Haciendo un símil o comparación con un brebaje combinado… Si este que os escribe fuese -municipalmente hablando- eso, un cocktail local, llevaría: 1 parte de Plaza de los Mártires; 3 partes de Barcenillas; un chorrito de Gamarra y 5 partes de El Palo. Adórnelo con una ramita de Pedregalejo, y listo. Sírvase muy frío.
Toda esa combinación de distritos, configurarían el cocktail definitivo que vendría en llamarse un Father Gorgonzola. O también -por ponerle un nombre más cosmopolita- Un Consistorial.
Significa eso que, vecinalmente, llevo más de media vida siendo vecino y residente del antiguo barrio de pescadores -hoy zona residencial- llamado El Palo. Santa es paleña y trinitaria; servida con dos aceitunas, mezclada pero no agitada. Mi hija, llegó al barrio con tres añitos y allí se crió; y por los alrededores, sigue ya emancipada (de boquilla) del resto de los Gorgonzola. Y mi otro hijo, el inefable Cigalowsky? éste vive en él desde su nacimiento; y eso, creo, debe de proporcionar impronta; pues el chavalote se siente paleño hasta la mismísima médula y se conoce rincones del barrio que ni siquiera debiera de conocer el Niño de las Moras: Cantaor flamenco con plaza fija en propiedad.
Nosotros -el resto de la familia- porque qué no decirlo, también nos consideramos paleños de adopción con papeles en regla.
El Palo es un barrio muy especial. Un barrio alegre y dinámico donde conviven en una fantástica armonía las familias paleñas de toda la vida, con las emigrantes nuevas que provenimos de todos los distritos de la ciudad de Málaga. Una zona ésta donde aún se conservan -frente a las antiguas casas de pescadores, que aún perduran- multitud de barcas y jábegas varadas en la playa. Donde aún hoy día -si te acercas muy temprano en la mañana- puedes colaborar sacando el copo y después desayunarte unos buenos tejeringos con un café doble. Un sitio, donde el contemplar los atardeceres desde el Paseo Marítimo, se hace insufrible por la diferente belleza que muestran cada tarde, dependiendo del día del año que sea.
Cada uno de estos atardeceres, es un espectáculo de color rojo que va naciendo ( matando el día) hasta dar paso a la noche. Noche, que casi siempre -muy mal se le debe de dar la jornada- suele ser estrellada.
Tiene El Palo -además de su gente, de sus playas, y de sus moragas en la arena- tiene El Palo, digo, una gastronomía propia. Una gastronomía sanísima basada en el pescado que empieza por las delicias que constituyen las sopas; parándose y recreándose en el arte inimitable de las frituras de toda clase de pescaíto de la zona, y terminando por unos arroces y unas cazuelas que quitan “er sentío” literalmente. Hablamos de los espetos de sardinas?
Ahora cito textualmente:
“Un grupo de profesionales sanitarios del centro de salud de la barriada de El Palo, en Málaga capital, han creado un recetario de cocina paleña que tiene como objetivo fundamental recuperar platos con un ingrediente saludable y muy típico de esta zona: el pescado.
Almejas a la marenga, arroz caldoso, bacalao cocinado de muy diversas maneras, cazuelas de arroz, atún, jibia, judías con pulpo o fideos con coquinas, ensaladilla de pimientos asados, gazpachuelo, moraga de sardinas, sopa Viña AB, potaje de hinojos o sopa de rape son algunos de los platos incluidos en este recetario tradicional rescatado de la memoria de los propios vecinos de El Palo.
En 2009, dentro de la Escuela de Envejecimiento Activo de este centro sanitario, se iniciaron una serie de actividades de promoción de la salud no sólo en los mayores sino en la población en general, para, de este modo, fomentar hábitos de vida saludable, según ha informado a Europa Press la médico de familia y miembro del grupo redactor del recetario, Francisca Muñoz Cobos.”
Pero hay otro motivo, por el que me gusta mucho escribir esta entrada:
Se da la circunstancia de que una de las autoras de este «estudio-libro-recetario» la Doctora Francisca Muñoz Cobos, es nuestra médico de familia; y es ella, una de las mejores profesionales que conozco. Alguien en la que todos los Gorgonzola confiamos plena y ciegamente; en sus capacidades; en su trato cercano y amable; en su efectividad y empatía. En su afectividad y simpatía. En la tranquilidad que nos transmite.
Y puedo hablar con conocimiento de causa, puesto que dispongo de varios médicos en mi familia, y si ya hablamos de doctores, tengo a gala de ser muy muy amigo de un numeroso grupo de ellos. (Catedráticos y Profesores de la Facultad de Medicina incluidos)
Así que, insisto, puedo hablar con el conocimiento de causa suficiente para aseverar, sostener y testificar que la citada doctora Muñoz Cobos, es una de los mejores médicos que yo en mi vida, haya podido encontrar en eso de las reparaciones de los achaques y desperfectos inevitables que acarrea eso del vivir a todo cuerpo; con fecha de caducidad por uso continuado.
Chapa y pintura de bata blanca que se le llama.
Por eso, es un doble placer para mí presentaros este recetario. Por mi barrio… y por mi chapista.
Si queréis descargaros este documento (os lo recomiendo encarecidamente por vuestra salud y vuestro paladar) podéis hacerlo desde aquí:
Nota:Otra doctora del Servicio de Endocrinología trabajó las recetas a nivel nutricional de los ingredientes y en cada una de ellas, además de dicha información, se incluye un resumen y qué tipo de pacientes pueden o no utilizarlas.
Yo, estoy absolutamente convencido de que existe -más allá de nuestro alcance y entendimiento- una oficina imposible e imaginaria que bien podría llamarse: Comisionado para el Reparto Equitativo de Cualidades y Habilidades Artísticas. Este Comisionado sería el designado por el Gran Destino para dotar a cada uno de los mortales con alguno de los dones nobles y puros: La capacidad para la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza, la escritura…
Pero los encargados del reparto, en el mencionado Comisionado -funcionarios acomodados son al fin y al cabo- por esa cualidad y característica de lo acomodaticio, no se ponen a dotar a los humanos de la forma a la que están obligados: de manera justa, proporcional y ecuánime. Y así de esa manera tan injusta para unos, tan generosa para con otros, dota a algunos individuos con una dosis enorme de cualidades artísticas. A otros nos relega al más infame de los olvidos y las carencias.
Ese, el de los dotados con el talento y el genio, es el caso de mi amigo Bernardo Roquero. Bernardo, estudió en la Facultad de Sta. Isabel de Hungría (Sevilla) entre 1968 y 1973. Para licenciarse allí en Bellas Artes, especialidad Pintura, por la Universidad de Sevilla en 1973. Posteriormente fue Profesor de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Málaga desde 1974 y llegando a ser Catedrático por oposición en 1977. Es Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Granada y tiene obras en colecciones privadas de Málaga, Marbella, Sevilla, Córdoba, Almería, Madrid, Orense, Ibiza, Barcelona, Bilbao, Londres, Colonia (Alemania), y Galería Sternberg de Chicago (EEUU).
Y además, es mi amigo. Con dos cojones.
Para rizar el rizo, es cuñado de uno de los mejores amigos que nunca tuve y podré tener. Mi «hermano» Antonio Abril; un excelso pintor, que tuvo la impertinencia de abandonarnos, por la puerta trasera, de manera súbita e inesperada.
Ahora (como si le faltase algo al muchacho) Bernardo se mete a bloguero y monta, no uno sino dos, y me dice:
«Álvaro, a partir del descubrimiento de tu blog me he enganchado. Era inevitable. Llevo una racha iniciando un ensayo de novato en esas lides. Un par de blogs, uno sobre mi desmadrada producción ( más informal), y otro quizás algo más técnico. Te mando los enlaces por sí quieres difundirlos desde el tuyo.» http://bernardoroquero.blogspot.com.es https://bernardoroquero.wordpress.com
Tal y cómo lo estáis leyendo.
Que Bernardo Roquero me pida algo con esa humildad y modestia, es algo que no sólo me halaga, sino que desborda en cierto modo esa pretensión que tengo de incluir en mi blog a amigos artistas para que le den a éste una pátina de elegancia, de buen gusto y distinción. Así que, querido Bernardo, tus deseos, no sólo son órdenes para mí; sino un orgullo y una enorme satisfacción.
Cuando recibí este mensaje, no pude sino echar inmediatamente un vistazo curioso, intruso y fisgón a estos dos cuadernos de bitácora que había empezado a elaborar el amigo Roquero; cuñado, por parte de amigo mío, que es.
Y se confirmaron mis más terribles sospechas en cuanto a la ineptitud de los que trabajan en el antes mencionado Comisionado para el Reparto Equitativo de Cualidades y Habilidades Artísticas. Comprobé que estos -haciendo dejación de la buena realización de su trabajo-habían dotado a Bernardo Roquero, con los dones de la pintura, de la escultura, y de esa visión especial y espacial, que a la mayor parte de los mortales se nos escapa, y que le permite crear figuras fantásticas a partir de cajas de cartones o cualquier otro material desechable. De pintar de manera magistral.
Me entrometí en sus blogs y me asombre de sus cuadros sobre temática taurina. Sobre sus acuarelas de la Finca de la Concepción, sobre ese amor declarado que le tiene al gótico. Sobre cómo crear ninots o júas – condenados irremisiblemente a perecer en la hoguera- a partir de eso, de cajas de cartones. Me asombré al conocer que con sólo una navaja bien afilada y unos tacos de madera, esculpía su propio juego de figuras para un ajedrez que le llevó dos años de ratos libres, que eran más bien pocos.
Me pide difusión Bernardo Roquero de sus sitios en este blog. Pues ya la tiene. Y además, porque así lo quiero, figurarán como enlaces interesantes en mi página de Inicio. Porque así lo quiero yo también, ya te digo.
Un placer amigo; un verdadero placer. Dale besos a Kika
Esta es una presentación que he elaborado con una pequeña selección de su obra. Aquí podéis verla y, si así lo queréis, podéis guardarla.
Nada hay que me guste más en el mundo que observar una ventana mientras paseo por la noche. Iluminada y tamizada por ese filtro ineficaz de las cortinas; asaltando impunemente -con mi intromisión- la intimidad de los moradores de las casas. Porque, al que sabe mirarlas con los ojos debidos y apropiados, discretos y moderados, las ventanas en la noche, le dicen muchas cosas.
No se equivoquen Uds. y piensen que le hablo de ventanas indiscretas; de ventanas fisgonas e impertinentes. De la búsqueda insana y morbosa del cotilleo o -de ninguna de las maneras- de situaciónes carnales comprometidas para con sus dueños. No se equivoquen Uds. Me gustan las ventanas iluminadas, por la noche sí, mientras paseo. Pero si están desprovistas de personas, mejor que mejor, aunque tampoco, necesariamente.
Me gusta mirar ventanas, abiertas a la mirada, por la noche. Ventanas que se traslucen, se clarean y adivinan; porque son un paso franco a la fantasía y a la presunción. A la imaginación y al ensueño. Hablo de ventanas que son portales y accesos a mundos particulares, que impensada y distraídamente, dejan escapar algunos atisbos de la forma de vida, de usos y de costumbres de los que viven al otro lado del cristal doble que aísla, no del frío, sino del exterior. Que es peor y es distinto.
A mi encantan esas ventanas del Soho Neoyorkino que se abren -imprudente y desenfadadamente- hacia afuera. Decía Edward Rutherfurd, que nada había más injusto y descorazonador que esa fina y delgada distancia que proporciona un cristal. Ese que -por fuera perlado por las gotas heladas de la lluvia- separaba empañado, el cálido y acogedor ambiente del apartamento del Upper West Side, del frio desolador y desesperanzado del que se acurrucaba en un banco junto al Strawberry Fields en un Central Park insoportablemente gélido y otoñal. Dos mundos separados por 6 milímetros de transparencia blindada.
Mas o menos. Creo. No sé si decía eso, o fue eso, lo que yo entendí.
Difieren en mucho esas ventanas del Soho, de Brooklyn o las del Greenwich Village, con las ventanas que se manejan en esta mi ciudad de Málaga. Ventanas de Manhattan versus Ventanas de La Caleta. Porque allí, en los Niuyores, las ventanas abiertas a las miradas, son escaparates suavizados por visillos y mostrados al exterior sin ningún temor. Cómo si esos escaparates -tal si fuesen de Saks,Lord and Taylor o Macy’s, complementaran la casa hacia el exterior. La calle, a su vez, hacia dentro de la propia casa.
Allí, se abren las cortinas despreocupadamente enseñando orgullosamente sus lámparas encendidas; sus sillones de lectura. No sé porque (bueno, sí lo sé), pero hay muchos rincones de lecturas que están en esas especies de cierros acristalados que están junto a esas escaleras de diez o doce escalones que dan entrada a las casas de vecinos. Desprendiendo un olor -sí, estoy diciendo un olor- de calidez y acogimiento, de hogar y recogimiento que se vuelven envidiables para el ojo entrometido que está, asomado desde afuera, esperando una imposible invitación para entrar.
Sin embargo, en Málaga, en España, no hay ese sentimiento exhibicionista del hogar. Decía un amigo que en España, los ricos viven escondidos. No sólo los ricos, todos vivimos escondidos, de espaldas a los demás; temerosos de que alguien nos pueda arrebatar -aunque sea con la mirada- la inmensa inutilidad de objetos acumulados durante toda una vida y que tenemos ocultos en nuestras casas; solo a disposición nuestra y de algunos pocos amigos. Cosas y casas. Así son las cosas; así son las casas.
Y no duden, de que si por estos lares, -en el mejor de los casos, de las cosas y de las casas- los salones, los rincones de lectura, los mismos habitantes, salen a la calle -a través de sus ventanas, metafóricamente hablando- amparados por esa luz de tono caliente que poseen, lo hacen entre barrotes de hierro forjado y cortinas vigilantes que ejercen de frontera; de límite y aduana.
A mí, cuando me doy esos paseos con mi amigo el andariego, me gusta mirar hacia arriba -y digo hacia arriba, porque nadie abre las cortinas de su miedo más abajo del tercero- para ver -a través de las ventanas en la noche- como esas lámparas iluminan paredes, cuadros y bibliotecas, para imaginar el cómodo sillón (una biblioteca siempre estará huérfana sin un sillón de la marca «favorito») para robarle, a esos vecinos, un poco de su intimidad; colarme de improviso, natural y sencillamente, en sus casas; para así, ponerme a cubierto del frío viento de poniente -que con su hálito de humedad- nos anuncia este otoño, la lluvia que ha de llegar.
Por fuera, tiene la solemnidad de un pub británico. Por dentro, lo acogedor y hospitalario de cualquier posada de Burford o de Cotswoldsen la campiña inglesa. Una de esas, que en el camino, te acoge cómoda y afablemente -para que sentado con un buen Scotch Loch Lomond en la mano y junto a la chimenea- releas por enésima vez El Asunto Tornasol, Los Cigarros del Faraón o El Cetro de Ottokar.
En la Librería “Mapas y Compañia” puedes viajar desde Borduria hasta Sildavia sin moverte tan siquiera de tu sitio. Puedes subir a bordo del Karaboudjan o El Unicornio aún a riesgo de marearte en tu sillón preferido. Pero, no bajéis la guardia! tened precaución! porque si os coge Serafín Latón os tratara de vender, seguramente, una póliza de seguros; tened cuidado también con el General Alcázar, que tiene muy malísimas pulgas. Y si por una de esas casualidades de la vida, -los azares que le llaman- me encontráis de frente, no lo dudéis ni un solo momento –Milmillones de rayos!!– por que estaréis de frente ante el mismísimo Marqués de Gorgonzola.
Mientras, observad, entre libros de viajes y aviones colgados del techo, que Haddock se pelea con Hernández y con mi sobrino Juanjo, que es Fernández; y Tornasol pierde la cabeza porque su péndulo se vuelve loco con tantos globos terráqueos -qué como en Las Siete Bolas de Cristal– giran alrededor de su cabeza. Y Rastapopoulos… donde se habrá metido el maldito Rastapopoulos?
La Librería Mapas y Compañia es una mágica y entrañable sucursal del Universo Tintiniano. Un precioso rincón de madera y papel a las ordenes de mi querida sobrina Cuqui (¡Por qué poco no se llama galleta!) que a poco que se lo proponga -y tú te distraigas- te invitará a un té caliente -para que te repongas de tu viaje al Tibet o al País del Oro Negro- en un ambiente cálido y amable.
La libreria, lo recomiendo encarecidamente, merece una visita lenta y pausada. Un recorrido por ella atento y sosegado; porque es una referencia en Málaga del buen gusto, de la mejor atención y de un inmejorable surtido de la mejor literatura, del regalo original (Oh Dioses!!! Esas figuras de Haddock o del Fusée…) de guías de ciudades y de mapas de viajes y Compañia.
Tengan cuidado los pillos y los cacos, los rateros y los chorizos; pues por alli pululan Wallander, Chamorro y Bevilacqua; y tambien vigilan Marlowe y Poirot; Charlie Parker y Pepe Carvalho. Leo Caldas y, como invitado de piedra, el denostado Harry Quebert ,enamorado de una adolescente, por mor y culpa de la tentación irresistible de Nabokov.
Entrad en el reino de la fantasía y de la ficción. De la narrativa y la información. Entrad en el mundo de los viajes y de los deseos realizados. Aspirad ese perfumado olor a libro nuevo -nada mejor para el espiritu- del que carece el triste e imperturbable ebook. Tan inhumano cómo sin alma que es.
Dos son los temas que se mueven, inquietamente, dentro de mi cabeza pidiendo paso preferente en este blog. Tan distintos parece ser que son, que no habría sabido cómo conjugarlos -para así acallarlos- si no hubiese tenido de por medio la ayuda de un amigo, enorme pintor, que lo ha hecho posible. Andrés Mérida.
Empecemos por el más grato.
Tiene el detalle de buen gusto, y la sana costumbre, mi querido sobrino “in law” Juan Rambla, de realizar inigualables fiestas conmemorativas por sus cumpleaños. No pongo cuantos cumple, no por él, claro está -porque no acumula edad suficiente cómo para avergonzarse de las tachaduras de su calendario- sino por mí; porque me hace darme cuenta lo separados que estamos en la línea del tiempo; aunque, si que es verdad, que no en el afecto que nos dispensamos y en la concordancia en lo anecdótico y en el “cachondedo” que diría el rimado y repeinado Sr. Romero Pardiez.
De los Romero Pardiez de toda la vida.
En las fiestas de Juan, esposo legal de mi más querida sobrina Belén -esa que posee, por mor de los genes, la cautivadora mirada de Lauren Bacall- en las fiestas de Juan, decía, todo el mundo salía con una copa de más. Cómo en las del inefable Blas.
Tal y cómo te lo digo.
El Señor Rambla -Juanito para el que suscribe- tuvo a bien -por sugerencia mía, y para el posterior enchufe- el recomendarme al servicio de barra: Herr Tito les dijo que era. A mí, me cabe la duda de que el tratamiento de Herr que me aplica, será por mi ascendencia alemana -pues detento el Müller por parte de abuela paterna- o por un malagueñísmo puro y duro de la parte perchelera que todos detentamos.
Estas veladas, siempre están adornadas por actuaciones musicales en directo; de un catering magnifico y delicioso, y de un bebercio, que alcanza las más altas cotas de grandeza, cuando a escondidas del homenajeado, mi sobrina -en contubernio con hermano y compinche del que escribe- nos lleva a la bodega de Alí Babá -que no es otra cosa que la cámara secreta del pater familias– y allí nos regala el paladar a base de – como así sucedió este sábado pasado- unos impresionantes chupitos de Ron Imperial Premium de 30 años. Chupitos que rompen tanto la pana, como el corazón, de puro deleite y también por qué no decirlo, de un inenarrable morbo producido por el flagrante delito que se está cometiendo.
Subrepticiamente, en el cobijo que te proporciona la cocina, nos libamos los cuartos con la pretensión de que el propietario y financiador del evento no se diese demasiada cuenta del desfalco. Vano, inane e inútil propósito, pues Father Gorgonzola -animado por la deliciosa ingesta del néctar de la República- se dirige siempre al Arramblado amigo para sacarle, otra vez, tributo líquido. Éste siempre -como el Apóstol Pedro- me lo niega tres veces; con rectitud y decisión; con determinativa resolución; pero siempre sucumbe, no sé si agotado ante la insistencia, el vacilón y el dicharacherío empleado. Tal vez compungido por la cara de gatito de Shrek que le pongo. La reiteración, ya se sabe, es la madre de todos los vicios.
Estas fiestas, son la perfecta combinación de la familia más querida y entrañable con la simpatía y la cordialidad dispensadas por los amigos de los propietarios; que a fuerza de frecuentarnos, cada vez se hace más agradable el encuentro y el trato. Nada une, ya se sabe, más en este mundo, que el compartir jolgorio, farra y jarana. En íntima comunión y participación ante un plato bien surtido de “canapeses”.
Hablando de esto, este año, ha tenido la fiesta una circunstancia añadida que me la ha hecho, si cabe, mucho más agradable que nunca. La presencia del pintor antes citado: Mi querido y admirado amigo el artista Andrés Mérida. De modo y manera que, entre el sortilegio de la música y la diversión, tuve la fortuna de que el maestro me impartiera -como hace siempre- clases magistrales de pintura y de vida. Del arte y de la procuración del hedonismo por medio de la vocación. Posee Andrés algo tan infrecuente como es eso del vivir de lo que le gusta.
De esa manera, de soirée, pasamos a vernissage. Es decir de fiestuki a cocktail de exposición; por decirlo de una manera tan afrancesada como amariconá.
Hablamos de todo lo hablable. También de cabras. Mucho de cabras.
Y dirán Uds.…de cabras? Se referirá Father a las guapísimas sobrinas? No! A las inefables Titas? ( LaTita de Atún y LaTita de Anchoa). No! A las cofrades consortes asistentes? (bueno a lo mejor… Pero No! Tampoco!) Será a las preciosas camareras de faldas infinitamente cortas y sonrisas perennes cual gato de Cheshire? No!.
Hablamos de cabras, pero de otra clase, que es a lo que vamos a continuación; hablamos de la Capra aegagrus hircus malacitanum. La cabra de Málaga de toda la vida, y no me gusta señalar! Y así, de esa manera, pasamos al segundo tema que nos ocupa:
OH, MY GOAT!
Este mes de Octubre, el Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, ha tenido el acierto de -para promocionar los productos de la cabra malagueña- reunir a cerca de cuarenta artistas para que, sobre un molde de fibra de vidrio que representa fielmente al artiodáctilo cornúpeta, derramen su arte. Sobre la cabra de Álora, para entendernos.
Permanece estático y anclado el bicho, sobre una peana de trescientos kgs. para evitar paseos a domicilios indeseados; debo de reconocer que yo no podría sustraerme a la sustracción. Valga la “repugnancia”. La cabra…siempre pensativa la cabra; cómo meditando acerca del porqué de esa indeseada fama de adúltera que se le supone, siendo fiel, noble y leal a su cónyuge y que sin embargo le procura,a éste, el apelativo de cabrón.
Cerca de cuarenta artistas, continúo, algunos de los cuales alternan en este blog: Ángel Idígoras, Bola Barrionuevo o el citado Andrés Mérida. Hay otro que -si él me lo permitiera- invitaría a este lugar para que se quedase para siempre: Emmanuel Lafont; un artista cuya obra admiro profundamente.
Estos trabajos, estarán expuestos en la céntrica Calle Larios hasta el día 20 de Octubre, así que animo a todos a que visiten dicha exposición, no sólo para pasear por ese centro precioso de la ciudad donde vivo, sino para admirar el feliz resultado de esta iniciativa que con, repito, la idea de patrocinar los productos de este animal, ha reunido a lo más granado y variopinto de los artistas de la provincia.
Yo, desde luego, moriría por tener un ejemplar de estos, en mi casa. En el recibidor concretamente, para que el que llegase a casa se vaya animando a lo que le espera.
Aquí -y sacada la información del Diario Sur- os pongo la retahíla de artistas participantes; mas adelante un video de mi amigo Mérida trabajando al bicho; después una breve reseña del citado Diario Sur, y, por fin, un enlace a los artistas y a sus dibujos.
Venid, y vamos todos; acudid en tropel a este rebaño de tonalidades que pasta -entre peatones sin morral- por la calle Larios de Málaga. A un rebaño al que solo le falta el acompañamiento musical del sonido de los cencerros y los balidos quejumbrosos para que den leche de colores.
Los artistas:
Pepe Bornoy, Leonardo Fernández, Ángel Idígoras y Pablo Rodríguez, Regina Lucas, Aurelio Robles, Pachi, Fernando Núñez, Rando Soto, Mercedes Lacasa, María José Sánchez Perea, Concepción Quesada, Francisco Jurado, Neno Herrera, José A. Hierrezuelo, Manolo Jurdao, Antonio Casares Palma, Adolfo Soto, Violeta Fortes, Andrés Mérida, José Luis Bola Barrionuevo, Enrique Domenech, Mariano Fernández Cornejo, José Antonio Gómez Valderrama, Antonio Ángel Calderón de la Torre, Sergio Ferrero Valera, Kora Sánchez, Ana Roldán, Lucía López, Francisco Martín Molina, Lope Martínez Alario, Griselda Giachero, Emmanuel Lafont, Salomé Hidalgo, José María Gallardo Gaspar, Francisco Menjivar, Mario Palma.
Idígoras, como Emmanuel Lafont, se ha decantado por el dibujo mediante rotulador permanente para decorar su obra, mientras que otros creadores han optado por la paleta y el pincel. Así lo ha hecho Francisco Jurado, que ha abierto un paréntesis en su tarea escultórica para pintar la pieza que forma parte de la exposición promovida por SUR. «En los últimos años me he centrado mucho en la escultura y creo que esa labor me ha servido de mucho a la hora de acometer el proyecto y de darle vida», comenta el autor.
Un tono festivo que también ofrece la obra de Andrés Mérida: «En mi pieza he querido incluir motivos muy malagueños, como el vino, los verdiales, la biznaga o el flamenco… hasta he puesto el escudo del Málaga, que es una pasión que compartimos muchos en esta tierra. Todo es alusivo a Málaga y su provincia. Al ser un soporte distinto, he querido presentar un trabajo distinto». Una pieza en la que dominan los azules característicos en la obra de Mérida, que también brinda pinceladas geométricas en las extremidades del animal que ha decorado.
Mérida terminó de pintar su escultura durante la presentación del montaje, algo que, según su experiencia, «siempre resulta atractivo para el público y ayuda a que la gente se acerque a conocer las obras», relata el artista, que ha realizado intervenciones en directo para citas como la Noche en Blanco de la capital o la corrida picassiana en La Malagueta.
«Est Propositum meum in Taberna Mori Meum Est Propositum In Taberna Mori Est Propositum meum in Taberna Mori”
Estoy absolutamente convencido -porque tengo un cuñado bioquímico, mirusté- que en la cadena de ADN humana en general, y de la malagueña en particular, existe un eslabón agazapado y escondido llamado ATBC que condiciona nuestra existencia de forma absolutamente conductiva. Ese eslabón nucleótido, el llamado ATBC -lo sé porque mi cuñado Maxi (el bioquímico, mirusté) me lo ha dicho- es un acrónimo de Antros, Tabernas, Bares y Cafeterías. Así. Como suena.
Estoy persuadido también de que esa condición genética, nos provoca el acudir -sin remisión ni poderlo evitar- a habituar diferentes locales en nuestra niñez y juventud que marcarán no tan sólo nuestro destino, sino también -como inopinadamente se podría esperar- nuestro comportamiento vital y ético para el resto de nuestra mala vida.
(Ahora Uds. se dirán y preguntarán…Este está de coña?. Pues no!)
Intrínseca y connaturalmente, cada uno de nosotros -apoyándome en esta absurda teoría que expongo sin rubor ni base científica alguna- es el resultante de los locales, tugurios, cantinas, mesones, tascas, café y cervecerías; fondas, bodegas o figones; de todos los dispensadores de comidas y bebidas que hemos visitado y que configuran y adecentan -dando gloria y esplendor- nuestro íntimo y particular Curriculum Cannallae.
(La Campana de Calle Granada)
Vamos allá!
Me llamó, tan innecesaria como amablemente, el Poeta Juan Miguel González para darme las gracias por la publicación, en este blog, de la última remesa de poemas entregadas a éste que os escribe.
Terminamos pronto el apartado de lisonjas y de los aplausos, pues no me gusta demasiado (lo digo con la boca chica) que un enorme talento como él, pierda su valioso tiempo aplaudiéndome algo que para mi no sólo no resulta trabajoso, sino que deviene en un verdadero placer. Al final, me prometió enviarme un precioso poema (que me leyó) que hace referencia al ambiente de los bares y tabernas antiguas de Málaga y que cierra este artículo que es -y lo siento- quejumbroso, lastimero y afligido. Un poco desconsolador.
(Restaurante La Cancela. Calle Denis Belgrano)
Hablamos diecinueve minutos (el terminal telefónico, es un irreductible chivato) y empleamos parte de ese tiempo en hablar de los bares y bodegas desaparecidas en Málaga -de ahí el tema que nos ocupa- debido a la implacable plaga y profusión de esos establecimientos desnaturalizados y plasticosos que se están haciendo con los centros históricos de las ciudades. Haciendo -las calles principales de las ciudades del mundo mundial- todas iguales e impersonales hasta la confusión.
Todos esos locales que antaño -y no tan antaño- estaban ocupados por históricas cafeterías, bares, tabernas, restaurantes, mesones… Seamos más beligerantes con el pseudoprogreso “modelno”… Librerías, ópticas, papelerías, horchaterías y whiskerías. Camiserías y sastrerías. Heladerías y cererías. Despachos de pan, colmados, almacenes y confiterías, Tiendas de confección y pasamanerías. Y de menaje, y de decoración y de regalos; por las últimas talabarterías. De Ultramarinos (la más bella de las palabras) y de Coloniales de los que quedan sólo unos pocos que resisten estóica y heróicamente.
(Banco Central y La Cosmopolita. Esquina Larios y Liborio García)
Todos esos locales, digo, han desaparecido del mapa y ahora solo están alojados en la memoria consternada y pesarosa de los que más canas peinan y aún tienen, meridianamente bien, la capacidad del recuerdo. Son nuevos tiempos de Burgerkines y McDonadles. Mangos, Zaras, Springfields y Benettones; Desiguales, Pull & Bears y C&A… Negocios vestidos de limpio impoluto con la “distinción” del nombre en inglés y el perenne y consabido Ampersan (&) que tanto mola, adorna y agrada a las nuevas generaciones.
(Kiosko de churros de Calle Eugenio Gross)
La mayoría de los locales de los centros históricos -a base de subidas desorbitadas e inasumbibles de los arrendamientos- están desterrando los comercios tradicionales de toda la vida de dicho localización, y sustituyéndolos por otros tan modernos como carentes de alma y de solera. Y si ya hablamos de los barrios, “shit yourself little parrot”: Cágate lorito!. En los barrios, los negocios chinos ya se han encargado de aniquilar despiadadamente al pequeño comerciante autóctono.
Pero (¡¡Cómo divago!!) quería ceñirme sólo a los Antros, Tabernas, Bares y Cafeterías que han dejado de existir o que, los pocos que perduran, están maquillados patética y ridículamente por esa aborrecible modernidad de renovación/ innovación que nos acontece y nos domina. Aquí, en esta ciudad, no se conserva ni complementa. Sólo se destruye y sustituye, sin miramiento alguno, a la voz de: Maricón el primero!! Que diría el Poeta González.
(Café Teatro. Calle Afligidos; Hoy Museo Revello de Toro)
Pertenezco a una generación en la que nos distinguíamos -a modo de tribus urbanas- por los locales que habituábamos; aquellos donde se servían o papeo o bebercio; o ambos dos. Aquellos espléndidos locales de jaraneo y guitarreos; de medias tardes y altas madrugadas. De canciones afinadas y magreos a hurtadillas.
(Mi amigo Rafael O’Donnell -de pie- en la Buena Sombra)
De aquellos establecimientos que nos configuraron y nos hicieron mejores personas, ahora, hemos pasado al castigo y a la condena del decibelio faltón y ensordecedor; a la papa vomitá en la puerta del local ante la atenta y oprobiosa mirada del gorila macarrón y pendenciero -acomplejado sheriff sin placa- de turno.
Ya no hay Bar Pombo ni Casa Bárcenas donde tomarse un submarino. No hay ya donde almorzar económica y exquisitamente porque ya han cerrado la Cancela o Gambrinus. La Mar Chica o La Balear, pasaron a peor vida. Pinchitos Sami y Judi han corrido la misma mala suerte. La Buena Sombra ya no tiene a Pirri sirviendo cervezas. Bárcenas, otra vez, sólo suena a sinvergüenza y Gambrinus a franquicia sin entrañas. Para más INRI, el Bar Orellana ha muerto entre lamentos inconsolables de las ya improbables Ligeritas, Colombos y Bartolitos. Todas esas tapas, ahora, gimen y se lamentan, a modo de deliciosas y sabrosas plañideras, pensando… ¡¡¡Ay, si Don Manuel Viviera!!!
Morirán también en la memoria?
(El Bar Orellana en los tiempos de Don Manuel)
Se acabaron los cafés históricos cómo El Español. Y el Café Madrid, subsiste irremediablemente emparanollado y temeroso entre carruseles de showarmas infectos de triglicéridos y freiduras pestilentes de grasa requemada y fritangas.
Mi querida amiga Auxi Toro, clarinetista, autora teatral y experta en casi todas las disciplinas literarias y escénicas, me escribió y dedicó una proféticas y cariñosas líneas hablando de un grupo de amigos que nos distinguimos por la música que tocamos y por el júbilo y el entusiasmo que desplegamos, y demostramos, en nuestros momentos de esparcimiento y entretenimiento. Viva la risa!!! Porque la risa -decía Víctor Hugo- es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.
(Restaurante merendero Casa Pedro en El Palo
Estas son las palabras de Auxi Toro:
“Me asombro profundamente de la capacidad de diversión que tenéis la peña, el fuerte hedonismo que os impregna y de como os sumergís en los ritos dionisíacos, tanto en el mar como en la tierra, tanto en invierno como en verano. Fieles adoradores del Dios Baco -que como sabes es el responsable del origen del ditirambo- y lo bien que escribes y lo simpático y lo «curto» que eres !mi arma!… Todavía me duele el fuerte apretujón o abrazo de oso con el que me despediste. Buena cosa.
In Taberna Mori…como dirían Los Goliardos”
(Casa Bárcenas en Plaza de Uncibay)
Este es el poema que me regala para todos vosotros Juan Miguel González del Pino. Precioso. Verdaderamente precioso y… conmovedor. A mi me parece bellisimamente conmovedor.
(El Poeta visto por Ángel Idígoras)
» y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas…”
Antonio Machado
AQUELLAS FRATERNALES TABERNAS MACHADIANAS
El blanco y las anchoas enteras, de barrica,
el serrín esparcido los días de aguacero,
la tiza de las cuentas que suma y multiplica,
por todo el mostrador, el hábil tabernero.
Las mesas de tijera, el tubo fluorescente,
el humo de los Celtas y el Chéster sin boquilla;
la concha de altramuces y el caldillo caliente,
y el jilguero, la radio, Marchena y el Montilla.
En la pared del fondo, la foto de Kubala
junto a otra, en color, de La Saeta rubia.
Alguien trajo a la novia en su Montesa Impala
con cara de Ava Gardner mojada por la lluvia.
Santísimas tabernas de nuestra adolescencia;
socráticos refugios, escuelas menestrales,
donde pronto aprendimos la poética ciencia
de ser libres y honestos, rebeldes y leales.
Aquel vino en los vasos con forma de campana,
aquella bien bebida y fiel fraternidad,
ya son cantadas coplas, leyenda provinciana
de cuando paraíso aún era esta ciudad.
Juan Miguel González
Málaga. Septiembre de 2013
Entonemos el cántico propicio por los locales que se fueron y que ya nunca volverán. In Taberna Mori.
NOTA BENE
Gracias a la página de Facebook “Sólo Fotos Antiguas de Málaga”; a Lasa Lasaeta por su cordial y afectuosa bienvenida al sitio. Pero -sobretodo y muy especialmente- a Toñi Villatoro, un dechado inacabable de generosidad y predisposición, porque sin ella, este artículo estaría huérfano de tan entrañables imágenes. Un beso y mi amistad para ella.
Gracias también, por su colaboración eficaz y desinteresada a la también página de Facebook «Málaga Ayer y Hoy». Buena gente.
(Cafetería Solymar en Plaza de la Marina. «Villa Conejitos»)
Va a ser que voy que tener que dividir esta entrada en dos partes bien diferenciadas. Dos partes con un nexo común: El concierto que ofreció Mark Knopfler en la Plaza de Toros de La Malagueta el pasado sábado 27 de Julio de 2013.
Un previo primero, y después, para terminar, la crónica del concierto. Un concierto que he tenido la suerte y el privilegio -impensado y casual, pero anhelado – de haber asistido.
EL PREVIO.
Hacía ya un año -demasiado tiempo para un desasosegado e inquieto rabo de lagartija que soy- que tenia yo conocimiento de la celebración del concierto de Mark Knopfler en Málaga. Lo adelantado de la fecha primero y después el alto precio de las entradas y de los adminículos -taxis, tapeo y cervezas; las entradas, copas e imprevistos- me desanimaban cosa mala. La cosa, ya se sabe, está como está.
Pero no puedo, a mi pesar, evitar ser un animal inquieto y desasosegado. Nervioso hasta la exageración y la angustia. De modo y manera que cuando la «reconcomilla» y el remordimiento, el sentimiento de pérdida de la ocasión única, desplazaron de mi mente la precaución y el recelo hacia la desmesura económica, las entradas, ya se habían agotado. Totalmente. No había la más mínima posibilidad. Agotadas; ya te digo.
Me maldije cruelmente por mi indecisión e indeterminación en un caso tan excepcionalmente ilusionante para mí. Una oportunidad, que yo -dejándome de milongas- debería de haber previsto con antelación suficiente. Perderme la actuación en Málaga “del zurdo que toca con la derecha” y yo permanecer tranquilo, impávido e impasible en mi casa? Era una circunstancia dolorosamente impensable. Los nervios me devoraban. La inquietud -estoy seguro- y el abatimiento, se habrían instalado en mi ánimo -con una fuerza insoportable- hasta por los menos, un par de años desde la celebración del concierto.
A dos meses vista, acudí a mi ángel de la guardia de ultimo recurso (AGUR); alguien a quien aprecio sinceramente: Mi queridísimo amigo Luis “Toro” Bravo. Sabiendo que es el dilecto padre de la Diputada de Cultura de la Excma. Diputación de Málaga, y creyendo –ilusa e ingenuamente- que las cosas eran como antes de los antes, llamé a mi amigo para ver si pudiera hacerse con dos entradas para el concierto. Ese concierto que ya -por la circunstancia de que estaban agotadas las entradas- me producía los estertores de la no presencia. De forma irremediable. “Money for Nothing”.
Dos meses que se me hicieron eternos. Las noticias del AGUR llegaban con desalentadora escasez y parsimonia; y las que llegaban, iban pintadas de negrura y tenebrosidad en cuanto a previsiones de éxito. Espantosa e insoportable era la situación. Tensa la espera. Mecagontó!
Aconteció, por primera vez, que la guapísima diputada Marina Bravo -¿aún no habéis vistos sus ojos?- disponía -como es natural- de dos entradas invitación para ella y su costillo. Aconteció, por segunda vez, Oh gracias hados del destino! que esta pareja estaba invitada a celebrar un bautizo en el que ella actuaba de Madrina! Gracias también a Cástor y Pólux, dioses romanos preferidos míos que son!; Así pues, de esa manera, se abría la posibilidad de que yo pudiese ir al concierto acompañando al padre de la criatura. Perdón; de la Diputada.
Aconteció, por tercera y maldita vez (que ya está bien de acontecimientos!!) que mi amigo fue también invitado con su Santa al mismo bautizo antes citado. Así que las invitaciones, Oh perverso, pérfido y vil destino, quedaron desleídas de forma indefectible e invariable en el caldo de la decepción y de la angustia. Perdidas como lagrimas en la lluvia una vez vuelto del más allá de la constelación de Orión que últimamente está muy visitada.
El día del concierto, yo reposaba, desencantado; conformado y desilusionado -a eso de las cuatro de la tarde- con la resignación por montera. Sabía que se me había escurrido de entre los dedos, la última oportunidad de ver al de Glasgow en directo. Con la presentación de su primer disco doble que había estado oyendo atentamente durante mese por si acaso de daban las coordenadas especiales necesarias. Además, uno de sus mentores J.J. Cale, había fallecido por la mañana. Intuía yo homenaje por parte de Knopfler hacia otro de mis imprescindibles.
De pronto, recibí un mensaje de texto: “los milagros existen; tengo dos entradas para ti”
El corazón me dio un vuelco.
Repítemelo!, le dije… y dos? Dos!! Luisss? La foto la recibí un minuto después. Vente a por ellas!!! me dijo. Otro vuelco del desbocado.
Me levanté de la cama como un resorte oxidado que soy, le dije a Santa lo que pasaba. Nos duchamos, nos vestimos, cogimos aprovisionamiento de ron, y casi sin resuello, allá que nos fuimos a casi 25 Km. de distancia a recoger el preciado salvoconducto hacia el paraíso de sonido y luz.
Nada más salir a la autovía me para la Guardia Civil. La cagems tots dije para mí en prefecto catalán. Cuando bajo la ventanilla me dice el agente que continúe el camino que solo era una comprobación sobre nosequé de un accidente. Otra prueba de los dioses a mi poca paciencia.
Vaya susto que me han dado Uds.!! , le comenté… y me fui cantando muy bajito por si acaso. Sigo mi camino y -por fin- llego a casa de mi amigo.
Nos hacemos foto de rigor demostrativa del logro…
Me aprovisiona de agua fresca para la vuelta. Me hace jurar crónica escrita del concierto y nos desea que lo pasemos bien y que lo disfrutemos. Asegurándonos con la boca más chica que yo haya visto en mi vida, que si! Que si le apetecía mucho ir al bautizo en vez de al concierto. Así, que para pagar la deuda contraída, eso es lo que estoy haciendo ahora. La crónica precedida por este previo.
A las seis y media de la tarde llegamos a Málaga. Nos encaminamos para hacer tiempo al templo Cumpián donde ordeño debidamente a una Chivas de 12 años. Y nerviosos, a eso de la ocho y treinta de la tarde, nos encaminamos hacia el coso de la Malagueta. A ver la inmensa e ilusionante faena que se avecinaba.
Quiero dar las mas efusivas gracias a mi querido amigo Luis; a su hija Marina, porque sin saberlo ellos, me han proporcionado una de las más inolvidables veladas musicales de estos últimos años. Un concierto que figurará en los anales de mi recuerdo junto a los entrañables de David Byrne (Talking Heads), The Police, Génesis, Rolling Stones, Bob Dylan y Paul Simon entre muchísimos más. Entre muchísimos muchísimos más.
Mi más encarecido agradecimiento!!
EL CONCIERTO.
“Me gusta tocar las viejas canciones.
Yo las escribí y a la gente le gusta escucharlas. Tan sencillo como eso”.
(Mark Knopfler)
Abandonamos Casa Cumpián con un puntito muy adecuado para acudir a un concierto de estas características.
Lo primero que observamos otra vez ( yo lo habíamos hecho a eso de las seis de la tarde) era los cuatro enormes trailers de equipo que traía el Knopfler (dispuesto estaba ya en un enorme y suntuoso escenario); las largas colas de antes, ya habían desaparecido; recuérdese que aún faltaba mas de una hora y media para que empezase el concierto y que, además -cosa que agradezco- no había telonero petardo.
Quiero indicar que la organización fue perfecta. Los acontecimientos acaecidos en Madrid, parece ser, han puesto un poco en orden las cosas en tanto y en cuanto a los aforos y sus correspondientes y proporcionales entradas a la venta.
Los espacios de pista (ruedo) y gradas, estaban perfectamente delimitados; de modo y manera que los de gradas no podían acceder a pie de escenario y viceversa. Así que, aunque lleno absoluto, en el coso nos disponíamos con anchura y comodidad. Pudiendo abandonar nuestro sitio -casi en primera fila- cuando queríamos para ir a repostar cervezas, y, después, poder volver cómodamente a tu sitio anterior.
La fraternidad se presentó con el encuentro imprevisto de dos amigos jienenses – Alfonso y Tronco- que, aun acabándolos de conocer en ese momento, fuimos fieles acompañantes, los unos para los otros, durante todo el concierto; Alfonso con un conocimiento exhaustivo, total y absoluto de la vida y obra de Mark Knopfler, me iba indicando tema a tema, cada uno de los títulos que empezaban a sonar y al álbum al que pertenecía dicho tema. Gracias a él, documento de forma más veraz este artículo. Todo eso, habiendo oído solo un par de acordes. Un maestro.
Por otra parte, Tronco, fue la representación gráfica y física de lo que una persona puede disfrutar, deleitarse y divertirse en un concierto de música. Desde aquí mi mas afectuoso saludo para los dos. Buenísima gente. Alfonso y Tronco. De Jaén. Quesos Romero.
Ah! Recuerdos de Nini!!!
Sigo…
Grandes y organizadas barras, vendedores de pizzas por el ruedo, Cabinas higiénicas para necesidades perentorias, riquísimos perritos calientes. La temperatura fantástica con rachas de aire que refrescaban el ambiente; y, allí situado, un enorme, gigantesco escenario donde se ubicaba el esplendido equipo de sonido y luz; y después, el grupo al completo; estos fueron:
Richard Bennet (guitarra), Jim Cox (piano), Guy Fletcher (teclado), John McCusker (violín) y Mike McGoldrick (flauta), Glenn Worf (bajo) y Ian Thomas (batería).
Salen, con el jefe, junto a nosotros que le esperábamos pegados a la barrera de separación del escenario. Ocho musicazos contando al maestro.
La primera canción “What It Is” de su álbum “Sailing to Philadelphia” nos anuncia por donde iba a ir los derroteros. Una mezcla de viejos temas con los nuevos de su ultimo trabajo “Privateering” que da nombre a la gira.
Después del “What It Is” le tocó el turno al rock n’ roll “Corned Beef City”, para después relajar los brios y deleitarnos con la preciosa balada acústica “Privateering” en la onda mas dylaniana del concierto. Siguieron entre otras “Father and Son”, que hiló con la acostumbrada “Hill’s Farmer Blues”…. Después vinieron muchas más entre las que se incluyeron temas clásicos de su época con Dire Straits (faltaron “Lady Writer” “Once Upon a Time in the West” y, sobretodo “Sultans of Swing”; pero juro por mi honor que no importó. No importó nada de nada)
Siguió con el mítico tema “Romeo & Juliet” que dio pie a la anécdota de la noche:
Tras dicha interpretación, el publico empezó a entonar los primeros «oéoes». La banda, animada por el propio Knopfler, no dudaron en seguir con un improvisado acompañamiento el coro del público. Este precioso detalle, hizo vibrar la plaza de La Malagueta. El artista fue correspondido con una agradecida, emocionante y atronadora ovación al grito de Torero! Torero! Torero! .
Mark Knopfler se estaba divirtiendo en Málaga; y eso se notaba en el escenario y en el ambiente. Aun, puedo asegurarlo, que si cierro los ojos, todavía consigo ver brillar el dobro resonator guitar de Knopfler refulgiendo en el azul oscuro de la noche.
Después la preciosa “Postcards from Paraguay”, y tras algunas otras maravillas que ya se me escapan, (Alfonso, sabría cuales) y para intentar cerrar el concierto, un esplendido y soberbio “Telegraph Road.”
Saludando, salieron.
El publico vociferaba sin descanso reclamando otra vez la presencia del músico en el escenario. Cuando subió para los bises, la Malagueta parecía que iba a derrumbarse. “So Far Away” hizo que todo el mundo, embelesado, empezase a bailar de nuevo para, por fin, terminar con el éxtasis producido por el himno único que supone el “Going Home” de su mítico “Local Hero”.
Una maravilla musical, un espectáculo sublime y excepcional broche final para una noche inolvidable. No puedo saber si Dios escribe derecho con renglones torcidos. Lo que si sé a ciencia cierta, es que Mark Knopfler tocando -siendo zurdo- con la mano derecha, nos eleva hasta el cielo de la satisfacción.
Quiero volver -porque me sale del alma- a dar las gracias a mi querido amigo Luis Bravo, por haberme procurado dos placeres anhelados en un cortísimo espacio de tiempo: El poder asistir a los conciertos de dos de los mas grandes músicos y guitarristas vivos de la historia de la música: Robert Cray y Mark Knopfler. Si no hay dos sin tres, me pregunto que será lo que está por venir…el Sábado, se lo preguntaré en su casa. El Sábado, sin dudarlo, se lo preguntaré.
Te quiero Toro!!! Ya lo sabías de antes. Ahora ya lo sabes más todavía. Si cabe, amigo mío; si cabe.
Si os apetece ver el concierto completo de la gira Privateering (esta vez en Amberes) podéis hacerlo desde aquí. Yo desde luego os lo recomiendo.
No soy nada dado a compartir -en mi muro de Facebook- mensajes solidarios y con fines humanitarios o/y filantrópicos. Nunca, jamás de los jamases reitero, comparto mensajes donde se incita a adoptar animalicos desvalidos y abandonados en esas inmundas perreras de nuestra geografía. Jamás de los jamases tampoco, caigo en la trampa de los antitaurinos -esos que se zampan los entrecottes vuelta y vuelta- porque ya te digo, yo no estoy por discutir. No pido ayuda para causas imposibles. Ni para liberar –ni tan siquiera, mire Ud. la crueldad que manejo- a la inefable orca Willy. Cetáceo odontoceto maltratado por excelencia.
Detesto las fotos de esos niños enfermos o con heridas o muñones asomados al exterior. Como si, a modo de chantaje emocional, con estas visiones, quisieran desgarrarme el alma, y no consiguen sino el efecto contrario: sembrar la duda acerca de la petición y convencerme de que detrás de la mayoría de estas demandas, hay fines interesados, codiciosos y arribistas. No en todas, mucho cuidado. NO EN TODAS. Repito.
Es por eso, y concluyo el alegato, que nunca se me verá compartir ningún mensaje de este tipo: Porque no me fío de esa solidaridad gratuita, de apariencia conmovedora y poco fidedigna.
Pero como en todo, ya lo he dicho antes, hay excepciones. Y como la persona que esto me pide –la difusión de un acto a favor de los niños de Oncología del Hospital Materno Infantil de Málaga- es de mi total confianza, para no ser infiel a mi trayectoria -esa de no publicar mensajes de este tipo- no voy a colgar en mi muro, ni fotito, ni testimonio real, ni nada por el estilo. Voy simple y llanamente a realizar una entrada en mi blog, Toda entera. Completa. Como debe de ser.
Para que esa difusión no solo se aloje en mi Facebook (que también), sino que llegue a todo mi directorio de amistades y, como es natural, a cualquiera de los muy muchos que -se los agradezco- entran diariamente en mi blog.
Ángel Idígoras, es una persona buena. Alguien a quien se tiene al lado si así se le solicita. Ya le pidas retrato o caricatura para -como es mi caso- honrar este sitio que ahora estáis visitando. Alguien que te atiende si le sugieres que -por favor- te ilustre una portada de un libro o una carátula de un trabajo musical. Lo que quieras, cuando se le necesita, Ángel Idígoras esta ahí.
Así que ahora, yo estoy aquí con él. Porque él así lo quiere. Y porque me gusta que esté implicado en un proyecto realmente solidario que me llega al corazón. Y, así, de esta manera, publico lo que ahora sigue y que viene a corroborar lo anteriormente expuesto:
“Ángel -dice su amiga Ginebra Kalandrian- siempre echa una mano cuando se lo piden y ahora nos pide que se la echemos a él asistiendo al Jajejijojú, un festival de humor y magia, a beneficio de la asociación de la que es voluntario: AVOI (Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil del Hospital Materno Infantil). El viernes, 12 de Julio, en la Sala Joaquín Eléjar -Calle S. Juan Bosco, en Ciudad Jardín www.mainake.es -, Juan Luis Rubiales, Campeón de España de Micromagia. 7 eurillos.
El 14 de julio, a las 12, la gran Gala del Jajejijojú, en el Teatro Cervantes, presentada por Síndrome Clown, con el Campeón de España de Magia Cómica, acróbatas, magia clásica, cambios repentinos de vestuario, etc.- Sólo 9 euros en taquilla y 10 en www.teatrocervantes.es Asociación Avoi es la asociación de voluntarios de hospital más numerosa de España.”
Así que ya los sabéis!!! Dicho queda. Poneros las pilas de la solidaridad. Porque esto, hoy, nos toca muy de cerca. Muy, muy de cerca.
Ayer -por fin- se realizó el esperado homenaje a Jose María Alonso en El Palomar de Picasso de La Bodega El Pimpi. Me permitirán Uds. una dosis de afectamiento y cursilería, para indicarles que el citado local resultó ser un marco incomparable y absolutamente apropiado para el tipo de acto que se llevó a cabo.
El estar sentado en una mesa junto a tantos artistas -cada uno en su disciplina- de la talla de Inés María Guzmán, José Infante, Joaquín Hidalgo, Diego Guzmán y Luis Centeno (he citado por orden de situación en la mesa) resultó, para este que os escribe, un verdadero placer y -sobretodo- un enorme privilegio.
El llenazo fue hasta la bandera. Mejor dicho: hasta la escalera de acceso al Palomar. Allí estábamos reunidos, acompañando a la familia del poeta, sus amigos y compañeros de armas. Incondicionales de toda una vida (la suya) que, aún todavía, se resisten / nos resistimos a dar por hecho que la ausencia es irreversible. Pensamos, en nuestro delirio, que quizás la estancia de Josemaría en Madrid, se está alargando esta vez, bastante más de lo razonable.
Nos acompañaron de viva voz algunos: Luis Centeno, Marta Guzmán y el propio Quino Hidalgo. Juan Antonio Muriel a través de Youtube. Y de puño y letra, otros amigos como los cantautores Emilio José, y José Umbral. Fue en fin, un acto difícilmente superable en cuanto a la predisposición del público. En cuanto a cantidad deamistad y remembranza concentrada en esos limitados metros cuadrados.
Quiero dar las más efusiva gracias al enorme fotógrafo Frank Ramos. Un amigo siempre dispuesto al favor y a la colaboración más desinteresada. Las imágenes que adornan esta entrada son suyas. Un abrazo amigo!
Y por fin -y sin ánimo de recriminar, porque ya ni viene al caso, les digo a los que -aún habiendo sido invitados, no acudieron a la cita del recuerdo- , que no supieron aprovechar los vientos de rememoración, de afecto y de apego hacia el compañero ausente, que soplaron por aquella sala. Hacia el amigo que -parece ser- todavía está de viaje interminable por lo intangible y lo inmaterial de la memoria.
Ahora viene el mini prólogo. Después el texto que leí en dicho homenaje, y por fin -y para el que lo quiera- un documento en pdf que he elaborado con todos los textos, poemas, imágenes, y canciones que, en su día, elaboré en la serie sobre mi querido amigo en este blog.
La prueba más concluyente de que Josemaría sigue todavía vivo entre nosotros, es esta reunión de amigos suyos que fuimos. Que seguimos siendo. Chico fue una buena persona. Una persona extraordinaria y generosa que nos regalo lo más valioso que tenía: su entrega y dedicación desinteresada. Su esplendida y entrañable amistad.
Cuando me llamó Quino para ofrecerme participar en este homenaje, que le estamos dando hoy, esa llamada, me reportó dos sensaciones: la primera la de la preocupación; ya se sabe, eso de hablar delante de un público, que además, tienen un nexo afectivo común conmigo: La hermandad con el homenajeado.
La segunda sensación fue el orgullo. La satisfacción y la honra de que -entre tantos y tantos posibles- Quino hubiese pensado en mi, y así, de esa manera, castigarme con la responsabilidad inesperada.
Así que para desechar la primera de esas sensaciones, decidí no preparar nada especial para este evento. Tan solo este breve prólogo. Nada de escribir un relato atribulado, consternado y triste acerca de la espantá irreversible e indeseada de mi querido Chico. De Jose María Alonso. Poeta sobre todas sus demás habilidades.
No iba a acudir -así lo decidimos todos- a cualquier reunión preparativa que se sugiriese. Simplemente, yo me limitaría a leer estas palabras que ahora vienen; palabras que sirvieron de prolegómeno a un articulo que escribí en su día en mi blog; cuando decidí realizar una serie sobre la poesía de Jose María y -aprovechando- relatar de forma somera, la multitud de anécdotas que viví junto a él y que -sin titubear ni un segundo- enriquecieron soberanamente mi vida.
Así que me quedé sólo con la segunda intención de las que antes he citado: la del orgullo; la satisfacción, la honra. La honra de poder estar aquí, delante de vosotros rememorando la figura de alguien -que sin duda- fue uno de los mejores amigos que tuve y tendré nunca jamás de los jamases.
El artículo este que ahora os leo, es una relación un poco caótica. Una nómina de afectos que enumera y cita los momentos que compartí con Chico; con los otros amigos que conformamos en su día, una pacífica banda nocturna – que sin premeditación ni alevosía- estuvo llena de momentos mágicos e instructivos; pero sobre todo, sobretodo, sobretodo, de momentos felices. Absoluta y enormemente felices.
Decía Josemaría:
“Cuando yo haya muerto
y tenga en mis manos retales de lino que ofendan de blancos,
Vendrán a llorarme los que antes me odiaron…
y dirán que son buenos mis versos más malos.
Ahí te equivocaste, Chico. Ahí te equivocaste!
JOSE MARIA ALONSO. INDEFINIDAMENTE… DE FORMA IRREMEDIABLE
Isla de Arosa en barca. Baños en la Ría y limpieza de dientes con Albariño. Farsa de la Muñeca de Trapo y El Parto. Calle División Azul. Ensayos hasta la madrugada. Calle Beatas. Maruja, su madre. Don José María, su padre. Arco de Cuchilleros en Madrid vestido de colores; de brillantes colores. Con empacho de lágrimas de risas hasta el calambre. Y Marisa. Y té con chinita, puede que del Pasaje…
Siempre esperando al Citroen 2 caballos furgoneta. O al 127 prestado por Conchi. Y José Umbral y Silvia Tortuosa. Whisky inacabable, inapelable e imperdonable. Teatro Cervantes solo para nosotros. Después todo éste en pie. Patas de cangrejo y cervezas y carajillos de coñac. Pan con manteca y Pipo. Molino de Coín y su Paco Jesús Lomeña. La guitarra acústica mamoneada al menda. Leli. Mi querida Leli…
Torcal de Antequera y el viaje astral entre Soles y Lunas. Caldito a la bajada. Caldito de bajada. Aprendizaje musical continuado. Magistral y generoso. Más amistad demostrada día a día. A ultranza. Rincón de la Victoria y The Fool on the Hill. Hotel Tritón y Diego Guzmán. Común amigo. On Reflections y Gentle Giant. Hierba del Carapapa. Cañamones explotando y risas de Marisa. Otra vez. Coros de Manantial. Mil copas en antros innombrables. Roberto Agüera y Salvi. Y Fatema…
Los Músicos de Bremen. Patricia Quiroga. Calle San Luís. Montañas de nácar al atardecer. Millones de féretros de mejillones brillando a la caída del sol. Alberto Von Thode. Angelín y Quino. Flauta. Amigo. Chico. Chico Alonso…
Éxito a borbotones. Noches de charla. Conversaciones interminables en la chimenea de La Fábrica. Calle González Anaya. Manolo Mir y Carlos Barranco. Y Didi. Y gintonics de tónica La Revoltosa. Teatro Acuario y Diego Guzmán otra vez, omnipresente amigo… Adolfo Ramos. y Antonio Meliveo, y Juan Antonio Muriel. Peña Malaguista. Maritere Campos y la radio. Noches sin fin. De humo y de risas. De mucho humo, de muchas risas. Con Luis Centeno. Porros primeros y últimos. A montones… La casita de Pedregalejo y Nini, mi amor más eterno.
Canciones y poemas. Poemas y Canciones. A montones también. Su guitarra, que ahora, es mía. Parque de atracciones Tívoli al piano. Amistad desinteresada, lo he dicho? Hermanos sin serlo, pero sabiendo que lo somos. También lo he dicho? Amigo querido de mi familia. De toda ella entera. Arpegios interminables y escalas imposibles. Cariño mutuo. Un ejemplo, en fin, de amistad verdadera…
Todos estos recuerdos, daban forma a mi propio Jose María Alonso. Había muchos más Josemarías; muchos más. Tantos como amigos tenía. Como hermanos tenía. Y eran muchos, repito, eran muchos. Y todavía los somos, como justo debe de ser…
Cada llamada telefónica que recibo de mi admirado y querido amigo el Poeta Juan Miguel González, empieza de la siguiente y susurrante manera: Álvarooo…Soy Juan Migueeel… Así, arrastrando las vocales últimas de los dos nombres propios; lo que le confiere un tono de cordialidad, una calidez y una familiaridad especial, que a mí, probo e irredento bloguero, llena del orgullo y satisfacción que diría el Real suegro del inefable cuatrero Urdangarín.
Y siempre -y cuando digo siempre, es siempre- esa llamada lleva aparejada el obsequio por parte del insigne. Regocijo y complacencia sin limite que representan para este que os escribe.
Nos tiramos un buen rato cada vez que nos llamamos. Yo, sorprendido y satisfecho por la atención y amistad inesperada que éste me dispensa hablando de mil y una cosas. Él, invariablemente, con referencias a autores -recitándome de memoria otras tantas mil y una citas- y proporcionándome clases magistrales de todo lo que refiere. Sobretodo del complicado mundo (para mí) de las métricas y reglas poéticas que conforman – con su aplicación- parte de la belleza de sus escritos. Pero, no vayáis a creer, que no todo es teoría, “munsho ciudiao” que el magín y el ingenio no vienen de serie. Tan solo los disponen unos pocos elegidos por el azar o la genética.
Estuvimos hablando de la inspiración, del estro, del numen, de la musa. Yo pienso que todo eso surge de una chispa primera. El diez por ciento. El otro noventa es trabajo y disciplina. Es oficio. Pero, Ay, queridos míos! Os lo aseguro, es la chispa primera que prende y se extiende, la verdaderamente importante.
Juan Miguel, sólo se reúne someramente con Baco, una noche a la semana; y esa noche, a medida que transcurre, se transforma en madrugada a base de lances poéticos y palabras domesticadas que los demás disfrutamos posteriormente.
Por esa amistad y confianza que los dos compartimos, me permití sugerirle dos chispas. Pues estas también se regalan. Le repetí que siguiera bajando al mundo de esos mortales que entendemos la poesía llana, simple y sencilla, y sobretodo, cercana y familiar. Y, me atreví, imprudente e insensatamente, a regalarle dos chispas: Los personajes de los tebeos antiguos; los productos de los antiguos carrillos de chucherías y similares.
Que el no instruido en materia poética, Juanmi -seguí diciéndole- se identifica con tus Tortas Ramos y tus Catetos en La Campana. Con los motocarros de la Plaza de la Merced y con los carteles de Terry y de Norit. Con Percheles y con Chaparros. Con el Pasillo de Nateras y los “Lucky Triki” de calle Cotrina.
Así, de esa manera, le sugerí le diese vueltas al Loco Carioco y a Carpanta. A Gordito Relleno y a Don Pío. Y seguí refiriéndole a La Familia Ulises. Y a Eustaquio Morcillón y Babalí; a Melitón Pérez, a las Hermanas Gilda y a Doña Urraca. Al Doctor Cataplasma y a la familia Trapisonda, ya sabéis: un grupito que es la monda. Al abuelo Cebolleta y a Don Berrinche. Capitán Trueno y Jabato; Roberto Alcazar y Pedrin. El Guerrero del Antifaz y El Coyote. Pumby, TBO, Tiovivo, DDT y Pulgarcito. Hazañas Bélicas. Al Corsario de Hierro y al Cachorro…Tantos y tantos, que muchos se me escaparon por el sumidero de la mala memoria.
Pero también, le hablé de chufas y altramuces, garbanzos y pipas de girasol; castañas pilongas y sobres sorpresa. Mistos cachondeo y chicles Bazooka; globos de colores y canicas de cristal y de barro; Pasta Sara y Pictolines. Pistolas de agua y trompos con su cuerda. Cigarrillo sueltos Bisonte, Tres Carabelas y Mencey Capote. Papel de fumar Smoking, Bambú y Abadie. Canutos, chorlitos y su prima rica la Almencina. El paloduz y la cañadú.
Ahí queda eso, Maestro. Ahí queda eso!
Ahora lo que viene:
Una nueva receta gastropoética que será próximamente presentada en sociedad en -cómo es costumbre- la Cosmopolita (José Denis Belgrano,3) y que mi querido amigo, tiene a bien el adelantarme. Yo cuando llegue el momento del evento, lo publicaré debidamente.
Esta vez degustaremos: Patatas a la Importancia. Así que, como es costumbre también, paso a insertar el poema, para después, indicaros la receta original para fruición y deleite. Y ya por último, también, un consejo musical.
Disfrutadlo todo y que os aproveche! Ricas, ricas, ricas.
El Poema:
PATATAS A LA IMPORTANCIA:
¿No es acaso petulancia,
aunque prestigio les sobre,
que siendo de origen pobre
gocen de tanta importancia?
Huelen y saben a infancia
de cretonas y boleros,
a tebeos y a braseros
y a barrio de casas matas,
estas míticas patatas,
señoras y caballeros.
Si Alvarito Souvirón
fue quien me dio la receta,
merece ración completa
amigo tan gigantón.
Aunque su buen corazón
dará parte a algún Cumpián,
aún más se prodigarán
su buen humor y constancia,
y aunque se quite importancia
patatas se la darán.
Juan Miguel González
Málaga mayo de 2013
Y ahora…
LA RECETA:
La receta de las patatas a la importancia es un clásico en las elaboraciones que se enseñan en las Escuela de Hostelerías. Por un lado es una receta fácil de preparar, por otro lado aprendemos varias técnicas a la vez. Rebozado, fritura, cocción, etc. Lo importante de la receta, para mí, es la parte sentimental por un lado. Y por otro lado es una forma de comer patatas convirtiéndolas en plato principal en lugar de guarnición.
Los ingredientes para 4 personas son 800 gr de patata, huevos, harina, 1 cebolla pequeña, 2 dientes de ajo, 3 cucharadas de aceite de oliva, perejil, hebras de azafrán, agua o caldo y sal. Si se quiere se puede añadir un poco de vino blanco al gusto.
La preparación, como dije al principio, es sencilla. Pelar, lavar y cortar las patatas en rodajas de 1 cm. aproximadamente; sazonarlas. Poner harina en un plato, y batir los huevos en otro. Pasar las patatas por harina y a continuación por los huevos batidos. Freir en abundante aceite caliente.
Hacer un majado con el ajo, el azafrán, perejil y sal. Calentar unas 3 cucharadas de aceite y rehogar la cebolla, pelada y picada, hasta que comience a dorarse. Agregar 1 cucharada de harina, dar unas vueltas rápidas y añadir el majado, sin dejar de mover. Colocar las patatas en una cazuela, regar con el preparado anterior y añadir 2 tazas de agua o caldo.
Acercar al fuego y cuando comience a hervir, rectificar la sazón y cocer a fuego suave durante 20 minutos, moviendo con cuidado de vez en cuando. Las pincharemos para probar que estén tiernas, ese será el momento de apartarlas del fuego y llevarlas a la mesa. Seguro que nuestros comensales están hambrientos con los aromas que les llegan desde la cocina.
En esta receta las patatas se han preparado rebozadas, incrementado de este modo el aporte de energía y grasa del plato. Por lo que se pueden acompañar de una ensalada sencilla, y así evitaremos demasiadas calorías en la comida.
Para los que gustéis guardar estas recetas gastropoéticas, aquí teneis este documento en pdf, para o lo imprimáis o lo incluyáis en carpeta adecuada.