DE RAFAEL FLORES NIETO “EL PIYAYO”

EL PIYAYO EN LA ALCAZABA

DE RAFAEL FLORES NIETO
“EL PIYAYO”

«..Nací de un vaso de vino de amor,
de una madre hija de una madre de quince años,
al menos ezo creo».

Vaya por delante –y en un ejercicio tanto de franqueza cómo de vagancia– que poco voy a aportar yo a este artículo que ahora estáis leyendo; voy a aportar, lo que se dice un cero patatero en cuanto a cosecha propia. Prerrogativa que es –por otro lado– del que detenta cultos, generosos y dispuestos amigos más dotados que uno para esto del escribir.
Digo esto –curándome en salud– ante la categoría de lo escrito.
Porque lo que ahora primero viene, es obra de mis parientes cercanos (por poderes y querencia) los eruditos escritores Javier López Navidad (la conseguiduría) y de Juan Miguel González del Pino (el precioso texto poético). Y lo segundo, proviene de mi pariente lejano «in law» el experto flamencólogo Miguel Ángel del Pozo Tomé; un texto-entrevista que se publicó en el año 2004 en la revista virtual “Calle del Agua” propiciada y creada por mi querida amiga la poetisa y escritora Mariví Verdú.

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Verán ustedes; para ir contándoles de que va esto:

Hace unos días, cayó en mis manos un fantástico documento sacado de la página cultural «Historia de Málaga» que incluía una entrevista realizada a ese inolvidable personaje malagueño llamado: El Piyayo. «La entrevista» (1936) se llamaba. Por eso de la investigación, y por lo que me voy encontrando en mis pesquisas e interrogatorios, dejé de lado esta entrevista porque me parece mucho más interesante el texto de Miguel Ángel del Pozo; pues incluye fragmentos de dicha entrevista y los mezcla magistralmente con retazos verdaderos de la vida del afamado artista perchelero.

Comentándolo con amigos y familiares, salió a relucir también un texto que el Poeta (siempre lo pongo en mayúsculas cuando me refiero a él) Juan Miguel González del Pino incluyó en el libro El Compás y el Lápiz; un libro aquel publicado por la Diputación Provincial de Málaga, con motivo de la I Bienal de Flamenco- cuyos autores fueron: Ángel Idígoras, el mencionado Juan Miguel González y Javier López Navidad. A la sazón, los tres, queridos y admirados amigos de este probo Father Gorgonzola.

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Tomando todo eso que me llega, en su verdadera dimensión informativa, y sobre todo por lo entrañable que resulta para todo malagueño la personalidad cautivadora del Piyayo, por respeto, no tengo más remedio que hacerme a un lado y dejar que otras personas, más capacitadas que yo, conformen esta entrada que ahora comienza, con sus letras.
Esto son unos excelentes textos que abarcando la glosa biográfica, la prosa poética y la entrevista más certera, nos acercan al personaje de Rafael Flores Nieto, más conocido por el apodo de “El Piyayo” .

Empiezo con la reseña de Miguel Ángel del Pozo… Atentos a la corría!

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“Hace 151 años nacía en la calle Arrebolado -Barrio de la Trinidad- un tal Rafael Flores Nieto, más conocido por «El Piyayo». Al parecer era un pobre diablo que sin saber leer ideaba letras flamencas medidas en espinelas. Era un bohemio que tocaba la guitarra como «los propios ángeles» en frase de la madre de nuestro Pepito Vargas. Era un nadie que sin saber música creó un cante singular que hoy no hay artista del flamenco que no lo lleve más o menos fiel, en su repertorio y era un hombre de luces y sombras pero un HOMBRE y MALAGUEÑO.”

“El Piyayo y la Piyaya
Cuando tienen un piyayito
Lo visten de colorao
Parece un salmonetito.”
(Cante preferido de mi cuñao Jose Luis López Harras)

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DE CHARLA CON RAFAEL FLORES NIETO EL PIYAYO,
por Miguel Ángel del Pozo Tomé

  • ¿Qué quién soy?, yo soy “El Piyayo”, Rafael Flores Nieto y algunas veces Rafael Nieto a secas, y yo me sé el porqué. Soy malagueño, perchelero, gitano, flamenco, republicano y hombre de una sola palabra. ¿Quién da más?..
  • “…soy republicano y de los fetén, no de esos de ahora, más frescos que los boqueroncitos victorianos”.

  • Mi mare me parió en el Perchel, dicen, y lo creo, que en la calle Cañaveral o muy cerquita. Mire osté: yo aunque estaba allí no m´acuerdo pero lo tengo mú escuchao, tampoco er día ni el año y ni farta que me hace, así es mejó.

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“…nací de un vaso de vino de amor, de una madre hija de una madre de quince años, al menos ezo creo.

  • Mis primeros recuerdos son las gazuzas, la busca de tó pa llená la tripa vacía, el compartir las hambres y la comía, la alegría gitana de las noches de verano en la calle Zurradores donde me malcrié. Las correrías por mis percheles, calles Cañaveral, la Puente, Pulidero, Polvorista, Guimbarda… ¡yo qué sé!. Las escapadas con mi hermano José al otro lao del Guadalmedina, a onde los ricos.
  • ¿Trabajar?… de tó y de ná: esquilaor de borricos, cerrajero, vendedor de peines y otras baratijas, afanaor de cuanto pillaba, aunque mire osté: “yo, la verdá, nasí con pocos alientos pa eso del trabajo. Alguna vez andé en negocios. Ná, prepararle a algún compadre la venta de un borriquillo viejo. Cosa de tres o cuatro duros. Y me ganaba, cuando más, un corretaje de tres o cuatro gordas. Claro, así perdí yo la afisión al trabajo.¿Pá no comé? Con la guitarra, al menos, se bebe”.

  • El caudal de los gitanos:
    unas tijeras cortantes
    y un guitarrillo mu malo.

    ¿Y de amores?

    • ¿Amores?, a tó: a Málaga, a mi Perchel, del que no salí más que pá estropearme la vía. A los ondulares, a mi guitarro, a las jembras y al vino, al vino que espanta las duquelas de los gitanillos. “mi vazuco de vino blanco con zoda que emborracha menos”.

    El Piyayo y la Piyaya
    cuando salen al camino,
    lo primero que preparan
    es la botella de vino.

    • ¿Mi guitarra?, ¡ay! mi guitarra. Tan vieja y tan desarmá como su dueño, mi mejor y fiel amiga, siempre pegá a mi lao, como una novia.

    Qué gracia tenía el Piyayo,
    a la guitarra del Piyayo
    siempre le faltaban cuerdas.
    ¡Qué gracia tenía El Piyayo!

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    • ¿A los ondulares?, a los ondulares los respetaba y me respetaban. To los civiles de Málaga saben quién es El Piyayo. “Mire osté, un día iba yo camino de la plazuela de Santa María de visita a unos parientes que allí malviven y me para un civil y me dice: oye Rafaé, me han dicho que no sé qué te pasa con las gallinas que en cuanto ves una por la calle sales corriendo detrás de ella… y yo le digo: ”Parese mentira que, siendo osté señó de la Beremérita, le dé osté esa broma al gitano más honrao de la calle los Negros.” El se echó a reí y me dio pa un vasillo. Los civiles saben que yo soy respetuoso con ellos”.

    El Piyayo y la Piyaya,
    cuando van de romería,
    endiquelan a los ondulares
    y les dan los buenos días.

    • ¿Las mujeres?… mujeres muchas, tóas, más de las que podía y de tó hubo, malas y buenas…La Chunga, que escapó o se la llevaron lejos después de tres días de amor, estrenando nuestro primer jergón regalo de los “primos” y amigos del barrio, dicen que a La Línea o a Estepona, y de la que nunca supe y que me dejó marcáo por la tristeza.

    Naciste de mala ralea,
    no lo puedes remediar;
    la mujer y los caballos
    por casta se han de buscar.

    La mujer que a su marío
    le coge aborrecimiento,
    o está loca del sentío
    o es que busca otro instrumento
    que tenga mejor sonío.

    • La Hampona, que me acompañó media vía, aguantando tó, hasta la miseria, y con la que compartí al que yo tenía por hijo, mi hijastro: torpesillo él, pero no malo, aunque aficionao a las pocas monedas que con tanto trajín y esfuerzo ganaba. También María la Canastera, La Pena ¡qué se yo!.. pero mire osté: toas fuero güenas pá mí.

    El Piyayo y la Piyaya
    cuando estrenan un vestío,
    no se lo quitan del cuerpo
    hasta que no se ha rompío.

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    ¿Y amigos?

    • Pocos y escogíos. Mi amigo Don Fernando Carreras que me socorría, el Chirle y mis herederos artísticos: Manolillo el Herraor, el Trinitario, el señor Antonio “El Mosco” y pare osté de contar.

    Yo tengo el número uno,
    Trinitario tiene el dos
    y el número tres lo tiene
    Manolillo el Herraor.

    Se dice que viajó.

    • Sí, corrí mundo, pero menos del que refieren y casi tó pá mi mal; muerte, cárcel, guerra… ná güeno. Cuentan que estuve en Cuba, en África, en Sevilla… no sé, tal vez.

    Cuando mis ojitos abrí,
    entre la noche y la aurora,
    una bandera española
    fue lo primero que vi.
    También vi cerca de mí
    la linda flor de la yedra
    cuyo nombre me recuerda,
    si es verdad que no me engaña,
    que era Cuba sin España
    una sortija sin piedra.

    ¿Y la cárcel?

    • Si también pizé la cárcel, por mucho y por ná. Por está donde no tenía que está, por alguna ratería, por defendé lo mío y… por salí de mi Málaga, de mi Perchel y mi Triniá a buscá la vía y cruzarse una mala mujé en mi camino.

    El preso cuenta los días,
    el presidiario los años
    y el que está metío en capilla,
    horas, minutos y cuartos.

    • Allí entré por última vez cuando nos liamos a tiros unos con otros y de ella me echaron pá que muriera en la calle como un perro baldao. Esta vez yo, que era inocente, quería quedarme dentro, se comía mal o bien pero caliente, y la celda… un palacio pá mí, acostumbrao a un oscuro y sucio cuartucho.

    Adiós patio de la cárcel,
    rincón de la barbería,
    que al que no tiene dinero
    lo afeitan con agua fría.

    Por la mañana dan pan
    al mediodía el cocío
    y, según tengo entendío,
    por la tarde no dan ná.
    Se forma un algarabán
    de pucheros y cazuelas,
    y el cabo rancho que vuela
    por ver si se encuentra un hueso
    y aquel que no ha estado preso
    no sabe lo que es canela.

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    Piyayo: ¿has muerto?

    • ¡No!. Estoy aquí, con vosotros. Más alto, más espigao que un arenque, más renegrío que nunca. Vivo en mis cantes y en el corazón de aquellos que los recuerdan y aman, aunque mis huesos de pobre, allí en San Rafaé, en el fosal común del Batatá, estén regüertos con otros tan míseros como los míos y sin una humilde lápida que recuerde cuánto os di y cuánto os doy todavía.

    “Calla su vieja guitarra. Sarmentosas, flácidas ,cansadas de rasguear tristemente, las manos del viejo gitano han quedado inmóviles”.

    Artículo de Miguel Ángel del Pozo Tomé, publicado en la revista nº 3 de «Calle del Agua», Edición de Primavera Año 2004

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    Sigo con el texto del insigne Juan Miguel González del Pino; un texto recordando al célebre gitano y narrando su cautiverio durante la guerra de Cuba en aquel país. Este es:

    9484_808417215911326_1971021345037472730_n(El Piyayo; dibujo realizado por Ángel Idígoras)

    “En Cuba, derrumbado en el jergón de la celda de un fortín español, donde purgaba su oprobio, Rafael Flores Nieto, fue visitado por el ángel de Rilke. En tales condiciones sería como concibió la genial idea de crear los «Cantes del Piyayo», fundiendo la culta décima con los tonos patibularios y de germanía de las colonias de ultramar.

    Tienen un cierto sabor lila-dulzón de flores de jacaranda pisadas estas aguajiradas carceleras: ron de caña y vino moscatel en porrón de taberna portuaria.

    Quizás fuera aquel perdido barco del arroz quien lo trajo de vuelta a Málaga, donde se ganaba la vida cantando en tabernas y colmaos, siendo su repertorio tan variado como proverbial su memoria para la entonación de coplillas y romances, que acompañaba con su vetusta guitarra.

    Dormía de este lado del Guadalmedina, donde bebía, no sin cierta generosidad, el blanco y el pintao, dejando el revuelto de aguardiente y los tintos para el otro margen del río, que era el lugar para sus actuaciones y pitanzas, así como de sus encuentros furtivos con una misteriosa trigueña insular, inspiradora de algunas hermosas y más que notables creaciones, que él nunca reconoció como propias, atribuyéndolas antes al infortunio que al amor, tal vez empujado por un hondo sentimiento pesimista, mezcla de fatalismo y pudor, tan propio de los espíritus taciturnos y solitarios”.

    Juan Miguel González

    ***

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    DE VUELTA A LA CARA OCULTA DE LA LUNA

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    DE VUELTA A LA CARA OCULTA DE LA LUNA

    «There is no dark side of the moon really.
    Matter of fact it’s all dark.»

    Pongan Uds. un algo de reticencia; unas dosis (bastantes) de desconfianza, de dudas y de recelo. Añádanle unas gotas de esa inexplicable superioridad que nos interviene a los presuntuosos que –creyendo saber muy mucho de algo y de estar muy muy seguros de una circunstancia concreta– no nos entra en la cabeza la exégesis o explicación de otro parecer o criterio distinto al nuestro.

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    Eso es lo que me pasaba –y hablo en pasado– con los llamados grupos «Cover» o «Tributo».
    Ya, en su día comuniqué esto mismo tras ver la actuación de los excelentes «The Silver Beats» que me propiciaron el que pudiera «asistir» a un concierto de The Beatles años después de que el grupo dejara de existir. El sábado noche, The «Pink Tones» hicieron lo propio con Pink Floyd y me llevaron por un inesperado y emotivo paseo por las arenas de Pompeya y de vuelta a la cara oculta de la luna. A volver a vender mi alma (I wish you were here) en el desierto de Yuma. A reconsiderar algunos de los Muros, que aún no han caído del todo, en muchos lugares infames de este planeta.

    The «Pink Tones» hacen un brillante tributo a la discografía de Pink Floyd con una especial recurrencia a la de los años 70. Y lo hacen con una enorme fidelidad y respeto; con una evidente honestidad. Fueron fieles a lo que prometían: una vuelta a ese universo floydiano –exclusivo y privativo de cada uno de los asistentes– que ha configurado y ocupado, sin lugar a dudas, una parte importantísima de nuestros años más jóvenes y que nos prepararon el oído para lo que después vendría en la música.

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    La Sala París 15 de Málaga –a la que sólo hay que achacarle el fallo del alto precio de los consumibles líquidos– llenó la parte disponible –que no era pequeña– de fieles seguidores de esta banda mítica. Tres horas de una música conocida por todos que nos hizo vibrar y bailar todo el tiempo que duró el concierto y los generosos bises.

    Verán Uds. otra vez; meterse en la piel de un grupo tan incrustado y embutido en la memoria colectiva de los aficionados musicales; con unos temas que tenemos grabados –nota a nota– en nuestra memoria; delante de un público que –por saberse al dedillo toda la discografía del grupo tributado– es terriblemente exigente y riguroso, demuestra una enorme seguridad y confianza en un trabajo bien realizado y, además, un par de grandísimos cojones.

    «Pink Tones» salió y convenció. Desde el primer momento. Tocaron todos esos temas, implementados en nuestro recuerdo, de una época que –en el caso del que suscribe– resultó ser un tiempo de descubrimientos, de impagables hallazgos amistosos (ayer fui acompañado por una entrañable representación de amigos de aquella época y que aún conservo) de experiencias vitales que conformaron –de algún modo– mi forma de ser y de pensar, y de una provechosa educación musical.

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    Anoche me sumergí de nuevo en el Ummagumma. Orbité otra vez por la parte oscura de la Luna que tan bien conozco gracias a ellos. Oí suplicar – muerto de añoranza– que ojalá estuvieras aquí. Volví a aquel hotel de Londres en el que –desde la ventana de mi habitación, atestada de posters, discos y parafernalia estanquera, todo adquirido en la Carnaby Street de los 70’s– observaba la Battersea Power Station que figuraba en la portada del «Animals». Y no se crean Uds. que no pocas veces vi el cerdo flotando entre sus altas chimeneas. Y yo nunca miento.

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    Un concierto rememorador y evocador. Un viaje a un pasado ya bastante alejado; una vuelta a un lugar de mi vida que fue pródigo en experiencias positivas muy alejado (afortunadamente) de la pacata prudencia y la pusilánime sensatez de muchos en aquellos años llenos de grises. Unas gratísimas vivencias que me aportaron conocimientos y sabiduría; y una filosofía de vida, de la cual, aun me congratulo y disfruto.

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    The «Pink Tones» No se lo pierdan la próxima vez que vayan por su ciudad. No se arrepentirán.

    ***

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    GUARROMAN FERRER: EL SUPERHÉROE MALAGUEÑO

    GUARROMAN FERRER:
    EL SUPERHÉROE MALAGUEÑO.

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    Gotham tiene como inquilino de Pro a Batman. Metrópolis da cobijo a Superman. Nueva York tiene en el vecindario a Spiderman; y Guy Fawkes, está empecinado en volar el Parlamento de su ciudad de Londres, oculto tras su bonita máscara de Anonymous. Ítem más: Central City acoge a The Flash. Y Thor, por eso de su curro y por su ascendencia divina de la muerte… Thor tiene Asgard como lugar de empadronamiento.

    Toda ciudad que se precie –ya lo veis– tiene, o debería de tener, un Superhéroe cualificado en nómina, y censado debidamente, para el control de la villanía y el propio orgullo ciudadano.
    En Málaga, sintámonos de enhorabuena, el residente de a pie –desvalido, inerme y desatendido por las autoridades municipales– tiene ya en quien delegar su desgracia y su infortunio en un responsable cualificado, ducho, y experto solucionador de problemas y situaciones críticas: Guarromán Ferrer. El Héroe porcino. El Superhéroe Malagueño.

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    Guarroman Ferrer: El paladín de los desafortunados. El Adalid seráfico de los desventurados. Un cerdoso y porcuno titán creado por accidente en los laboratorios de Famadesa al ser infectado –supongo yo– por un extraño virus procedente de otro matadero ignoto y desconocido. Mondo Prolongo o García Agua; cómo el Titanic.

    Oooooiiiiiiink!!!!!!

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    Su mecenas y valedor es AndThe…

    AndThe… es un grupo anónimo; responsable motor y centro neurálgico que –remedando los ideales y la filosofía de la especial escuela de mutantes regentada por el Profesor Xavier– aglutina a personas con aptitudes singulares; aunque en este caso, –cómo no podía ser de otra manera, pues hablamos de Málaga– parca y exiguamente retribuidas o recompensadas. Personas con dones (no he dicho condones) cómo la danza, la música, o el teatro… Un grupo de divertidísimos artistas, enigmáticos e incomprensibles, que organizan jaranas dignas de ser contempladas como verdaderas muestras del surrealismo más ingenioso y agudo que unas personas en sus cabales – y no suele ser el caso– puedan echarse a la cara.

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    Una muestra exquisita de la insania más ilustrada, artística y ocurrente que Uds. se puedan imaginar en lo alto del atribulado escenario que le toque en suerte y que se lo permita. Una revolución cultural sin ningún afán de protagonismo (pues suelen ocultar su identidad bajo máscaras que disimulan sus verdaderas intenciones) estrafalaria, excéntrica, estrambótica. Extraña, rara y chocante; grotesca y pintoresca. (Se me han acabado los sinónimos). Un pasón en toda regla.

    Una fiesta esperpéntica y burlesca que, al más puro estilo Gong de los setenta o de la más cercana Orquesta Mondragón de los ochenta, reivindica la diversión a través de una fiesta pagana y fetichista que vuelve loco a todo aquel que se sitúa a un metro treinta por debajo de ellos. Una bienvenida locura.

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    Estamos de enhorabuena; ya os digo. Empecemos a no dejarnos llevar por las resacas producidas por las corrientes submarinas del Príncipe Namor. Arranquemos, de entre sus dedos, el Ojo de Zoltek a Kelly Ojo Mágico y arrojémoslo al volcán más cercano que es el Monte Coronao. Dejemos de hacer acopio de vacunas anti Kriptonita para el del ricito imperturbable. Bajemos de sus pedestales al Jabegote, al Biznaguero, a Ibn Gabirol y a Don Antonio Cánovas del Castillo… Bajemos a todos de sus atalayas, porque tenemos ahora, un superhéroe malagueño a quien honrar.

    Un superhéroe con reminiscencias a Lavashosho y a limones cascarúos. Un prodigio con aires de carbón de encina y aromas de pastillas Meta. Un semidiós con sabor a especias morunas de pinchitos de Judi; el del Kiosco de La Marina. Con olor a gambas a la plancha de calle Comisario, esquina a Juan de Dios Barba; y armado hasta la coronilla de canutos sin chorlitos, pero sí provisto de palodú, almencinas y cañadú.

    Llega Guarromán Ferrer: El Súpercerdo.

    Este es el texto de la presentación en sociedad del marrano volador elaborada por la sección de Discursos, Homilías y Pláticas de AndThe… Disfrutadla, es esclarecedora, demostrativa y convincente. Porque cómo ellos bien dicen…

    !!!! Ha nacido un Superhéroe, GUARROMAN FERRER ¡¡¡¡

    Y eso, no tiene precio ni en el mercado negro ni en el del Molinillo.
    Y dice Matías!!!…

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    Guarroman Ferrer tiene poderes sobrehumanos. Un cerdo guerrero de identidad secreta que vela por los bajos instintos, por los actos impuros y por las prácticas lujuriosas. Con los superpoderes de su capa de tuno, defiende el ruido inarmónico, la buena praxis de la lluvia dorada, la osadía intelectual, el mitad contra el café con leche, salir doblado del último del bar, los tapiceros gritones de barrio con furgoneta y hasta las congregaciones secretas que se reúnen en torno a la taza del wáter, combatiendo la rutina tediosa y acomodada.
    Su perfección anatómica es tan admirable como repugnante, pero plenamente cautivadora e hipnotizante. Corre, vuela, no nada (es un cerdo y no le gusta el agua), y siempre aterriza en el contenedor más cercano a ti cuando más lo necesitas.

    Lucha desinteresadamente en contra del inocente sin vida, combatiendo el buenísmo, catástrofes morales, invasiones intra o extraterrestres, o cualquier otra monótona amenaza. Una estructura de porcinos valores morales: generosidad, sacrificio, autocontrol y piedad de pata negra, que convierten a Guarroman Ferrer en un verdadero santo moderno de un mundo que carece de la fe y del raquitismo amoral.
    Villanos modositos, os ha llegado la hora.

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    LOS SIETE PECADOS CAPITALES Y EL PINTOR ANTONIO AYUSO

     

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    «Siempre me han inventado cualidades que no poseía, de lo cual no me quejo; porque esto me ha servido, para que la gente no se diera cuenta, de las que efectivamente tenía.»
    Diego Rivera (Variación)

    Introito:

    Mi querido amigo Salvi Laporte me contaba, que en sus años de cumplimiento con los deberes patrios (hizo la mili en la marina) cuando llegaban a los puertos americanos y antes de desembarcar, los oficiales colgaban listados en el buque escuela para apercibir a la marinería sobre los locales que debían evitar en la ciudad. Mi amigo Salvi los copiaba todos y cada uno de ellos; y allá que se iba agradeciéndole a la superioridad la molestia que se tomaba para elaborarle un perfecto itinerario de visitas a locales interesantes y fuera del circuito turístico.

    Con los Pecados Capitales pasa un poco lo mismo…

    LOS SIETE PECADOS CAPITALES
    Y EL PINTOR ANTONIO AYUSO

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    Y va este Papa moderno que ahora tenemos (tiene buenas intenciones, parece ser, este sucesor de Pedro) y trata de volvernos locos a todos con eso de que Adán y Eva fueron un cuento chino… que el infierno no existe… y lo que es peor de todo: que los Pecados capitales ya no son los que eran!!!

    Total, que todos los que éramos devotos y entusiastas partidarios de reivindicar y faltar a cada uno de los Siete Pecados Capitales, estamos desolados y cariacontecidos. Pues no va ahora el Papa Paco –Vicario de Cristo que es en la Delegación Tierra– y nos dice que –entre otros– los nuevos pecados capitales son pagar en negro, los chismorreos del Vaticano y/o pegarle un guantazo con la mano abierta a un niño que porculea demasiado en clase… Amoavé: No es que estén bonitas esas cosas; para nada, pero de ahí a considerarlas pecados capitales… Nusé!

    La lista de los pecados capitales era cómo la lista de la oficialidad del Juan Sebastián Elcano: una recomendación de actitudes. Y ahora, con la nueva hornada de maldades preconizada por el Santo Pontifiché me pregunto…

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    ¿Do quedaron aquellas conculcaciones – sal y pimienta de la existencia– contra la lujuria? ¿Aquellas batallas frenéticas (siempre ganadas) contra la templanza, la moderación y la continencia a base de empalmes, tocamientos y penetraciones?

    ¿Do aquellos sentimientos de avaricia?  Yo me reconozco tremendamente tacaño y cicatero en cuanto a arañar y guardar tiempo para estar con mis amigos; para sacar momentos para escribir en este blog. Para ver el ocaso tras la duna de Bolonia… Siguiendo con la retahíla, la gula me domina cada día, puntualmente cuando me dan las cuatro y veinte de la tarde y resién llego a casa, que diría el Pastor Universal, y me puedo comer una vaquita asada tal cual hacía el ínclito Goliath; tragaldabas putativo que era del Capitán Trueno.

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    Me reconozco perversamente dominado por la pereza cuando llega el momento de levantarme de la cama y el sol (el mismo que se oculta en Bolonia) está aún acostado. ¿Porque él se puede permitir el remoloneo y yo no? La ira me interviene cuando algunos miserables –que la vida te da como compañeros de viaje– se muestran en todo su mezquino y ruin esplendor. Y la envidia me acompaña cuando veo a determinados servidores públicos amigos que disponen de momentos libres para sus recadillos; de jornadas enteras para sus asuntos propios y de “Moscosos” varios porque yo me lo merezco. Y que además, para más INRI, cuando llegan sus preceptivas vacaciones anuales, aún les quedan cuarenta y tres días por disfrutar y para jactarse ante el resto de los bobos, desconcertados y pringados mortales.

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    Pero la soberbia; fíjense Uds… La soberbia –a la que siempre combatí porque nada me inclinaba hacia ella– nunca la usé. Y me parece mentira que ahora, a estas alturas, me esté acompañando con sus primas hermanas la vanidad y la inmodestia; la altivez y el orgullo; la arrogancia y el engreimiento; con la más fatua y petulante suficiencia.

    Y se preguntarán Uds… ¿Y porqué, y a qué, viene esto?

    ???????????????

    Pues viene porque acabo de recibir un regalo que ha superado todas mis expectativas y pretensiones: Un magnífico y sublime retrato realizado (y firmado) por el inestimable pintor malagueño Antonio Ayuso. Compañero de armas, socio y compinche que es, en el Centro de Estudios del Talento.

    Verán Uds… Tengo en mi poder algunos retratos realizados por amigos artistas. Eduardo Guille, Ángel Idígoras, Andrés Mérida y, ahora, Ayuso. Pongo a Dios por testigo –como la señorita Escarlata O’Hara con eso de la canina– que jamás se me hubiera ocurrido pedir tal cosa a cada uno de ellos. Eso, me hubiese resultado –y me repito– de lo más arrogante y engreído. Pero es que ellos así lo han hecho; “motu proprio”. El Guille se presentó inesperadamente con su regalo en mi casa; el Mérida me lo hizo y me lo proporcionó sin tener yo ni la más remota idea; Idígoras, rizó el rizo y – si bien yo le había pedido el inestimable honor de la caricatura para mi blog y mi perfil de Twitter– me regaló el retrato, porque él así lo quiso y él así lo hizo. Y ahora viene Antonio Ayuso y vuelve a hacerlo. Sin derecho a réplica.

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    No quiero hablar de Antonio ahora; ni de él ni de su obra. Porque eso vendrá más adelante en un post personal y transferible; pero no quiero dejar de poner aquí su regalo, porque la soberbia y sus primas –esas de las que hemos hablado antes, y que ahora me acompañan– me dominan y me obliga a ello. Y además, no se lo digan Uds. a nadie… … … A mí me encanta.

    Gracias Ayuso. Antonio. Gracias.

    Este es el retrato…

    ***

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    ***

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    LOS TOREROS MUERTOS EN CONCIERTO

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    LOS TOREROS MUERTOS

    EN CONCIERTO

    Aparte de mis propias inquietudes musicales, siempre me he sabido rodear de inteligentes amigos melómanos que, con una enorme generosidad y sapiencia musical, supieron aconsejarme debidamente tanto en eso de educar el oído, cómo en lo engordar satisfactoriamente mi discoteca privada.

    En esa discoteca, y centrándome en la España de finales de los setenta y la extraordinaria e insuperable década de los ochenta, en esa discoteca, digo, guardo cinco discos de vinilo que configuran uno de mis tesoros surrealistas mejor guardados: Muñeca Inflable de la Orquesta Mondragón (con un alucinante Javier Gurruchaga y una fantástica guitarra de Jaime Stinus; Veneno, del grupo de Kiko Veneno, Raimundo y Rafael Amador; el Mezclalina de Tabletom con mis amigos Rockberto y los Hermanos Ramírez, y por fin, el Souvenir de Moncho Alpuente y los Kwai (Oh Carolina querida). Añadanle Uds.  el 30 años de Éxitos de los Toreros Muertos, y paren Uds de contar joyas.

    toreros muertos (2)(Foto Diario Sur)

    Todos estos grupos tienen cosas en común: unos líderes enormemente carismáticos, con una dilatada vena creativa y una imaginación desbordante para la elaboración de letras. Todas ellas, alocadas e ingeniosas, con grandes dosis de ironía y de virulencia hacia el orden establecido; y sobre todo, un talento especial para criticar y agitar. Para provocar y poner nervioso al sistema.

    He tenido la suerte y la satisfacción de poder abrazar y comunicarles, presencialmente, mi admiración a algunos de estos músicos que acabo de nombrar; fíjense que algunos son muy amigos míos. Anoche, pude hacerlo con Pablo Carbonell, líder del grupo Toreros Muertos; y puedo decir que es una persona cercana y efusiva. De esas que te confirman con la mirada esa buena sensación que siempre te inspiraron.

    20150222_001605-1 (Father Gorgonzola con Pablo Carbonell)

    El grupo Toreros Muertos (Pablo Carbonell, Guillermo Piccolini y Many Moure) compareció la noche del sábado en los escenarios de la Sala Cochera Cabaret (uno de mis lugares preferidos para asistir a espectáculos) ante un público fiel y entregado. Una audiencia ya entrada en años que no ha olvidado todavía a estos músicos irreverentes que nos hicieron reír y bailar allá por mediados los años ochenta.

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    Mi admirado Pablo Carbonell saltó al escenario con una pinta horrible, que era lo él que pretendía; una suerte de zombie en bermudas que desde el primer segundo del primer minuto de la hora y media que duró el concierto, tuvo a un fiel y entregado público metido en su bolsillo. Volver a tararear “Manolito” “On the Desk” “Yo no me llamo Javier” o la mítica “Mi agüita amarilla” constituyó un ejercicio de rememoranza para aquellos que compramos en pesetas su primer disco llamado “30 años de éxitos” y que ahora -fíjense la ironía- pasado ese mismo tiempo vuelven a unirse para nuestro deleite.

    Concierto de Toreros Muertos en la Sala Kapital 558/cordon press

    Pablo Carbonell. El líder indiscutible del grupo y el más mediático sin duda, es una persona muy accesible, afable y abierta. Un artista imparablemente risueño y simpático que tuvo a bien el permitirme cambiar unas palabras con él en los camerinos y hacerse una foto conmigo para poder incluirla en este post. Un abrazo cariñoso me dio demostrándome lo lejos que está del engreimiento y de la tan vanidosa cómo efímera fama.
    Toreros Muertos. Muy Toreros, nada de muertos. Estas son unas fotos del concierto; disfrutadlas; y si tenéis la oportunidad de poder acercaros a sus próximos directos, hacedlo. Lo pasaréis de putísima madre.

    Las fotos del concierto y de la noche:

    toreros-muertos5--575x323(Foto Diario Sur)

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    javier ojeda Father Gorgonzola con Javier Ojeda; líder y cantante de Danza Invisible entre otras muchas cosas)

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    toreros muertos (7)(Foto Diario Sur)

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    IMG-20150222-WA0003Con Jose María Centeno y el compositor y productor Antonio Meliveo)

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    20150222_002228(Waiting for the show I)

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    20150222_002146(Waiting for the show II)

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    entrada toreros(La Entrada al Concierto)

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    TRES

    TRES

    ¡Qué extrañas criaturas son los hermanos!
    Jane Austen.

    -Dulce es la voz de una hermana en la temporada de la tristeza.
    Benjamin Disraeli.

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    Muchos son –a mi modo de ver– los arrestos que necesitan los actores para exponerse a las miradas de un público atento e interesado, aunque embutido también en el sentido crítico y escrupuloso (a veces cicatero en el juicio y poco generoso en el dictamen) que le proporciona el imprescindible detalle de haber pagado una entrada para asistir a una representación teatral.

    Muchos son los arrestos que necesitan, los profesionales de la escena, para dedicarse hoy día a una profesión en la que sus honorarios representan un porcentaje de taquilla y al que, en muchos casos, sólo le conforman el reconocimiento y el calor de la concurrencia.

    Cómo se da la circunstancia de que comparto sangre imaginaria con un actor de la talla de Luis Centeno – compadre, amigo fiel y perdurable– resulta que sé de lo que hablo; de una profesión dura y muchas veces desencantada por los resultados de público y por los escasos apoyos institucionales; por la inseguridad y la discontinuidad laboral. Una profesión que siempre lleva como impedimenta un enorme esfuerzo mental y físico para salir airoso de cada una de las aventuras emprendidas. Mil horas de preparación y ensayo. Tres y tres veces más de estudio y memorización. El jugárselo todo a una sola carta cada noche.

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    Tres por dos seis son los ovarios –como pude comprobar el viernes– los que se necesitan para salir a escena y exponerse –con esa desnudez a la que obliga el personaje– delante de un público entregado y al que puedes tocar con la mano, para transmitirle un pasaje de disputas y desavenencias familiares, de reconciliación y solidaridad. De ternuras escondidas entre los pliegues del rencor y del resentimiento; de la aflicción y el desconsuelo.

    Seis son los ovarios que le echan (a razón de dos, caben a dos) Elena de Cara, Anita Iglesias Cumpián, y Olga Salut para llevarnos a los asistentes a la reflexión sobre tu propia condición familiar; sobre tu propia situación como hermano y cómo hijo. Acerca de las familias que corren el enorme peligro de desmembrarse cuando falta el efecto (y el afecto) «adhesivo» y conciliador de los padres.

    Seis son los ovarios que le echan (a razón de dos, caben a dos) Elena de Cara, Anita Iglesias Cumpián, y Olga Salut para llevarnos a los asistentes a la risa y a la alegría reparadora y reconfortante. Esa es la magia de esta obra: La capacidad de llevarte en un instante desde el dolor a la alegría; desde la desolación al júbilo y al contento.

    TRES es un espectáculo escénico carente de aparatosidad, en el que una simple olla de conejo con tomate y una botella de coñac de color incierto suplen cualquier aparato ostentoso e innecesario . TRES. Muy recomendable; no se lo pierdan. Todos los jueves y viernes de febrero a las 20:00 en la Sala B del Teatro Cánovas en El Ejido.

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

    «Ganas dan de correr y abrazarte, de llenar de castañas y almencinas tus enormes zapatones de tela peatonal, de auparme hasta tu frente y ungirla de sonetos bien mojados en vino de los Montes.»

    Juan Miguel González

    Cuando a la temprana edad de ocho años me mudé de la céntrica Plaza de los Mártires, para vivir en una descampada Barcenillas despojada de bloques, lo único que me consoló fue que estaba destinado a vivir en una zona de «entremontes». Una zona despoblada, en aquellos tiempos, situada entre el Monte de Gibralfaro al sureste y el Monte Victoria al noroeste. No se me tenga muy en cuenta mi capacidad orientativa que no es muy mucho de fiar.

    Debido a esa apacible y bucólica situación cuasi rústica, el terreno me obligó gratamente a vivir en un ambiente saludable y enormemente divertido. Un terreno proclive a gozar de aventuras y juegos, que de ninguna manera, podría haber vivido de haber seguido residiendo en el centro de la ciudad. Otro tanto me pasaba cuando, en mis largas temporadas en La Cañada de los Ingleses, podía zascandilear libremente por el monte entre algarrobos y Llagas de Cristo. Esta circunstancia, hizo de mi un experto en subir y bajar entornos sombríos por pinares inacabables o por zonas absolutamente soleadas, y que me procuraban vistas únicas de la ciudad, cuando –cómo solíamos hacer de chavales– subíamos a las cimas de los citados Montes de Gibralfaro y Victoria. Este último también conocido como Monte de la Tres Letras.

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    Viviendo en Los Pinos (Barcenillas) no eran pocas las veces que atravesando el Reino de Conde Ureña, llegábamos hasta el Mirador que se encontraba en todo lo alto y en el comienzo del camino de tierra que llevaba al Seminario. Una vez allí, la pandilla, las más veces, hacíamos largas marchas de montañismo para alcanzar la cima del Monte de las Tres Letras. Una vez allí, en unas inclinadas y enormes lajas de piedra (La Barca grande y la Barca chica) nos tendíamos a todo lo largo y pasábamos horas contemplando cómo la ciudad – aparentemente quieta– respiraba a nuestros pies y jugábamos a situar edificios y monumentos.

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    El Poeta Juan Miguel González, me llamó hace unos días para agradecerme (no hay de qué) el tratamiento que le había dado en este blog a su inspirada felicitación navideña.

    Como suele pasar, la conversación con mi amigo se prolongó más de lo que permiten los horarios laborales, debido a su amenísimo e interesante palique. Salió a colación mi absoluta admiración y pasión hacia su producción costumbrista y localista. Ya se lo he dicho muchas veces, que cualquier referencia versificada sobre la Málaga que ocupó nuestra niñez, y sus bellísimos alegatos sobre negocios, paisajes o personas desaparecidas, conforman uno de las temas preferidos por este que ahora os escribe.

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    Juan Miguel González tuvo a bien (Qué honor!) el proponerme ser el personaje, el actor principal, de un romance que escribiría sobre algún lugar preferido de mi niñez. Para hacerme un regalo imborrable para mi ego (no puedo negar mi parcela de vanidad) y para afinzar mi devoción inquebrantable hacia su obra. Hacia su persona. Me preguntó qué lugar estaba grabado de manera indeleble en mi memoria para situar el romance. Entre otros muchos sitios, le indiqué el Monte de las Tres Letras, y eso es lo que ahora viene. Un texto poético de una espléndida hermosura que desde ahora, formará parte del lugar más entrañable y principal de mi Muro de los Afectos.

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    Para adornar esta entrada de una manera perfecta, qué mejor que hacerlo con los dibujos de otra persona –que al igual que yo– subió y disfrutó ese monte en su niñez: mi querido amigo el arquitecto Luis Ruiz Padrón. Luis, con esa generosidad inacabable que dispone hacia mí, ha tenido la deferencia de remitirme una serie de dibujos que –junto a la palabra de Juan Miguel– conforman una de las entradas más placenteras que yo haya escrito últimamente.

    Este es el texto de Juan Miguel González. Estos son los dibujos de Luis Ruiz Padrón; disfrutadlos. Son una verdadera muestra de delicadeza y de elegancia. Una demostración de cariño, aprecio y amistad tan agradecido cómo inmerecido.

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    EL MONTE DE LAS TRES LETRAS

    Para Álvaro Souvirón

    En lo alto se subía
    del Monte de las Tres Letras,
    Alvarito Souvirón,
    con unos cuantos chaveas.

    Deshojaban margaritas,
    masticaban vinagretas,
    cogerían almencinas
    y partirían las almendras.

    Caballitos del diablo
    volando sobre la alberca,
    y cigarrones saltando
    y algún lagarto en las peñas,
    iban mirando asombrados,
    en su escaladora gesta,
    por el agreste condado
    matinal de Conde Ureña.

    A contemplar se sentaban,
    felices en una piedra:
    la Catedral, el Castillo,
    el Seminario, las huertas,
    las hileras de eucaliptos,
    el Camino de las Pencas,
    el Puerto y el Melillero
    y el mar de la Malagueta.

    En su pecho de gigante,
    emocionado conserva
    el niño aquel que subía
    al Monte de las Tres Letras,
    para abrazar con los ojos
    y en el alma retenerlas
    la luz, la mar y los cielos
    de aquella Málaga nuestra.

    Juan Miguel González
    Málaga. Enero 2015

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    ***

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    ***

    ANEXO DE ÚLTIMA HORA

    Mi estimado amigo Manolo Alonso Aragón –hermano de mi íntimo amigo (Q.E.P.D.) José María Alonso– tiene a bien el proporcionarme una información que él, cómo testigo directo (era vecino en aquellos días de Conde Ureña) vivió y presenció el bautizo del Monte Victoria cómo Monte de las Tres Letras.

    Esta es la información que me proporciona:

    Testigo del bautizo del monte.

    Hasta finales de los 50 desconocíamos el nombre original del monte. La chiquillería de la zona le llamábamos el monte de las almencinas, el de las chorraeras o simplemente el monte. Pero una buena mañana de aquellas fechas, vimos asombrados las siglas PCE (Partido Comunista de España) pintadas con cal en las grandes rocas que culminan su cima en su cara más occidental y visible desde buena parte de Málaga.

    La reacción de las autoridades del régimen no se hace esperar. Apenas 48 horas después, veo desfilar por la puerta de mi casa, decenas de presos políticos; en fila de a uno a ambos lados de la calle y flanqueados por numerosos guardias civiles fuertemente armados. Todos llevaban la misma indumentaria, un mono gris plomizo y transportaban cubos, cañas, brochas, cal, cuerdas, escaleras de mano etc.
    En pocas horas aquellas tres letras del monte fueron sustituidas por las de JAC (Juventud de Acción Católica) Cada dos años aproximadamente, las letras eran repintadas con la misma mano de obra.

    Con el paso de los años, contemplé varias veces, cada vez con más indignación, la silenciosa y humillante procesión. Esas siglas permanecieron durante el franquismo, la transición y los primeros años de la democracia. Yo era apenas un crío, pero aquel recuerdo quedó grabado en mi mente a hierro; me acuerdo, como si fuese ayer, con todo lujo de detalles.

    ALONSO05campo(Jose María Alonso en lo alto del Monte de las Tres Letras)

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    TATO ZAMBRANO ¡SE ACABÓ LA FIESTA!

    TATO ZAMBRANO

    Mi querido y viejo amigo –lo conozco desde hace ya más de 35 años– Tato Zambrano, me pidió hace unos días que escribiera unas letras para reseñar su nueva exposición “Se acabó la Fiesta” (del 30 de Enero al 20 de Febrero) que exhibirá –con una muestra de su última producción de figuras modeladas– en el Soho de Málaga. Concretamente en la Galería de Arte El Estudio de Ignacio de Río” sita en calle San Lorenzo, 29 de esta ciudad. De lunes a viernes de 10:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 h. Los sábados con cita previa.

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    Uno que es esclavo de los deseos de las buenas amistades, no pudo negarse y esto que ahora viene es el texto que le escribí y que figurará, en dicha exposición, como información y testimonio. Las fotos que aparecen en esta entrada –y que sirven de aperitivo– de algunas de las obras de Tato, han sido realizadas por los eminentes fotógrafos Ignacio del Río (las “claras”) y por Carlos Canal (las “oscuras”)

    No os la perdáis. Os puedo asegurar que no os dejará indiferentes.

     

    ¡SE ACABÓ LA FIESTA!

    _MG_6007web(Foto de Ignacio del Río)

    El artista José Luis «Tato» Zambrano (San Sebastián, 1958), me propone describir la idea de una parte de su última producción escultórica que expone en “El Estudio de Ignacio del Río” del 30 de Enero al 20 de Febrero de este año que corre.

    Inmediatamente, acepto sin tener en cuenta lo que de responsabilidad, carga y compromiso supone; no sólo por lo que implica de examen y exposición pública de tus palabras, sino porque el mostrar la impresión subjetiva y el propio parecer a la opinión pública sobre lo que se presenta en esta muestra taumatúrgica –con la debida significación y transcendencia – es verdaderamente difícil de asumir.

    _MG_5935(Foto de Ignacio del Río)
    José Luis “Tato” Zambrano –aparte de amigo de los buenos– es un artista multidisciplinar, polifacético y heterogéneo, un artista que deja en una primera intención los pinceles para centrarse en otra de esas materias que domina magistralmente: El modelado; para después – agradecidos estamos– retomar los pinceles y el horno proporcionando un color excitante y vivificador a los personajes que dan forma a su obra, con su carga implícita de teatralidad –a la idea más o menos dramática–con la que los implica.

    24(Foto de Carlos Canal)

    Tato Zambrano, recrea –con una mirada grotesca y extravagante, muchas veces desilusionante y ácida y a lomos del desengaño y del más indisimulado cabreo– una sociedad egocéntrica y codiciosa que está abocada a contemplar la desaparición de sus valores; sus virtudes y sus réditos vitales, que como colectividad justa y equitativa, nos correspondería vivir y disfrutar a estas alturas de lo hemos dado en llamar vida. Una vida que ahora está despojando de nuestros anaqueles, las prebendas y las canonjías que, engañosa e ilusoriamente, nos habíamos colocado como acompañantes fijas. Putas finas intangibles de Escort Service que ahora con las penurias y las carencias actuales, no tienen el menor reparo en dejarnos solos y abandonados, en la estacada, con la sola compañía de la desatención y el desánimo.

    _MG_5950(Foto de Ignacio del Río)

    Porque lo que ha pasado en “Se acabó la Fiesta” es que la existencia, y sus adláteres las consecuencias, –que van de la mano con esa cruel e irreductible intolerancia que proporciona lo inevitable– nos apean de la ficción de un mundo que creíamos gozoso y satisfecho dejándonos completamente en pelotas delante de la realidad y de lo imponderable.

    ¡¡¡Se acabó la Fiesta!!! Tan de pronto; se acabó la Fiesta tan de repente; tan de sorpresa se acabó, que a muchos pilla desprevenidos y deja sentados en el sofá tocándose la entrepierna como único consuelo. Desnudos de amigos de barras y de jaranas, con la sola compañía de sus propios fantasmas en forma de ratas o mascotas que los contemplan, evitando decirles con la mirada esa infame y cruel sentencia del «Ya te lo dije».

    Málaga, Enero de 2015
    Álvaro Souvirón.

    25(Foto de Carlos Canal)

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    UN MUNDO SIN LUZ

    Manuel León Moreno
    Un Mundo sin Luz.

    MALAGA.
    Centro de Arte Contemporáneo. Manuel León
    Del 28/11/2014 al 08/02/2015

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    El 4 de Marzo del presente (que oficialista suena esto, pardiez!) escribí un articulo en este blog acerca de la inadmisible falta de humor de algunos intolerantes sujetos.
    Era este: Se nos Murió el Humor.

    Bien, a lo que voy; para ilustrar dicha entrada busqué imágenes en ese supermercado intangible y etéreo que es Google – que muchos, erróneamente, creen que es gratuito y de autorizada disponibilidad– busqué imágenes, ya les digo, que fuesen apropiadas para adornar el texto que acababa de escribir en el que arremetía contra unos meapilas y soplacirios que habían atacado –fíjense que ironía– a un gran amigo, que es además –al contrario del que suscribe– ferviente creyente y respetuosísimo cristiano.

    Ahí, en esa tarea de búsqueda conocí, primero la obra, y después (epistolarmente) al autor que ahora voy a referir: a Manuel León Moreno.

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    Una obra, la de este sevillano, de la que me quedé absolutamente prendado. Tan prendado, que no dudé en hacer acopio de algunos de sus trabajos, para después, pedir permiso al pintor cómo mandan los cánones y un mínimo de vergüenza y decoro. Así lo hice. Le escribí pidiéndole el beneplácito y el consentimiento. Y me lo dio.

    Manuel León, con esa generosidad que dispensan los grandes – puedo asegurarles que los mediocres son los más subidillos y pamplinas– con una enorme esplendidez, no sólo me dio su permiso para usar su obra en dicho artículo, sino que además, me lo agradeció cuando era –cómo Uds. comprenderán– todo lo contrario. Yo era, el que le debía el agradecimiento a él.

    Manuel León tiene un estilo absolutamente representativo; específico y característico que me recuerda –sin tener nada que ver– a mi querido amigo el también pintor Andrés Mérida. Y porque? Pues porque ambos, a través de sus iconos (el uno sus nazarenos; el otro sus toreros y flamencas) muestran visiones personales camufladas de las preocupaciones e inquietudes que a todos nos desasosiegan y preocupan.

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    Ahora, vaya suerte que tenemos –en Málaga, en el CAC (Centro de Arte Contemporáneo) y comisariado por Fernando Francés– vamos a tener la oportunidad de poder admirar una exposición de este enorme artista sevillano. Hasta el día 8 de Febrero del 2015, tendremos tiempo para poder llenar nuestras miradas de penitentes enfrascados en tareas distintas a las que se les supone por el cargo. Y les aseguro, que esa visita, merecerá absolutamente la pena. Yo de Uds. no me la perdería.

    Yo, desde luego, de ninguna de las maneras.

    Aquí tenéis un texto fantástico acerca del pintor:

    Texto Manuel León

    Disfrutadlo!!

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    CASAS DE ANTAÑO

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    CASAS DE ANTAÑO.

    No se crean Uds. que no contemplo, en unos años, el mudarme a vivir al centro histórico de Málaga. Ahora no, porque aún sigo disfrutando de esa tranquilidad que me procura el vivir en la falda de una montaña; y el despertarse uno con los trinos de los pájaros es una gozada muy de agradecer aunque eso te obligue a estar viviendo en las alturas.

    También considero volver, una vez que entre en esa edad provecta de la jubilación (ya no me queda tanto; algo más de un lustro)  a ese centro histórico donde me crié para disfrutar de una apacibilidad bien merecida. A esas alturas, supongo, tratarán de obligarme a abandonar los vicios que afortunadamente aún mantengo y que me proporcionan esta vida de diversión los fines de semanas y fiestas de guardar.

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    Cuando ya maneje achaques, supongo otra vez, seré conminado por esos déspotas autócratas de bata blanca, que en aras de tu salud, intentarán quitarte la alegría. Y de fumar. Y de beber. Y de comer. Y de que te coman… de todo. Seré obligado –continúo- a llevar una vida plana (no he dicho plena) de frugalidad, moderación y templanza. Tal si fuese un anacoreta, o un puto fraile solitario.

    Aún así y todo. Aún con esa perspectiva de restricciones hedonistas, aún así, tengo ánimos y ganas para querer mudarme al centro y vivir una ciudad (que cada día está más bonita) paseando y tratando por todos los medios –escondido en sus rincones- de engañar a los absolutistas batiblancos que tanto se preocuparán por mi salud de hierro mohoso.

    Pero no deberá de ser, si me voy, una casa cualquiera. No. Deberá de ser antigua, con un punto decadente. Una casa cómo las de antes. Con balcones a la calle. Y si desde ellos, puedo ver las procesiones, ya sería el súmmum de los «súmmumes».

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    Echo de menos aquellas casas de antaño. Casas, aquellas de las de antes; parcelas íntimas de convivencia. Territorios unifamiliares gobernados siempre por una madre directora general.

    Añoro las casas de mi niñez. Y las echo de menos físicamente, porque ya hoy no veo por ningún lado (sólo en Casa Cumpián) aquellas enormes puertas proporcionales a los altísimos techos. Evoco suelos geométricos multicolores que ya no están -porque el mercado no lo permite- y las distribuciones lógicas de los espacios. Ya no hay salones «para las visitas» ni habitaciones enormes donde fácilmente dormíamos varios hermanos. Ni despensas llenas de baldas, ni altillos fascinantes donde las mantas y cobertores ocultaban tesoros imposibles. Ni cuartos trasteros para jugar a las tinieblas de la noche. Tampoco hay ya «ojopatios» llenos de aspidistras y de helechos. Frescores de botijo y moho en los tiestos. Ya no se llaman a los niños desde los cierros porque vivimos encapsulados en un ilusorio mundo de comodidades donde la electrónica, es muy culpable de esta circunstancia.

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    Mundo moderno lleno de materiales fríos y transparentes. De remedos de materiales naturales. El metacrilato fue el principio del fin de la calidez y de lo acogedor de los hogares. La máquinas de frío han sustituido a las corrientes de aire proporcionadas por las ventanas abiertas, también han acabado con el baile monótono y aburrido de los ventiladores de mesa. El olor a alhucema de los braseros y el calor blanco de las catalíticas Buta Therm’x han perecido por el sofoco sin alma de las bombas de calor.

    Casas y hogares; ambiente familiares aquellos que perduran en nuestra memoria, de una manera afectuosa y añorada, y que hoy solemos bastardear con el mecanismo de la «fusión» poniendo algún mueble heredado que nos exculpa de los remordimientos.

    No se crean Uds. que no contemplo en unos años el mudarme a vivir al centro histórico de Málaga. Ahora no, pero cuando llegue el momento… Ya lo verán Uds. Ya lo verán Uds. cómo sí!

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