludé de la forma acostumbrada.

-Sussordenesss Micomandanter! Crucé los dedos sin que se diese cuenta.

– Glogloglogloglodejcansa shuuuviirrooóóóón! Yo ya empezaba a temerme lo peor de lo peor.

Oye! Hombre! El gloglogloglogloootro día me hiciste una fotos junto al General Pérez gloglogloglogloEnciso y ViiiianagloglogloglogloCárdenas, te acuerglogloglogloglodas?

Yo- que no dejaba de temblar- le conteste con un marcial pero bajito: ¡ Psssip micomandanter!

-Puesglogloglogloglomencantaría tener una de tus mejores fotos para enmarcarla y ponerlgloglogloglogloaquí encima de mi escritorio! Un vahído me dio y por poco caigo al suelo en redondo. ¡Psssip micomandanter! … volví a repetir y salí del despacho tratando por todos los medios de no hiperventilar.

Al salir el Capitán Cañas me miraba con cara de complicidad y sonrisa malévola como diciéndome…Yo también quiero una, HAS OIDO!!! Y ya si que tuve que sentarme en el banco de piedra, que tantas guardias beodas había contemplado desde lo más alto de la montaña de la historia cuartelera, y respirar con la cabeza metida dentro de una bolsa de plástico del Pryca.

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Llamé en cuanto pude a mi amigo Jerónimo, mientras imploraba al Altísimo -y le juraba- que si me libraba de esa, vestiría hábitos por el resto de mi vida.

Jerónimo!!Jerónimo!!Jerónimo!!Jerónimo!!.. Que la he cagao, Jerónimo!! Que la he cagao!!! Jerónimopordiosss!!!

Niñoniñoniñoniño… Por Diosss -otra vez- que la he cagao!!! Aaayyyymaremíaaa!!!

Jerónimo trató de calmarme. Se fue rápidamente a su laboratorio y empezó a mirar atentamente cualquier negativo en la que pudiese estar -casualmente, claro- el comandante de mis desvelos.

Por fin, hallamos una. Malliísimaaa. Muuuuyyyy lejanaaaaa…. Un horror!!! El Comandante apenas sí se distinguía en aquella lejanía que proporcionaba casi toda la doble hilera de penitentes de la sección del Cristo Jesús Nazareno del Paso.

Y con ella se puso mi amigo manos a la obra: empezó a revelar con sumo cuidado la imagen. Recortó y recortó hasta que consiguió dejar al comandante casi de protagonista central de la imagen. Eso si, de un borroso que tiraba de espaldas. Un ruido, que le llaman ahora los técnicos en fotografía, que atronaba. Pero la sacó y me dio.

Aquello no había por donde cogerlo. De ninguna de las maneras!

borroso

La foto resultaba tener un efecto cómico. Blanco y negro. Un maremágnum de puntos borrosos entre los cuales apenas se distinguía una forma gris y desvaída (mi comandante con gorra de plato) y una raya vertical apenas brillante a su lado (el Bastón de mando). Una verdadera mierda de foto, para que decir otra cosa.

Así, que con esa enjundia y esa poca vergüenza que Dios nuestro Señor me ha otorgado, me fui a una tienda de material de fotografía, le compré un precioso marco plateado y dispuse la foto en este tras un cristal opaco que incrementaba lo difuso e irreconocible de la figura.

Trás tres o cuatro días de haberme solicitado la foto -y yo, de haberle dado mil excusas- llamé a su puerta una mañana. Le entregué un precioso paquete y al abrirlo, emitió una suerte de gemido parecido a un  apenado glogló; o un apagado quejido.

Otros tres días más tarde, estalló lo más virulento de la Marcha Verde y quitaron todos los destinos. A mi me hicieron Cabo de lanzagranadas y me dispusieron en un camión para trasladarme a Ceuta. Vamosquenosvamos pá la guerra!!!

Después del episodio de la puta foto, estaba convencido de que nada peor podría sucederme. Creo que era el único que iba cantando en aquel incómodo camión con destino incierto. Camino de la muerte más tranquilizadora y confortable.

See you never Capitan Cañas. See you never!!!! Ojúmaremía!

Sucedió en Málaga. Circa 1975.

malaga

Nota: Las fotos insertadas en esta entrada, y referidas al cuartel de Segalerva, son de  la época de ruina sufrida por los años de abandono. Los enormes silos -que ahora se ven vacios- estaban llenos a rebosar, y la arboleda y los patios  (llenos de matojos) antes estaban limpios y en perfecto estado de revista. Como no podía ser de otra manera.

 

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