AQUELLOS VERANOS

AQUELLOS VERANOS

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En estos tiempos oscuros, en los que la educación y la cortesía han sido desplazadas –en cuanto a comunicación verbal y epistolar– por la más infame concisión, estrechez y barbarie; en estos tiempos incongruentes y contradictorios, en los que nos comunicamos más y peor que nunca, sorprende mucho que aún haya personas que, generosa y desinteresadamente, dispongan de su tiempo para, escribiendo o descolgando un teléfono (qué antiguo ha quedado eso de descolgar cuando nos referimos al teléfono) saludar sin motivo preciso al familiar o al amigo.

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Pocos quedan. Y entre los más corteses y educados –sus formas antiguas le honran– que conozco, se encuentra mi querido amigo y admirado Poeta Juan Miguel González del Pino.
Cierto es que Juanmi y yo mantenemos una espontánea corriente de empatía cariñosa; y que nos regalamos el uno al otro el respeto y la consideración. Yo, hacia él, desde la más enorme admiración cómo persona y cómo Poeta. Él, hacia mí –desde su inacabable generosidad y entrega– permitiéndome ser su más fiel transcriptor en este mundo virtual que es Internet.
Juan Miguel, me llamó ayer con la sola intención de saludarme. De interesarse por mi estado de salud y de emoción. Para brindarme el bálsamo –siempre eficiente– de su palabra amiga confortadora y estimulante; de su voz comprensiva y condescendiente. Yo, que soy viejo zorro, y abuso de su amistad (él siempre se deja querer por mí) me permití «regañarle» por tener abandonado este blog. Por tenerle regalada la ausencia de sus letras a este sitio que –él ya lo sabe– es tan suyo como mío. Su sitio este que es su lugar de publicación legítimo y oficial. Y eso, siempre se lo digo, representa un invariable honor para este que ahora escribe; un honor tan singular y tan señalado, cómo inmerecido e ilusionante.

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Estos son los dos regalos que me hace Juan Miguel González del Pino. Dos fragmentos de belleza, desgajados desde la parcela de la creatividad y la excelencia de su bien amueblada cabeza.

Disfrutadlos.

(Las imágenes que ilustran esta entrada son obra de mi amigo Ángel Luis Calvo Capa. Un amigo que tuvo el poco detalle de irse muy anticipadamente.)

***

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A mis amigos y amigas de aquellos inolvidables veranos
AQUELLOS VERANOS
“… aunque se pierdan los amantes no se perderá el amor;
y no tendrá dominio la muerte.”
Dylan Thomas

***
El verano es un patio regado por las tardes,
y una fuente de rojas y enredadas cerezas.
Encierra un sortilegio la palabra verano,
nombre aún más hermoso que la dicha que evoca.

Paseos bordeados de cañas y moreras;
tranvías con muchachas camino de la playa,
y un rabioso delirio incansable y ardiente
de paganas cigarras, en los altos pinares.

Se llenaba la alberca de la huerta vecina
de estrellas y de ranas, y las calles de grillos,
y era dulce entregarse al soñar perezoso,
puesto el sol, respirando la agostada campiña.

Aquellas reuniones en el patio encalado,
con música y muchachas doradas y estivales,
con las que, embelesados, bailábamos a veces
desmayadas canciones sentidas hasta el llanto.

Caían las perséidas de los cielos nocturnos,
como en las madrugadas los jazmines abiertos,
y por los eucaliptos, furtivas, se abrazaban,
en su primera cita, los amantes felices.

***

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PRIMAVERA Y VEJEZ

Los parques se han cubierto y las aceras
de flores amarillas y moradas:
es la derrochadora exuberancia
que mayo nos dejó. Por todas partes
copas, en floración, de jacarandas,
y el naranja encendido y delicado
de las acacias, con sus nidos nuevos.

Hay alborozo por los claros cielos,
de estas serenas tardes exaltadas
por los largos chillidos coloquiales
de los raudos vencejos.

Junto al agua
de las placetas y los jardinillos,
carmín, blancas y rosas, las adelfas
promesas son y fueron del verano.

¿También para nosotros, poetas viejos,
habrá en el mundo un tiempo prometido
como el verano es para los jóvenes?
Acaso el del sosiego, que es el propio
de quienes han sabido envejecer
sin rencor ni codicia, y con un poco
de amor y lealtad y mansedumbre.
***

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DE RAFAEL FLORES NIETO “EL PIYAYO”

EL PIYAYO EN LA ALCAZABA

DE RAFAEL FLORES NIETO
“EL PIYAYO”

«..Nací de un vaso de vino de amor,
de una madre hija de una madre de quince años,
al menos ezo creo».

Vaya por delante –y en un ejercicio tanto de franqueza cómo de vagancia– que poco voy a aportar yo a este artículo que ahora estáis leyendo; voy a aportar, lo que se dice un cero patatero en cuanto a cosecha propia. Prerrogativa que es –por otro lado– del que detenta cultos, generosos y dispuestos amigos más dotados que uno para esto del escribir.
Digo esto –curándome en salud– ante la categoría de lo escrito.
Porque lo que ahora primero viene, es obra de mis parientes cercanos (por poderes y querencia) los eruditos escritores Javier López Navidad (la conseguiduría) y de Juan Miguel González del Pino (el precioso texto poético). Y lo segundo, proviene de mi pariente lejano «in law» el experto flamencólogo Miguel Ángel del Pozo Tomé; un texto-entrevista que se publicó en el año 2004 en la revista virtual “Calle del Agua” propiciada y creada por mi querida amiga la poetisa y escritora Mariví Verdú.

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Verán ustedes; para ir contándoles de que va esto:

Hace unos días, cayó en mis manos un fantástico documento sacado de la página cultural «Historia de Málaga» que incluía una entrevista realizada a ese inolvidable personaje malagueño llamado: El Piyayo. «La entrevista» (1936) se llamaba. Por eso de la investigación, y por lo que me voy encontrando en mis pesquisas e interrogatorios, dejé de lado esta entrevista porque me parece mucho más interesante el texto de Miguel Ángel del Pozo; pues incluye fragmentos de dicha entrevista y los mezcla magistralmente con retazos verdaderos de la vida del afamado artista perchelero.

Comentándolo con amigos y familiares, salió a relucir también un texto que el Poeta (siempre lo pongo en mayúsculas cuando me refiero a él) Juan Miguel González del Pino incluyó en el libro El Compás y el Lápiz; un libro aquel publicado por la Diputación Provincial de Málaga, con motivo de la I Bienal de Flamenco- cuyos autores fueron: Ángel Idígoras, el mencionado Juan Miguel González y Javier López Navidad. A la sazón, los tres, queridos y admirados amigos de este probo Father Gorgonzola.

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Tomando todo eso que me llega, en su verdadera dimensión informativa, y sobre todo por lo entrañable que resulta para todo malagueño la personalidad cautivadora del Piyayo, por respeto, no tengo más remedio que hacerme a un lado y dejar que otras personas, más capacitadas que yo, conformen esta entrada que ahora comienza, con sus letras.
Esto son unos excelentes textos que abarcando la glosa biográfica, la prosa poética y la entrevista más certera, nos acercan al personaje de Rafael Flores Nieto, más conocido por el apodo de “El Piyayo” .

Empiezo con la reseña de Miguel Ángel del Pozo… Atentos a la corría!

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“Hace 151 años nacía en la calle Arrebolado -Barrio de la Trinidad- un tal Rafael Flores Nieto, más conocido por «El Piyayo». Al parecer era un pobre diablo que sin saber leer ideaba letras flamencas medidas en espinelas. Era un bohemio que tocaba la guitarra como «los propios ángeles» en frase de la madre de nuestro Pepito Vargas. Era un nadie que sin saber música creó un cante singular que hoy no hay artista del flamenco que no lo lleve más o menos fiel, en su repertorio y era un hombre de luces y sombras pero un HOMBRE y MALAGUEÑO.”

“El Piyayo y la Piyaya
Cuando tienen un piyayito
Lo visten de colorao
Parece un salmonetito.”
(Cante preferido de mi cuñao Jose Luis López Harras)

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DE CHARLA CON RAFAEL FLORES NIETO EL PIYAYO,
por Miguel Ángel del Pozo Tomé

  • ¿Qué quién soy?, yo soy “El Piyayo”, Rafael Flores Nieto y algunas veces Rafael Nieto a secas, y yo me sé el porqué. Soy malagueño, perchelero, gitano, flamenco, republicano y hombre de una sola palabra. ¿Quién da más?..
  • “…soy republicano y de los fetén, no de esos de ahora, más frescos que los boqueroncitos victorianos”.

  • Mi mare me parió en el Perchel, dicen, y lo creo, que en la calle Cañaveral o muy cerquita. Mire osté: yo aunque estaba allí no m´acuerdo pero lo tengo mú escuchao, tampoco er día ni el año y ni farta que me hace, así es mejó.

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“…nací de un vaso de vino de amor, de una madre hija de una madre de quince años, al menos ezo creo.

  • Mis primeros recuerdos son las gazuzas, la busca de tó pa llená la tripa vacía, el compartir las hambres y la comía, la alegría gitana de las noches de verano en la calle Zurradores donde me malcrié. Las correrías por mis percheles, calles Cañaveral, la Puente, Pulidero, Polvorista, Guimbarda… ¡yo qué sé!. Las escapadas con mi hermano José al otro lao del Guadalmedina, a onde los ricos.
  • ¿Trabajar?… de tó y de ná: esquilaor de borricos, cerrajero, vendedor de peines y otras baratijas, afanaor de cuanto pillaba, aunque mire osté: “yo, la verdá, nasí con pocos alientos pa eso del trabajo. Alguna vez andé en negocios. Ná, prepararle a algún compadre la venta de un borriquillo viejo. Cosa de tres o cuatro duros. Y me ganaba, cuando más, un corretaje de tres o cuatro gordas. Claro, así perdí yo la afisión al trabajo.¿Pá no comé? Con la guitarra, al menos, se bebe”.

  • El caudal de los gitanos:
    unas tijeras cortantes
    y un guitarrillo mu malo.

    ¿Y de amores?

    • ¿Amores?, a tó: a Málaga, a mi Perchel, del que no salí más que pá estropearme la vía. A los ondulares, a mi guitarro, a las jembras y al vino, al vino que espanta las duquelas de los gitanillos. “mi vazuco de vino blanco con zoda que emborracha menos”.

    El Piyayo y la Piyaya
    cuando salen al camino,
    lo primero que preparan
    es la botella de vino.

    • ¿Mi guitarra?, ¡ay! mi guitarra. Tan vieja y tan desarmá como su dueño, mi mejor y fiel amiga, siempre pegá a mi lao, como una novia.

    Qué gracia tenía el Piyayo,
    a la guitarra del Piyayo
    siempre le faltaban cuerdas.
    ¡Qué gracia tenía El Piyayo!

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    • ¿A los ondulares?, a los ondulares los respetaba y me respetaban. To los civiles de Málaga saben quién es El Piyayo. “Mire osté, un día iba yo camino de la plazuela de Santa María de visita a unos parientes que allí malviven y me para un civil y me dice: oye Rafaé, me han dicho que no sé qué te pasa con las gallinas que en cuanto ves una por la calle sales corriendo detrás de ella… y yo le digo: ”Parese mentira que, siendo osté señó de la Beremérita, le dé osté esa broma al gitano más honrao de la calle los Negros.” El se echó a reí y me dio pa un vasillo. Los civiles saben que yo soy respetuoso con ellos”.

    El Piyayo y la Piyaya,
    cuando van de romería,
    endiquelan a los ondulares
    y les dan los buenos días.

    • ¿Las mujeres?… mujeres muchas, tóas, más de las que podía y de tó hubo, malas y buenas…La Chunga, que escapó o se la llevaron lejos después de tres días de amor, estrenando nuestro primer jergón regalo de los “primos” y amigos del barrio, dicen que a La Línea o a Estepona, y de la que nunca supe y que me dejó marcáo por la tristeza.

    Naciste de mala ralea,
    no lo puedes remediar;
    la mujer y los caballos
    por casta se han de buscar.

    La mujer que a su marío
    le coge aborrecimiento,
    o está loca del sentío
    o es que busca otro instrumento
    que tenga mejor sonío.

    • La Hampona, que me acompañó media vía, aguantando tó, hasta la miseria, y con la que compartí al que yo tenía por hijo, mi hijastro: torpesillo él, pero no malo, aunque aficionao a las pocas monedas que con tanto trajín y esfuerzo ganaba. También María la Canastera, La Pena ¡qué se yo!.. pero mire osté: toas fuero güenas pá mí.

    El Piyayo y la Piyaya
    cuando estrenan un vestío,
    no se lo quitan del cuerpo
    hasta que no se ha rompío.

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    ¿Y amigos?

    • Pocos y escogíos. Mi amigo Don Fernando Carreras que me socorría, el Chirle y mis herederos artísticos: Manolillo el Herraor, el Trinitario, el señor Antonio “El Mosco” y pare osté de contar.

    Yo tengo el número uno,
    Trinitario tiene el dos
    y el número tres lo tiene
    Manolillo el Herraor.

    Se dice que viajó.

    • Sí, corrí mundo, pero menos del que refieren y casi tó pá mi mal; muerte, cárcel, guerra… ná güeno. Cuentan que estuve en Cuba, en África, en Sevilla… no sé, tal vez.

    Cuando mis ojitos abrí,
    entre la noche y la aurora,
    una bandera española
    fue lo primero que vi.
    También vi cerca de mí
    la linda flor de la yedra
    cuyo nombre me recuerda,
    si es verdad que no me engaña,
    que era Cuba sin España
    una sortija sin piedra.

    ¿Y la cárcel?

    • Si también pizé la cárcel, por mucho y por ná. Por está donde no tenía que está, por alguna ratería, por defendé lo mío y… por salí de mi Málaga, de mi Perchel y mi Triniá a buscá la vía y cruzarse una mala mujé en mi camino.

    El preso cuenta los días,
    el presidiario los años
    y el que está metío en capilla,
    horas, minutos y cuartos.

    • Allí entré por última vez cuando nos liamos a tiros unos con otros y de ella me echaron pá que muriera en la calle como un perro baldao. Esta vez yo, que era inocente, quería quedarme dentro, se comía mal o bien pero caliente, y la celda… un palacio pá mí, acostumbrao a un oscuro y sucio cuartucho.

    Adiós patio de la cárcel,
    rincón de la barbería,
    que al que no tiene dinero
    lo afeitan con agua fría.

    Por la mañana dan pan
    al mediodía el cocío
    y, según tengo entendío,
    por la tarde no dan ná.
    Se forma un algarabán
    de pucheros y cazuelas,
    y el cabo rancho que vuela
    por ver si se encuentra un hueso
    y aquel que no ha estado preso
    no sabe lo que es canela.

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    Piyayo: ¿has muerto?

    • ¡No!. Estoy aquí, con vosotros. Más alto, más espigao que un arenque, más renegrío que nunca. Vivo en mis cantes y en el corazón de aquellos que los recuerdan y aman, aunque mis huesos de pobre, allí en San Rafaé, en el fosal común del Batatá, estén regüertos con otros tan míseros como los míos y sin una humilde lápida que recuerde cuánto os di y cuánto os doy todavía.

    “Calla su vieja guitarra. Sarmentosas, flácidas ,cansadas de rasguear tristemente, las manos del viejo gitano han quedado inmóviles”.

    Artículo de Miguel Ángel del Pozo Tomé, publicado en la revista nº 3 de «Calle del Agua», Edición de Primavera Año 2004

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    Sigo con el texto del insigne Juan Miguel González del Pino; un texto recordando al célebre gitano y narrando su cautiverio durante la guerra de Cuba en aquel país. Este es:

    9484_808417215911326_1971021345037472730_n(El Piyayo; dibujo realizado por Ángel Idígoras)

    “En Cuba, derrumbado en el jergón de la celda de un fortín español, donde purgaba su oprobio, Rafael Flores Nieto, fue visitado por el ángel de Rilke. En tales condiciones sería como concibió la genial idea de crear los «Cantes del Piyayo», fundiendo la culta décima con los tonos patibularios y de germanía de las colonias de ultramar.

    Tienen un cierto sabor lila-dulzón de flores de jacaranda pisadas estas aguajiradas carceleras: ron de caña y vino moscatel en porrón de taberna portuaria.

    Quizás fuera aquel perdido barco del arroz quien lo trajo de vuelta a Málaga, donde se ganaba la vida cantando en tabernas y colmaos, siendo su repertorio tan variado como proverbial su memoria para la entonación de coplillas y romances, que acompañaba con su vetusta guitarra.

    Dormía de este lado del Guadalmedina, donde bebía, no sin cierta generosidad, el blanco y el pintao, dejando el revuelto de aguardiente y los tintos para el otro margen del río, que era el lugar para sus actuaciones y pitanzas, así como de sus encuentros furtivos con una misteriosa trigueña insular, inspiradora de algunas hermosas y más que notables creaciones, que él nunca reconoció como propias, atribuyéndolas antes al infortunio que al amor, tal vez empujado por un hondo sentimiento pesimista, mezcla de fatalismo y pudor, tan propio de los espíritus taciturnos y solitarios”.

    Juan Miguel González

    ***

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    EL EMINENTE Y EXCLUSIVO CENTRO DE ESTUDIOS DEL TALENTO.

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    EL EMINENTE Y EXCLUSIVO
    CENTRO DE ESTUDIOS DEL TALENTO.

    «Tiene verde la mirada
    y el aire de pizpireta
    Lolita de nueva hornada
    bien puestas el par de piernas»

    (Camarera de mi ron; Vladikov Nabomir)

     

    El a priori:

    En el año 1986, un grupo de intelectuales de la ciudad de Málaga fundaron el Centro de Estudios del Talento. Una congregación que estaba y está integrada por insignes prohombres con una particularidad común: una innata predisposición y vocación hacia la cultura y el conocimiento. Hacia la ilustración y el discernimiento. La sede estaba en la Calle Lágrima Virgen número 19. No me negarán que ya el nombre de la calle promete y cumple.

    Su Presidente, el notable escritor, profesor y poeta Francisco Javier López Navidad. El Secretario, el sinólogo y erudito Javier Cabeza y Sanz. Cómo Tesorero «Eméritus di antimanno» el insigne poeta Juan Miguel González del Pino; formando también parte del grupo, como vocales, el pintor Antonio Ayuso y el dibujante Ángel Idígoras.

    292027_2190294730220_1610333047_n(Ángel Idígoras por Ángel Idígoras)

    Cito a estos ilustres primero, porque –concedida la gracia de mi pertenencia a dicho grupo– auspiciado por Francisco Javier, protegido por Juan Miguel, apadrinado por Idígoras y Ayuso, y certificado por Javier Cabeza, paso a engrosar, y valgo yo mucho para eso del engrosar, las filas de tan excelsa camarilla.

    Forman parte también de dicha partida, los siguientes:

    Antonio Cabello Arce, corrector y crítico literario, Gavilán y Chaves, filósofos. La escritora Carmen Rigalt; Julio Quesada Martín que es catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid; Guillermo Aguilera, los filósofos Carlos Conchillo, Juan Gavilán y Francisco Chaves; el pintor Rafael Alvarado, los editores Francisco Cumpián (también poeta e impresor) y José Antonio Quesada. El escritor Cristóbal G. Montilla y Laureano Quesada; Antonio López Navidad, figura de la medicina, Vallejo «El Ínclito», los también poetas Francisco Bravo y Eduardo Martín Calvo. Antonio Arjona, escultor, José Manuel Domínguez, concertista de guitarra y Juan Alberto Gómez, cantante.

    Personalidades de la Manualidad, tales como Manuel «El Viruta», el Sr. don Antonio De la Cuesta, y don Manuel Pérez, ingeniero de átomos y voltios. Alexandru Afrasinei, traductor de Juan Miguel González al rumano, Viola de la OCM. Y ahora –y con la dignidad de recién llegado– el bloguero y cronista virtual Álvaro Souvirón.

    el-maestro-y-pintor-antonio-ayuso-2012(El pintor Antonio Ayuso)

    El a posteriori de lo a priori:

    (Del Cuaderno de Bitácora de Father Gorgonzola.)

    Como acostumbra Juan Miguel González, me esperaba amarrado al duro banco acompañado de Paco Navidad, Antonio Ayuso y Javier Cabeza. Debo indicar – no sin un cierto rubor– que el acomodo en mi coche de tan señalado grupo no podría calificarse como una digna demostración y/o exhibición de agilidad, elasticidad y ligereza.

    Saltar el tabique infranqueable –ríete del Muro de Berlín– que representa la separación de la trasera de mi coche (circunstancia que podría haberse evitado mi amigo el sinólogo si hubiese entrado por la puerta correcta) procurarse el adecuado acomodo el pintor y el poeta, y la infructuosa y estéril intentona de mi querido amigo el escritor para ponerse el cinturón de seguridad usando para ello la correa de mi bolso-bandolera, presagiaba una tarde aciaga en cuanto a capacidades físicas y cinemáticas. Pero ya saben Uds. cómo son los pensadores.

    1229983_10201402218450733_877894438_n(Juan Miguel González por Ángel Idígoras)

    Los conduje, no sin cierto nerviosismo, hasta el lugar de la cita donde nos tendríamos que encontrar con Ángel Idígoras. Una vez allí, la camarera, una simpatiquísima y pizpireta chica de intensa mirada y torneadas piernas, nos hizo sentirnos tan atribulados cómo felices y contentos. Un encanto de chiquilla, que nos llevó a más de uno durante un momento, a pasear de nuevo por los jardines medio olvidados de la carnalidad y la concupiscencia.

    Podría contar muchas más cosas de esa fantástica velada, pero sólo indicaré que Ángel Idígoras me regaló el original de mi caricatura. Antonio Ayuso la promesa de proporcionarme material para una entrada monográfica en este blog, y Juan Miguel González me hizo entrega de un divertidísimo romance que a modo de colofón inserto al final para vuestro deleite y satisfacción.

    caricatura Idígoras original reducido(Álvaro Souvirón por Ángel Idígoras)

    Una noche memorable que deberemos, sin duda alguna, repetir. Aunque sólo sea para ver cómo Idígoras aprovecha la reunión para, delante de nuestras narices, realizar la última viñeta que debería de salir publicada en la prensa el día siguiente. Para hablar de Tintín y de comics y tebeos con Javier Cabeza; para oír la palabra didáctica, apocada y respetuosa de Antonio Ayuso; para poder aprender algo nuevo, como cada una de las veces que nos vemos, de mi querido amigo Juan Miguel González. Para poder volver a tocar la guitarra con Ángel esta vez en mi casa; para intentar empaparme –aunque sea sólo un poco– del inagotable ingenio y cacumen de Francisco Javier López Navidad.

    11016772_938618862839662_315274109_n(Francisco Javier López Navidad por Ángel Idígoras)

    ***

    Este es el romance-pasodoble al «Chupaodios» de Juan Miguel González; disfrutadlo:

    ROMANCE DEL «CHUPAODIOS»
    (PASODOBLE)

    Bajo las verdes moreras
    se aliviaba el «Chupaodios»,
    un ojo puesto en el Marca,
    y en la Derbi el otro ojo.

    Sin importarle un ardite,
    retador daba y jocoso
    larga coba a los canutos,
    buena cuenta del tintorro.

    Oculto en las cañaveras,
    imaginaba, rijoso,
    grandes urbes de ortopedias
    y el orbe lleno de cojos.

    Tan feliz se las tenía,
    que se arrancó a lo Poropo,
    con estos trenos de horca
    y estos ayes covadongos.

    ¡Vivan las sillas de ruedas,
    y las roturas de codos;
    los barrenos a la plancha
    y las tapas de microbios!

    Alertados por el cante
    y los crecientes oprobios,
    aludidos guardacoches
    majaron al «Chupaodios».

    ***

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    EL NIÑO AQUEL QUE FUÍ ME LLEVA AHORA.

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    EL NIÑO AQUEL QUE FUÍ ME LLEVA AHORA.

    “Las niñas, que son hadas y princesas,
    los niños que son magos,
    las gotas, que son perlas, de la lluvia,
    las llamas que son pájaros.”

    Juan Miguel González.

    Por eso de su aversión a las temperaturas gélidas, el Poeta Juan Miguel González, cuando sale, va siempre cubierto con un elegante sombrero. Tiene muchos. El ir siempre con la azotea techada, no sé si tendrá como fin el calentarse la cabeza o el impedir (yo creo que es eso) que se le escapen volando al exterior esas preciosas y recapacitadas piezas poéticas que él tiene a bien componer y –en casos muy puntuales– regalar.

    Juan Miguel adorna su apariencia con un dandismo evidente. La última vez que estuve con él vestía un precioso sombrero, unos confortables pantalones y una chaqueta, ambos de punto, que le aportaban calidez y prestancia. Distinción y elegancia. También despedía un agradable olor; una mezcla –quise suponer y me lo invento– de lavanda inglesa y Vicks VapoRub. Una mixtura del centenario jabón Lifebuoy y hojas maceradas del falso árbol de la pimienta.

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    Habíamos quedado en el sitio acostumbrado para intercambiar regalos. Él me había pedido –con esa humildad que le caracteriza y haciendo caso omiso a mi advertencia de que siempre le estoy dispuesto– una copia del álbum “Sigamos en las Nubes” del grupo Tabletom para regalárselo a unas amigas holandesas que querían oír alguno de sus poemas musicados por los hermano Ramírez… Yo, «motu proprio» le llevé también las letras impresas de sus poemas con la banda. Estas para él.

    Por su parte, Juan Miguel, «Quid Pro Quo» me iba a entregar el original del romance “El Monte de las Tres Letras” del cual me hizo protagonista. Pero ya lo he dicho, y lo repito sin sonrojo, el Poeta es enormemente espléndido y regala lo más valioso de él; así que para dejarme desarmado, me llevó un poema dedicado. Un poema en el que habla de ese niño que todos llevamos dentro; a pesar de estar ya pagando con muchos años vividos, el tributo de la existencia.

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    Afortunadamente, todavía mantengo ese niño dentro de mí. Algunos lo llamarán inmadurez y yo lo asumo encantado. Asumo esa inmadurez preciosa que me hace recordar los tiempos felices de mi niñez y de los que aún guardo retazos con esa costumbre que mantengo del comprarme figuritas de cómics y de tebeos; y libros de dibujos; y –lo último, y que estoy esperando– un precioso recortable de cartón del Edificio Chrysler de Nueva York. Mi favorito.

    Que el Empire State vaya poniendo sus barbas a remojar.

    Este es el poema que me ha regalado Juan Miguel González del Pino. Inconmensurable poeta; mejor persona y gran amigo.

     

    (Todas las ilustraciones son de Carl Offterdinger y corresponden a portadas de publicaciones infantiles y juveniles)

    ***

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    ***

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

    «Ganas dan de correr y abrazarte, de llenar de castañas y almencinas tus enormes zapatones de tela peatonal, de auparme hasta tu frente y ungirla de sonetos bien mojados en vino de los Montes.»

    Juan Miguel González

    Cuando a la temprana edad de ocho años me mudé de la céntrica Plaza de los Mártires, para vivir en una descampada Barcenillas despojada de bloques, lo único que me consoló fue que estaba destinado a vivir en una zona de «entremontes». Una zona despoblada, en aquellos tiempos, situada entre el Monte de Gibralfaro al sureste y el Monte Victoria al noroeste. No se me tenga muy en cuenta mi capacidad orientativa que no es muy mucho de fiar.

    Debido a esa apacible y bucólica situación cuasi rústica, el terreno me obligó gratamente a vivir en un ambiente saludable y enormemente divertido. Un terreno proclive a gozar de aventuras y juegos, que de ninguna manera, podría haber vivido de haber seguido residiendo en el centro de la ciudad. Otro tanto me pasaba cuando, en mis largas temporadas en La Cañada de los Ingleses, podía zascandilear libremente por el monte entre algarrobos y Llagas de Cristo. Esta circunstancia, hizo de mi un experto en subir y bajar entornos sombríos por pinares inacabables o por zonas absolutamente soleadas, y que me procuraban vistas únicas de la ciudad, cuando –cómo solíamos hacer de chavales– subíamos a las cimas de los citados Montes de Gibralfaro y Victoria. Este último también conocido como Monte de la Tres Letras.

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    Viviendo en Los Pinos (Barcenillas) no eran pocas las veces que atravesando el Reino de Conde Ureña, llegábamos hasta el Mirador que se encontraba en todo lo alto y en el comienzo del camino de tierra que llevaba al Seminario. Una vez allí, la pandilla, las más veces, hacíamos largas marchas de montañismo para alcanzar la cima del Monte de las Tres Letras. Una vez allí, en unas inclinadas y enormes lajas de piedra (La Barca grande y la Barca chica) nos tendíamos a todo lo largo y pasábamos horas contemplando cómo la ciudad – aparentemente quieta– respiraba a nuestros pies y jugábamos a situar edificios y monumentos.

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    El Poeta Juan Miguel González, me llamó hace unos días para agradecerme (no hay de qué) el tratamiento que le había dado en este blog a su inspirada felicitación navideña.

    Como suele pasar, la conversación con mi amigo se prolongó más de lo que permiten los horarios laborales, debido a su amenísimo e interesante palique. Salió a colación mi absoluta admiración y pasión hacia su producción costumbrista y localista. Ya se lo he dicho muchas veces, que cualquier referencia versificada sobre la Málaga que ocupó nuestra niñez, y sus bellísimos alegatos sobre negocios, paisajes o personas desaparecidas, conforman uno de las temas preferidos por este que ahora os escribe.

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    Juan Miguel González tuvo a bien (Qué honor!) el proponerme ser el personaje, el actor principal, de un romance que escribiría sobre algún lugar preferido de mi niñez. Para hacerme un regalo imborrable para mi ego (no puedo negar mi parcela de vanidad) y para afinzar mi devoción inquebrantable hacia su obra. Hacia su persona. Me preguntó qué lugar estaba grabado de manera indeleble en mi memoria para situar el romance. Entre otros muchos sitios, le indiqué el Monte de las Tres Letras, y eso es lo que ahora viene. Un texto poético de una espléndida hermosura que desde ahora, formará parte del lugar más entrañable y principal de mi Muro de los Afectos.

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    Para adornar esta entrada de una manera perfecta, qué mejor que hacerlo con los dibujos de otra persona –que al igual que yo– subió y disfrutó ese monte en su niñez: mi querido amigo el arquitecto Luis Ruiz Padrón. Luis, con esa generosidad inacabable que dispone hacia mí, ha tenido la deferencia de remitirme una serie de dibujos que –junto a la palabra de Juan Miguel– conforman una de las entradas más placenteras que yo haya escrito últimamente.

    Este es el texto de Juan Miguel González. Estos son los dibujos de Luis Ruiz Padrón; disfrutadlos. Son una verdadera muestra de delicadeza y de elegancia. Una demostración de cariño, aprecio y amistad tan agradecido cómo inmerecido.

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

    Para Álvaro Souvirón

    En lo alto se subía
    del Monte de las Tres Letras,
    Alvarito Souvirón,
    con unos cuantos chaveas.

    Deshojaban margaritas,
    masticaban vinagretas,
    cogerían almencinas
    y partirían las almendras.

    Caballitos del diablo
    volando sobre la alberca,
    y cigarrones saltando
    y algún lagarto en las peñas,
    iban mirando asombrados,
    en su escaladora gesta,
    por el agreste condado
    matinal de Conde Ureña.

    A contemplar se sentaban,
    felices en una piedra:
    la Catedral, el Castillo,
    el Seminario, las huertas,
    las hileras de eucaliptos,
    el Camino de las Pencas,
    el Puerto y el Melillero
    y el mar de la Malagueta.

    En su pecho de gigante,
    emocionado conserva
    el niño aquel que subía
    al Monte de las Tres Letras,
    para abrazar con los ojos
    y en el alma retenerlas
    la luz, la mar y los cielos
    de aquella Málaga nuestra.

    Juan Miguel González
    Málaga. Enero 2015

    balcón

    ***

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    ***

    ANEXO DE ÚLTIMA HORA

    Mi estimado amigo Manolo Alonso Aragón –hermano de mi íntimo amigo (Q.E.P.D.) José María Alonso– tiene a bien el proporcionarme una información que él, cómo testigo directo (era vecino en aquellos días de Conde Ureña) vivió y presenció el bautizo del Monte Victoria cómo Monte de las Tres Letras.

    Esta es la información que me proporciona:

    Testigo del bautizo del monte.

    Hasta finales de los 50 desconocíamos el nombre original del monte. La chiquillería de la zona le llamábamos el monte de las almencinas, el de las chorraeras o simplemente el monte. Pero una buena mañana de aquellas fechas, vimos asombrados las siglas PCE (Partido Comunista de España) pintadas con cal en las grandes rocas que culminan su cima en su cara más occidental y visible desde buena parte de Málaga.

    La reacción de las autoridades del régimen no se hace esperar. Apenas 48 horas después, veo desfilar por la puerta de mi casa, decenas de presos políticos; en fila de a uno a ambos lados de la calle y flanqueados por numerosos guardias civiles fuertemente armados. Todos llevaban la misma indumentaria, un mono gris plomizo y transportaban cubos, cañas, brochas, cal, cuerdas, escaleras de mano etc.
    En pocas horas aquellas tres letras del monte fueron sustituidas por las de JAC (Juventud de Acción Católica) Cada dos años aproximadamente, las letras eran repintadas con la misma mano de obra.

    Con el paso de los años, contemplé varias veces, cada vez con más indignación, la silenciosa y humillante procesión. Esas siglas permanecieron durante el franquismo, la transición y los primeros años de la democracia. Yo era apenas un crío, pero aquel recuerdo quedó grabado en mi mente a hierro; me acuerdo, como si fuese ayer, con todo lujo de detalles.

    ALONSO05campo(Jose María Alonso en lo alto del Monte de las Tres Letras)

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    UN PASEO POR LAS CONFITERÍAS Y PASTELERÍAS ANTIGUAS DE MÁLAGA

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    UN PASEO POR LAS CONFITERÍAS
    Y PASTELERÍAS ANTIGUAS DE MÁLAGA

    «Pero que emperador fuera del todo
    y vitalicia majestad del uno,
    que fuera el éter y que habitara el todo
    y la Torta Ramos de mi desayuno…»
    (Juan Miguel González del Pino)

    Todo lo que escribo en este blog, tiene un génesis, una chispa que inicia el proceso mental e imaginativo que le da cuerda a los dedos y les ordena, a estos, que bailen la danza de las letras en el teclado del ordenador.

    La chispa en este caso me la proporcionó –en forma de cariñosa sugerencia– mi querido amigo Juan Carlos de León y Paz (que nombre tan bonito!) pidiéndome que lo llevara de gira por las Confiterías (un nombre ya cuasi desaparecido) y Pastelerías de la Málaga de nuestra niñez. Hablamos de las décadas de los Sesenta y los Setenta, que no fueron – gracias a estos establecimientos –tan grises y amargos a pesar del bajito de cuerpo.

    Pero había un problema con el encargo. No se trataba de relacionar todas las pastelerías y confiterías de la ciudad; pues hubiese sido un trabajo ímprobo; una suerte de tesis doctoral sobre la glucosa que me hubiese reportado un trabajo de investigación insufriblemente largo además de un coñazo. Y una cosa es una cosa y otra es otra. Así que decidí, al fin y al cabo, eso era realmente lo que me pedía Juan Carlos de León y Paz (que nombre tan bonito!), rememorar un paseo por los barrios que me criaron y en los que –como no podía ser de otra manera– abundaban las confiterías y dispensadores de pasteles y bombones. Así que no se crean que olvido ninguna en concreto. Olvido, citar muchas que tengo en mente, adrede. Pero eso es lo que hay. Uno tira para lo suyo…

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    Lo que viene ahora, creo que para su mejor lectura, junto con el pequeño prolegómeno que acabáis de leer, está en un documento PDF en el cual, junto a imágenes iliustrativas, viene esa ruta que he elaborado además de un listado de los nombres de los dulces más comunes de la ciudad de Málaga y el planning que elaboré para realizar este paseo que me pidió el amigo.

    Saboreadlo, teniendo en cuenta dos cosas, que no están las Confiterías y Pastelerías actuales, porque de eso no se trataba, y que cada barrio es un mundo particular y que contiene sus propias confiterías que a mí, cómo se comprenderá facilmente, se me escapan.

    Este es el artículo completo:

    CONFITERÍAS Y PASTELERIAS ANTIGUAS DE MÁLAGA

    Disfrutadlo!!!

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    ***

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    EL NUEVO TRABAJO DE TABLETOM. LAS LETRAS.

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    EL NUEVO TRABAJO DE TABLETOM.

    LAS LETRAS.

    (De Juan Miguel González)

    «Me asomo al Guadalmedina
    por ver si pasa Milagros,
    y la que pasa es Olvido,
    que, al verme, pasa de largo.»

    Puedo jurarle a Uds. por mi antigua fe en la hipotenusa, que ardo en deseos por oír el nuevo trabajo discográfico de mi grupo de cabecera: el llamado Tabletom. Ardo en deseos –y, a la «teresitadejesús» manera, vivo sin vivir en mí– porque ese momento de llegada se distrae, se despista en el discurrir del tiempo, y no llega con la prontitud deseada. Ya sabéis lo que decía aquel de las luengas barbas (y adicto al pescaíto frito con pan) sobre ellos mismos: «Somos más lentos que violentos».

    Ya se está pergeñando la nueva entrega de Tabletom; ya les han sido proporcionados –por el poeta y letrista Juan Miguel González– los textos que otorgarán la palabra a los temas musicales que Perico Ramírez está componiendo. Ya está en marcha esa maquinaria engrasada de ingenio, creatividad e inventiva que nos proporcionará otro nuevo incunable a nuestra colección del grupo más emblemático, conocido y querido de la ciudad de Málaga.

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    Hace unos días, hablando con Juan Miguel González, salió a colación eso de las letras del nuevo disco de mis amigos. Volver a tener al alcance del oído y de la vista otro trabajo realizado conjuntamente por el poeta y por los músicos – siguiendo la misma ejecutoria que su memorable «Sigamos en las nubes»– es cuando menos ilusionante. Es emocionante y es prometedor.

    Llamé a Perico Ramírez que me puso al tanto de cómo iba el tema de los temas. ¡Para final del verano, Álvaro! Me dijo. Ya mismo estará listo y preparado para irnos todos de excursión al estudio. ¡Ponle que para el principio del invierno!
    «Somos más lentos que violentos». Ya te digo. También son duros. Son más bien duros.

    cirquePerico me dio permiso para que el poeta González me proporcionase las letras y yo las publicase en este blog. Como adelanto; cómo préstamo sin interés y cómo primicia inesperada para los que hoy vais a tener la oportunidad (y la suerte) de poderlas leer. Una honorable y honrosa primicia. Juan Miguel en estos textos no se muerde la lengua. No las querías así Perico? Contundente, esclarecedoras y fuertes? No las querías leñeras, decías? Pues ahí las tienes, Perico! Ahí las llevas: leñeras.

    Juan Miguel González, ha escrito unas letras para Tabletom –adornadas, como siempre, de esa belleza inimitable que sólo él sabe proporcionar a sus textos– duras y directas. Tremendamente contemporáneas; de una actualidad apabullante. No digo más, aquí las transcribo; tal y cómo me las manda el poeta. Disfrutad del aperitivo de lo que en pocos meses vendrá. Un disfrute; un gozo y un deleite. Se lo vuelvo a jurar a todos Uds. Por mi antigua fe en la hipotenusa.

    Estas son:

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    ME NIEGO SER TONTO ÚTIL

    Me rebelo contra el mal,
    completamente, no a medias,
    provoque quien lo provoque
    y venga de donde venga,
    que con justa rebeldía
    ya muy pocos se rebelan.
    Me niego a ser tonto útil
    de izquierdas o de derechas.

    Me indignan los paniaguados
    que nunca cambian de lema,
    y gritan indignamente
    su indignación farisea.
    Me indigna quien no se indigna
    con valiente independencia.

    La libertad se conquista,
    vuela alto y no es rastrera,
    ni comercia la valiente
    bondad con la que se entrega.
    Contra los falsos rebeldes,
    mi libertad se rebela.

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    ME ASOMO AL GUADALMEDINA

    Me asomo al Guadalmedina
    por ver si pasa el Pisuerga,
    y lo que pasa es la vida,
    y lo que paso son penas.

    Me asomo al Guadalmedina
    por ver si pasa Milagros,
    y la que pasa es Olvido,
    que, al verme, pasa de largo.

    Me asomo al Guadalmedina
    por asomarme a algún sitio,
    si es que a un pobre cauce seco
    se le puede llamar río.
    ..
    Me asomé al Guadalmedina
    por ver si pasaba algo,
    y lo que pasé fue frío,
    amor, de esperarte tanto.

    Me asomo al Guadalmedina
    tan sólo por asomarme
    y ver si sigue aquel niño
    que fui una vez, asomándose.

    Me asomo al Guadalmedina
    por ver si pasa el invierno,
    y sólo pasa la sombra
    cojeante de Roberto.

    esplanade

    OFICINA DEL INEM

    Haciendo fila en la cola
    diariamente está Lola,
    como en un siniestro andén,
    por ver si le encuentra amparo
    a sus tres años de paro
    la oficina del INEM.

    Tiene los ojos castaños
    y no más de treinta años,
    y vive en calle La Unión,
    y espera con ilusiones,
    como esos cinco millones,
    alguna colocación.

    Lleva un libro en la mochila,
    y un amor que nunca alquila,
    y tabaco de liar,
    y en su currículum pone:
    –¡me cago en cuantos cabrones
    me dejan sin trabajar! –.

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    PASEN, PASEN Y AHORREN

    –Esta adivinanza
    rima con finanza.
    Aquel que la acierte
    que lo grite fuerte.
    ¿Queréis que juguemos?
    Pues venga, empecemos.

    “Cuidan los modales,
    pero son chacales.
    Van de respetables
    los muy miserables.
    Absolutos reyes,
    desprecian las leyes”.

    –Fácil me lo pones,
    los grandes ladrones
    de nuestro dinero:
    ¡Coño, los banqueros!

    El currante ahorra,
    La Banca se forra.
    Si pierde el currelo,
    embargo y canguelo.

    Hombre hipotecado,
    de por vida atado
    a estos caballeros
    crueles y usureros
    que llaman banqueros
    siendo bandoleros.

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    A Pablo y Mari Carmen
    FANTASÍA ANDALUZA

    Quién se sentara una noche
    bajo la luna de mayo,
    a esperar lo que no vuelve,
    tan sólo por esperarlo.

    Todo el dolor del mundo,
    todo el misterio,
    en las hojas del chopo
    cantaba el viento.

    Sin saber poco ni mucho,
    ni solo ni acompañado,
    quién durmiera junto al río,
    tan sólo por escucharlo.

    Todo el amor del mundo,
    toda su gloria,
    oculta entre las ramas,
    canta la alondra.

    Quién tuviera aquellos ojos,
    ilusión, y aquellas ganas,
    para llorarte, si vuelves,
    para cantarte, si escapas.

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    “Poema a la memoria de Rockberto González.
    Cantante de Tabletom”
     
    ALMUECÍN DE LAS NUBES
    Tu machaco decente y tu sombra harapienta
    tu voz estrangulada, que ladraba y mordía,
    soledad que a la sola libertad daba cuenta,
    cigarra de la noche, que calcinaba el día.

    Compadre de los gatos, pariente de las cabras,
    libertador del blues a lo Pepe Marchena,
    si al mundo te cerraste, tu leyenda no abras
    a quienes no entendieron tu impaciencia y tu pena.

    Pocos saben por qué en tus manos ardía
    la bala de Van Gogh y el pájaro de absenta.
    Sentado en el abismo llorabas tu alegría,
    almuecín de las nubes que amenazan tormenta.

    Muerto estás. Distraído. Libre ya del verano,
    de los cumplidos lutos y las tediosas loas.
    Apenas te traté, pero te quise, hermano,
    consuegro de los grillos y el blanco con anchoas.
    ***
    **
    Todas las ilustraciones son de Jason Cantoro
     
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    EL MIÉRCOLES SANTO DE ALISTER O’DONNELL.

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    EL MIÉRCOLES SANTO DE

    ALISTER O’DONNELL.

    SAETA

    Las tórtolas que en tu manto
    tortoleando estarán,
    en un balcón de Verona
    la alborada anunciarán
    ay, a los enamorados
    que por amor morirán.

    Hoy, a tu paso, Señora,
    ¿quién, triste, recordará
    a quienes ya ni recuerdan
    que olvidaron recordar?

    Juan Miguel González
    Marzo, 2014

    NAZARENO EN REPOSO

    «NAZARENO EN REPOSO »

    (Obra realizada expresamente para este post por Jose Luis Zambrano)

    A MODO DE PROEMIO, PREFACIO E INTRODUCCIÓN!

    EL POTAJE

    Era lo que Antonio Garrido Moraga definiría como un nazareno gordo.
    Le gustaba comer, vamos.
    Su mujer había preparado potaje de vigilia. Con sus garbanzos y su bacalao.
    «Tomaré poquito que esta tarde salimos».
    Era jefe de procesión.
    Alcohol, ni probarlo. Coca Cola.
    «Mira Mariano que eso te provoca gases».
    Estaba de escándalo, repitió.
    «¡Que sed, ¡El bacalao!, ¡Más Coca Cola!».
    Café y cigarrito. Nunca fumaba, su cuñado le ofreció un «Bisonte»
    ¡Ni años que no veía esa marca!

    Se fue para la iglesia. Notó «ardores”. El ajetreo, el protocolo, la hora…. El ardor se hizo retortijón. Aguantó. Subió a pedir la venia. Al pisar el último escalón, una presión incontrolable bajó del píloro al recto en un segundo. El rubor transparentó el capirote.
    Los ojos como brótola. El estruendo se oyó hasta en Gibralfaro. Algo caliente recorrió su pierna hasta el negro calcetín.
    Despertó en el Civil.

    Cortesía de mi amigo Lasa Lasaeta®

    ***///***

     

    “Y cuando la Señora iba siendo paseada por las atiborradas calles de Málaga,
    una Tórtola vino a posarse delicadamente en su mano.
    Y en ella permaneció, acompañándola,
    durante todo el desfile procesional.
    Desde aquel momento, la Virgen de los Sinsabores,
    pasó a llamarse –por expreso deseo popular–
    La Virgen de La Tórtola”.

    (A.S)

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    LA VÍRGEN DE LA TÓRTOLA

    Decir que las prisas, y los nervios contenidos, desbordaban a todos los hermanos en la Casa Hermandad, es decirlo de una manera simple y concisa. Muy corta y exiguamente. Pues era el día grande; Miércoles Santo en el que los Tronos de La Hermandad de la Tórtola, cuya denominación oficial es Real, Bastante Ilustre, Tirando para Venerable y Tela de Antigua, Hermandad y Cofradía de Penitentes de Nuestro Padre Jesús de la Fuente del Perdón y María Santísima de la Tórtola, salían de su sede en La Plaza de San Frasquito para ser procesionados en loor de multitudes por las calles de Málaga. Datecuén!

    El Hermano Mayor, Don Josué Calcetín Roto y su más desinteresado colaborador en el trajín diario, el “Jefe de Protocólogo” Don Albariño T. Comes L’Okealla, iban de un sitio para otro tratando de solucionar esos pequeños detalles que suelen escaparse con las prisas y que, sin poderlo evitar, pueden si no estropear, sí deslucir el cortejo que había sido preparado, tan ardua como afanosamente durante todo el año, por todos los hermanos cofrades de la muy querida cofradía de La Tórtola y Nuestro Padre de La Fuente del Perdón.

    Todos estos hermanos de la cofradía, colaboraban con su trabajo, con su esfuerzo, y con su dedicación plena de amor hacia sus sagrados titulares, ya te digo, para que todo saliera con el mayor esplendor y la más absoluta de las perfecciones. María Santísima, sin embargo, lloraba afligida y desconsolada; pues a su hijo le quedaban, literalmente, tres telediarios. Lo que yo te diga, Maguila!

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    «OJOS VERDES»

    (Obra cedida para este post por Andrés Mérida)

    DOS DÍAS ANTES.

    El Lunes Santo, en casa de los Vicente, Manolo, el orondo penitente, junto a Encarni, su diligente esposa, la vivaracha y exuberante adolescente Manoli, y la adorable abuela Paquita, esperaban para salir hacia el aeropuerto para recibir al joven Alister O’Donnell; un estudiante –de prominente y encumbrada familia liberal irlandesa– que con beca Erasmus, llegaba desde Dublín para perfeccionar el idioma castellano y lo que cayera o cayese. Pretérito imperfecto del subjuntivo que era al fin y al cabo.

    Llegaron todos al Aeropuerto de Málaga, justo cuando el rubicundo y pelirrojo mozalbete irlandés salía satisfecho -por la zona de llegadas- cargado de mochila y una botella de Whisky Jameson de edad avanzada para el agradecido Manolo; capitoste del clan familiar que era. Fue recibido con alborozo y júbilo por toda la familia Vicente. No sabía el joven lo que les molaba a estos el tener a un guiri alojado en pleno Barrio del Perchal; pues les daba lustre y prestigio entre los vecinos. Un especial e inusual toque de distinción.

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    «EL GUIRI»

    (Obra realizada expresamente para este post por Andrés Mérida)

    Alister era alto y espigado. Estilizado, enjuto y cuasi quebradizo de canijo. Pálido cómo un vampiro transilvánico y cubierto todo el cuerpo por miles, millones de pecas. El pelo, ya lo hemos indicado antes, de un intenso color panocha tirando para colorao refulgente.

    –Muerde el niño la cara que tiene! – Dijo la inefable abuela Paquita al verlo
    – Parése que l’an pegáo un tiro mierda mal tiráo! El Líster; tiene cara comunista!.

    El niño Alister estaba ilusionadísimo porque estaba en España. Y estaba en España porque iba a poder ir a la playa en el mes de Abril!!! Porque era Semana Santa!!! Porque iba a poder comer pescáito frito, Pero sobretodo, era feliz, por las dos enormes razones que esgrimía la concupiscente Encarni bajo las camisetas, que dándose cuenta de las miradas de agonía que el pelirrojo le dirigía, se procuraba las más escotadas y ajustadas para marcar pezón del quince, ombliguillo sugerente al aire y un culo respingón tremendamente caído hacia arriba que desafiaba las elementales leyes de la física.

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    «MONUMENTO EN LA CONCHA»

    (Obra cedida para este post por Paco Aguilar)

    Así que esa mañana, nada mas deshacer el equipaje, y para parecer más atractivo a ojos de la lasciva y voluptuosa Encarni, Alister, decide irse a la playa para tomar el sol y coger color. Color moreno, claro está.

    Y va entonces y pregunta a Manolo…

    –Monolo! You quiero ir a la playa!
    – No niño, questás tu mú blanco, cohoness! Ein?
    –Monolo! You quiero ir a la playa!
    – Joer. Bueno, pos si tú quieres ir, pos vale! Medáiguá! Ein? Mira niño, yo te voy a acompañar hasta la mitad del camino, porque tengo que ir a la cofradía a hacer un mandaíllo, ein? Vámonos y yo te indico después cómo llegar a la playa, ein?
    – Mocho bien, Monolo!

    Manolo y él salieron Alameda Principal hacia abajo.

    –Mira niñato! Te voy a invitar a una cosita antes de irme, ein? ya verás tú que no has probado nunca nada más rico en tu vida. Ein?!

    Entraron en la Bodega Casa Guardia.

    –Ponnos dos Pajaretes, Antonio!! Y unos mehillones!!
    Se lo echaron al coleto.
    –Otros dos, Antonio! Y unas gambitas cosías y unos tsunamis de esos coloraos!!!

    Igualmente. Al coleto. De un trago. Dos más. Al coleto.

    –Mira, Líster, yo ya me voy, ein? Tu vete tó tieso p’alante y cuando llegues a la fuente aquella que ves al final del parque, pregúntale a cualquiera por el Lavashosho, ein? Esa es la playa. Er Lavashosho, ein?
    –Grraciasss Monolo.

    Copia de alvaro malaga

    » GUIRI EN LA MALAGUETA»

    (Obra realizada expresamente para este post por David Padilla)

    Y para allá que se fue el pequeño petirrojo con un leve mareíllo y una modorra asaz considerable. Al llegar al final del Paseo del Parque, le preguntó a una chica monísima que andaba por allí:

    –Perdona Usted Señorrita: Selavarshosho, ein?

    Una sonora y tremenda bofetada lo puso –girándolo media vuelta– en la dirección correcta. Llegó a la playa junto al Merendero de Antonio Martín, se tendió –mas blanco que la nieve– en la toalla, y gracias a la ingesta de Pajaretes, se quedó profundamente dormido –durante cuatro horas al menos– a pleno sol. El Martirio de San Lorenzo se quedó en agua de borrajas. Ríanse de los asados argentinos.

     

    MIÉRCOLES SANTO.

    La multitud acudía en tropel para la salida de La Tortóla, como era conocida por el público llano, la cofradía de la Virgen de los Ojos Reverdes.

    Allí estaban las sagas familiares más ilustres e históricas de la Hermandad: Los Bolero, los Escarchas, los Navarricos; los Primorosos, los Hernández Castigos, los Calcetínes, y por fin –y para no cansar– la Vocal de Calidad: Doña Reyes Nás D’Antxoa que había logrado exitosamente certificar para la cofradía la ISO 9001: 2008; cuyo alcance se aplicaba a la consecución de obras caritativas entre los menesterosos de la zona del Molinillo y parte de la Calle Parra. Calle llamada así, según tengo entendido, por unos distinguidos miembros de esta afamada cofradía. Emérito Hermano Mayor él y Camarera virginal ella.

    Se abren las puertas del templo… Sale el Estandarte seguido del Libro de Estatutos de la Cofradía. Gran número de Mazas y Bocinas, 101 Dalmáticas, y un larguísimo reguero de penitentes…La gente, atentísima al primer Trono, pues parece ser que se había corrido el bulo entre la Málaga cofrade de que –a causa de la crisis económica– Nuestro Padre Jesús de la Fuente del Perdón iba a ser acompañado este año, en vez de por el Sayón Berruguita, por El Cobrador del Frac. Una manifiesta, falsa y malintencionada mentira difundida, suponemos -aunque no podemos asegurarlo- por no se sabe cual cofradía de desleal competencia.

    Cedrón

    «LA PUENTE»

    (Obra cedida para este post por Jose Manuel Pastor)

    Siguen saliendo del templo… Las Autoridades locales e invitadas, los Acólitos Ceriferarios (encargados de los ciriales) los Acólitos Turiferarios (encargados del incienso) y los Acólitos Anónimos (encargados del botijo del aguardiente para los hombres de Trono). Estos, los Acólitos Anónimos, eran siempre los últimos en llegar al encierro. Si llegaban; porque no todos los años conseguían encontrar su templo. Por último, los “arzacables” con las cañas para quitar impedimentos.

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    «SIN TITULO»

    (Obra cedida para este post por Rafael González Alvarado)

    Se pliegan los enormes candelabros, coronados con tulipas que llevan los tronos en las esquinas, para pasar la estrechez de la calle.¡¡¡Los Abortantes!!! Dice un ilustre maharón malagueño una moza extranjera de buen ver. Y detrás de la imagen de La Tortóla, la banda de música dirigida por el inefable y siempre eficaz Maestro Don Perfecto Artope interpretando la Malagueña Virgen de la Tórtola.

    Logran, para verla llegar, sitio privilegiado en la Tribuna de los Pobres Manolo Vicente, la escotada y apretada Manoli, Doña Encarni y la madre de ésta la Abuela Paquita. Todos acompañaban a un tórrido, achicharrado y rojísimo Alister que apenas puede moverse del terrible dolor que le infligen las ampollas producidas por el sol en el pecho, en la cara y en la parte anterior de las piernas. La nariz es un enorme pimiento choricero cuasi calcinado y el rictus de dolor es visible y evidente. Camina tiesísimo como una mojama, pues incluso el doblar los brazos y las rodillas, le hace sufrir intensísimamente. Podría decirse que estaba hecho un Cristo. El del Mayor Dolor, para ser exactos.

    – Ande ver el Líster como s’a quemao!!! Con tó la cara un tiro mierda mal tiráo! Dice la Paquita.

    Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
    Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
    Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…

    Viva la madre que te parió! Guapa!!!

    Gritaba el gentío incontenible por la emoción. Henchido por la glorificación del momento.

    El irlandés, se quedaba boquiabierto con las eufóricas manifestaciones y expresiones del pueblo y trataba de memorizarlas. Pues sentía, que debía de ser partícipe de esa costumbre tan andaluza como es la de jalear y elogiar a la Virgen.

    Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…
    Tórtola …guapa!!…guapa!!…guapa!!…
    Tórtola…guapa!!…guapa!!…guapa!!…

    Viva la madre que te parió! Guapa!!!

    Seguía gritando el gentío con delirio y frenesí. Entre el entusiasmo y la exaltación más irreprimible.

    Llega por fin el trono de la Virgen a la Tribuna de los Pobres; y entonces, el asalmonetado pelirrojo dublinés – queriendo congraciarse con el pueblo devoto– se levanta a duras penas entre la muchedumbre; y tremendamente dolorido, grita a todo volumen y con una voz estridente y estentórea:

    ¡¡¡Toortóoola… Guárpar!!!… Guárpar!!!… Guárpar!!!…
    ¡¡¡A ti te parió una madre!!! Guárpar!!!…

    Tórtola

    «TRIBUNA DE LOS POBRES»

    (Obra realizada expresamente para este post por Luis Ruiz Padrón)

    La gente se queda callada; petrificada sin saber si pegarle una paliza o matarlo directamente a pellizcos; y entonces, la abuela Paquita indignada, terriblemente irritada, se vuelve hacia el guiri, y le dice: –Y a ti te parío una gamba, So comunista!!! Con tó la cara que parese que t’an pegáo un tiro mierda mal tiráo!!! Añadió, y le pegó un certero y contundente bolsazo en la cabeza que lo dejó completamente atontolinao.

    Y mientras tanto, en la Plaza de Tabletom, Rockberto, al loro de todo, entre brumas y oscuridades, vigilando la plaza desde su quietud obligada, derramaba –sin poder contener la risa– lágrimas de bronce y de rocío; y gritaba al cielo suplicando piedad y clemencia: Somoh moooroh! Somoh mah bien mooooroh. Y no paraba de reír. No paraba de reír; cómo te lo digo, Rodrigo.

     

    POST SCRIPTUM (1)…

    La “Virgen de la tórtola”, le ha puesto,
    burlesco, nuestro amigo Souvirón,
    y más que irreverencia, en el denuesto
    infiero una velada devoción.

    ¿Blasfemar?. Otra forma de oración.
    Piadoso es el humor cuando es honrado,
    y en toda verdadera transgresión
    nostalgia siempre habrá de lo sagrado.

    La “Virgen de la Tórtola”. Qué hermoso
    mote le has puesto a la de la Paloma.
    De paradojas carga lo jocoso
    a veces el Diablo de la broma.

    Juan Miguel González
    Marzo 2014

    POST SCRIPTUM (2)…

    1. Está escrito este relato, desde el más absoluto respeto. Además, quiero mostrar mi más absoluta consideración a las instituciones cofrades y en especial a las imágenes que portan.

    2. Todos los personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia…!!Digo yo!!

    3. EL Nihil Obstat, el Imprimi Potest y el Imprimatur, concedidos todos por la Autoridad Eclesiástica Malagueña sobre este texto, han sido gestionados por la experta abogada malagueña y cofrade Pesebre Calcetín Testero.

    4. Quiero agradecer expresamente, y que sepan disculparme, el uso del apelllido ODonnell; pues entre todas las opciones posibles de apellidos irlandeses, es a ese , por razones de amistad, al que más cariño tengo.

    5. Este relato es solo la recreación humorística de un chascarrillo que me contaba, siempre entre risas, un cuñado mío, que ocupaba de una manera importantísima mi vida.

    6. También quiero agradecer enormemente a los artistas que, de forma desinteresada, han colaborado con su obra en este artículo. Estos son por orden alfabético:

    Andrés Mérida
    • Andrés Torres (Lasa Lasaeta)
    • David Padilla
    • José Luis Zambrano
    • José Manuel Pastor
    • Juan Miguel González
    • Luis Ruiz Padrón
    • Paco Aguilar
    • Rafael G. Alvarado

    Un millón de sinceros agradecimientos a estos artistas que, con su generosa aportación, demuestran que poseen – por encima de todos los demás sentidos- el más beneficioso, útil y necesario para vivir razonablemente feliz: el del humor.

    Álvaro Souvirón
    Abril 2014

     

    GUIRI QUEMAO

    «TONTOPOLLA»

    (Obra Anónima)

     

    EL CABALLERO MAGIAR

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    EL CABALLERO MAGIAR

    La Revista La Bombonera es una publicación deportiva centrada en el Málaga Club de Futbol.

    Uno de sus valores mas apreciado y estimable, es la enorme implicación de los hermanos Pachi y Ángel Idígoras. La Bombonera se reparte cada dos semanas coincidiendo con la jornada futbolera en el Estadio de La Rosaleda de esta ciudad.

    Ángel Idígoras – con esa enorme empatía que demuestra y esa generosidad  incuestionable –también sabe rodearse de los más granado de la ciudad, para que con sus aportaciones, den más clase y carácter (si cabe) a dicha publicación.

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    Esta vez es el amigo común  Fco. Javier López Navidad;  Christmas, cómo a mi me gusta llamarle. El amigo Javier con esa erudición tan inherente a él, nos da un paseo por sus años de infancia y nos cuenta – con una enorme proliferación de datos y recuerdos entrañables- el día en que Puskas le marcó un gol al portero malaguista Américo y – de propina – lo dejo baldao y cojitranco para siempre.

    Contemplamos en este relato que ahora viene, un paisaje ya desaparecido de los alrededores de La Rosaleda cuando, para cruzar el río, había que pagar el óbolo exigido por los buscavidas que proporcionaban escaleras y tablas para ahorrar al hincha el rodeo. Saboreamos una tortilla de collejas que, desaparecidos los campos junto al Convento de las locas, desaparecida la receta.  Y por fin, entre Camisas Tervilor, Zapatos Segarra y Dugan Impermeables asistimos a la final del Torneo Costa del Sol del año 1963 donde se jugaban los cuartos el C.D. Málaga  y el  Real Madrid  C.F.

    Cierra el artículo, internándose y centrando como Paco Gento, el también Poeta Juan Miguel González del Pino. Miel sobre hojuelas, niño!. Miel sobre hojuelas, lo que yo te diga.

    Este es el artículo; saboreadlo!!

    El caballero magiar

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    Nunca olvidaré el día 16 de agosto de 1963, con su cielo abierto y limpio que prometía una tarde de milagro. Yo salí temprano de casa y me acerqué a lo que llamaba la avenida de las moras, por los árboles de morera que, a ambos laterales de la calzada, ornamentaban con sus abundantes verdes hojas y sus frutos rojos y negros, regalando una sombra placentera y fresca en este me metido en grados. Cercano a la avenida había un campo plagado de collejas que daba a los muros del Convento de la Locas. Fui cortando las collejas con las tiernas manos que tiene un niño de menos de diez años y me frotaba en la alegría pensando en el tortillómetro que mi madre me iba a preparar para ir a la Rosaleda, a ver la final del Costa del Sol: C.D. Málaga – Real Madrid C.F.

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    Pasan unas horas y hete aquí que efectivamente me veo en GOL, con mi marmita militar de aluminio y plata que me había regalado mi primo Gervasio que había hecho la mili en el Benítez. La marmita o fiambrera constaba de dos cuerpos apilados de tortilla de collejas, tomatito picado, ajo, ¡cómo me gusta el ajo!, pan, moras y una naranja de Coín. Siempre nos quedará Coín.

     Observé en un punto del graderío a un individuo que no me quitaba ojo de encima desde una hora antes del partido y me tenía algo mosca, sus idas y venidas visuales a la fiambrera cantaba a las claras que era un «pidión». Sólo una mirada y se decantaba su hambruna. Cuando menos lo esperaba, lo tenía cercano a mi cogote: «¿Me das una mijita?», «Soy enfermo del pecho», le contesté y no le di nada; es más, di la espantada y me escondí en tribuna, dado que entraba entre la valla y el cemento del escalón. Me habían dicho que por donde pasase la cabeza pasaba el resto, y pasó con una limpieza increíble, yo manejaba por entonces pocos kilos y muchas ganas de quitarme de en medio.

    tortilla collejas 

     

    ¡Qué nervios estaba pasando entre el fútbol y la marmita! Cuando cogí una clarilla, tras el segundo gol del Málaga y de Bernardi, exterminé la existencia. ¡Dios mío, qué jugosas las collejas con huevo, el tomate con su ajito picado, qué dulces las moras negras y qué carne la de la naranja de Coín!¡Siempre nos quedará Coín! y si el partido estaba emocionante, la tarde de «papeo» resultó aún más. Cuando observé en lejanía dos ojos abiertos como dos platos de loza mirándome con mal ojo y peor cara. ¡Qué se le va a hacer!, le hice ver con los brazos abiertos, la fiambrera en la mano y una ligerísima inclinación de cabeza, a la par que canturreaba «Un amigo mío» de don Emilio el Moro.

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    Cuando el magiar se fue para el balón, tembló la Rosaleda; frente a él, un cancerbero ceutí propio del lugar: pelo zaino, naufragando en brillantina, bigote de verduguillo y en el último tercio de su corpachón de atleta griego: zapatos Segarra con punta Sacromonte, calcetines manolos, o sea, de nylon verde, cañas prietas y enjutos tobillos; y todo porque, con las bullas y nervios del partido, en el vestuario había olvidado borceguíes y calcetas. Se hizo la parada de su vida, quedó cojo para siempre. Aquel proyectil lanzado por el tal Ferenc impactó contra el enjuto tobillo y fue a parar al marcador simultáneo Dardo, a camisas Tervilor, llevándose, así mismo, un trozo de Dugan impermeables. ¡Qué parada, Dios mío!, y sin querer. Para siempre, el buen Américo Canas, quedó perdido de nalgas y con patente caída, y así se sostuvo muchos años en la portería como ídolo perenne en el recuerdo de los malaguistas.

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    Un motocarro espera el ansiado trofeo en el patio de armas de la Rosaleda, pero éste estaba condenado para siempre al transporte de bebidas: corría mucha «coñá» por sus venas, Larios a porrillo y cerveza Victoria, malagueña y exquisita; y sus lomos de metal no gozarán del roce de un trofeo con orejas de oro, cabeza de plata y cuerpo plagado de ágatas, ónices, rubíes, zafiros, esmeraldas…y otras piedras caras y raras que nos regala la tierra.

     

    Fco. Javier López Navidad, Málaga, 3-3-2014

     

    ¿Quién al gran zurdo de Hungría,

    en una noche remota,

    con denuedo detendría

    el proyectil que partía

    como un rayo, de su bota?

    ¿Quién, de penalti, el esférico,

    en el aire paró fiero?:

    El heroico cancerbero

    del Club Deportivo, Américo.

     

    Juan Miguel González

    ***

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    MIS FELICITACIONES

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    MIS FELICITACIONES.

     Pensaba felicitaros, esta fiestas de Pascua, con algún mensaje alegórico a los tiempos que nos ocupan. Ya sabéis, esos manidos mensajes (que por muy bien escritos que estén, no dejan de ser manidos) típicos y característicos; sazonados de buenos deseos y de benévolas intenciones.

     Pero vive Dios (mañana, dicen los confiados, que más que nunca) que me era imposible el encontrar palabras con un mínimo atisbo de personalidad. Pues todas ellas están tan gastadas por el uso, que adolecen de la originalidad anhelada.

     En eso estaba, cuando mi muy querido amigo el Poeta Juan Miguel González del Pino, tiene a bien desearme una Feliz Navidad –desde lo más hondo de su corazón- con lo mejor y más valioso que él tiene: Su inimitable creatividad poética puesta al servicio de la amistad y el aprecio hacia el amigo.

     Y tanto se lo agradezco, tanto, tanto se lo agradezco, que comparto con su permiso concedido (no me niega nada, y se lo agradezco) esas letras con todos los míos.

     Sed felices, queridos. Sed felices, procuradlo; ya sé que no es fácil. Tan sólo os deseo aquello a lo que vosotros mismos aspiréis. Sed felices;  aunque vivamos en un jardín estéril, vacuo e improductivo, sed felices, procuradlo; ya sé que no es fácil, pero intentadlo. Yo de momento –y para que os sirva de arranque- voy a regalaros…

     

    ESTA FLOR DE DICIEMBRE

     Hace frío esta noche, misteriosa señora,

    y, ateridas, regresan las palomas del río.

    Orvalla en la glorieta del huésped de Veruela,

    y de anís se mojaron los viejos villancicos.

     ***

    Siempre sueño, señora, que nieva en estos días,

    que dejará en mi puerta su corona de acebo,

    porque sé que una vez nevó en su adolescencia

    y el estanque cubrió de violetas de nieve.

    ***

    Nunca deje, madona, de ser lo que usted es:

    un dulce petirrojo en la tumba de Dickinson.

    No escuche el verso muerto ni ceda a la lisonja,

    y sea su abierto ser un claro Ave María.

     ***

    Hace frío, señora. Desde siempre hace frío,

    y no tengo otra cosa que esta flor de Diciembre.

    Qué hacer con tanto amor, con tanta mansedumbre,

    si no soñar que cae lentamente la nieve.

     ***

                                                                 Juan Miguel González

                                                                Málaga, Navidad de 2013

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