LA MIRADA ESPECIAL DE EDUARDO GUILLE.

(Cincuenta años no son nada)

“La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría,

una dimensión que desemboca en la soledad”

 (Pablo Neruda)

 

Hace un par de días, tuve el placer de asistir a la presentación del libro de mi Brother in Arms Eduardo Guille. “Málaga, dibujo a dibujo” se llama dicha obra. El placer primigenio se transformó en privilegio cuando los intervinientes en dicha presentación, además del autor, fueron los dibujantes Luis Ruiz Padrón y Ángel Idígoras, también queridos y admirados amigos. Ambos “padrinos” coincidieron en una apreciación sobre las capacidades creativas que todo artista plástico debe acomodar a su obra para hacerla singular y representativa de su estilo personal.

En este caso –como pintor y dibujante que es Eduardo–  hablaron sobre la mirada especial que aplica este a los edificios de Málaga que él dibuja; en cómo se fija en los rincones especiales, en las perspectivas adecuadas, en la óptica oportuna que su experiencia como fotógrafo profesional  le dicta para sacar el mejor rédito a cada uno de sus dibujos. Un libro este, añado yo, que está llamado a formar parte de la sección más exclusiva y personal de la biblioteca de todo amante de la arquitectura, del dibujo y de la información rigurosa y detallista de cada edificación de nuestra ciudad. Un catálogo que es de ilustraciones bellísimas llamado a ser cuando se complemente (espero yo entusiásticamente) con futuras entregas, un inventario de la nómina de edificios peculiares que pueblan nuestras calles.

CINCUENTA AÑOS NO SON NADA.

Ahora, vamos a lo nuestro.

Manejo una amistad veraz y sincera desde hace ya medio siglo con Eduardo Guille y desde el principio, compartimos aficiones y características comunes. Es por eso, que la camaradería y el aprecio –a pesar de los años transcurridos– permanece firme e inapelable. Al principio nos unió la pertenencia a la Pandilla del Escalón de Conde Ureña, la admiración sin límite hacia Bob Dylan; después llegó más música y formamos un grupo de música folk y tradicional americana llamado “Half Dólar” y por fin, la amistad que yo mantenía –cuando nuestros destinos se separaron– con su mujer mi querida Bea Taillefer que volvió a reunirnos.

Pero hay otra cosa que nos une. En la presentación de su libro, indicó al público que llenábamos la tercera planta de la Librería Proteo, que su comienzo artístico con el dibujo fue debido a la necesidad de expresarse. Decía, que las cartas de los Reyes Magos más que letras contenían dibujos que representaban los deseos del niño que era entonces.

 Era, y sigue siendo, nos dijo un gran tímido. Al igual que yo, que soy otro gran tímido. Ese retraimiento y cortedad nos generaba un esfuerzo extra para comunicarnos fluidamente para, como decía Neruda, “no desembocar en la soledad” pero ese afán –al esfuerzo extra me refiero– nos hizo más fuertes y decididos y nos obligó, me meto yo también, a suplir esa carencia de decisión y determinación usando otras armas: las técnicas artísticas, el ingenio, el sentido del humor y la perspicacia. Nos propusimos, y lo así lo hicimos, el subirnos a los escenarios con lo que eso conlleva de exposición pública. El refugiarnos en esas prácticas artísticas, nos llevó a relacionarnos  con el ambientillo  musical y del teatro de aquella época y aún, en otro sentido quizás, seguimos en ello.

Qué queréis que os diga, al final mereció la pena apechugar con esa circunstancia, aunque yo –como le pasaba al Dr. Rajesh Ramayan «Raj» Koothrappali, de la serie The Big Bang Theory– siempre haya tenido que tomarme algún que otro chupito para atreverme a dirigirme a las mujeres sin sonrojo ni sofoco.

Todo esto,  y mucho más, es lo que me une a Eduardo  Guille desde hace más de cincuenta años. Pero ya se sabe: dicen que cincuenta años no son nada… O muchísimo, si lo consideramos medio siglo. Vaya usted a saber.

EDUARDO GUILLE. TRES PELDAÑOS PERO UN SOLO ESCALÓN

 

¿Quien no ha tenido en su pandilla de la niñez y adolescencia un lugar de reunión, fijo y especial, situado en algún tramo de escalera? No puedo imaginar, para los chiquillos, mejor sitio que sirva de atalaya, de  grada y atarazana que una porción escalonada que procure altura, confort y sombra en la calle. Unos escalones estratégicamente situados a tiro de vistazo de alguna casa que les provea de suministro e instrumentos musicales en los momentos más necesarios de la jornada.

Mi hijo, por poner algún ejemplo, tenía su «Escalerilla». Mi mujer pasaba las tardes  de verano en una «Escalera» y yo, tenía una pandilla, cuyo ágora era el llamado «Escalón». Tan importante era que la panda, no se llamaba por el nombre de la calle sino como «El Escalón». Aunque este constase de tres peldaños.

Un grupo de amigos que constituíamos una cuadrilla experta en disfrutar una edad -la adolescencia- llena de descubrimientos y de experiencias vitales que conformarían una parte importantísima de nuestro carácter y comportamiento vital futuro. Mi pandilla de Conde Ureña: «El Escalón».

Se preguntará el lector de este escrito… ¿Y a qué viene el rollo que nos ha lanzado el Father Gorgonzola acerca de escalinatas, peldaños y escalones?

Eduardo Guille lleva teniendo, desde hace un cierto tiempo, una prolija actividad en cuanto a su faceta de Urban Sketcher ( ya saben esa técnica del dibujo «boceteado» realizado a pie de calle) y cada día, su técnica en esta disciplina (es opinión generalizada entre los grandes de este método) va progresando y desarrollándose positivamente de una manera manifiesta e incontestable.

Eduardo Guille, mi gran amigo desde los tiempos del Reino de Conde Ureña, ha tenido a bien el regalarme un precioso dibujo donde, con la técnica Urban Sketcher, me devuelve a la memoria las preciosas  e inolvidables situaciones que viví, hace más de cuarenta años, en aquellos tres imperecederos peldaños. Aunque nosotros, injustamente, bajáramos de rango al tramo y le llamáramos simple y llanamente «EL ESCALÓN»

Una injusticia como otra cualquiera.

Esta es una selección de los últimos trabajos de Eduardo. Me encanta ser su heraldo en esto de las redes sociales. Me encanta y me enorgullece notablemente.

 

 

MALAGACUARELA. SUMA Y SIGUE…

(Eduardo Guille por Beatriz Taillefer)

Ayer, me volví a encontrar con mi viejo amigo Eduardo Guille en los pasillos del feudo de las ancianas flemáticas y cachazudas que es el Mercadona de la Avenida Juan Sebastián Elcano. Lo digo, porque como te toque en suerte una de esas provectas compradoras -que piensan que el pasillo es suyo y de nadie más- echas la mañana detrás de una de ellas en penosa procesión. Pues bien, en esa situación doméstica nos hallamos de vez en cuando  mi querido amigo y yo,  pues los dos somos diligentes amos de casa y apañados marmitones.

Ayer, no se dio el caso; pues sólo rubicundas y pizpiretas guiris, estudiantes de español, transitaban por las dependencias del súper aprovisionándose de brócolis, ensaladas de soja texturizada, queso tofu y alguna que otra botella de licor de detestable sabor y fatales consecuencias en forma de resaca. Que lo Cortés no quita lo Pizarro.

Le comenté a Edu la enorme aceptación que tenía su ultima hornada de dibujos Urban Sketchers.  La admiración que levantaba en extraños y conocidos. La enorme dificultad de elegir uno de ellos como favorito porque todos poseen la virtud del paisaje vivo y su  perfecta interpretación pictórica.

Cuando llegué a casa, volví a echarle un vistazo al último artículo que sobre sus trabajos callejeros hice a finales del año pasado en este blog. Y me di cuenta, que la técnica de Edu había mejorado notabilísimamente. Sus dibujos eran ahora -siendo excelentes los anteriores- muchísimo mas prolijos en detalles y también más precisos. Mucho más detallistas y delicados; dotados de un color y un manejo de la acuarela que realmente fascina al que se para tranquila y detenidamente a observar cada uno de estos rincones de Málaga.

Ya lo sabéis e insisto: No son trabajos para verlos apresuradamente.  Son para gozarlos .Disfrutando pausadamente de cada detalle y de cómo, con unos trazos aparentemente fáciles, se dota de vida y movimiento a la ciudad dibujada.

Nos dimos un abrazo, nos despedimos y quedamos a la espera de otra ocasión para vernos mientras deambulamos, diligentemente, por los dominios de las señoras insolentes y las vivarachas mocitas sonrosadas.

Estos son:

 

 

MALAGACUARELA

MALAGACUARELA

Tengo una especial predilección por la técnica artística pictórica denominada «Urban Sketcher». Muchos la conocerán. Me introdujeron en este ámbito dos queridos amigos  –ambos máximos exponentes en el grupo de Málaga– como son Javier Rico y Luis Ruiz Padrón.

La frescura de dichos dibujos, la inmediatez en la realización y el colorido del resultado, me cautivaron desde el primer de los primeros momentos. Ya saben que dichos trabajos se realizan a pie de calle y sobre unos cuadernos (las muchas veces sin sentarse) y empleando trazos que retratan el paisaje elegido y que se visten de colores a base de aplicar acuarela al dibujo resultante. Todas esas circunstancias: La frescura, la inmediatez, el colorido, y, sobre todo, la franca camaradería que se respira en estos grupos de amigos artistas, hacen –ya lo he dicho repetidamente– que sea un impenitente y fervoroso admirador de esta interesantísima técnica y de sus preciosos y apreciados resultados.

Pues bien; casualmente, llega a mis ojos una serie de dibujos, que con temática malagueña, mi querido y viejo amigo Eduardo Guille ha elaborado recientemente. Él no lo sabe todavía, pero como dispongo de su permiso eterno, abusando, le he mangado su trabajo y lo cuelgo en este blog –que es tanto suyo como mío– para el disfrute de aquellos que tengan el privilegio de dedicar unos minutos a contemplar preciosos rincones de Málaga dibujados por este –y no me canso de repetirlo– querido y viejo amigo.

Disfrutadlos.

 

 

THE ALHAMBRA SKETCHBOOK.

Nunca agradeceré lo suficiente, a mi muy querido amigo Javier Rico, el haberme dado la ocasión de conocer el mundo de los Urban Sketchers en general; la caballerosidad y bonhomía, en particular, de uno de los máximos exponentes mundiales de esta especialidad pictórica como es Luis Ruiz Padrón.

El doctor arquitecto Luis Ruiz, ha tomado la buena costumbre cada año por estas fechas, de estrenar libro con una muestra de sus trabajos de campo. Libros que yo, oportunamente, tengo a bien el procurarme para que le den categoría y volumen a mi biblioteca que tan denostada está últimamente de nuevas adquisiciones. Aburrida y resignada por estar siempre con los mismos vecinos de tabla desde que decidí pasarme al frío e impersonal (pero cómodo) libro electrónico.

Pocos son los que, de entre los muchos que me leo, tienen el cuerpo de papel y el alma de tinta impresa. Que manejan el olor a cola y a cartón, y una guarda impoluta idónea para pegarle aquel «ex-libris» que en su día me fabriqué para darle un toque de propiedad física al tocho que entraba en mi repisa, y advertirle al prestatario, por donde transcurría el camino de vuelta a casa.

Pero cada como año, acompañando al turrón El Almendro, vuelve por Navidad a poblar los estantes de las librerías una nueva delicia para los ojos. Una impresionante obra realizada para gozo de sus lectores por el Maestro, para sugerirnos el regalo infalible y acertado, con el que no queremos decepcionar. El que, ávidamente,  no queremos dejar de poseer. Un nuevo tesoro, que cada cierto tiempo volveremos a ojear, pues siempre nos reporta nuevos hallazgos y perspectivas. Nuevos detalles y particularidades.

Y es entonces, por esa circunstancia, que cada vez que publica no puedo dejar de volver  al imperio del papel impreso y le hago –entre empujones– sitio de honor a la nueva obra del amigo Ruiz Padrón. Eso, si! Debidamente rubricado y personalizado, que para eso tengo el atributo concedido por él, del morro y el descaro.

Luis esta vez, nos trae La Alhambra de Granada para que nos sentemos con ella tranquilamente en nuestro sillón más personal y siempre intransferible. Para gozar con esos textos tan bien elaborados cómo descriptivos y con esos trazos magníficos a los que tan mal acostumbrados nos tiene; con esos colores –a veces sólo un tímido asomo– suficientes, justos y adecuados. Luis esta vez, nos trae La Alhambra de Granada con su nueva publicación «The Alhambra Sketchbook».

Siempre recomiendo sus publicaciones, sus últimas entregas, pero esta vez la recomendación se torna en prescripción y la prescripción en advertencia; y la advertencia (si no la seguís) en chufa, befa y amonestación por mi parte por no hacerme caso. No os lo perdáis!!! Si no os hacéis con uno de estos ejemplares, lo lamentaréis.

Para casi terminar, os indico que la presentación de esta maravilla, tendrá lugar en mi librería de cabecera: La preciosísima Mapas y Compañía. Sita en Calle Compañía, 33. El próximo jueves día 9 de este mes de Noviembre.

Y ahora, ya sí termino, os pongo una serie de dibujos de Luis Ruiz publicados cada domingo en la contraportada del diario Sur llamada «Málaga a Trazos». Para que os hagáis una idea de la belleza que se avecina estas Navidades.

Disfrutadlos!!!

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LA MÁLAGA A TRAZOS DE LUIS RUIZ PADRÓN

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No hay la menor duda de que este probo administrador de «El Blog de Father Gorgonzola» tiene sus debilidades y sus preferencias particulares. Predilecciones inevitables e ineludibles hacia determinados invitados –a pesar de la irrenunciable excelencia general–  que como digo siempre, cuando llegan aquí, es para quedarse a perpetuidad.

A causa de esa excelencia general, sería muy difícil e injusto particularizar en unos cuantos por lo que supone de desconsideración hacia todos los que con su talento, han aparecido por  aquí dándole clase y elegancia –y una pátina de distinción– a los más de mil artículos que ya preñan este espacio virtual.

Pero… ¿Cómo particularizar entre todos los pintores al que ostenta el grado de Almirante o al que viñetea diariamente junto a su hermano dándole réplica a la realidad en la prensa? ¿Cómo indicar que mi poeta favorito es aquel que jugaba de chavea por el Pasillo de Nateras sin mencionar al que todos los lunes me prepara el ánimo para el resto de la semana? ¿Y el que prosea desde el ingenio más inimitable y selecto? ¿Puedo decir que, de entre tantos actores amigos, mi preferido es el que desde hace cuarenta años hace mejor mi vida? O…  ¿Qué el nombre del músico más excelso que habita este rincón empieza por José y termina por Lito?

No. No puedo personalizar sin crear un poco desencanto y un mucho de desconcierto. No puedo hacerlo ecuánimemente, porque todos son grandes en sus distintas disciplinas artísticas. Modelos a imitar por sus muchos seguidores y partidarios.

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Pero sí que puedo indicar  –porque siempre hay una excepción– que sí hay alguien que en su especialidad destaca especialmente. Alguien que me fue presentado por un amigo del alma. Ese alguien, es mi admirado afecto Luis Ruiz Padrón. Luís, Doctor arquitecto, columnista de prensa, y representante máximo del movimiento Urban Sketcher en Málaga, es un Maestro en lo suyo; además de ser una persona generosa donde las haya y que, manifiestamente, dispensa un trato tan cordial cómo educado a todo el mundo. Tan atento cómo tremendamente ilustrado. Único en ese estilo tan fresco, preciso y detallista que resulta de pintar en el exterior sin la complicidad de la soledad, la tranquilidad y el silencio.

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Luis, acaba de presentar en nuestra librería de cabecera «Mapas y Compañía» su último trabajo «Málaga Choréographie Portuaire» –una selección de dibujos del puerto de Málaga– al que sin duda le auguro un papel principal como regalo en esta navidades. Pues bien, también está realizando cada domingo en el Diario Sur y para nuestro regocijo, su particular visión (con dibujos y textos) de una Málaga arquitectónica que, las muchas veces, se escapan de la mirada profana del viandante, más ocupado en las prisas y la impaciencia que en el paseo observador y sosegado.

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Yo, que soy seguidor y fan absoluto de su trabajo, me levanto cada domingo con la ilusión de leer y escudriñar atentamente su colaboración semanal; y –como es natural– las guardo con la debida y pertinente devoción;  con ese ansia coleccionista que me domina de forma incontrolable con las cosas que me gustan.

Esto que ahora vais a ver, son las diez primeras entregas de su «Málaga a Trazos». Espero que haya muchas más y espero también, tener la oportunidad de que mi blog se  vuelva a vestir de satisfacción cómo siempre lo hace cuando el amigo, armado de cuaderno y rotulador, llega para visitarlo.

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01- UN ÁRBOL EN LA CORNISA

La tenacidad con que la naturaleza reclama su antiguo solar resulta admirable. La ciudad supone un desafío para la fauna y la flora silvestres, pero siempre hay un pájaro dispuesto a depositar una semilla en suelo yermo de la que luego surgirá la planta pionera. La avanzadilla suelen formarla higueras y otras especies de ficus, que padecen una querencia irrefrenable por las cornisas de las edificaciones antiguas. Como es el caso de esta casita, en cuyo canalón prospera un ejemplar que pronto alcanzará porte arbóreo. Quien transite por la calle Salamanca (número 32) reparará en ella debido al oscilante ramaje que brota del alero. Al pasar puede que oiga el inconfundible sonido que producen al cerrarse los portones de madera de antaño: la buena noticia es que la casa sigue habitada.

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02- EL ARCA DEL TESORO

Dicen los persas que la granada es un cofre que guarda un tesoro en el interior de su austero envoltorio. De la misma forma, el Palacio de la Aduana esconde un formidable contenido que al fin va a ser desvelado. Nos hemos acostumbrado a entender ese edificio como un simple volumen situado en el mejor lugar de la ciudad, y del cual solamente su piel es relevante; casi un simple decorado para realzar el grupo de palmeras washingtonias de su fachada sur. Pero pronto estaremos como niños con zapatos nuevos, cuando abramos la cáscara y contemplemos los fondos del flamante Museo de Málaga.

 

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03- LOS OTROS

En todo grupo hay siempre un individuo que destaca sobre el resto y se erige en protagonista, aunque son los otros los que le arropan y refuerzan en su papel. Los conjuntos urbanos no son una excepción a esta norma, y convendremos que en la plaza de Félix Sáenz es el edificio del mismo nombre el que capta la atención de los todos los viandantes: su emplazamiento y prestancia así lo dictan. De esta manera pasan desapercibidas otras construcciones cercanas que, sin ser ejemplos sobresalientes de la arquitectura local, imprimen un carácter distintivo al lugar.

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04- ANTES DEL NEÓN

Hubo un tiempo en que los reclamos publicitarios de los negocios estaban asociados al arte de la rotulación manual sobre paramento en vez de al neón. Los vestigios de esta tendencia han desaparecido entre los escombros de los edificios que los mostraron o, en el mejor de los casos, bajo capas de pintura. Por eso es muy infrecuente hallar fósiles como este de la calle Miguel de Molina, en Capuchinos. Como aún puede leerse, en su día albergó el taller de mármoles Heredero de la viuda de R. Baeza; de su antigüedad da fe el número de dígitos del teléfono escrito en el anuncio. Sólo cuatro.

 

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05- EL ÚLTIMO GRITO

Se ha escrito tanto acerca del fin de Discos Candilejas que es una grata sorpresa encontrar la tienda todavía abierta. Por desgracia es sólo un espejismo, ya que el negocio cerrará el día 15 de este mes. El local luce su estética setentera con orgullo, rompedora en el momento de su apertura y que hoy destila un cierto aire vintage. Entonces mereció el apelativo de «último grito del diseño», que en la actualidad está tan pasado de moda como –tristemente- la costumbre de comprar discos. Más que un grito, a lo que asistimos ahora es al canto del cisne del pequeño comercio en el centro, ahogado por las nuevas formas de consumo, el monocultivo hostelero y los alquileres inasumibles.

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06- RETOQUES FINALES

Dice la leyenda que la fuente de Génova cayó en poder de los piratas berberiscos cuando era transportada por mar a nuestra ciudad, hace ya cinco siglos. Sea o no auténtica la historia, lo cierto es que su mármol está bastante baqueteado después de experimentar diversas mudanzas y otros avatares. El último de ellos vino en forma de una pedrada asestada con nocturnidad durante el pasado verano, tras la cual ha sido restaurada con mimo por la empresa Quibla Restaura.

Esta semana se retiraban los andamios que la han ocultado durante los trabajos y ahora se muestra resplandeciente a todos los que pasean por la plaza de la Constitución, mientras los operarios dan los retoques finales pincel en mano.

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07- PALACIO DE SOLESIO

Las guías de arquitectura de Málaga informan sobre la presencia de un palacio barroco en el nº 61 de la calle Granada: el palacio de Solesio, incorrectamente conocido como del marqués de la Sonora. Pero tal edificio no existe. Lo único que hay allí es un cascarón hueco, que tan sólo se sostiene en pie gracias a un aparatoso corsé metálico. La ficha, sin embargo, sigue testarudamente: «la monumental escalera emplazada en el zaguán confirma el carácter noble de esta obra» y «las mansardas en cubierta denotan influencia francesa». Todo en vano, el palacio se ha vaporizado. Gozaba de protección integral.

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08-LOS DIAS CONTADOS

La Alameda Principal es un diamante en bruto entre los espacios públicos de nuestra ciudad, aunque tal afirmación resulte chocante dada su imagen actual fragmentada, ruidosa y caótica. Pero esta situación tiene los días contados, ya que las etapas en la ruta hacia su peatonalización parcial van sucediéndose; puede que lo que hoy es una terminal de autobuses urbanos sea pronto una superficie para el disfrute ciudadano en la que ya no predomine el asfalto. Lo cual significará por cierto un respiro para los grandes árboles que flanquean su paseo central y que entrelazan sus ramas sobre él, cerrando una bóveda insólita por sus dimensiones colosales.

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09- ARMA DE INSTRUCCIÓN MASIVA

El hábitat natural del bibliobús lo constituyen aquellas barriadas que no disponen de una biblioteca pública, por eso resulta muy infrecuente encontrarlo desempeñando su misión en pleno centro de la ciudad. El pasado miércoles fue una de esas raras ocasiones, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Ciudad Educadora, cuyo propósito es «crear conciencia de la importancia de la educación en la urbe». No podía por tanto faltar el equipo de nuestro bibliobús municipal, que se encargó de difundir la ilusión de la lectura entre los escolares. Mientras tanto, una actriz amenizaba su espera ilustrándoles sobre personajes de la literatura clásica. Marcos Reina, el entusiasta bibliotecario, nos proporcionaba la más certera definición de las bibliotecas móviles: armas de instrucción masiva.

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10- GUIÑOS DESDE EL ALFÉIZAR0

Detenerse y mirar hacia arriba tiene recompensas. La ciudad agradece la gentileza y nos corresponde proponiéndonos un juego. En este caso no uno, sino dos. La elección puede inclinarse del lado de la papiroflexia, como muestran las pajaritas enfrentadas del azulejo de la segunda planta, o del tangram mediante el cual parecen estar compuestas las figuras. En cualquier caso es un privilegio reservado a aquellos capaces de sustraerse de las prisas por un instante y con receptividad suficiente como para captar los guiños que nos dirigen las fachadas. Se desconoce el nombre del arquitecto que hace un siglo diseñó el edificio mostrado en el dibujo, pero no cabe duda de su sentido del humor.

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BARCOS

BARCOS

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Uno de mis lugares favoritos para pasear –ahora que estoy en el tránsito hacia esa ansiada vida de ocio y desocupación; libre por fin de miserables– es el Puerto de Málaga. Aparco justo al final del Muelle de Levante –y atravesando a buen paso todo el Muelle Uno– llego hasta la Virgen del Rocío (La Noria de Málaga) y vuelvo sobre mis propios pasos para recupera mi coche y mi resuello. Un largo paseo; vivificador y estimulante. Saludable y reconfortador.

Tengo que confesarles que cuando paseo por esos lares, recupero parcelas de mi memoria que estaban dormidas. Hoy, ha sido eso de que cuando niño me atemorizaban sobremanera las grandes máquinas. Pongo ejemplos: El Tren Verde (La Cochinita) me producía espanto. No sé porqué; pero me echaba a llorar nada más verlo. Aquellos preciosos ascensores al aire libre en los huecos de escaleras (cuando los había, los huecos y los preciosos ascensores) también me daban mucho miedo. Quizás fuera porque a mi tío Guillermo le aplastó la cara uno de ellos cuando, irresponsablemente, asomó la cabeza por donde no debía y el bicho le aplastó el careto. Pero lo que más miedo me producía, sin duda alguna, eran las enormes salas de máquinas de los barcos –que por aquella época atracaban en el Puerto por donde paseo hoy– y que mi hermano Fernando me llevaba a visitar.

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No entiendo pues, porque la fascinación que siento ahora por los barcos. Debe de ser, pienso yo, que me he acostumbrado a fuerza de viajar en el Pequod con el Capitán Ahab buscando a Moby Dick. Debe de ser porque he bajado con Robert Ballard, un par de docenas de docenas de veces, hasta el Titanic que duerme el sueño de los malaventurados en el fondo del Atlántico. Será que en La Hispaniola he bebido ron sobre el cofre del hombre muerto; o que a bordo del Nautilus –acompañando a Nemo (nunca entendí como el arponero Ned Land tenía tanto interés en abandonar esa maravilla de submarino)– he pasado no poca parte de mi juventud aventurera de sofá y brasero de cisco y picón. El Almirante Nelson, por esos días, me invitó también a disfrutar panorámicas únicas a bordo del Seaview y también, he de confesarlo, me rebelé en la fragata Bounty –solidarizándome con Marlon– contra el capitán más severo y malapipa que el océano haya dado navegando. Con Luiso, también viajé en el María. Matrícula de Bilbao.

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Pero, si de viajes en barco literarios se trata, continúo, si de atravesar mares y tormentas de letras e imágenes fascinantes estamos hablando, nunca he disfrutado más (ni más veces mil) que en El Unicornio buscando el Tesoro de Rackman el Rojo, o en Karaboudjan donde descubro a mi eterno amigo Haddock. En el Sirius, en el Aurora. En el yate Sheherezade de mi alter ego tintinesco: el otro alter ego de Rastatapóulos: El Marqués de Gorgonzola que me dio nombre.
Todo esto viene porque en esos paseos portuarios, ya tengo nuevos y buenos amigos entre las embarcaciones atracada en los distintos muelles. El principal, entre todos, mi favorito; mi predilecto, el barco que más fascinado me tiene: La Sultana.
Ya he hablado de este barco en este blog. Pero debo de confesarles algo que me falta cada vez que lo veo, precioso como es, atracado y reluciente al pie de La Farola. Busco (y me falta) ver a mi querido y admirado amigo Luis Ruiz Padrón, sentado en un banco de madera que hay frente a La Sureña, dibujando a la Sultana que flota, entre mástiles, con el fondo único del Castillo de Gibralfaro y La Alcazaba. Espero, ilusionadamente, que pronto le ponga remedio. Porque nunca se lo perdonaría. Nunca jamás.

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El Aurora

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La fragata Bounty

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El Karaboudjan

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La Hispaniola

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María. Matrícula de Bilbao

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El Nautilus

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El Pequod

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El Unicornio

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El Titanic hundido

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El submarino Seaview

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La Casa Consistorial de Málaga. Retrato de un edificio.

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La Casa Consistorial de Málaga.
–Retrato de un edificio–

A punto como está de empezar le época navideña, mis amigos artistas han tenido a bien –miren Uds. que precioso detalle– el agruparse en manojito de a tres –como los boqueroncitos victorianos– y me regalan, para que yo a su vez lo regale a todos aquellos que leen este blog, un pellizco de su espléndida producción artística.

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Les cuento: No hace muchos días fueron unos poemas de uno de los mejores poetas que haya dado esta tierra: Juan Miguel González del Pino. Tres días más tarde, tres –se me perdone la recurrencia con el cardinal– es Ángel Idígoras el que me lleva andando a desayunar por los barrios de Málaga. Y fíjense Uds. ahora, lo que ya no es recurrencia sino redundancia en el dato, que tres días más tarde del segundo regalo, viene a visitar este blog alguien que apareció en ese artículo de los paseos. Alguien, que es una indiscutible referencia de buen gusto y maestría entre los dibujantes urbanos in situ llamados Urban Sketchers: Luis Ruiz Padrón.

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Si yo les dijera que ahora, hace algo así como un año, la editorial Loving Books publicó un libro de mi amigo Luis; un libro que fue el más vendido en Málaga durante la campaña navideña del 2014, no les mentiría. Tampoco mentiría si les recordara que este, una muestra de buen gusto y de delicadeza llamada “Málaga. Cuaderno de Viaje – Sketchbook”, era un dechado de exquisitez y distinción en cuanto a edición, diseño, planteamiento y elección de los materiales.

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Nadie, y menos yo, puede evitar la comparación (de este libro y del que ahora voy a comentar) con las antiguas ediciones que tengo en mi poder del maestro Hergé de la colección de álbumes de Tintín en la España los años sesenta por la editoriales Casterman y Juventud. También, con alguna que otra publicación de formato similar de Norma Editorial en la posterior década de los noventa.
El libro de este año, lleva el mismo camino de volver a ser el regalo perfecto elegido por el público malagueño. Una apuesta segura, dado que está dedicado a uno de los edificios más carismáticos, personales y atractivos de la ciudad en la que vivo: La Casa Consistorial. La Casona del Parque. El Ayuntamiento de Málaga.

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La Casa Consistorial de Málaga. retrato de un edificio. Así se llama el regalo perfecto.

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Un paseo por un edificio, para mí, absolutamente familiar. Y digo eso, porque una parte de mi niñez –y mientras acompañaba a mi padre– transcurrió entre sus dependencias; y recorrí muchos de sus rincones escapando furtivamente de la mirada de los vigilantes que –acostumbrados a mi sempiterna presencia por el edificio– me dejaban campar a mis anchas por los vericuetos más importantes y reservados de La Casona del Parque.

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Dicen de este edificio:
«Hubo un tiempo en que Málaga enfiló con decisión el camino del progreso. Hace 150 años, los visitantes anglosajones veían más parecido entre Málaga y Glasgow o Liverpool que entre Málaga y otras capitales andaluzas, a la vista de las chimeneas humeantes de las industrias metalúrgicas y textiles que flanqueaban la ciudad en todas direcciones. En tal sociedad, que esos mismos viajeros definieron como la más abierta y tolerante del país, nació el genio de la modernidad, Picasso, y estudios recientes reivindican el papel que ese ambiente tuvo en su formación. Sin embargo, el sueño resultó ser un espejismo, pero de la ilusión quedan testimonios abundantes en las creaciones de la época. La Casa Consistorial es uno de ellas. Aunque se construyó cuando el sueño se desvanecía, los anhelos quedaron plasmados en sus muros: las delicadas musas del Parnaso sostienen aquí locomotoras de vapor, navíos mercantes y engranajes industriales.»

Estos son los datos del libro:

La Casa Consistorial de Málaga. retrato de un edificio
48 páginas 19,5×19,5 cm.
Autor: Luis Ruiz Padrón
Prólogo: Alfonso Vázquez
Editorial: Loving books
1ª edición: mayo 2015
ISBN: 978–84–940672–4–2
DL: MA–750–2015

Más info:
http://www.lovingbooks.es
info@lovingbooks.es

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Un libro, en resumen, que enaltecerá y distinguirá vuestras bibliotecas. Regaláoslo a vosotros mismos. Regaladlo, también, a vuestros seres queridos. Regaladlo y acertaréis plenamente.

(Las imágenes que acompañan estas líneas están incluidas en el libro !La Casa Consistorial de Málaga», retrato de un edificio, que recoge las impresiones dibujadas en vivo de la arquitectura, detalles y actividad diaria del Ayuntamiento a lo largo de varias semanas de la primavera de 2015.)

Y estas otras que ahora vienen, son, algunas de las fotos de la presentación de este en mi Librería de cabecera: Mapas y Compañía (C/ Compañía 33, 29008 Málaga) .Exclusivista que es del merchandising de mi adorada Ediciones Moulinsart y Sede de la Sociedad Geográfica de España.

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MÁLAGA. CUADERNO DE VIAJE – SKETCHBOOK

luis ruiz

MÁLAGA.

CUADERNO DE VIAJE – SKETCHBOOK

 

“Nuestro destino nunca es un lugar,
sino una nueva forma de ver las cosas”
(Henry Miller)

Hay personas que, en los tres primeros minutos de conversación, ya saben que sintonizarán adecuadamente entre ellos y que están llamados a llevarse bien. Y que, sin esos compromisos y responsabilidades que conllevan los contratos vitales de las amistades más antiguas, tienen como destino marcado –desde ese mismo momento– el sentimiento del mutuo respeto y la consideración. Cuando eso pasa, y a mí me pasa, (la química funciona con enorme rapidez) me doy cuenta de que tener, en la nómina de mis amigos artistas, al arquitecto Luis Ruiz Padrón es un enorme y absoluto privilegio. Un auténtico placer y satisfacción.

Luis es un Urban Sketcher de enorme prestigio en ese fantástico universo presencial del trazo callejero. Luis Ruiz Padrón –lo diré de una forma afectada pero sin arrechucho– es una persona adorable. Tremendamente educada, ilustrada y generosa. Correcaminos impenitente, va llenado sus cuadernos de impagables apuntes de la ciudad (Málaga) que tanto ama y que tanto –por sus falacias arquitectónicas y su indignidad para con la conservación– le apena. Ahora, mi amigo, presenta un libro con sus dibujos. Un lujo para todos. Un absoluto lujo para todos.

libro Luis Ruiz Padrón

Me podría haber limitado a darle al botón ese que te aleja de molestias que se llama “Compartir”; pero yo quiero –porque así lo creo conveniente, y además me encanta– que la estupenda noticia de la publicación de ese libro: “Málaga. Cuaderno de Viaje – Sketchbook” tenga presencia y estancia participativa con otras entradas de mi amigo, aquí en su Blog de Father Gorgonzola.

“Que así se escriba. Que así se cumpla” que decía el Faraón. O algo así.

Estas, que ahora vienen, son las palabras de la presentación de este libro. Espero que la presentación física sea en esa ciudadela de la elegancia, ese ágora de los aventureros viajeros que es la Librería Mapas y Compañía; para poder tener mi ejemplar debidamente firmado por el autor; para poder volver, otra vez, a visitar el Reino de Ottokar. Para poder beberme después con el Capitán Haddock –ya sabéis que siempre lo hago– un buen trago de Whisky Loch Lomond a la sombra de La Alcazaba y del Castillo de Gibralfaro; mientras Luis, oh disfrute! nos considera actores secundarios en uno de sus dibujos.

Sería un verdadero placer.

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Cómo os decía, estas son las palabras de presentación. Me felicito; porque va a ser uno de los libros más queridos y releídos de mi biblioteca. No les quepa a Uds. la menor duda. Ni la mas mínima y exigua duda.

Presentamos nuestro próximo libro, Málaga Cuaderno de Viaje – Sketchbook.
El libro presenta un recorrido por Málaga capital a través de los apuntes de Luis Ruiz Padrón, arquitecto malagueño de talento inigualable.
El libro es una reproducción fidedigna de sus cuadernos, respetando tanto el formato como el tipo de papel.

«Si hay algo que defina a la ciudad de Málaga es la vitalidad, una vida que se respira en el trasiego de turistas en el puerto, en los clientes de los puestos del mercado, en las abarrotadas terrazas o en las desordenadas fachadas de sus edificios. Este libro presenta una selección de los cuadernos de viaje de Luis Ruiz Padrón, arquitecto malagueño perteneciente al colectivo internacional Urban Sketchers.
Su trabajo capta fielmente la ciudad mediante apuntes del natural. En ellos descubrimos no solamente lugares sino también instantes; en definitiva, una crónica dibujada de una Málaga viva, en muchas ocasiones de rara belleza y en otras, rematadamente imperfecta»

Autor: Luis Ruiz Padrón
Prólogo: Alfonso Vázquez
Editorial: Loving books

Edición biligüe castellano–inglés

80 páginas 13,8×21,5 cm.

Primera edición: noviembre de 2014
ISBN: 978–84–940672–3–5
DL: MA–1709–2014

#UrbanSketcher #Málaga

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EL MIÉRCOLES SANTO DE ALISTER O’DONNELL.

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EL MIÉRCOLES SANTO DE

ALISTER O’DONNELL.

SAETA

Las tórtolas que en tu manto
tortoleando estarán,
en un balcón de Verona
la alborada anunciarán
ay, a los enamorados
que por amor morirán.

Hoy, a tu paso, Señora,
¿quién, triste, recordará
a quienes ya ni recuerdan
que olvidaron recordar?

Juan Miguel González
Marzo, 2014

NAZARENO EN REPOSO

«NAZARENO EN REPOSO »

(Obra realizada expresamente para este post por Jose Luis Zambrano)

A MODO DE PROEMIO, PREFACIO E INTRODUCCIÓN!

EL POTAJE

Era lo que Antonio Garrido Moraga definiría como un nazareno gordo.
Le gustaba comer, vamos.
Su mujer había preparado potaje de vigilia. Con sus garbanzos y su bacalao.
«Tomaré poquito que esta tarde salimos».
Era jefe de procesión.
Alcohol, ni probarlo. Coca Cola.
«Mira Mariano que eso te provoca gases».
Estaba de escándalo, repitió.
«¡Que sed, ¡El bacalao!, ¡Más Coca Cola!».
Café y cigarrito. Nunca fumaba, su cuñado le ofreció un «Bisonte»
¡Ni años que no veía esa marca!

Se fue para la iglesia. Notó «ardores”. El ajetreo, el protocolo, la hora…. El ardor se hizo retortijón. Aguantó. Subió a pedir la venia. Al pisar el último escalón, una presión incontrolable bajó del píloro al recto en un segundo. El rubor transparentó el capirote.
Los ojos como brótola. El estruendo se oyó hasta en Gibralfaro. Algo caliente recorrió su pierna hasta el negro calcetín.
Despertó en el Civil.

Cortesía de mi amigo Lasa Lasaeta®

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“Y cuando la Señora iba siendo paseada por las atiborradas calles de Málaga,
una Tórtola vino a posarse delicadamente en su mano.
Y en ella permaneció, acompañándola,
durante todo el desfile procesional.
Desde aquel momento, la Virgen de los Sinsabores,
pasó a llamarse –por expreso deseo popular–
La Virgen de La Tórtola”.

(A.S)

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LA VÍRGEN DE LA TÓRTOLA

Decir que las prisas, y los nervios contenidos, desbordaban a todos los hermanos en la Casa Hermandad, es decirlo de una manera simple y concisa. Muy corta y exiguamente. Pues era el día grande; Miércoles Santo en el que los Tronos de La Hermandad de la Tórtola, cuya denominación oficial es Real, Bastante Ilustre, Tirando para Venerable y Tela de Antigua, Hermandad y Cofradía de Penitentes de Nuestro Padre Jesús de la Fuente del Perdón y María Santísima de la Tórtola, salían de su sede en La Plaza de San Frasquito para ser procesionados en loor de multitudes por las calles de Málaga. Datecuén!

El Hermano Mayor, Don Josué Calcetín Roto y su más desinteresado colaborador en el trajín diario, el “Jefe de Protocólogo” Don Albariño T. Comes L’Okealla, iban de un sitio para otro tratando de solucionar esos pequeños detalles que suelen escaparse con las prisas y que, sin poderlo evitar, pueden si no estropear, sí deslucir el cortejo que había sido preparado, tan ardua como afanosamente durante todo el año, por todos los hermanos cofrades de la muy querida cofradía de La Tórtola y Nuestro Padre de La Fuente del Perdón.

Todos estos hermanos de la cofradía, colaboraban con su trabajo, con su esfuerzo, y con su dedicación plena de amor hacia sus sagrados titulares, ya te digo, para que todo saliera con el mayor esplendor y la más absoluta de las perfecciones. María Santísima, sin embargo, lloraba afligida y desconsolada; pues a su hijo le quedaban, literalmente, tres telediarios. Lo que yo te diga, Maguila!

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«OJOS VERDES»

(Obra cedida para este post por Andrés Mérida)

DOS DÍAS ANTES.

El Lunes Santo, en casa de los Vicente, Manolo, el orondo penitente, junto a Encarni, su diligente esposa, la vivaracha y exuberante adolescente Manoli, y la adorable abuela Paquita, esperaban para salir hacia el aeropuerto para recibir al joven Alister O’Donnell; un estudiante –de prominente y encumbrada familia liberal irlandesa– que con beca Erasmus, llegaba desde Dublín para perfeccionar el idioma castellano y lo que cayera o cayese. Pretérito imperfecto del subjuntivo que era al fin y al cabo.

Llegaron todos al Aeropuerto de Málaga, justo cuando el rubicundo y pelirrojo mozalbete irlandés salía satisfecho -por la zona de llegadas- cargado de mochila y una botella de Whisky Jameson de edad avanzada para el agradecido Manolo; capitoste del clan familiar que era. Fue recibido con alborozo y júbilo por toda la familia Vicente. No sabía el joven lo que les molaba a estos el tener a un guiri alojado en pleno Barrio del Perchal; pues les daba lustre y prestigio entre los vecinos. Un especial e inusual toque de distinción.

El Guiri

«EL GUIRI»

(Obra realizada expresamente para este post por Andrés Mérida)

Alister era alto y espigado. Estilizado, enjuto y cuasi quebradizo de canijo. Pálido cómo un vampiro transilvánico y cubierto todo el cuerpo por miles, millones de pecas. El pelo, ya lo hemos indicado antes, de un intenso color panocha tirando para colorao refulgente.

–Muerde el niño la cara que tiene! – Dijo la inefable abuela Paquita al verlo
– Parése que l’an pegáo un tiro mierda mal tiráo! El Líster; tiene cara comunista!.

El niño Alister estaba ilusionadísimo porque estaba en España. Y estaba en España porque iba a poder ir a la playa en el mes de Abril!!! Porque era Semana Santa!!! Porque iba a poder comer pescáito frito, Pero sobretodo, era feliz, por las dos enormes razones que esgrimía la concupiscente Encarni bajo las camisetas, que dándose cuenta de las miradas de agonía que el pelirrojo le dirigía, se procuraba las más escotadas y ajustadas para marcar pezón del quince, ombliguillo sugerente al aire y un culo respingón tremendamente caído hacia arriba que desafiaba las elementales leyes de la física.

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«MONUMENTO EN LA CONCHA»

(Obra cedida para este post por Paco Aguilar)

Así que esa mañana, nada mas deshacer el equipaje, y para parecer más atractivo a ojos de la lasciva y voluptuosa Encarni, Alister, decide irse a la playa para tomar el sol y coger color. Color moreno, claro está.

Y va entonces y pregunta a Manolo…

–Monolo! You quiero ir a la playa!
– No niño, questás tu mú blanco, cohoness! Ein?
–Monolo! You quiero ir a la playa!
– Joer. Bueno, pos si tú quieres ir, pos vale! Medáiguá! Ein? Mira niño, yo te voy a acompañar hasta la mitad del camino, porque tengo que ir a la cofradía a hacer un mandaíllo, ein? Vámonos y yo te indico después cómo llegar a la playa, ein?
– Mocho bien, Monolo!

Manolo y él salieron Alameda Principal hacia abajo.

–Mira niñato! Te voy a invitar a una cosita antes de irme, ein? ya verás tú que no has probado nunca nada más rico en tu vida. Ein?!

Entraron en la Bodega Casa Guardia.

–Ponnos dos Pajaretes, Antonio!! Y unos mehillones!!
Se lo echaron al coleto.
–Otros dos, Antonio! Y unas gambitas cosías y unos tsunamis de esos coloraos!!!

Igualmente. Al coleto. De un trago. Dos más. Al coleto.

–Mira, Líster, yo ya me voy, ein? Tu vete tó tieso p’alante y cuando llegues a la fuente aquella que ves al final del parque, pregúntale a cualquiera por el Lavashosho, ein? Esa es la playa. Er Lavashosho, ein?
–Grraciasss Monolo.

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» GUIRI EN LA MALAGUETA»

(Obra realizada expresamente para este post por David Padilla)

Y para allá que se fue el pequeño petirrojo con un leve mareíllo y una modorra asaz considerable. Al llegar al final del Paseo del Parque, le preguntó a una chica monísima que andaba por allí:

–Perdona Usted Señorrita: Selavarshosho, ein?

Una sonora y tremenda bofetada lo puso –girándolo media vuelta– en la dirección correcta. Llegó a la playa junto al Merendero de Antonio Martín, se tendió –mas blanco que la nieve– en la toalla, y gracias a la ingesta de Pajaretes, se quedó profundamente dormido –durante cuatro horas al menos– a pleno sol. El Martirio de San Lorenzo se quedó en agua de borrajas. Ríanse de los asados argentinos.

 

MIÉRCOLES SANTO.

La multitud acudía en tropel para la salida de La Tortóla, como era conocida por el público llano, la cofradía de la Virgen de los Ojos Reverdes.

Allí estaban las sagas familiares más ilustres e históricas de la Hermandad: Los Bolero, los Escarchas, los Navarricos; los Primorosos, los Hernández Castigos, los Calcetínes, y por fin –y para no cansar– la Vocal de Calidad: Doña Reyes Nás D’Antxoa que había logrado exitosamente certificar para la cofradía la ISO 9001: 2008; cuyo alcance se aplicaba a la consecución de obras caritativas entre los menesterosos de la zona del Molinillo y parte de la Calle Parra. Calle llamada así, según tengo entendido, por unos distinguidos miembros de esta afamada cofradía. Emérito Hermano Mayor él y Camarera virginal ella.

Se abren las puertas del templo… Sale el Estandarte seguido del Libro de Estatutos de la Cofradía. Gran número de Mazas y Bocinas, 101 Dalmáticas, y un larguísimo reguero de penitentes…La gente, atentísima al primer Trono, pues parece ser que se había corrido el bulo entre la Málaga cofrade de que –a causa de la crisis económica– Nuestro Padre Jesús de la Fuente del Perdón iba a ser acompañado este año, en vez de por el Sayón Berruguita, por El Cobrador del Frac. Una manifiesta, falsa y malintencionada mentira difundida, suponemos -aunque no podemos asegurarlo- por no se sabe cual cofradía de desleal competencia.

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«LA PUENTE»

(Obra cedida para este post por Jose Manuel Pastor)

Siguen saliendo del templo… Las Autoridades locales e invitadas, los Acólitos Ceriferarios (encargados de los ciriales) los Acólitos Turiferarios (encargados del incienso) y los Acólitos Anónimos (encargados del botijo del aguardiente para los hombres de Trono). Estos, los Acólitos Anónimos, eran siempre los últimos en llegar al encierro. Si llegaban; porque no todos los años conseguían encontrar su templo. Por último, los “arzacables” con las cañas para quitar impedimentos.

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«SIN TITULO»

(Obra cedida para este post por Rafael González Alvarado)

Se pliegan los enormes candelabros, coronados con tulipas que llevan los tronos en las esquinas, para pasar la estrechez de la calle.¡¡¡Los Abortantes!!! Dice un ilustre maharón malagueño una moza extranjera de buen ver. Y detrás de la imagen de La Tortóla, la banda de música dirigida por el inefable y siempre eficaz Maestro Don Perfecto Artope interpretando la Malagueña Virgen de la Tórtola.

Logran, para verla llegar, sitio privilegiado en la Tribuna de los Pobres Manolo Vicente, la escotada y apretada Manoli, Doña Encarni y la madre de ésta la Abuela Paquita. Todos acompañaban a un tórrido, achicharrado y rojísimo Alister que apenas puede moverse del terrible dolor que le infligen las ampollas producidas por el sol en el pecho, en la cara y en la parte anterior de las piernas. La nariz es un enorme pimiento choricero cuasi calcinado y el rictus de dolor es visible y evidente. Camina tiesísimo como una mojama, pues incluso el doblar los brazos y las rodillas, le hace sufrir intensísimamente. Podría decirse que estaba hecho un Cristo. El del Mayor Dolor, para ser exactos.

– Ande ver el Líster como s’a quemao!!! Con tó la cara un tiro mierda mal tiráo! Dice la Paquita.

Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…

Viva la madre que te parió! Guapa!!!

Gritaba el gentío incontenible por la emoción. Henchido por la glorificación del momento.

El irlandés, se quedaba boquiabierto con las eufóricas manifestaciones y expresiones del pueblo y trataba de memorizarlas. Pues sentía, que debía de ser partícipe de esa costumbre tan andaluza como es la de jalear y elogiar a la Virgen.

Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
Tórtola …guapa!!…guapa!!…guapa!!…
Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…

Viva la madre que te parió! Guapa!!!

Seguía gritando el gentío con delirio y frenesí. Entre el entusiasmo y la exaltación más irreprimible.

Llega por fin el trono de la Virgen a la Tribuna de los Pobres; y entonces, el asalmonetado pelirrojo dublinés – queriendo congraciarse con el pueblo devoto– se levanta a duras penas entre la muchedumbre; y tremendamente dolorido, grita a todo volumen y con una voz estridente y estentórea:

¡¡¡Toortóoola… Guárpar!!!… Guárpar!!!… Guárpar!!!…
¡¡¡A ti te parió una madre!!! Guárpar!!!…

Tórtola

«TRIBUNA DE LOS POBRES»

(Obra realizada expresamente para este post por Luis Ruiz Padrón)

La gente se queda callada; petrificada sin saber si pegarle una paliza o matarlo directamente a pellizcos; y entonces, la abuela Paquita indignada, terriblemente irritada, se vuelve hacia el guiri, y le dice: –Y a ti te parío una gamba, So comunista!!! Con tó la cara que parese que t’an pegáo un tiro mierda mal tiráo!!! Añadió, y le pegó un certero y contundente bolsazo en la cabeza que lo dejó completamente atontolinao.

Y mientras tanto, en la Plaza de Tabletom, Rockberto, al loro de todo, entre brumas y oscuridades, vigilando la plaza desde su quietud obligada, derramaba –sin poder contener la risa– lágrimas de bronce y de rocío; y gritaba al cielo suplicando piedad y clemencia: Somoh moooroh! Somoh mah bien mooooroh. Y no paraba de reír. No paraba de reír; cómo te lo digo, Rodrigo.

 

POST SCRIPTUM (1)…

La “Virgen de la tórtola”, le ha puesto,
burlesco, nuestro amigo Souvirón,
y más que irreverencia, en el denuesto
infiero una velada devoción.

¿Blasfemar?. Otra forma de oración.
Piadoso es el humor cuando es honrado,
y en toda verdadera transgresión
nostalgia siempre habrá de lo sagrado.

La “Virgen de la Tórtola”. Qué hermoso
mote le has puesto a la de la Paloma.
De paradojas carga lo jocoso
a veces el Diablo de la broma.

Juan Miguel González
Marzo 2014

POST SCRIPTUM (2)…

1. Está escrito este relato, desde el más absoluto respeto. Además, quiero mostrar mi más absoluta consideración a las instituciones cofrades y en especial a las imágenes que portan.

2. Todos los personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia…!!Digo yo!!

3. EL Nihil Obstat, el Imprimi Potest y el Imprimatur, concedidos todos por la Autoridad Eclesiástica Malagueña sobre este texto, han sido gestionados por la experta abogada malagueña y cofrade Pesebre Calcetín Testero.

4. Quiero agradecer expresamente, y que sepan disculparme, el uso del apelllido ODonnell; pues entre todas las opciones posibles de apellidos irlandeses, es a ese , por razones de amistad, al que más cariño tengo.

5. Este relato es solo la recreación humorística de un chascarrillo que me contaba, siempre entre risas, un cuñado mío, que ocupaba de una manera importantísima mi vida.

6. También quiero agradecer enormemente a los artistas que, de forma desinteresada, han colaborado con su obra en este artículo. Estos son por orden alfabético:

Andrés Mérida
• Andrés Torres (Lasa Lasaeta)
• David Padilla
• José Luis Zambrano
• José Manuel Pastor
• Juan Miguel González
• Luis Ruiz Padrón
• Paco Aguilar
• Rafael G. Alvarado

Un millón de sinceros agradecimientos a estos artistas que, con su generosa aportación, demuestran que poseen – por encima de todos los demás sentidos- el más beneficioso, útil y necesario para vivir razonablemente feliz: el del humor.

Álvaro Souvirón
Abril 2014

 

GUIRI QUEMAO

«TONTOPOLLA»

(Obra Anónima)

 

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