TODO

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“TODO”.

EL DESAFIO DE LAS LETRAS

 

“Todo” surgió de la siguiente manera. Estábamos mi querido amigo Miguel Ángel “Pelúo” Cumpián en una fiestuki que nos habíamos organizado, con el peregrino motivo de no sé qué partido entre los de siempre. El Clásico, le llaman los que entienden de eso. Éramos pues, en la casa de Girilín, que era el anfitrión, tres grupos bien definidos: Los que le gustan el futbol, los que no nos gusta, y por fin, una serie de nosesabequé que iban volantones entre grupo y grupo según sonase el cuerno de caza que más les conviniese. Mi rizado y crespo amigo el tal Iván entre ellos. Barça indignum sequela cum mane dies chavalote. ( Desmesurat seguidor del Barça des dels primers temps el noi.)

 En un momento determinado, el Pelúo y yo decidimos elucubrar acerca de inventarnos  un juego; para distraernos. Una especie de duelo de letras para que usando una sola palabra como motivo, tema, o argumento principal, realizar un escrito que sería publicado en mi blog. Que es lo que estoy haciendo ahora.

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Yo,  condición sine qua non –aunque detento el título de escriba autorizado- no debería de mover ni una coma de lo que él escribiese. Así que, en este artículo que ahora estáis leyendo, no me he ganado el sustento que, como amanuense y escriba, me embolso con cada una de las entregas que en papel azul (que es nada) me remite mi amigo el poeta canalla.

 La idea era que todo debería de girar, ya te digo, sobre una palabra. Y empezamos a mirar a nuestro alrededor para ver cual de ella nos gustaba más. Cactus! Dije yo. Zapato! Dijo él! Amigo… Enemigo… Mil y mil palabras más, que ni nos convencian ni nos gustaban. Hasta que mi amigo dijo de Todo!! Vamos a escribir sobre “Todo” y así lo acordamos. Y de esa manera, con esa directriz, lo hemos hecho.

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Así que a ello nos pusimos. Y esto es lo que viene ahora. Yo sí sé de qué va lo que yo he escrito, porque yo me lo he cavilado. Pero lo de él, de lo de él, no tengo ni idea. Sólo en este mismo y justo momento que lo estoy transcribiendo, tal y cómo me lo ha dado. A ver que pasa.

Por cierto… Todas las imágenes que van insertadas en este artículo, son de «Shorra Digital Art and Design»

 http://www.shorra.com/

Esto es:

«TODO»

Por Miguel Ángel Cumpián

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Alguien dijo una vez

que le era imposible dormir

con la puerta de un armario

o de un cajón de la mesilla de noche

abierto de su cuarto..

.

.

Que poner una cortina en la bañera

era algo impensable

yo nunca he sido supersticioso

sólo soy un inversor a fondo perdido.

.

.

También mi amigo Antonio decía que

«Abril» un paraguas dentro de la casa,

poner un sombrero encima de la cama

o que un gato «te se» cruzara

delante tuya por la calle, traía mala suerte.

.

.

Mal año debe de estar siendo éste

para algunos insomnes

mejores tal vez para los muertos

yo solo soy un inversor a fondo perdido

.

.

Ahora ya no tengo a mi lado

ni a quien me decía una cosa

ni a quien me decía la otra.

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.

.

Aún estamos en Noviembre de 2013

por eso, ni pongo sombreros encima de la cama,

ni abro paraguas dentro de mi casa

me ducho en la bañera con la cortina descorrida

y por supuesto, cierro todos los cajones de mi habitación

antes de acostarme

y me cuido muy y mucho de que ningún gato negro

«me se» cruce por delante,

he llegado a dar rodeos enormes para evitarlos.

.

.

He decidido invertir Todo lo que tengo

en: paraguas, sombreros, cortinas de baño, cajones de mesilla de noche,

y sobre Todo, en gatos negros.

Sólo soy un inversor a fondo perdido.

 

«TODO»

Por Álvaro Souvirón

 

«Siendo Todo, puedes llegar también a ser

-en último caso, y sin pretenderlo- Nada.” 

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Aunque parezca harto y bastante difícil, “Todo” se sentía aquella mañana inmensa y terriblemente desdichado en el seno de su familia. Resignadamente sólo y abandonado. El más infeliz de toda la familia de los adverbios de cantidad.

Abrumado estaba por su propia circunstancia de totalidad y por las responsabilidades innatas a su función. Pues consciente era, de que -a diferencia de los demás adverbios- no podía descuidarse lo más mínimo en cuanto a su carácter y condición. Porque si así lo hiciese, perdería, irremediablemente, su naturaleza diferenciadora  para siempre. Ese -él lo sabía- era su cruel destino.

 Por ese motivo, envidiaba mucho a sus familiares más cercanos: a Algo, a Bastante, y a Casi. También a Demasiado, a Extremadamente, y a Infinitamente. A Mucho, a Nada, a Poco, y por fin, a Tanto. Y los envidiaba, porque todos ellos, vivían tranquila y desenfadadamente; a su aire y sin preocupación alguna. Así pues, “Todo”, sufría en soledad,  porque no podía permitirse ni un momento de descuido; un solo descuido, y “Todo”, dejaría de serlo y se transformaría en otra cosa.

Tan sólo en su casa -y encerrado en sus pensamientos- encontraba una cierta seguridad e inmunidad. El necesario amparo.

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Sucedió que un día, «Todo», estaba acostado en el sofá de su casa bostezando irreprimiblemente; se encontraba enormemente aburrido. Muy aburrido; tanto, tanto, tanto, que pasaba de hasta él mismo; si señores: “Todo” pasaba de «Todo».

Así que, para distraerse, comenzó a rememorar las historias amor que, antaño, había tenido con algunas de sus mejores amigas funcionarias; amigas qué trabajaban -fíjense que casualidad- como preposiciones latinas en el idioma castellano. Sección «Gramática de la Oración» de la Real Academia de la Lengua.

Y empezó recordando, para no liarse, por la primera:

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Recordó, dichosamente, que con la A fue someramente feliz. Pues A se prestaba (A «todo») y eso le gustaba  y complacía sobremanera. Con Ante(Ante «todo») se sentía molesto, porque ésta, siempre, le llamaba la atención y le reconvenía por cualquier cosa; le asaltaba, con ella, la impresión de advertencia, y eso, cómo se comprenderá, le agobiaba muchísimo. Con Bajo (Bajo «todo») no llegó a nada pues ni siquiera llegaron a salir. No era su tipo, concluyó.

Cabe(Cabe “todo”)  Cabe era una delicia de preposición. Con Cabe fue muy dichoso pues se sentía lleno, pletórico y realizado; se lo pasaba genial. Por el contrario, con Con, (Con «todo») era la terrible sensación del no llegar; de quedarse a medias. Igual le pasaba con Contra (Contra «todo»») esta era buena chica -o eso le parecía- pero siempre terminaba con la desafección y el abatimiento; con el hartazgo; nada le parecía bien. Con De, sin embargo, se sentía noble, especial y por encima de los demás. “Conde Todole llamaba ella cariñosamente. Era muy divertida y graciosa.

Con Desde (Desde «todo») se sentía atrapado y vigilado. Y con En (En «todo») se acostumbró a estar y a ser siempre atento y dispuesto. Con Entre (Entre «todo») se imaginó arropado por los demás y con Hacia (Hacia «todo») le daba la certeza de la buena o mala dirección de sus actos y de su vida.

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«Todo», siguió rememorando a sus antiguos amores…

Con Hasta(hasta «todo») no lo pasó bien. Nunca se entendieron. Con Para (Para «todo») se sentía utilizado y con Por (Por «todo») culpable hasta el remordimiento más injusto e inmerecido. Según (Según «todo») fue la sospecha y Sin (Sin «todo») lo más parecido a nada; era la carencia absoluta; lo ininteligible. Con So y con Tras, tampoco tuvo mucho éxito y lo dejaron al poco tiempo. Aunque, para compensarlo, con Sobre (Sobre todo) le fue mucho mejor, pues le hacía sentirse abrigado y resguardado, y fue, con diferencia, con la que mas dichoso se encontró.

Después de estas elucubraciones pasadas, “Todo” se desperezó y se levantó del sofá. Y terminó meditando acerca de lo difícil que era su vida. Porque siendo «Todo», se dijo, te obligas a  la universalidad y al conjunto. Y eso era agotador.

Así que, ten cuidado, se dijo, y recapacita… Porque siendo «Todo» puedes llegar también a ser, en último caso y sin pretenderlo, Nada. Y pasar de “Todo” a Nada… Eso sería ya, queridos míos, eso sería ya una terrible e irreparable tragedia.

 

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LAS ZAPATILLAS Y LOS TORTAZOS.

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LAS ZAPATILLAS Y LOS TORTAZOS

«Zapatillazos de madre y tortazos de profesor,

no hieren, y a veces para el futuro, necesarios son»

Que a nadie, ni por sólo un segundo, se le pase por la cabeza que hago aquí apología de la violencia o de la agresión; a nadie, insisto, que  realizo defensa alguna del castigo corporal o de cualquier otra mala práctica educacional. Nada más lejos de esa intención. Pero  aquí, -y sean Uds. indulgentes en sus apreciaciones hacia mí- reivindico y justifico aquella azotaina rectificativa y correctora, e incluso, y así lo hago, del tortazo despeinante -no exento de inquina y puñetería- del profesor de turno aún más hastiado y aburrido que el propio alumno receptor del sopapo.

Y los zapatillazos de madre? Qué hay que decir de los perversos y dudosamente merecidos zapatillazos de madre?

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Recuerdo con inmenso cariño -fíjense Uds. que contrasentido y disparate-  esos diestros y certeros zapatillazos que mi madre -ante la vista gorda de mi padre- nos propinaba a mis hermanos y a mí, cuando a su juicio, éramos merecedores de ellos. Recuerdo un culo ruborizado y absolutamente encendido, no precisamente de vergüenza y pundonor. Más bien de hormigueo e insoportable escozor.

Decía yo, que mi padre delegaba siempre huidizamente, el castigo físico en las más “suaves y sutiles” manos femeninas de la administradora familiar; confiando, ilusamente éste, en una muy improbable benevolencia en la fuerza dispensada por la dadora y por la duración de la penitencia. Craso error. Disponía ésta, la señora madre, de suficientes aptitudes de eficiencia y energía  cómo para infligir la mortificación de manera muy competente y profesional. Capacidades estas adquiridas, todo sea dicho de paso, por la práctica, la experiencia  y la asiduidad.

 índiceA modo de inciso digo…

Qué parecerá que cuando hablo de tiempos pasados, lo hago con cierta añoranza y melancolía. Como comparándolos, a peor, con los actuales. Nada más lejos de la realidad o de mi pensamiento; sólo pongo cosas en su debido sitio. No sólo no añoro -sí que es verdad que los recuerdo con mucho cariño- los tiempos anteriores, sino que me congratulo de vivir estos actuales que me sobrevienen y acontecen. Adoro las nuevas tecnologías -este blog es el mejor ejemplo de ello- y me gustan, al contrario que a muchos, esas combinaciones bastardas y contrapuestas en el estilo de edificaciones modernas junto a edificios históricos (siempre que se respete y conserve el antiguo) por poner otro ejemplo. Lo actual conviviendo en amable armonía con lo pasado.

 Sigo…

Este post, tiene la finalidad de -salvo casos lastimosos- reivindicar, en tono sarcástico, la azotaina escarmentadora y el guantazo comedido. Aunque, recuerden por favor el primer párrafo de este escrito. Por favor, insisto muy mucho, les digo, porque hoy pasan cosas terribles e inaceptables.

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He sido un feliz niño, -y como consecuencia,  y dentro de lo razonable que me procuran estos tiempos miserables- un feliz adulto a pesar de mi holgado equipaje en zapatillazos y en tortazos. Mis nalgas recuerdan -con una mezcla de melancolía y tristeza- aquellas tandas de zapatillazos que mi madre me propinaba cuando -en mi niñez- sacaba los pies del plato o del tiesto; que eran ambos la parcela acotada y recomendable de las buenas costumbres.

Aquellas andanadas con las que mi madre intentaba inculcarme -por medio de aquel ancestral sistema didáctico tan usual en aquellos tiempos- las más elementales normas de urbanidad y de civismo. Sistema tan efectivo en la fijación del concepto y la pauta educativa, cómo en el aprendizaje del correcto comportamiento. Plás, plás, plás… Se acabó lo que se daba, Alvaristo; que ya vas listo. Y se iba tan pancha.

Tampoco puedo dejar en el lado oscuro del olvido a un dilecto profesor de los Maristas apodado “Pichi” que me propinó, con admirable profesionalidad, tales tundas que aún, si lo pienso con detenimiento, me pican las somantas que me propinó el muy taimado y ladino.

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Viene esto a que esos -hoy aborrecibles y reprobables- castigos corporales, ya sabéis: la azotaina y el tortazo, de ningún modo y manera, han afectado mi vida de forma perenne, dolorosa o lacerante. Para nada me han causado trauma infantil alguno por superar. Guardo el recuerdo amoroso de mi madre sin merma alguna, a pesar de la afición a la zapatilla, y guardo también un cariñoso recuerdo del asotanado Hermano Eugenio  -el apodado Pichi– a pesar de la leña y los meneos que me dispensó tan asidua cómo eficazmente; con una dedicación y entrega digna de encomio. La pertinaz y sutil ojeriza que se llama.

Así que no seamos mentecatos con el tontopolleo y el buen rollito imperante y dejemos aparte esa invención tan manida y mal entendida de lo políticamente correcto. Porque muchas veces, esa invención demoniza o enaltece sin ninguna coherencia ni medida. Yo, personalmente, los tortazos del «Pichi» y los zapatillazos de mi madre, los considero sin ninguna duda, métodos pedagógicos absolutamente asumibles -cómo mucho «heridas de guerra»; efectos colaterales de mi educación y formación y que, me repito, ningún daño me hicieron. Si acaso, lo inevitable de la picazón y el orgullo herido. Aunque, esto último, pensándolo bien, si que me dolía. Bastante.

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Mi querido amigo el poeta Miguel Ángel “Pelúo” Cumpián, me remite una breve y divertida reflexión que algo tiene que ver con todo esto y que ha dado pie a lo anteriormente escrito.

 Esta es:

 “Los amados y astutos malandrines.

Añorados bellacos.

La niñez y la invención de la memoria

La vejez y su puta madre.”

 

 

EL TIEMPO, ESA ENORME INJUSTICIA.

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 Entonces, y a la sazón, tras propinarle un palizón a mi hermano Paquito “El Castañuelas” y después -aprovechando la ausencia de mis padres- de darle con la fregona a mi hermana Amy en sus incipientes tetillas, me cogieron estos “In fraganti”, y  tras recibir una tunda de zapatillazos -por malandrín y por bellaco- vino el consiguiente llanto. Me quedé placenteramente dormido y desperté otra mañana de Domingo.

 Después de aquel sueño reparador y profundo -a la edad de siete años- abrí los ojos para ver qué pasaba.

 Aunque, inconscientemente, soy consciente de que todo eso fue un sueño. Un sueño.

El tiempo, esa enorme injusticia.

 M.A. Cumpián. Septiembre 2013.

 

P.D. Continúa el Pelúo: Esto es solo una prueba con mi maquina Olivetti eléctrica ET Compact 60 con cartucho de tinta Pelikán que la tenía olvidada y después de muchas manipulaciones, la he devuelto a su electrificada vida.

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LA TABERNA DEL CULPABLE

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LA TABERNA DEL CULPABLE

“La amistad es un comercio desinteresado entre semejantes”

(Oliver Goldsmith)

Siempre he sido más Botero que Sílfide. De satélite más que de estrella. Más humano que sujeto. Más copulativo que predicativo. Mas izquierdo que derecho (nunca viceversa)  y si la Tierra Media habitase, mejor ser Montaraz del Norte que Elfo de Rivendel. Antes lobo que Caperuza. Gigante malvado antes que guisante hervido.

 Siempre, siempre he sido, en fin, mucho más hombre tabernario que petimetre de restaurante.

 Mucho más de mesa basta de madera desmantelada que de otras cubiertas de lienzos y de paños; porque éstas últimas, las vestidas, suelen ir con guarnición incluida de servilismo decantado y falsedad marinada. Con eneldo, claro está. He adorado -y sigo adorando- esos locales decadentes donde todavía se sirven medias botellas de Cerveza Victoria vestidas de escarcha; con raciones de boquerones – también victorianos- agrupados en manojitos de a cinco. De a cinco, como las buenas bandas de Rock’roll.

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Hombre de las tabernas sigo siendo. Tabernas… Locales singulares esos donde se te dispensa del miremeusté y de la falsa apariencia. De  lo afectado y la obligada complacencia. Las tabernas, esas que te llevan de la mano hacia la conversación fraternal y a la francachela; del… Ponme otra, Manolo!  Al…  Corre por mi cuenta!

 Bodegas y tabernas; antros destartalados donde aun se pueden comer costillas fritas metidas en orzas de manteca y chorizos al infierno requemados por el sol que más calienta. Callos con garbanzos y estofadillo de carne de Babieca. Ensalada malagueña abacalá y caldito picante de pintarroja. Sopa de tomate y pan migao, con  aroma de hierbabuena. Siempre he sido, ya lo he dicho, menos de restaurantes; y más amigo de bares y tabernas.

 Mi querido amigo el poeta Miguel Ángel Cumpián, me remite un trabajo llamado La Taberna del Culpable. De ahí esta sarta inconexa de confesiones subjetivas.

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Mí querido amigo El Pelúo… Me doy cuenta, y quiero pensar bien, para ayudarme, solicita puntualmente servicios de escribiente que reduzca el ímprobo trabajo que acostumbradamente realizo en cuanto a traducción, limpieza y la siempre enojosa tarea, de dar más brillo a sus -últimamente escasos- trabajos literarios.

 Pues bien; como quiera que ahora me ha hecho llegar uno nuevo -llamado La Taberna del Culpable- con una inusitada limpieza en el texto;  buena y bonita letra, y con una parquedad exquisita de tachones- sólo los justos que le reportan la viveza y naturalidad propia de la impronta peludiana- he decidido colgar este trabajo tal cual. A pelo.

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Con imágenes escaneadas para que se aprecie meridianamente, el apego y el cariño de su dedicatoria hacia éste que os escribe -esta sí manuscrita- y la belleza singular de las palabras que me dedica.

 Esto es.

 Disfrutadlo. Es obra de un querido amigo, a pesar de él.

  MIGUEL CUMPIAN

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MIGUEL ÁNGEL CUMPIÁN. COSAS QUE DECIR

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COSAS QUE DECIR

 

¿Te acuerdas las veces que te dije que no me lo dijeras?

 Y tu me lo dijiste.

¿Te acuerdas las veces que me dijiste que yo te lo dijera?

Y yo no te lo dije.

Ya no te acuerdas. Ni yo tampoco.

¿Sabes amor? … ¡Hay tantas cosas que decir!

¿Te acuerdas de aquello que tal vez no nos dijimos o dijimos tantas veces,?

¿Que era aquello que teníamos que decirnos y no nos dijimos?

Lo dijimos tantas veces, que de tanto decirlo, no sabemos si nos lo dijimos o no.

Ya no te acuerdas. Yo tampoco.

¿Sabes amor? … ¡Hay tantas cosas que decir!

El tiempo es un desierto donde no hay nada que decir

Por eso, nunca encontramos el oasis.

Estábamos al alcance de las manos.

Pero las palabras nos perdieron

¿Me lo dijiste tu? ¿O yo no te lo dije?

Ya no te acuerdas. Ni yo tampoco.

¿Sabes amor? … ¡Hay tantas cosas que decir!

PACO PEDRAZA. LA ELEGANCIA INFORMAL Y LA PALABRA.

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PACO PEDRAZA.

“La Elegancia informal 

y la Palabra”

 
“A Paco González Pedraza, amigo muy querido, le convienen por derecho propio, el mar y las intensidades de lo azul.

En más de una ocasión lo he visto en los amaneceres del Paseo Marítimo, una geografía que es parte de su pasión, limbado por el alboroto de gaviotas  y pagazas piconeras. Paquito es un eterno muchacho mágico.”

(Rafael Pérez Estrada)

Dirían muchos que Paco Pedraza, tenía la facha y el porte debido del poeta. Yo añadiría que Paco Pedraza, tenía la planta y la distinción, la  elegancia innata del gentleman inglés de weekend en Costwolds  o en Worcestershire en plena campiña inglesa. No pocas veces me cruzaba con él y casi siempre vestía de forma casual: pantalones beige, chaqueta de Tweed con coderas de ante y chaleco debajo de esta. En ocasiones, pasaba del chaleco a la rebeca verde  – siempre, cómo mandan los cánones- con el último botón de abajo desabrochado. La elegancia informal.

Conocía a Paco Pedraza (Francisco González Pedraza Sola 1943- 2009) desde mediados de los 60 cuando yo, de niño, salía acompañando a Jesús Nazareno del Paso como enlace -con mi querido hermano Jose Luis López Harras de Campanillero-  y un Paco, barbudo por aquellos tiempos, que portaba a hombros el trono de la Virgen de la Esperanza siendo cabeza de varal.

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Después, en los finales 70 -cuando yo ya estaba más crecidito, y él ya se afianzaba en una edad más adulta y literaria (la palabra)- solía cruzármelo por el centro de la ciudad, y cada vez, nos saludábamos cordial y amablemente. Siempre iba perennemente escoltado por su aroma propio y peculiar que era una extraña mezcla de olores de Lavanda Inglesa de Atkinsons y cualquier coñac -de edad y bota indeterminada- trasegado sin medida alguna en cualquiera de los bares decadentes que habituaba.

Alguna madrugada, también me lo encontré en aquel reducto tardío de bohemios crápulas y noctámbulos que era el Bar Málaga de la calle Santa María, entre vasos de vino blanco y tajadas de bacalao fritas al mediodía pero ya a esas horas frías y tiesas (aún deliciosas) como un muerto. (¿Te acuerdas Centeno?)

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Paco, que adoraba el mar y el azul que éste proporcionaba a su ciudad, tuvo la desdicha y la mala suerte de morir en una bañera. Esa mala digestión que sorprende, y lleva al más allá, a los marineros cuando se sumergen imprudentemente en agua dulce jabonosa.

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Este Viernes de Dolores por la noche, acudí a una improvisada velada en casa de mi muy querido amigo Miguel Ángel Cumpián que cumplía años. Uno y medio más que yo;  es por eso que le debo respeto, consideración  y -de vez en cuando- obediencia.

Atesora muchas sorpresas este literario amigo. Así, durante la velada, y en una conversación sobre mi intención de realizar algún día una entrada sobre  Paco Pedraza, me proporcionó un impagable poema dedicado a él;  a Miguel Ángel.

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Con el valor añadido (por eso no transcribo el texto, sino que inserto la foto escaneada) de la tipografía de la época que te procuraban aquellas Olivetti Underwood de carro y palanca de retorno. Con correcciones hechas a mano, y la firma del mismo Francisco González Pedraza debajo de la fecha (Septiembre de MCMLXXXVIII) y también, la de  Miguel Ángel Cumpián en el ángulo superior derecho, supongo que, como testigo de cargo.

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Me pregunto, conociéndolos, que tipo de pacto entre caballeros se traerían estos dos pájaros entre manos.

Voy a indicar aquí “motu proprio” algo de su biografía, pero prefiero hacerlo con las palabra de otros.

Esta fue, «grosso modo» su vida:

Francisco González Pedraza:

 Nace en Málaga en 1943. Gracias a su parentesco con el editor y maestro impresor Ángel Caffarena, se familiariza desde niño con las actividades editoriales de la imprenta Dardo (antes Sur). Y está en contacto desde muy joven con el grupo de poetas y tipógrafos que en la posguerra se esfuerzan en Málaga por continuar con la labor de Prados y Altolaguirre: Bernabé Fernández-Canivell, Alfonso Canales, Enrique Llovet, Jose María Souvirón, María Victoria Atencia y Rafael León, Rafael Pérez Estrada, Pablo García Baena, Vicente Núñez… Entabla con ellos amistad y de su mano publica desde los años 80 hasta finales de los 90 varias plaquettes y un libro de poemas: Por el Limonar. Edición Ángel Caffarena. Málaga, 1988. Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce; Íntimas Palabras. (Poemario). Málaga, 1993; Francisco González Pedraza. Cuaderno literario del Centro Cultural de la Generación del 27. Málaga, 1993, donde, con la generación del 27 al fondo, queda retratado el Sur como un espacio mítico en el que el amor y el mar dan sentido a la existencia.

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A la dedicación a la escritura, hay que añadir que codirigió la colección de poesía Virazón y también su importante labor como gestor cultural, campo en el que merece destacarse su coordinación del prestigioso Premio de Teatro Enrique Llovet durante numerosas ediciones y su apoyo a los escritores malagueños en su etapa como Vocal de Poesía del Ateneo de Málaga.

Su obra está compilada en ‘Poesía completa 1988-1995’ publicado en 2008.

Fue Paco Pedraza, dice mi también amiga la poetisa Mariví Verdú, “ Un malagueño auténtico, un símbolo, un solitario, un amigo.

Este es el poema de referencia. Después,  su poesía. Un lujo insospechado para este “Ateneo’s Alas con Secuencias”  Gracias Miguel. Gracias Pelúo!! Gracias, amigo mío.

Este es el documento:

POEMA PACO PEDRAZA

Y esta, es una muestra de  su poesía. Que la disfrutéis!

# 01

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Se anuncia en sus ojos

la tristeza

y unas lágrimas largas y sinceras

caen por el hermoso rostro.

Pongo yo mi mano debajo de

los párpados

y rozo lágrimas

y beso la frente ardida

del amado

# 02

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Instantes.

Cómo podría dejar de amarte,

si te busqué por las esquinas,

por las últimas luces de la tarde

te busqué. Volvía a enamorarme,

porque te tuve -tierno instante-

entre mis brazos y ardidos

los labios amantes,

trascendieron la luz

que vino a iluminarte

# 03

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El cuidadoso tacto
de la mano
que toca
que acaricia
que construye
deslizándose por el cuerpo
amado

Decisa llega
hasta el exacto vientre
y allí sosegada
descansa la otra mano.

# 04

Hendrick Goltzius The fall of Phaëton

Ven ahora. Es la hora precisa de la tarde.

Duerme, y que la luz de la ventana

ilumine tu cuerpo de ángel inmóvil.

Sueña ríos, mares, frondosísimos árboles,

que fecunden tu sueño,

para luego encantarte

Quédate así extendido

en la liviana luz,

apenas leve la cabeza en la almohada.

Sueña… Mientras ha entrado

de pronto una paloma

que se posa, tiritando, en tu pecho.

…///…

UN MILLÓN DE MIRADAS.

I

UN MILLÓN DE MIRADAS.

Autor: Álvaro Souvirón Jr. «In the dark»

En su día, solicité una colaboración a mis amigos “Los Artistas” –para revestir de realce y prestigio este articulo de agradecimiento -con motivo de celebrar el inesperado e ilusionante hito del millón de visitas a este blog.

Un millón de miradas. ¡Que se dice pronto!

Nunca -y digo bien eso de nunca- supuse la enorme generosidad  que iban a desplegar estos amigos tras mi petición. Una generosidad que me demostrarían con el envío desinteresado de una muestra de sus trabajos para ser alojados en este artículo que ahora mismo tenéis delante de vuestros ojos.

Inesperadamente, tuvo esta petición, una impresionante capacidad de respuesta y de compromiso para con este blog, y por consiguiente, para con su creador y administrador.

Así que he decidido -sin tener que deliberarlo mucho- que, ya que ellos han tenido el altruista detalle de remitirme esos retazos de su arte, son ellos en exclusiva, los que van a configurar este post. Ellos van a ser los auténticos autores.

Yo, como me indica la sensatez, voy “solo” a aparecer “In the dark”. En la oscuridad.

Una anecdótica aparición voluntaria al comienzo de esta entrada. Ya estoy suficientemente citado (y bastante abrumado) hasta la mas inevitable vergüenza -esa que se debate entre la torera y la ajena- por las aportaciones de los amigos. Pienso que ya acaparo bastante, muy mucho, demasiado protagonismo.

No obstante… más adelante, realizaré un post de agradecimiento a todos los que hoy aquí figuran . Para contar el Making Off de esta historia tan emotiva de esplendidez, amistad y cariño.

Hoy, tengo el privilegio de teneros reunidos alrededor de mi blog. Y de consideraros, más que nunca, AMIGOS. Un millón de gracias por cada visita. Por cada mirada. Habéis -entre todos- hecho que este día sea absolutamente mágico y especial para mí. Un día perfecto. A perfect day!

Estos son los trabajos que me habéis remitido; Os estoy enormemente agradecido. A todos. A todos y cada uno de vosotros…

II

Los Trabajos:

Autor: Ángel Idígoras. Dibujante. «Para Álvaro»

Acertijo:

Bitácora de emoción

con nombre de padre y queso

que regala Souvirón.

¿Dime tú, listo sabueso,

qué visita hará el millón?

Si aciertas te doy un beso…

Autora: Mariví Verdú. Poeta. «Acertijo»

Autor: Joaquín Hidalgo «Quino. Fotógrafo. «Amanecer en el Espigón»

Ahora vivo a costa… De un millón de muertos, un millón de tumbas, un millón de espectros , de un millón de cuerpos, un millón de sombras, un millón de sueños.

Cecilia

Ahora vivo a costa…

De un millón de risas, un millón de llantos, un millón de gozos; de un millón de sosiegos, un millón de alegrías, un millón de festejos; de un millón de veladas, un millón de albas, un millón de tiempos; de un millón de acordes, un millón de poemas, un millón de versos; de un millón de colores, un millón de paisajes, un millón de lienzos; de un millón de ofrendas, un millón de halagos, un millón de pretextos; de un millón de moradas, de un millón de casas, un millón de techos; de un millón de lumbres, un millón de campanas, un millón de braseros; de un millón de tierras, de un millón de lagos, de un millón de cielos.

Ahora vivo a costa…

De un millón de amigos que vuelan con el viento.

Autor J. Rebuscá. Escritor. «Un millón de lectores»

Autor: Miguel Ángel S. Lucena. Fotógrafo. «Selfportrait»

# Una

Un millón de veces llamaron a su puerta,
un millón de veces entraban y salían.
Y él y todos… Así se complacían

# Dos

Un millón de veces a su puerta llamaron,
entraban y salían cada uno,

a la hora que mas les convenían.
Y él y todos… Así se complacían
# Tres y última
De un satélite a otro saltaban

y en su portal alegres entraban.
Un millón de veces fueron, y así,

como siempre, él y todos… Así se complacían.

Autor: Miguel Ángel Cumpián. Poeta. «Asi se complacían»

Autor: Gonzalo Martínez. Fotógrafo. «Bryant Park»

No he conocido a nadie más entusiasta con su blog que este hombre. Ni que pueda concitar tanta expectación ni aglutinar a tanta gente distinta, tampoco. Yo llegué a él por Nueva York, donde vive además, un amigo común; pero otros llegaron intentando aprender inglés y se encontraron con una ciudad vibrante, o unos cuadros, o tebeos y superhéroes, o unas poesías. Hasta relatos eróticos ha habido en este blog.

La posesión más preciada de mi librería me la regaló este hombre, junto con una mañana frente al mar, algunas conchas finas con vino malagueño y muchas risas y achuchones.

Felicidades, Gorgon.

Autora: Olga Ayuso Barreto. Periodista.  «Para Gorgon».

Autor: Noni Gaviño. Pintor. «Sin Título» (In Absentia)

Un millón.

Un millón de palabras,

Un millón de miradas,

Un millón de risas,

Un millón de silencios.

Un millón de copas,

Un millón de caladas,

Un millón de lágrimas.

Un millón de «Te quiero»

Un millón de kilómetros,

Un millón de ciudades.

Un millón de personas,

Un millón de recuerdos,

Un millón de nostalgias,

Un millón de futuro.

Un millón de tí,

Un millón de nosotros,

Un millón de teclados

Que te siguen en este millón

De las libertades

De tu millón de amigos.

Un millón de poetas,

Un millón de escritores,

Un millón de fotógrafos,

Un millón de pintores…

… Un millón.

Un millón de abrazos

De quien, a lo mejor,

Ni te conoce.

Un millón de mí.

Autor Luís Centeno. Actor. «Un millón de mí»

Autor: Javier Rico. Dibujante. «Entre Millonario y Rico»

Acabo de llegar a Nueva York después de un duro día de trabajo. Bajo por la Quinta desde Central Park hasta St. Patrick, pero antes desvío la vista hacia el escaparate de Tiffany donde aún se reflejan las sugerentes gafas de Audrey Hepburn. Giro en la 47th y dos manzanas después, al llegar a Times Square, mi mujer me llama desde el salón para cenar. Apago el ordenador y una noche más dejo correr mi imaginación por los blues subterráneos de Gorgonzola.

Para mí, el blog de Álvaro es como viajar a Nueva York cada noche, salir de la rutina y dejarme llevar a través de sus palabras claras y certeras por su paraíso neoyorkino. Siempre he pensado que Antonio Muñoz Molina debió esperar un poco más para editar su magnífico libro acerca de esta fascinante ciudad, y es que, sin lugar a dudas, el blog de Father Gorgonzola es una de las ventanas de Manhattan.

Autor: Pedro Rojano. Escritor. «Para celebración»

Autor: Salvi Laporte. Fotógrafo. «Groucheando»

El olor de la biznaga

con espetos de sardina

en la noche de moraga

y el potaje la vecina.

El olor de Casa el Guardia

(A vino agrio)

A las conchas finas,

y a la grifa “el lejonario

El NH3 del váter de la Campana,

A los pollos de San Juan.

Y como es naturá…

El cuscús de calle (es)Camas.

Recuerdo…

El olor a la tienda del estraperlista,

Y a los mistos cachondeo

a bronceador de las turistas

y a cazuela de fideos.

Recuerdo…

Con flores a María

en el mes de Mayo,

el romero de la Esperanza,

y el meao de los coches de caballo.

Recuerdo…

La dama de noche y el azahar,

Recuerdo…

El atardecer junto al mar.

Recuerdo…

El perfume después de amar.

Autor: Salvi Laporte. Artista de la Vida. «Los olores que compartí con Álvaro Souvirón»

 

Autor: Jose Luis Zambrano. Artista. «Figura en barro»

 “ Y yo por los aleros

qué serafín de llama busco y soy”

García Lorca

Los violinistas conocen esta música

que el poeta escribe en el cielo con un puñado de agua.

Sólo ellos saben dónde una vez estuvo el aire

y cantan a la puerta desprendida del alma.

Te quise, entre espumas y nubes; te he perdido:

una alegre llama en los tejados se baña.

Me llamaste, canción del agua que un gorrión trae en el pico.

Te he visto: la vida de manzanas se empapa.

Los violinistas inventan el escote de las rubias muchachas

y van por la lluvia que llega,

pintada de abril, incendiando el agua.

Autor: Manuel Salinas. Poeta. «La música inventa»

Autor: Eduardo Guille. Pintor y fotógrafo. «Niebla en el Balneario»

Un blog malagueño que lleva el nombre de EL  BLOG DE FATHER GORGONZOLA  – si  pronuncias lo del Father con acento de Brooklyn, suena más que  genial –  es probablemente lo mejor que navega en estos momentos por el ciberespacio.

Su autor, un malagueño rabelesiano, brillante  e irreverente, se llama Álvaro Souvirón. Sus antepasados llegaron a Málaga desde el otro lado de los Pirineos hace mucho tiempo. Como es un genio le llamo maestro. Espero que no se enfade.

Me ha permitido su blog algo que siempre le agradeceré: volver, a través de su reino, a mi  Málaga con unas claves insospechadas. Y regresar a mi N.Y., también alojada en mi  alma compartida. Gracias a Álvaro, sé ahora que fue una buena acción cederle mi mesa en La Côte Basque a la señora Jacqueline Kennedy Onassis y a sus simpáticos amigos hace muchos años. Al fin y al cabo no muy lejos de allí, su nombre fue dado a lo que siempre fue el Central Park Reservoir. Creo que fue lo correcto.

Me dicen que el  blog del Father Gorgonzola se acerca al millón de visitas. No me sorprende. The sky is the limit, Álvaro!

Autor: Rafael de la Fuente. Articulista. «Para el millón»

Autor: Frank Ramos. Fotógrafo. «La mirada de Picasso»

Autor: Fco Javier López Navidad. Escritor y Poeta. «A Don Álvaro de Souvirón»

Autor: Antonio Ruiz-Molero. «Noche en la Merced»

Mi admirado y además amigo, Álvaro Souvirón, me ha pedido le escribiera un soneto para festejar que su blog, ha superado la cifra de un millón de visitas. No es un aniversario, pero si una fecha a recordar, y yo, que jamás me he autoescrito un soneto al llegar al millón de años, (algo que espero hacer dentro de 999.941 febreros) no quiero dejar de pasar la ocasión de que Álvaro tenga su soneto al millón de visitas, su soneto millonario, y cuando llegue al billón (que será seguramente antes de salir de esta jodida crisis) le escribiré otro.

“Soneto millonario”

El llegar a un millón no es tu tragedia.

Visitas por juzgar. Pierde la cuenta

de veces que cantaste las cuarenta

o te pasaste de las siete y media.

Tu blog no va  palmar. Palmar de Troya.

Jesús que disparate. Sube al carro,

al carro de combate y un cigarro

fúmate a mi salud. Que gilipollas.

Mas cuando solo quede un coito anual

y sea la  ley de vida, mala ley……. (que desengaño)

la que ponga el fin a la condena

entonces tirarás de la cadena.

Que llegar a un millón no es el final.

La vida sigue. Tu sigue siendo el rey……….(por muchos años).

Autor: Luis Bravo. Sonetista. «Soneto millonario»

Autor:Paco Aguilar. Pintor y Grabador. «Babel»

Málaga a 2 de mayo de 2012

Querido amigo Alvaro:

Con ese hidalgo gesto pudoroso del que da  mucho más de lo que , honesto, solicita, me sugieres que escriba unas líneas para tu Blog, en conmemoración del millón de visitantes alcanzado. Y esto hago ahora, contagiado del entusiasmo y la perseverancia  con los que has logrado cumplir felizmente tu tarea. Por lo que a mí respecta, no puedo por menos que reiterarte mi agradecimiento por la exquisita acogida de mis colaboraciones a las que siempre ilustras con tanta distinción, que a veces se ven superadas por tu prodigalidad. Espero que algún verso, que alguna nota irónica mía, hayan alcanzado su modesta misión: ayudar a encontrar el camino de vuelta a casa…

Como el viernes pasado regresó la lluvia fecundante, y aguaceró en la falsa pátina de esta ciudad encaramada en la petulante vanagloria de su turismo museístico y cultural, como llovió, repito, e incluso la redimió el granizo, he cambiado el aguafuerte de las páginas humorísticas que te prometí, por esta pequeña elegía a la niñez. Por un instante, el pequeño diluvio entreabrió el paraíso,  momento que aproveché para llenar mi sombrero de luciérnagas, de las que te hago llegar un ramo encendido.

Buenas noches, amigo. Gracias una vez más ¡Ánimo, salud y enhorabuena!

Autor: Juan Miguel González. Poeta. «Carta para Álvaro»

Autor: Antonio Abril. » Sin Título» (In Absentia)

Cuando vemos bailar a la necia abundancia,

cuando el agua salada esperando está el tren,

sacamos los paraguas del país de la infancia,

y, felices, saltamos las tapias del Edén.

Cuando llorar sentimos a San Jorge en el pozo,

y sacar a las niñas de su chistera el mar,

impacientes volamos al domingo ventoso,

y a llover por las calles, y a coser y cantar.

Cuando por los rincones donde escarban los gatos,

al Diablo escuchamos maldecir y reír,

es porque desde el fondo de los secos regatos

los grillos y los muertos se alegran de vivir.

Cuando despierte el ángel de los viejos graneros,

y el arroyo, cantando, se asome al torreón,

ladrarán las cachimbas, piarán los sombreros,

y brotarán del árbol las habas con jamón.

( Del libro inédito “ El Carrusel de Hiedra”)

Autor: Juan Miguel González. Poeta. «Cuando vemos bailar a la necia abundancia»

III

Autora: Beatriz Taillefer. Pintora. «Balneario de noche»


Todos los amigos:

Juan Miguel González (Poeta), Mariví Verdú (Poeta), Rafael de la Fuente (Articulista), J. Rebuscá (Articulista), Javier L. Navidad (Escritor y poeta), Eduardo Guille (Fotógrafo), Joaquín Hidalgo (Fotógrafo), Salvi Laporte (Artista de la vida), Antonio Ruiz Molero (Fotógrafo),  J. Luis Zambrano (Artista). Beatriz Taillefer (Pintora), Frank Ramos  (Fotógrafo), Paco Aguilar ( Grabador y Pintor), Ángel Idígoras (Dibujante y Pintor), Miguel A. Lucena ( Fotógrafo), Álvaro Souvirón Jr (Hijo), Antonio Abril ( Pintor “In Absentia”), Gonzalo Martínez (Fotógrafo), Miguel Ángel Cumpián ( Poeta), Luis Centeno ( Actor y Poeta), Manuel Salinas (Poeta), Olga Ayuso ( Periodista), Pedro Rojano ( Escritor), Noni Gaviño (Pintor “In Absentia”), Luís Bravo ( Sonetista), Javier Rico (Dibujante),