EDUARDO GUILLE. TRES PELDAÑOS PERO UN SOLO ESCALÓN

 

¿Quien no ha tenido en su pandilla de la niñez y adolescencia un lugar de reunión, fijo y especial, situado en algún tramo de escalera? No puedo imaginar, para los chiquillos, mejor sitio que sirva de atalaya, de  grada y atarazana que una porción escalonada que procure altura, confort y sombra en la calle. Unos escalones estratégicamente situados a tiro de vistazo de alguna casa que les provea de suministro e instrumentos musicales en los momentos más necesarios de la jornada.

Mi hijo, por poner algún ejemplo, tenía su «Escalerilla». Mi mujer pasaba las tardes  de verano en una «Escalera» y yo, tenía una pandilla, cuyo ágora era el llamado «Escalón». Tan importante era que la panda, no se llamaba por el nombre de la calle sino como «El Escalón». Aunque este constase de tres peldaños.

Un grupo de amigos que constituíamos una cuadrilla experta en disfrutar una edad -la adolescencia- llena de descubrimientos y de experiencias vitales que conformarían una parte importantísima de nuestro carácter y comportamiento vital futuro. Mi pandilla de Conde Ureña: «El Escalón».

Se preguntará el lector de este escrito… ¿Y a qué viene el rollo que nos ha lanzado el Father Gorgonzola acerca de escalinatas, peldaños y escalones?

Eduardo Guille lleva teniendo, desde hace un cierto tiempo, una prolija actividad en cuanto a su faceta de Urban Sketcher ( ya saben esa técnica del dibujo «boceteado» realizado a pie de calle) y cada día, su técnica en esta disciplina (es opinión generalizada entre los grandes de este método) va progresando y desarrollándose positivamente de una manera manifiesta e incontestable.

Eduardo Guille, mi gran amigo desde los tiempos del Reino de Conde Ureña, ha tenido a bien el regalarme un precioso dibujo donde, con la técnica Urban Sketcher, me devuelve a la memoria las preciosas  e inolvidables situaciones que viví, hace más de cuarenta años, en aquellos tres imperecederos peldaños. Aunque nosotros, injustamente, bajáramos de rango al tramo y le llamáramos simple y llanamente «EL ESCALÓN»

Una injusticia como otra cualquiera.

Esta es una selección de los últimos trabajos de Eduardo. Me encanta ser su heraldo en esto de las redes sociales. Me encanta y me enorgullece notablemente.

 

 

MALAGACUARELA. SUMA Y SIGUE…

(Eduardo Guille por Beatriz Taillefer)

Ayer, me volví a encontrar con mi viejo amigo Eduardo Guille en los pasillos del feudo de las ancianas flemáticas y cachazudas que es el Mercadona de la Avenida Juan Sebastián Elcano. Lo digo, porque como te toque en suerte una de esas provectas compradoras -que piensan que el pasillo es suyo y de nadie más- echas la mañana detrás de una de ellas en penosa procesión. Pues bien, en esa situación doméstica nos hallamos de vez en cuando  mi querido amigo y yo,  pues los dos somos diligentes amos de casa y apañados marmitones.

Ayer, no se dio el caso; pues sólo rubicundas y pizpiretas guiris, estudiantes de español, transitaban por las dependencias del súper aprovisionándose de brócolis, ensaladas de soja texturizada, queso tofu y alguna que otra botella de licor de detestable sabor y fatales consecuencias en forma de resaca. Que lo Cortés no quita lo Pizarro.

Le comenté a Edu la enorme aceptación que tenía su ultima hornada de dibujos Urban Sketchers.  La admiración que levantaba en extraños y conocidos. La enorme dificultad de elegir uno de ellos como favorito porque todos poseen la virtud del paisaje vivo y su  perfecta interpretación pictórica.

Cuando llegué a casa, volví a echarle un vistazo al último artículo que sobre sus trabajos callejeros hice a finales del año pasado en este blog. Y me di cuenta, que la técnica de Edu había mejorado notabilísimamente. Sus dibujos eran ahora -siendo excelentes los anteriores- muchísimo mas prolijos en detalles y también más precisos. Mucho más detallistas y delicados; dotados de un color y un manejo de la acuarela que realmente fascina al que se para tranquila y detenidamente a observar cada uno de estos rincones de Málaga.

Ya lo sabéis e insisto: No son trabajos para verlos apresuradamente.  Son para gozarlos .Disfrutando pausadamente de cada detalle y de cómo, con unos trazos aparentemente fáciles, se dota de vida y movimiento a la ciudad dibujada.

Nos dimos un abrazo, nos despedimos y quedamos a la espera de otra ocasión para vernos mientras deambulamos, diligentemente, por los dominios de las señoras insolentes y las vivarachas mocitas sonrosadas.

Estos son:

 

 

MALAGACUARELA

MALAGACUARELA

Tengo una especial predilección por la técnica artística pictórica denominada «Urban Sketcher». Muchos la conocerán. Me introdujeron en este ámbito dos queridos amigos  –ambos máximos exponentes en el grupo de Málaga– como son Javier Rico y Luis Ruiz Padrón.

La frescura de dichos dibujos, la inmediatez en la realización y el colorido del resultado, me cautivaron desde el primer de los primeros momentos. Ya saben que dichos trabajos se realizan a pie de calle y sobre unos cuadernos (las muchas veces sin sentarse) y empleando trazos que retratan el paisaje elegido y que se visten de colores a base de aplicar acuarela al dibujo resultante. Todas esas circunstancias: La frescura, la inmediatez, el colorido, y, sobre todo, la franca camaradería que se respira en estos grupos de amigos artistas, hacen –ya lo he dicho repetidamente– que sea un impenitente y fervoroso admirador de esta interesantísima técnica y de sus preciosos y apreciados resultados.

Pues bien; casualmente, llega a mis ojos una serie de dibujos, que con temática malagueña, mi querido y viejo amigo Eduardo Guille ha elaborado recientemente. Él no lo sabe todavía, pero como dispongo de su permiso eterno, abusando, le he mangado su trabajo y lo cuelgo en este blog –que es tanto suyo como mío– para el disfrute de aquellos que tengan el privilegio de dedicar unos minutos a contemplar preciosos rincones de Málaga dibujados por este –y no me canso de repetirlo– querido y viejo amigo.

Disfrutadlos.

 

 

THE ALHAMBRA SKETCHBOOK.

Nunca agradeceré lo suficiente, a mi muy querido amigo Javier Rico, el haberme dado la ocasión de conocer el mundo de los Urban Sketchers en general; la caballerosidad y bonhomía, en particular, de uno de los máximos exponentes mundiales de esta especialidad pictórica como es Luis Ruiz Padrón.

El doctor arquitecto Luis Ruiz, ha tomado la buena costumbre cada año por estas fechas, de estrenar libro con una muestra de sus trabajos de campo. Libros que yo, oportunamente, tengo a bien el procurarme para que le den categoría y volumen a mi biblioteca que tan denostada está últimamente de nuevas adquisiciones. Aburrida y resignada por estar siempre con los mismos vecinos de tabla desde que decidí pasarme al frío e impersonal (pero cómodo) libro electrónico.

Pocos son los que, de entre los muchos que me leo, tienen el cuerpo de papel y el alma de tinta impresa. Que manejan el olor a cola y a cartón, y una guarda impoluta idónea para pegarle aquel «ex-libris» que en su día me fabriqué para darle un toque de propiedad física al tocho que entraba en mi repisa, y advertirle al prestatario, por donde transcurría el camino de vuelta a casa.

Pero cada como año, acompañando al turrón El Almendro, vuelve por Navidad a poblar los estantes de las librerías una nueva delicia para los ojos. Una impresionante obra realizada para gozo de sus lectores por el Maestro, para sugerirnos el regalo infalible y acertado, con el que no queremos decepcionar. El que, ávidamente,  no queremos dejar de poseer. Un nuevo tesoro, que cada cierto tiempo volveremos a ojear, pues siempre nos reporta nuevos hallazgos y perspectivas. Nuevos detalles y particularidades.

Y es entonces, por esa circunstancia, que cada vez que publica no puedo dejar de volver  al imperio del papel impreso y le hago –entre empujones– sitio de honor a la nueva obra del amigo Ruiz Padrón. Eso, si! Debidamente rubricado y personalizado, que para eso tengo el atributo concedido por él, del morro y el descaro.

Luis esta vez, nos trae La Alhambra de Granada para que nos sentemos con ella tranquilamente en nuestro sillón más personal y siempre intransferible. Para gozar con esos textos tan bien elaborados cómo descriptivos y con esos trazos magníficos a los que tan mal acostumbrados nos tiene; con esos colores –a veces sólo un tímido asomo– suficientes, justos y adecuados. Luis esta vez, nos trae La Alhambra de Granada con su nueva publicación «The Alhambra Sketchbook».

Siempre recomiendo sus publicaciones, sus últimas entregas, pero esta vez la recomendación se torna en prescripción y la prescripción en advertencia; y la advertencia (si no la seguís) en chufa, befa y amonestación por mi parte por no hacerme caso. No os lo perdáis!!! Si no os hacéis con uno de estos ejemplares, lo lamentaréis.

Para casi terminar, os indico que la presentación de esta maravilla, tendrá lugar en mi librería de cabecera: La preciosísima Mapas y Compañía. Sita en Calle Compañía, 33. El próximo jueves día 9 de este mes de Noviembre.

Y ahora, ya sí termino, os pongo una serie de dibujos de Luis Ruiz publicados cada domingo en la contraportada del diario Sur llamada «Málaga a Trazos». Para que os hagáis una idea de la belleza que se avecina estas Navidades.

Disfrutadlos!!!

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LA MÁLAGA A TRAZOS DE LUIS RUIZ PADRÓN

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No hay la menor duda de que este probo administrador de «El Blog de Father Gorgonzola» tiene sus debilidades y sus preferencias particulares. Predilecciones inevitables e ineludibles hacia determinados invitados –a pesar de la irrenunciable excelencia general–  que como digo siempre, cuando llegan aquí, es para quedarse a perpetuidad.

A causa de esa excelencia general, sería muy difícil e injusto particularizar en unos cuantos por lo que supone de desconsideración hacia todos los que con su talento, han aparecido por  aquí dándole clase y elegancia –y una pátina de distinción– a los más de mil artículos que ya preñan este espacio virtual.

Pero… ¿Cómo particularizar entre todos los pintores al que ostenta el grado de Almirante o al que viñetea diariamente junto a su hermano dándole réplica a la realidad en la prensa? ¿Cómo indicar que mi poeta favorito es aquel que jugaba de chavea por el Pasillo de Nateras sin mencionar al que todos los lunes me prepara el ánimo para el resto de la semana? ¿Y el que prosea desde el ingenio más inimitable y selecto? ¿Puedo decir que, de entre tantos actores amigos, mi preferido es el que desde hace cuarenta años hace mejor mi vida? O…  ¿Qué el nombre del músico más excelso que habita este rincón empieza por José y termina por Lito?

No. No puedo personalizar sin crear un poco desencanto y un mucho de desconcierto. No puedo hacerlo ecuánimemente, porque todos son grandes en sus distintas disciplinas artísticas. Modelos a imitar por sus muchos seguidores y partidarios.

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Pero sí que puedo indicar  –porque siempre hay una excepción– que sí hay alguien que en su especialidad destaca especialmente. Alguien que me fue presentado por un amigo del alma. Ese alguien, es mi admirado afecto Luis Ruiz Padrón. Luís, Doctor arquitecto, columnista de prensa, y representante máximo del movimiento Urban Sketcher en Málaga, es un Maestro en lo suyo; además de ser una persona generosa donde las haya y que, manifiestamente, dispensa un trato tan cordial cómo educado a todo el mundo. Tan atento cómo tremendamente ilustrado. Único en ese estilo tan fresco, preciso y detallista que resulta de pintar en el exterior sin la complicidad de la soledad, la tranquilidad y el silencio.

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Luis, acaba de presentar en nuestra librería de cabecera «Mapas y Compañía» su último trabajo «Málaga Choréographie Portuaire» –una selección de dibujos del puerto de Málaga– al que sin duda le auguro un papel principal como regalo en esta navidades. Pues bien, también está realizando cada domingo en el Diario Sur y para nuestro regocijo, su particular visión (con dibujos y textos) de una Málaga arquitectónica que, las muchas veces, se escapan de la mirada profana del viandante, más ocupado en las prisas y la impaciencia que en el paseo observador y sosegado.

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Yo, que soy seguidor y fan absoluto de su trabajo, me levanto cada domingo con la ilusión de leer y escudriñar atentamente su colaboración semanal; y –como es natural– las guardo con la debida y pertinente devoción;  con ese ansia coleccionista que me domina de forma incontrolable con las cosas que me gustan.

Esto que ahora vais a ver, son las diez primeras entregas de su «Málaga a Trazos». Espero que haya muchas más y espero también, tener la oportunidad de que mi blog se  vuelva a vestir de satisfacción cómo siempre lo hace cuando el amigo, armado de cuaderno y rotulador, llega para visitarlo.

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01- UN ÁRBOL EN LA CORNISA

La tenacidad con que la naturaleza reclama su antiguo solar resulta admirable. La ciudad supone un desafío para la fauna y la flora silvestres, pero siempre hay un pájaro dispuesto a depositar una semilla en suelo yermo de la que luego surgirá la planta pionera. La avanzadilla suelen formarla higueras y otras especies de ficus, que padecen una querencia irrefrenable por las cornisas de las edificaciones antiguas. Como es el caso de esta casita, en cuyo canalón prospera un ejemplar que pronto alcanzará porte arbóreo. Quien transite por la calle Salamanca (número 32) reparará en ella debido al oscilante ramaje que brota del alero. Al pasar puede que oiga el inconfundible sonido que producen al cerrarse los portones de madera de antaño: la buena noticia es que la casa sigue habitada.

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02- EL ARCA DEL TESORO

Dicen los persas que la granada es un cofre que guarda un tesoro en el interior de su austero envoltorio. De la misma forma, el Palacio de la Aduana esconde un formidable contenido que al fin va a ser desvelado. Nos hemos acostumbrado a entender ese edificio como un simple volumen situado en el mejor lugar de la ciudad, y del cual solamente su piel es relevante; casi un simple decorado para realzar el grupo de palmeras washingtonias de su fachada sur. Pero pronto estaremos como niños con zapatos nuevos, cuando abramos la cáscara y contemplemos los fondos del flamante Museo de Málaga.

 

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03- LOS OTROS

En todo grupo hay siempre un individuo que destaca sobre el resto y se erige en protagonista, aunque son los otros los que le arropan y refuerzan en su papel. Los conjuntos urbanos no son una excepción a esta norma, y convendremos que en la plaza de Félix Sáenz es el edificio del mismo nombre el que capta la atención de los todos los viandantes: su emplazamiento y prestancia así lo dictan. De esta manera pasan desapercibidas otras construcciones cercanas que, sin ser ejemplos sobresalientes de la arquitectura local, imprimen un carácter distintivo al lugar.

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04- ANTES DEL NEÓN

Hubo un tiempo en que los reclamos publicitarios de los negocios estaban asociados al arte de la rotulación manual sobre paramento en vez de al neón. Los vestigios de esta tendencia han desaparecido entre los escombros de los edificios que los mostraron o, en el mejor de los casos, bajo capas de pintura. Por eso es muy infrecuente hallar fósiles como este de la calle Miguel de Molina, en Capuchinos. Como aún puede leerse, en su día albergó el taller de mármoles Heredero de la viuda de R. Baeza; de su antigüedad da fe el número de dígitos del teléfono escrito en el anuncio. Sólo cuatro.

 

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05- EL ÚLTIMO GRITO

Se ha escrito tanto acerca del fin de Discos Candilejas que es una grata sorpresa encontrar la tienda todavía abierta. Por desgracia es sólo un espejismo, ya que el negocio cerrará el día 15 de este mes. El local luce su estética setentera con orgullo, rompedora en el momento de su apertura y que hoy destila un cierto aire vintage. Entonces mereció el apelativo de «último grito del diseño», que en la actualidad está tan pasado de moda como –tristemente- la costumbre de comprar discos. Más que un grito, a lo que asistimos ahora es al canto del cisne del pequeño comercio en el centro, ahogado por las nuevas formas de consumo, el monocultivo hostelero y los alquileres inasumibles.

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06- RETOQUES FINALES

Dice la leyenda que la fuente de Génova cayó en poder de los piratas berberiscos cuando era transportada por mar a nuestra ciudad, hace ya cinco siglos. Sea o no auténtica la historia, lo cierto es que su mármol está bastante baqueteado después de experimentar diversas mudanzas y otros avatares. El último de ellos vino en forma de una pedrada asestada con nocturnidad durante el pasado verano, tras la cual ha sido restaurada con mimo por la empresa Quibla Restaura.

Esta semana se retiraban los andamios que la han ocultado durante los trabajos y ahora se muestra resplandeciente a todos los que pasean por la plaza de la Constitución, mientras los operarios dan los retoques finales pincel en mano.

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07- PALACIO DE SOLESIO

Las guías de arquitectura de Málaga informan sobre la presencia de un palacio barroco en el nº 61 de la calle Granada: el palacio de Solesio, incorrectamente conocido como del marqués de la Sonora. Pero tal edificio no existe. Lo único que hay allí es un cascarón hueco, que tan sólo se sostiene en pie gracias a un aparatoso corsé metálico. La ficha, sin embargo, sigue testarudamente: «la monumental escalera emplazada en el zaguán confirma el carácter noble de esta obra» y «las mansardas en cubierta denotan influencia francesa». Todo en vano, el palacio se ha vaporizado. Gozaba de protección integral.

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08-LOS DIAS CONTADOS

La Alameda Principal es un diamante en bruto entre los espacios públicos de nuestra ciudad, aunque tal afirmación resulte chocante dada su imagen actual fragmentada, ruidosa y caótica. Pero esta situación tiene los días contados, ya que las etapas en la ruta hacia su peatonalización parcial van sucediéndose; puede que lo que hoy es una terminal de autobuses urbanos sea pronto una superficie para el disfrute ciudadano en la que ya no predomine el asfalto. Lo cual significará por cierto un respiro para los grandes árboles que flanquean su paseo central y que entrelazan sus ramas sobre él, cerrando una bóveda insólita por sus dimensiones colosales.

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09- ARMA DE INSTRUCCIÓN MASIVA

El hábitat natural del bibliobús lo constituyen aquellas barriadas que no disponen de una biblioteca pública, por eso resulta muy infrecuente encontrarlo desempeñando su misión en pleno centro de la ciudad. El pasado miércoles fue una de esas raras ocasiones, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Ciudad Educadora, cuyo propósito es «crear conciencia de la importancia de la educación en la urbe». No podía por tanto faltar el equipo de nuestro bibliobús municipal, que se encargó de difundir la ilusión de la lectura entre los escolares. Mientras tanto, una actriz amenizaba su espera ilustrándoles sobre personajes de la literatura clásica. Marcos Reina, el entusiasta bibliotecario, nos proporcionaba la más certera definición de las bibliotecas móviles: armas de instrucción masiva.

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10- GUIÑOS DESDE EL ALFÉIZAR0

Detenerse y mirar hacia arriba tiene recompensas. La ciudad agradece la gentileza y nos corresponde proponiéndonos un juego. En este caso no uno, sino dos. La elección puede inclinarse del lado de la papiroflexia, como muestran las pajaritas enfrentadas del azulejo de la segunda planta, o del tangram mediante el cual parecen estar compuestas las figuras. En cualquier caso es un privilegio reservado a aquellos capaces de sustraerse de las prisas por un instante y con receptividad suficiente como para captar los guiños que nos dirigen las fachadas. Se desconoce el nombre del arquitecto que hace un siglo diseñó el edificio mostrado en el dibujo, pero no cabe duda de su sentido del humor.

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CHIRINGUETI NO DEBE MORIR

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CHIRINGUETI NO DEBE MORIR

«El Serengueti adquirió fama después del trabajo de Bernhard Grzimek y su hijo Michael en los años 1950. Juntos produjeron el libro y película Serengeti Shall Not Die, siendo aclamado como uno de los primeros y más importantes documentales acerca de la conservación de regiones naturales.»

Debo de reconocer, que si yo no hubiese dispuesto en la niñez de una buena biblioteca familiar, no hubiese sido el hombre que ahora soy. Poder disponer de todos los clásicos en unos magníficos resúmenes en aquella inolvidable enciclopedia llamada Universitas; o poder refugiarme, los días de lluvia, en aquella popular colección de Salvat RTV;  si no hubiese tenido acceso a una buena nómina de libros que conformaba dicha biblioteca (provista por mi padre y por mis tíos Ignacio y Josemaría) hoy, ya os digo, tendría una pobreza mental aún más estrecha de la que dispongo ahora.

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Al grano:

Entre aquellos anaqueles, había un libro que me fascinaba sobremanera; se trataba –yo aún no lo sabía– del primer intento ecológico y proteccionista del medio ambiente y de los ecosistemas únicos y singulares de este cada vez más esquilmado y maltratado planeta. «Serengueti no debe morir».

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Así se llamaba aquel mágico libro (y su posterior y oscarizado documental) escrito por Bernhard Grzimek y su hijo Michael, que por cierto, murió durante el rodaje de dicho documental al chocar su avioneta, en pleno vuelo, con un buitre leonado.

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Aquel libro –y su espléndida colección de fotografías– me acompañó muchísimos días en aquella niñez en la que el tiempo libre (ya os digo que en aquellos tiempos llovía torrencialmente mucho más a menudo que ahora) no estaba ocupado, afortunadamente, ni por Internet ni por los videojuegos. La calle era nuestra red social.

El Serengueti, y el cráter de Ngorongoro, es un paraíso que está en enorme peligro: el cambio climático y la caza furtiva amenazan las migraciones milenarias de animales y, con ello, todo el ecosistema de la zona. Una verdadera pena que debemos de evitar a toda costa.

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Sigamos…

De pronto, y sin casi darme cuenta, van y me pasan cincuenta años por encima. Ya saben: lo que vulgarmente se llama medio siglo. Y mira tú por donde, vuelve el Serengueti a mi vida (El libro lleva muchísimos años viviendo en ese patio de vecinos literarios que es mi biblioteca) y regresa, en una reencarnación más prosaica quizás (un restaurante bar) pero conservando el mismo propósito y finalidad, que no es otro que la preservación de cierta fauna amenazada como son la música en directo, sus intérpretes y los entregados comensales-asistentes que disfrutamos de esta última reserva espiritual y artística de la pedanía rinconera de La Cala del Moral. Chiringueti: El dominio de José Moreno Ceano. El Rey Pepón.

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Verán ustedes: Cuando me acerqué por primera vez al cubil de Pepón me intervinieron dos sensaciones muy agradables: La primera, de asombro, por el porqué alguien ponía el nombre de una reserva natural de Tanzania que muy pocos conocen (después, recapacitando, y sabiendo el magnífico trabajo que Pepón tiene realizado con temática africana, no me extrañó) combinando magistralmente el nombre de dicha reserva con otra palabra mágica y malagueña: chiringuito.

La segunda sensación fue de aprobación y aplauso por el enorme acierto del logotipo del local. Me encantó!

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El Chiringueti es un reducto, una guarida donde aún se puede oír música en directo con una cierta licencia en el volumen; con el inmenso e imprescindible desahogo que proporciona una fantástica terraza que te permite asistir al concierto con la comodidad anhelada y, si te decides a comer al medio día y prolongar la velada hasta bien entrada la noche, una zona relajante junto a la playa para llenarte los ojos de atardeceres.

Pero no se sigan creyendo ustedes, otra vez, que aquí acaban las analogías entre las dos reservas: Los animales que pueblan estas praderas son comunes:  El rey Pepón ( su propietario) campea siempre ojo avizor vigilando a la manada de ñúes. La gacela de Thompson (Labios) que siempre está dispuesta a saltar la barra para plantarte un sonoro beso de bienvenida y una enorme sonrisa. Los zorros orejudos que, tras la barra, te sirven con amabilidad y cortesía, y que de vez en cuando, se estiran e invitan al rinoceronte negro a un chupito que, las muchas veces, pasa del negro africano al morado dominicano.

Los buitres (que también los hay) acechan a las bellas cebras de Grant por los trofeos que puedan llevarse a casa. Y la Gallina de Guinea –que yo me sé quien es– se toma un Gin Tonic y me invita, siempre de los siempres, a una copa porque sabe que la quiero.

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Los chacales y los impalas campan por sus respetos –a lomos de sus guitarras y tambores– haciendo las delicias de los orgullosos guerreros Masáis que asisten a sus espectáculos y estos, agradecidos, saltan alborozados al menos un metro y medio sobre el nivel del mar que también baila enfrente.

Por aquel territorio se puede contemplar al «Zurdo Meléndez» seguido por el Caimán Adolfo y el fiel Moles! Lito sienta cátedra y se hace cada día, más fuerte y vigoroso. El Búfalo Beiztegui pasta no demasiado tranquilo sintiéndose Culpable. Y Salva Marina, a veces, se desmarca de la cueva de Tabletom y se aprovisiona de género para la Frutería Toñi.

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(Con Salva Marina y Pepón)

 Un sitio para disfrutar. Un lugar mágico donde puedes disfrutar de la compañía de amigos ancestrales e inmemoriales que pululan por allí y que conforman y componen un fraternal «meeting point» que ya es un clásico en las reuniones y saraos de la selecta fauna malagueña. Si algún día quieres encontrarte con algún compañero de viaje de esos que no ves muy a menudo, pásate por el Chiringueti.  Estamos todos allí. Nadando en un mar de cervezas y chupitos de ron. Un mar plagado de buen blues y de rock n’ roll. De tortillas de papas y habichuelas; y si tienes suerte, de una carrillada de jabalí berrugoso en salsa que no se la salta la grulla coronada y que te devuelve la ilusión  y la esperanza en la sabana y en la llanura inacabable.

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(Entre Javier Martín Aguilar y Fernando Beiztegui)

Chiringueti, amigos mío –al igual que su primo lejano de Tanzania–  nunca debería morir. Porque así nos conviene, y por la cuenta que nos trae (el camarero).

Esta es la dirección:

Paseo Marítimo Blas Infante, 194

La Cala del Moral

Rincón de la Victoria

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(El Father Gorgonzola cantándose una copla en Chiringueti)

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BARCOS

BARCOS

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Uno de mis lugares favoritos para pasear –ahora que estoy en el tránsito hacia esa ansiada vida de ocio y desocupación; libre por fin de miserables– es el Puerto de Málaga. Aparco justo al final del Muelle de Levante –y atravesando a buen paso todo el Muelle Uno– llego hasta la Virgen del Rocío (La Noria de Málaga) y vuelvo sobre mis propios pasos para recupera mi coche y mi resuello. Un largo paseo; vivificador y estimulante. Saludable y reconfortador.

Tengo que confesarles que cuando paseo por esos lares, recupero parcelas de mi memoria que estaban dormidas. Hoy, ha sido eso de que cuando niño me atemorizaban sobremanera las grandes máquinas. Pongo ejemplos: El Tren Verde (La Cochinita) me producía espanto. No sé porqué; pero me echaba a llorar nada más verlo. Aquellos preciosos ascensores al aire libre en los huecos de escaleras (cuando los había, los huecos y los preciosos ascensores) también me daban mucho miedo. Quizás fuera porque a mi tío Guillermo le aplastó la cara uno de ellos cuando, irresponsablemente, asomó la cabeza por donde no debía y el bicho le aplastó el careto. Pero lo que más miedo me producía, sin duda alguna, eran las enormes salas de máquinas de los barcos –que por aquella época atracaban en el Puerto por donde paseo hoy– y que mi hermano Fernando me llevaba a visitar.

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No entiendo pues, porque la fascinación que siento ahora por los barcos. Debe de ser, pienso yo, que me he acostumbrado a fuerza de viajar en el Pequod con el Capitán Ahab buscando a Moby Dick. Debe de ser porque he bajado con Robert Ballard, un par de docenas de docenas de veces, hasta el Titanic que duerme el sueño de los malaventurados en el fondo del Atlántico. Será que en La Hispaniola he bebido ron sobre el cofre del hombre muerto; o que a bordo del Nautilus –acompañando a Nemo (nunca entendí como el arponero Ned Land tenía tanto interés en abandonar esa maravilla de submarino)– he pasado no poca parte de mi juventud aventurera de sofá y brasero de cisco y picón. El Almirante Nelson, por esos días, me invitó también a disfrutar panorámicas únicas a bordo del Seaview y también, he de confesarlo, me rebelé en la fragata Bounty –solidarizándome con Marlon– contra el capitán más severo y malapipa que el océano haya dado navegando. Con Luiso, también viajé en el María. Matrícula de Bilbao.

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Pero, si de viajes en barco literarios se trata, continúo, si de atravesar mares y tormentas de letras e imágenes fascinantes estamos hablando, nunca he disfrutado más (ni más veces mil) que en El Unicornio buscando el Tesoro de Rackman el Rojo, o en Karaboudjan donde descubro a mi eterno amigo Haddock. En el Sirius, en el Aurora. En el yate Sheherezade de mi alter ego tintinesco: el otro alter ego de Rastatapóulos: El Marqués de Gorgonzola que me dio nombre.
Todo esto viene porque en esos paseos portuarios, ya tengo nuevos y buenos amigos entre las embarcaciones atracada en los distintos muelles. El principal, entre todos, mi favorito; mi predilecto, el barco que más fascinado me tiene: La Sultana.
Ya he hablado de este barco en este blog. Pero debo de confesarles algo que me falta cada vez que lo veo, precioso como es, atracado y reluciente al pie de La Farola. Busco (y me falta) ver a mi querido y admirado amigo Luis Ruiz Padrón, sentado en un banco de madera que hay frente a La Sureña, dibujando a la Sultana que flota, entre mástiles, con el fondo único del Castillo de Gibralfaro y La Alcazaba. Espero, ilusionadamente, que pronto le ponga remedio. Porque nunca se lo perdonaría. Nunca jamás.

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El Aurora

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La fragata Bounty

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El Karaboudjan

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La Hispaniola

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María. Matrícula de Bilbao

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El Nautilus

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El Pequod

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El Unicornio

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El Titanic hundido

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El submarino Seaview

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La Casa Consistorial de Málaga. Retrato de un edificio.

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La Casa Consistorial de Málaga.
–Retrato de un edificio–

A punto como está de empezar le época navideña, mis amigos artistas han tenido a bien –miren Uds. que precioso detalle– el agruparse en manojito de a tres –como los boqueroncitos victorianos– y me regalan, para que yo a su vez lo regale a todos aquellos que leen este blog, un pellizco de su espléndida producción artística.

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Les cuento: No hace muchos días fueron unos poemas de uno de los mejores poetas que haya dado esta tierra: Juan Miguel González del Pino. Tres días más tarde, tres –se me perdone la recurrencia con el cardinal– es Ángel Idígoras el que me lleva andando a desayunar por los barrios de Málaga. Y fíjense Uds. ahora, lo que ya no es recurrencia sino redundancia en el dato, que tres días más tarde del segundo regalo, viene a visitar este blog alguien que apareció en ese artículo de los paseos. Alguien, que es una indiscutible referencia de buen gusto y maestría entre los dibujantes urbanos in situ llamados Urban Sketchers: Luis Ruiz Padrón.

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Si yo les dijera que ahora, hace algo así como un año, la editorial Loving Books publicó un libro de mi amigo Luis; un libro que fue el más vendido en Málaga durante la campaña navideña del 2014, no les mentiría. Tampoco mentiría si les recordara que este, una muestra de buen gusto y de delicadeza llamada “Málaga. Cuaderno de Viaje – Sketchbook”, era un dechado de exquisitez y distinción en cuanto a edición, diseño, planteamiento y elección de los materiales.

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Nadie, y menos yo, puede evitar la comparación (de este libro y del que ahora voy a comentar) con las antiguas ediciones que tengo en mi poder del maestro Hergé de la colección de álbumes de Tintín en la España los años sesenta por la editoriales Casterman y Juventud. También, con alguna que otra publicación de formato similar de Norma Editorial en la posterior década de los noventa.
El libro de este año, lleva el mismo camino de volver a ser el regalo perfecto elegido por el público malagueño. Una apuesta segura, dado que está dedicado a uno de los edificios más carismáticos, personales y atractivos de la ciudad en la que vivo: La Casa Consistorial. La Casona del Parque. El Ayuntamiento de Málaga.

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La Casa Consistorial de Málaga. retrato de un edificio. Así se llama el regalo perfecto.

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Un paseo por un edificio, para mí, absolutamente familiar. Y digo eso, porque una parte de mi niñez –y mientras acompañaba a mi padre– transcurrió entre sus dependencias; y recorrí muchos de sus rincones escapando furtivamente de la mirada de los vigilantes que –acostumbrados a mi sempiterna presencia por el edificio– me dejaban campar a mis anchas por los vericuetos más importantes y reservados de La Casona del Parque.

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Dicen de este edificio:
«Hubo un tiempo en que Málaga enfiló con decisión el camino del progreso. Hace 150 años, los visitantes anglosajones veían más parecido entre Málaga y Glasgow o Liverpool que entre Málaga y otras capitales andaluzas, a la vista de las chimeneas humeantes de las industrias metalúrgicas y textiles que flanqueaban la ciudad en todas direcciones. En tal sociedad, que esos mismos viajeros definieron como la más abierta y tolerante del país, nació el genio de la modernidad, Picasso, y estudios recientes reivindican el papel que ese ambiente tuvo en su formación. Sin embargo, el sueño resultó ser un espejismo, pero de la ilusión quedan testimonios abundantes en las creaciones de la época. La Casa Consistorial es uno de ellas. Aunque se construyó cuando el sueño se desvanecía, los anhelos quedaron plasmados en sus muros: las delicadas musas del Parnaso sostienen aquí locomotoras de vapor, navíos mercantes y engranajes industriales.»

Estos son los datos del libro:

La Casa Consistorial de Málaga. retrato de un edificio
48 páginas 19,5×19,5 cm.
Autor: Luis Ruiz Padrón
Prólogo: Alfonso Vázquez
Editorial: Loving books
1ª edición: mayo 2015
ISBN: 978–84–940672–4–2
DL: MA–750–2015

Más info:
http://www.lovingbooks.es
info@lovingbooks.es

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Un libro, en resumen, que enaltecerá y distinguirá vuestras bibliotecas. Regaláoslo a vosotros mismos. Regaladlo, también, a vuestros seres queridos. Regaladlo y acertaréis plenamente.

(Las imágenes que acompañan estas líneas están incluidas en el libro !La Casa Consistorial de Málaga», retrato de un edificio, que recoge las impresiones dibujadas en vivo de la arquitectura, detalles y actividad diaria del Ayuntamiento a lo largo de varias semanas de la primavera de 2015.)

Y estas otras que ahora vienen, son, algunas de las fotos de la presentación de este en mi Librería de cabecera: Mapas y Compañía (C/ Compañía 33, 29008 Málaga) .Exclusivista que es del merchandising de mi adorada Ediciones Moulinsart y Sede de la Sociedad Geográfica de España.

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DEL POLÉMICO CARTEL SEMANASANTERO Y DE SU AUTOR

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DEL POLÉMICO CARTEL SEMANASANTERO

Y DE SU AUTOR

  Se ha suscitado un cierto revuelo en los ambientes y mentideros cofrades de la ciudad, a cuenta del cartel de la Semana Santa de Málaga de este año 2014. Cartel que ha sido realizado por el magnifico acuarelista malagueño  José González Bueno. De la quinta del cincuenta y siete.

 Un cierto revuelo (con guarnición de exacerbada polémica incluida) comentaba, por lo que en el cartel se muestra: una cofradía encerrando (o sacando, que no hay opinión clara) un trono de su iglesia, bajo la atenta y respetuosa mirada de dos penitentes descapirotadas; es decir, no ajustadas a los rígidos protocolos cofrades que ordenan la debida uniformidad en todo momento y duración del cortejo porfapliss.

 El que en el cartel de este año, se muestre a dos chicas observando su trono desde la lejanía, ha puesto a determinado sector ultraortodoxo cofrade con el grito en el cielo – mirusté que apropiado– por lo que de afrenta supone esa terrible desconsideración (la desnudez de mirla) hacia las normas estipuladas, ya te digo, y hacia la parafernalia procesionista y el aparato congregacional y diletante. Vulgo Capillismo.

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A mí, que no soy cofrade activo desde mis años púberes, y que sólo me limito a admirar dichos recorridos –a ratos y sólo determinadas procesiones– desde la tribuna impía de mi televisión (con las doctas opiniones de acreditados hermanos y también –porqué no decirlo– de insufribles meapilas y afectados tontos de capirote) – me parece un despropósito y un disparate la polémica suscitada; porque el cartel me parece de una concepción muy original y que, además, huye de esas muestras de aflicción atormentada de las Dolorosas y del suplicio y del sufrimiento de los diversos Cristos que se exhiben en dichas procesiones.

 Entiendo, y hasta aplaudo porque me gustan, estas manifestaciones religiosas. (no se me echen encima rojos, masones y demás realas ideológicas, que tengo mi dirección política bien definida desde hace mucho; y uno, es “daleao” hacia la siniestra ideología y tirando para la poca creencia). Otra cosa es que uno tenga plaza, ganada a pulso, en ese infierno que supone la ausencia de la contemplación divina y demás recompensas celestiales. Fuera parte las huríes que no son de este convenio y además, escasean cosa mala.

 Entiendo, y hasta aplaudo, estas manifestaciones religiosas, decía, porque el deseado respeto para uno, empieza por el proporcionado al otro; y también aclaro, que contemplo estas muestras (las procesiones), como una exposición –más que nunca itinerantes– de un precioso arte sacro; cuidado, conservado; aunque enaltecido hasta más allá de lo aconsejable, eso sí. ¡Pas de la humilité et la modestie!

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Pero no es mi intención rajar de los cofrades. Para nada, no se me confundan. Porque para eso están ellos mismos con sus intrigas de Casas de Hermandad y de Tribunas Oficiales y oficiosas con vistas al balcón del Banderas y Maritere.

 Mi intención es reivindicar un cartel que me parece precioso, porque enseña la ciudad; porque no se deleita en la parte oscurantista del cortejo, porque no se asoma  tenebrosamente al inconsolable dolor virginal, ni el sufrimiento –cuando no a la agonía o a la muerte– del principal protagonista de la Semana. Ya sabéis, INRI.

 Y al reivindicar el cartel, reivindico a su pintor. A José González Bueno. Defendiendo su valentía de no plegarse a los cánones establecidos, y sobretodo, admirando y mostrando en este post su trabajo, que como podréis apreciar, no se ciñe –en absoluto–  sólo al tema religioso.

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El prestigioso sacamuelas, cofrade a tiempo parcial y renombrado ingenioso Andrew Towers, define el polémico cartel de una forma ilustrada y erudita, experta y entendida; de una manera que le hubiera proporcionado algún que otro dolor de cabeza si él no tuviese la  envidiable capacidad de pasarse –a los integristas e intransigentes– por el mismísimo arco de La Puente del Cedrón; aunque eso le joda muy bastante a su perenne guardia jurado, que es el repelente y antiestético Verruguita. Sayón con contrato fijo y  plus –por feo y horroroso– de nocturnidad y alevosía,

Esta es su opinión que yo corroboro:

 “Cumple dos funciones que para mi debe tener un cartel: Atraer al que no conoce el fenómeno cofrade a conocerlo y hacer evocar y desear repetir la experiencia a los que lo conocemos.
La Málaga que se remoza y descubre su pasado está representada en las recuperadas pinturas de la recientemente restaurada Iglesia de San Juan. La Málaga que se va perdiendo en el toldillo de la tienda recientemente cerrada de Juan el Carbonero. En primer plano los nazarenos. Los únicos imprescindibles: puede haber una Estación de penitencia sin tronos, pero no sin penitentes/penitentas. En medio, el público, malagueño y foráneo, cristiano o indiferente (como ha dicho el alcalde) y en el centro la Virgen engalanada. Y el cielo, ese cielo que nos empuja a poner los pies en el suelo cuando a veces se llena de nubes o a levitar cuando es azul brillante. Hay un azul en la paleta de los pintores: el azul Domingo de Ramos.

En definitiva un grandísimo cartel.”

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Y ésta, es una presentación con obras de este pintor malagueño en las que se reflejan rincones  perdidos de la Axarquía. Paisajes del Nilo y de la ciudad excavada de Petra; mujeres –que desde la Alhambra– contemplan un Albaicín repleto de cármenes entre álamos verdes. Caballistas y carruajes. Y, también, cómo es natural, nazarenos, y tronos, y bullicio: Colores de  Málaga. Colores de La Pasión.

 Disfrutadla; ésta es:

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MÁLAGA EN ACUARELA. ÁNGEL LUIS CALVO CAPA

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MÁLAGA EN ACUARELA.

Ángel Luis Calvo Capa

                      

Me llama  -lo que siempre representa para mí una alegría- mi querida amiga la pintora Beatriz Taillefer. Y me llama para, no sólo saludarme tan cariñosamente como lo hace siempre, sino también, para regalarme una recomendación y hacerme una sugerencia. Aunque al final, fíjense Uds. que también me regaló una prevista y cercana cena en su casa en la mejor de las compañías posibles: Un íntimo y apreciado círculo de amigos con innumerables muescas en la culata del afecto y el cariño.

 Decía que me regaló una sugerencia. Y yo de las sugerencias de los artistas hago mucho caso. Por la cuenta que me trae.

 Bea me dijo que se había encontrado con un buen amigo, el también pintor Ángel Luis Calvo Capa; no me especificó muy bien -o quizás, yo no supe enterarme- del porqué acabaron hablando de mi blog y de mi humilde persona.

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Me comentó su conversación mantenida con el pintor Calvo Capa; y siguió indicándome lo bueno que era, lo que a ella le gustaba, y que si a mí me apetecía, le echase un vistazo a la página de éste para ver que me parecía; que le había comentado que mi blog tenia un sitio destacado para el arte y la cultura, con una predilección especial hacia los artistas malagueños. Y qué le dijo, que me lo comentaría porque seguramente, gozaría su trabajo, de mi disposición para realizarle alguna entrada en este blog. Como así ha sucedido.

 Me dio el link a la página de Ángel Luis -que inserto al final de este escrito-  y yo, que no estoy dotado precisamente con el don de la paciencia, dejé todo lo que estaba haciendo Y me puse a investigar.

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Nada más ver su trabajo, me dio esa familiar sensación de resultarme conocido; pero no saber de qué, ni de cuando, ni de donde. Donde, eso me preguntaba. Donde había yo visto antes el trabajo de este autor? Al final, lo averigüé!

 Hace ya algunos años, el Diario La Opinión de Málaga, realizó un coleccionable de  láminas relativas a Málaga con trabajos de estos dos magníficos pintores: Taillefer y Calvo Capa. Como quiera que ya en aquellos tiempos Beatriz y yo disfrutábamos de la amistad compartida, me hice con dicho coleccionable que aún guardo -estoy seguro- en algún recoveco, oculto a la mirada directa, de mi biblioteca.

 Era una  preciosa serie de acuarelas que, algunas de ellas, podréis ver en la presentación en Power Point que he elaborado con los trabajos de este autor.

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Uno, por no ser, no es demasiado nacionalista ni patriotero. No tiro mucho hacia el considerarme acérrimo y entusiasta regionalista andaluz. No lo fui ni siquiera en los tiempos de las oportunidades políticas de esta autonomía. Tampoco tiro para ser más que nadie del Vivaspaña! ni -por supuesto- del Arribaspaña!.

 El considerarme europeo… pues mira tú que bien lo modernos que somos. Pero mira, Pedro Mira!

 Aunque lo que sí que me considero por los cuatro costados -y se me perdone la dosis justa de chauvinismo que se refiere- es malagueño. De Pro. Aunque mi familia –fíjense que anacronismo-  sólo lleva, apenas un par de siglos, asentada por estas tierras. Emigrantes gabachos que fuimos en su día. Así que cuando vi la obra casi completa de Ángel Luis Calvo Capa, con sus rincones de mi ciudad, y además, sus bodegones, sus paisajes marroquíes, sus alegorías… Cádiz… y mucho más, decidí (por eso de un amor inevitable a primera vista) realizar el trabajo que ahora viene, particularizando los que tienen como protagonista a mi ciudad: a Málaga.

 Serie Opinión Paseo de la Farola Acuarela 20x26

También es cierto, que me guardo el resto de su obra, de su preciosa obra, en la recamara de los trabajos pendientes de este blog. Porque es susceptible de segunda entrega; siempre que al autor le pareciera bien después de esta, claro.

 Las acuarelas que ahora vais a ver son de una belleza y una ejecución extraordinaria. Une las maestrías indiscutibles del trazado urbano estructural del arquitecto y excelso Urban Sketcher Luis Ruiz Padrón y la técnica más depurada, tenue y sutil de la acuarela de la común Beatriz Taillefer. Por poner dos casos tan cercanos como conocidos por mí.

 No muestra estridencia chillona alguna en sus pinturas; todo lo contrario, trabaja adrede una cierta palidez y opacidad a sus trabajos que le confieren una atmósfera, algo nebulosa. Los sitios están elegidos magistralmente; Calle Varela, Calle España. El precioso Carril de la Pimienta. Rincones ocultos del patio de los naranjos en la Catedral… Preciosa villas perfectamente reconocibles. Y un silo del puerto custodiado por un Quijote que vigila, desde lejos, a la Farola. Un Quijote, al que sólo le faltan los cenachos para obstinarse aún más en su malagueñismo.

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Un amigo y compañero de colegio de la niñez -compartíamos cursos y aulas-el prestigioso crítico de arte Enrique Castaños Alés dice de la obra del artista:

 “Ángel Luis Calvo Capa (Málaga, 1949), que es un pintor de producción lenta y reposada, ha continuado internándose en itinerarios espirituales y estéticos parecidos, aunque dejando ahora más a un lado aquella nota irónica e incluso humorística que solía estar presente en muchas de sus composiciones. Reivindicación de la memoria arquitectónica y paisajística más vinculada a nuestra biografía, sentimiento de melancolía por ciertos edificios en ruinas o seriamente amenazados de ser destruidos, añoranza por lo irremediablemente perdido, Calvo Capa homenajea en estas obras no sólo un territorio geográfico cercano que se convierte en un trasunto de su experiencia interior, sino también a ciertos autores contemporáneos con los que se siente en deuda.

 Serie Opinión Silo del Puerto Acuarela 20x26

Es un verdadero placer presentar aquí en mi blog a este artista malagueño.

 Para que comparta estancia y alojamiento con la Málaga de Paco Aguilar y Bola Barrionuevo; con la misma Beatriz Taillefer, Andrés Mérida, Eduardo Guille, Antonio Abril y Tato Zambrano. Con  Antonio Gaviño y Luis Ruiz y Javier Rico; con mi apreciado Ángel Idígoras; con todos estos amigos -y sólo cito a los pintores de mi ciudad- que conforman un universo artístico, íntimo y personal, del que estoy absoluta y enormemente orgulloso.

 Una selecta cuadrilla de pintores donde la proximidad se alía con el afecto, y el afecto, con la admiración y la admiración, por fin, con el más sincero y efusivo agradecimiento. Una selecta caterva de artistas que, honrosa y generosamente, habitan esta casa virtual con su siempre distinguida y honorable presencia.

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Ángel Luis Calvo Capa. El último que ha llegado. Por ahora.

 Si queréis ver la presentación en Power Point con su trabajo, podéis descargarla desde aquí. Ya sabéis…Acciones de Carpeta >Descargar carpeta.

  Málaga en Acuarela. Ángel Luis Calvo Capa

Disfrutadla.

 Si queréis tambíen, podéis visitar la página del artista:

 http://angelluis.calvocapa.es/

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Fabrica de Cemento Acuarela 44,5x60

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