
CUMPLEAAAÑOS FÉLIIISSS (II)
CAPÍTULO II.
EL DESAYUNO, EL “PERITIVO”, LA COMIDA Y LA CELEBRACIÓN.
“Tres días hay en el año que se llenan bien la panza,
el santo, el cumpleaños y el día de la matanza.”
(Anónimo)
EL DESAYUNO PANTAGRUÉLICO.
La noche, apaciblemente, había pasado. Nada de lo que arrepentirse sino de haber encontrado los tres clavos de Cristo. Los mismos que tenía clavados en mi cabeza. En el salón de abajo, no se oía ningún Brno! por lo que se podía inferir que el Shati Sheco, aún estaba empiltrado. Rumores sí que se oían. Rumores de los que –cobarde y cagonamente–, se habían acostado antes de que el gallo cantase cuatro veces las en punto después de las doce..
Decidí bajar, más que nada porque no tenía el paracetamol a mano y eso era una circunstancia, que por causas que no vienen al caso, no me podía permitir. Así que me calcé las Crocs con borreguito, me lavé la cara como los gatos, y me bajé al salón cómo los perros, para ver si me comía –por la noche no había ingerido nada sólido– algo que me ayudase a pasar el quinario estomacal.
En la enorme mesa del salón, Girilín había dispuesto todo un plantel de manjares que aún todavía no había yo apreciado estando como estaba ocupado en la tarea de procurar meterme entre pecho y espalda un par de vasos de leche preparando mi estómago para lo que se acercaba. Girilín, subrepticio, furtivo y sigiloso como es, me atacó por detrás elogiando y encomiándome ¡date cuén! la utilidad de las bolsas de basura que había traído para las papeleras de los cuartos de baño… Las bolsas? Las bolsas están de pùuuta madreee… me decía.

Yo quería morirme por culpa de esa mezcla torturadora e insoportable que produce la conversación matinal y que provoca la bajada de azúcar y la subida de tensión arterial. Ese oleaje en retroceso que el cuerpo, vengativamente, te procura cuando has tratado de envenenarlo a base de ron dominicano y de whisky de edad madura. Ante la insistencia del Agente de Bolsa, no tuve más remedio que acompañarlo hasta el cuarto de baño para contemplar ensimismado – por su utilidad, rendimiento y belleza plástica– cómo unas bolsas desproporcionadamente grandes cubrían unas papeleras inserviblemente pequeñas.
Comenzó la gente a bajar tal si fuese una cabalgata de Halloween. Me deshice como pude de Girilín, y me fui hacia la mesa con una copa de borgoña llena hasta arriba de leche fría.Un enorme repertorio de viandas me esperaba allí. Foie gras Bolado de ese que ya no se encuentra sino en el almacén de coloniales secreto de Girilín. Jamón de York y demás embutidos exclusivos de Ultramarinos Zoilo. Lomo en manteca traído directamente de la ex República Checa. Chorizos de Archidona (donados por Merca y Donna) diversas mantequillas, zurrapas y mermeladas en porciones individuales. Zumos de naranjas naturales recién exprimidos…. en fin. Después de una meditada selección de todo eso y tres cafés con leche, me sentí con ánimo y fuerza cómo para subir las escaleras pausadamente y, tras reflexionar un instante, volver a acostarme.

A lo lejos, en lontananza, perdido por esas escaleras que varias veces nos subieron al cielo, se oyó un Brno! Shati baja; rompe la baraja!
EL “PERITIVO” Y LA COMIDA INTERMINABLES
El inefable Mohamed –que Alá confunda a él y a su tormento picante– había preparado (y deshuesado) la noche anterior tres patas de cordero para convertirlas en pinchitos. A estos, les habíamos mezclado (me meto yo porque ayudé, con ánimo de aprender el secreto de las especias) éstas más la pertinente cebolla y el perejil muy picado, la sal y el aceite de oliva. Así que cuando bajé –ingenuamente, y para ayudar– me ofrecí voluntario para pinchar la carne, y haciéndome de un Seven Up reparador, con la ayuda final de Placi “el de la Pepa” me puse manos a la pringue. A pesar de los reiterados lavados de mano; A pesar de las duchas abrasadoras; a pesar de los pesares, no hubo forma de quitarme el amarillo de las uñas que me había regalado la puta cúrcuma del demonio.

Preparé el Bloody Mary y me tomé dos o tres no fuésemos a pollillas.
En la terraza de afuera. Las terrazaaas????? Las terrazas están de puuuta madreee, les decía Girilín a las Anacondas que estaban –como buenas ofidias– reposadas al sol. Libando Cervezas y solicitando carnada: Aceitunas rellenas, patatas, Mascarpone con nueces… todo se le ofrecía al mujerío imperante no fuesen a rebelarse y a darnos el día.

El “Peritivo” no se sabe cómo, dio paso a la pinchitada. Los pinchitos (picantes cómo sus muertos) le hicieron el paseíllo a los costillares; estos precedieron a las morcillas de arroz y a los chorizos criollos; llegó la Familia Sheeeeé! Con la porra y los huevos duros. El caldito de pintarroja nos confortó y las alitas de pollo –por su innata cualidad– se fueron volando en un plís plás. Llegaron los Solo un Momento. Más de todo otra vez. Y al rato, oh! adobado apóstol de Santidad, nos fuimos hacia el salón para dar inicio a la dulce celebración del natalicio del financiador.

Una infernal lluvia de glucosa, cayó sobre la mesa; Una Palmera gigante de chocolate blanco y Ferrero Rocher con la inscripción “Muchas Felicidades Angelín” abrió la muestra. Una Torta Loca, también gigante. Una torta de especias (una delicia) hecha por Kuky. Dos tartas de queso elaboradas por Pepa “La del Placi” y no se sacó el flan que había hecho mi Santa, porque se lo habían comido los golosos, la noche anterior.
La Grande Bouffe. Marco Ferreri 1973.
LA CELEBRACIÓN DEL CUMPLEAÑOS
Besos y abrazos. Himnos festivos alegóricos al evento (malditos payasos de la tele) Plácemes (el de la Pepa) y cumplidos. Mimos y lisonjas. Entrega del regalo al homenajeado y de la tarjeta de felicitación. Lagrimilla incipiente y discurso breve, conciso y lacónico (con grelos) del agasajado, que entre aplausos y ovaciones, saludaba al respetable que ya estaba loco por dejarse de chalaurítas y empezar la sesión de chupitos y guitarreos varios. Ámonosquenosvamos!

En cualquiera de nuestros festejos, si se da la circunstancia de que haya una alta concentración de integrantes de la familia Cumpián y adláteres (todos lo somos en realidad) cualquier festejo, digo, se transforma en una muestra artística sin parangón. La música se hace polifónica y el baile se transforma en danza. Y así entre estas dos disciplinas, entre canciones y letras, se pasa la tarde festejando al amigo. Tíran ellos de temas propios, Placi (el de la Pepa) de un inacabable repertorio; tíra Father de Dylan y de temas acústicos y armónicas; Tíra Matarífé de Alhaurín de Cat Stevens y Simon y Garfunkel; tíran las chicas de la Agrupación de Coros y Danzas. Y todo eso junto, debidamente mezclado y aliñado, conforma una fiesta imborrable y divertidísima.

La tarde se hace noche. La Partida de Continental se hace larguísima por mor de la Maripaz, que no sabe jugar y solicita la eficaz ayuda de Shati y Girilín; y gracias a eso, a la interminabilidad, las carcajadas son incontenibles. La tarde se hace noche. Y el jamón se torna en hueso. Los pinchos que sobran se hacen en la chimenea y todos ya listos para la apoteosis final. Los recitales de armónicas y de guitarras no paran; la guitarras eléctricas rompen el chillerío, y las Anacondas, reptan al son de la música. Un karaoke infernal de desafines varios hace huir a los posibles lobos que pudiesen acechar la hacienda. Y el Father, esta noche, también cobarde y cagonamente se retira a sus aposentos con boca culopollo; mientras, los demás, se quedan –ahogándose en un mar de risas– jugando a las películas.

A eso de las dos de la mañana, un grupo de ofidias, a los pies de la ventana me cantan el himno tunero “Alvarito de mi corazón” estas, son recompensadas con una impetuosa lluvia de agua mineral que provoca la desbandada general. Muere el último chacal fiestero y el silencio reparador se apodera de la casa. Ha llegado el sueño.

LA DESPEDIDA
La mañana siguiente, transcurre –en términos generales– de la misma manera que la anterior. Desayuno pantagruélico y recogida de cosas. Reparto de sobras y carga de coches. Cervezas de despedida y vuelta al domicilio habitual. Fin del evento.
Quiero agradecer a Ángel, no solo el tema pecuniario –que también– sino el habernos proporcionado una fiesta inolvidable. Una celebración donde la discusión, la controversia y el altercado no estuvieron invitados. Un festejo cuya principal característica fue el derroche y la largueza de buen rollo. Una especie de congregación generosa de buenos amigos que, con la excusa del cumpleaños de Angelín, nos hemos reunido de nuevo para divertirnos y regocijarnos con la compañía del uno y del otro. Volveremos a hacerlo. No se crean Uds. que vamos a tardar mucho. Eso, se los aseguro yo.
Cumpleaaañosss Féliiisss!!!! En Málaga Circa Noviembre 2014.
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